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Las minas del Rey Salomón - H. Rider Haggard

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H. <strong>Rider</strong> <strong>Haggard</strong> donde los libros son gratis<br />

En seguida pasamos a ocuparnos de las provisiones y medicinas<br />

que necesitábamos, lo que exige especial cuidado, porque es preciso<br />

evitar cargar demasiado el carro, y al mismo tiempo es indispensable<br />

llevar todo cuanto es absolutamente necesario. Afortunadamente, Good,<br />

que en su juventud había hecho un curso de medicina y cirugia,<br />

viajaba con espléndido botiquín y cartera de instrumentos, y conservaba,<br />

más o menos bien en su memoria cuanto en aquella época aprendiera:<br />

verdad es que no poseía título alguno; pero como vimos<br />

después, sabía mucho más que otros, autorizados para escribir un<br />

«doctor en medicina» antes o en seguida de sus nombres. Durante<br />

nuestra permanencia en Durbán operó a un kafir, cortándole el dedo<br />

grueso de un pie, con tal limpieza, que daba gusto verle. Pero quedó<br />

sumamente confuso cuando el kafir, que había estado observando<br />

tranquilamente la operación, le pidió que le pusiese otro, advirtiéndole<br />

que uno “blanco” le vendría muy bien.<br />

Terminados estos preliminares quedaban por ultímar dos puntos<br />

muy importantes, a saber: armas y criados.<br />

Respecto a las primeras, no puedo hacer cosa mejor que copiar la<br />

nota de las que elegimos entre las muchas que sir Enrique traía de<br />

Inglaterra, y las que yo tenía; nota que conservo en mi cartera.<br />

«Tres grandes fusiles cargados por la recámara, de los que se<br />

usan en las cacerias de elefantes, cada uno de peso de quince libras y<br />

con cargas de once dracmas de pólvora.» Dos de ellos eran de una<br />

reputada fábrica de Londres; pero ignoro quién hizo el mío, que no<br />

estaba tan perfectamente concluido, aunque lo he usado en varias excursiones<br />

y muerto muchos elefantes con él, portándose siempre como<br />

un arma superior y en la que se puede ciegamente confiar.<br />

«Tres carabinas de dos cañones, calibre de media pulgada, construidos<br />

para cargas de seis dracmas,» armas muy suaves y excelentes<br />

para la caza de animales de medio tamaño, como los antílopes y otros;<br />

y también para combate, especialmente en campo abierto y con balas<br />

medio ahuecadas.<br />

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