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Urgentísimo<br />
y discreto<br />
pedido de<br />
un preso<br />
de Su<br />
Majestad<br />
Juan<br />
Carlos I,<br />
Rey de<br />
Castilla,<br />
de<br />
Aragón,<br />
de Murcia,<br />
de<br />
Granada,<br />
de Jaén,<br />
de León y<br />
etcétera,<br />
Setior de<br />
Jerusalem<br />
y Alcaide<br />
Mayor de<br />
las Reales<br />
Prisiones<br />
PERICO OLI VER<br />
Carísimo Sefior: aunque le pienso<br />
atribulado por el desafío irrespetuoso<br />
que algunos de sus súbditos,<br />
encaramados y confabulados con<br />
elementos extranjeros, le han osten<br />
siblemente lanzado, ante los ojos<br />
diplomticos y financieros del orbe<br />
entero,cuestionkidole en gesto ingrato<br />
su archisabido amor a las cosas de la<br />
naturaleza yde la Cristiandadhumilde;<br />
y pese a que le imagino, en indulgente<br />
desagravio, ocupando su preciado<br />
tiempo en despachar resoluciones,<br />
edictos y pragmkicas contra la tala<br />
abusiva de los &boles del suelo patrio,<br />
le suplico -con esta epístola mediante<br />
que en su misericordia y su benigna<br />
prodigalidad tenga Su Majestad a bien<br />
dictar a la vez órdenes precisas al<br />
Justicia Mayor Don Juan Alberto<br />
Belloch, a la sazón escribano oficial<br />
del Reino, para que, presto y sin de<br />
mora, haga llegar a todos los presos<br />
un rollo extraordinario y copioso de<br />
papel higiénico.<br />
No pretendo entrar en cuitas<br />
con beneméritapersonaporque desde<br />
infante aprendí, de la mano de recto<br />
res y tutores prudentísimos, que las<br />
cosas de Palacio van despacio» y<br />
suelen cobrarse de los díscolos el<br />
Real oprobio y el escamio, cuando no<br />
un mortal mazazo. Pero sírvase por<br />
esta vez no hacer oídos sordos a la<br />
demanda cortés que le elevo, por<br />
chocante e irreverente que en princi<br />
pio, y sobre todo a los necios, pudiera<br />
parecer (de lo cual soy consciente por<br />
perspicacia y liberalidad).<br />
Es de justicia, empero, que<br />
esto pida quien no es, al fin y al cabo,<br />
m.s que un mísero recluso de sus<br />
rea/es prisiones. De la evidentísima y<br />
diàfana inteligencia que su rostro<br />
acuriado desprende creo colegir que,<br />
con elegante conmiseración,<br />
comprender Su Realeza el carkter<br />
protestatario que a mí y a otros<br />
levantiscos muchachos nos Ilevó de la<br />
sedición en los Tercios a las ckceles<br />
y de éstas -por insumisos contuma<br />
ces- a otros penales m..4s alejados. A<br />
fuerde irredento por elevados valores,<br />
aprendí, no obstante, a apreciar en<br />
grado sumo el material fungible que<br />
otrora se me antojó harto fácil de ad<br />
quirir o suplantar. Dejé entonces<br />
ligeramente congelados aquellos<br />
ideales preciosos que elpobre de Asís<br />
formulara a sus hermanitos<br />
franciscanos: “Repartid un poco de<br />
pan y un poco de cariho por elmundo,<br />
y ya podéis clausurar todas las<br />
ckceles». Consciente como soy de<br />
los tiempos de crisis real y moral que<br />
atravesamos, me veo compelido a<br />
estrechar al m.4ximo laprédica de San<br />
Francisco y por ello intentaré, con la<br />
mayor humildad, que un Rey sobrado<br />
y benigno comprenda cun imprescin<br />
dible se troca el rns nimio rollo de<br />
papel higiénico para los reos que<br />
habitan los penales del Reino o van<br />
ubicados incómodamente en carretas<br />
forfificadas, conducidos en jaulas, de<br />
un sitio para otro. Tan insignificante<br />
utensilio -oh altísimo Serior- bien<br />
guardado y ponderado austeramente<br />
su consumo, salva al preso recatado y<br />
cuidadoso con su lustre de un sinfín de<br />
desventuras o incidentes imprevistos,<br />
quesobrevienenpordoquiera merodee<br />
la mala fortuna, y hasta de algunas<br />
emboscadas sorpresivas que ciertos<br />
carceleros corrompidos suelentrabarle<br />
sin apercibimiento, claro est, de la<br />
corrección de Su Majestad: cuando el<br />
penado, vervigracia, siente la<br />
apremiante e ineludible Ilamada de<br />
sus esfínteres maltratados por el<br />
ajetreo de las carretas en caminos o<br />
calzadas y no existe el deseado papel<br />
en las celdas de trnsito o aquél se ha<br />
terminado; no digamos nada, si por<br />
alguna celada del destino o del malig<br />
no se padecen diarreas, cólicos, he<br />
morroides y lombrices intestinales<br />
montaraces; y si se enfrenta a la<br />
fatalidad de recibirgolpes, mamporros<br />
y capones sin contar con compresas,<br />
retazos depario o girones de tela vieja,<br />
con qué taparycurarheridas o cortar<br />
hemorragias nasales -por otra parte<br />
tan irremediables como letales en las<br />
débiles naturalezas de los tris pobres<br />
y peor alimentados? E igualmente es<br />
rris que taumatúrgico el preciado<br />
papelalque nos referimospara limpiar,<br />
siquiera somera y superficialmente,<br />
los inodoros de las pestíferas<br />
mazmorrasde SuAlteza (que haberlas<br />
haylas, y en demasía).<br />
ínclito e invicto Sehor: no es<br />
pero de sus atenciones un ritual<br />
burocrtico de aplazamiento. El<br />
dignísimo papel higiénico que en la<br />
Corte tanto abunda y se desperdicia o<br />
sobra, mepermitosugerirle que podría<br />
escamotearlosin perjuiciode lasArcas<br />
o, al tratarse de un problema tan<br />
noblemente acometido, sería<br />
fàcilmente justificado por no alcanzar<br />
ni los cinco mi/lones que seguramente<br />
exigirá el mayorista de confianza. El<br />
Consejo de la Hacienda no dudaría<br />
tampoco al resei7arlo en el ancho<br />
capítulo de imprevistos que supeculio<br />
anual de mil millones contempla.<br />
Piense, benévolo Sehor, que este<br />
preso no dudaría en propalar a los<br />
cuatro vientos que ser Rey y Alcaide<br />
Mayor de las Reales Prisiones sirve<br />
para algo.<br />
Es gracia que espera alcanzarde Usted<br />
y mejor utilizar, en Herrera de la<br />
Mancha, octubre de 1994.