Riqueza restaurada - Endesa

el secTor 500
El sector 500, entre los campos oeste y este, fue muy
importante en la explotación del yacimiento desde
principios de los años 2000, debido al bajo contenido
de azufre de su lignito de las capas superiores,
lo que facilitaba la mezcla con carbón de otra procedencia
y mayor contenido de azufre.
El contacto de paleozoico y terciario, como se
puede apreciar en la figura nº 5, pasaba en la zona
oeste por debajo de la rampa de cintas (cintas 1) previa
al nudo de transferencia. Después atravesaba el
canal de guarda, la carretera de Ferrol y se metía algunas
decenas de metros bajo la escombrera para,
ya en la zona sur, llegar cerca de la subestación y situarse
por debajo de las oficinas de O Tesouro. En la
misma figura se puede ver como la cinta 2 de mina
estaba situada sobre esta zona.
Por lo tanto, la estabilidad de las excavaciones
que se realizasen era básica para el desarrollo de la
mina, pues un deslizamiento descontrolado en el
sector supondría la paralización total de la explotación.
En marzo de 1989 aparecieron los primeros síntomas
de inestabilidad al excavar la rotopala el tercer
banco situado en la cota 295. Gracias a la instrumentación,
que consistía en seis inclinómetros con un
total de 284 metros y ocho hitos topográficos, se detectó
el movimiento. En los meses siguientes, surgieron
grietas en coronación (cotas 345 a 330) y en el
otoño del mismo año en el pie (cota 260).
Los inclinómetros detectaron dos superficies de
rotura a muro del nivel “C” y a muro del nivel “F”, con
salidas por falla en el pie. El buzamiento de la estratificación
de estos niveles era como máximo de 10º
a favor de la excavación, siendo el talud medio 8,5
(H): 1 (V), como se puede ver en el perfil de la figura
nº 5.
El volumen de material inestable se estimó en
veintisiete millones de metros cúbicos. En esta zona
se disponía de tres pozos para rebajar los niveles piezométricos
y veinte piezómetros para controlarlos.
En un análisis retrospectivo realizado al efecto, se
evaluaron unas resistencias residuales en estratificación
de 8º, menores de las previstas en la zona, que
eran de 12º.
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Grieta en el sector 500, 1989
Para estabilizar el deslizamiento (figura nº 6), se
necesitaron otros nueve pozos para rebajar los niveles
piezométricos, que se añadieron a los tres ya existentes,
alguno de los cuales no había podido entrar
en funcionamiento cuando estaba previsto por condicionantes
de producción.
Además, se dispuso un dique de pizarra de
900.000 metros cúbicos que, apoyado en el paleozoico,
sirviese de contención del terciario. Se ubicó
en una zona próxima al pie del deslizamiento, con
un espesor máximo de terciario de cuarenta metros,
por lo que hubo de ejecutarse en dos fases. La primera
se realizó en julio y agosto de 1990, para excavar
en trinchera unos 750.000 m 3 de terciario, con