LOS RIESGOS DE LA ESPERANZA - Heterodoxia

maestros (Kimmel, 2008; Rocha, 2008). Los pequeños varones aprenden no solo
a negar sus emociones, sino que se especializan en no sentirlas; el sentirlas los
significa y representa como femeninos, como mujeres y, por ende, como menores
(Kaufman, 1989; Kimmel, 2008). La masculinidad también exige exagerar la
ambición. El emprender un viaje migratorio puede estar motivado por estos rasgos
masculinos de querer más.
7. MÉTODO
7.1. Objetivos y planteamiento del problema
Las investigaciones sobre migración dejan claro el poder masculino hegemónico
ejercido en contra de mujeres, niños, niñas y adolescentes que emigran; poder
evidenciado en la violencia de distintos tipos que se justifica porque estas
poblaciones son percibidas como más débiles y carentes de fuerza, lo cual, en la
visión machista, las hace un blanco fácil para el trabajo forzado, la explotación
laboral y sexual, el secuestro, el abuso y el maltrato.
No obstante, existe poca información y literatura empírica acerca de la violencia
de género que en específico viven las niñas, los niños y las y los adolescentes en sus
lugares de origen, factor que funciona como expulsor y como riesgo durante su
trayectoria migratoria. El obtener estos datos podrá fortalecer las acciones de
intervención y, sobre todo, de prevención de la violencia y de la migración en
estos/as menores de edad. Con la finalidad de avanzar en este sentido, nos
propusimos llevar a cabo una investigación cualitativa que permitiera recabar
información acerca del porqué de la migración y de lo que sucede durante su
trayecto, así como el papel que juega la violencia de género en estos dos aspectos
con las y los menores de edad que encontramos en la etapa de repatriación en los
albergues del DIF.
Así, el objetivo principal de esta investigación fue: explorar el impacto de la
discriminación y violencia de género como factores detonantes de la migración
infantil no acompañada y como riesgos asociados a dicho fenómeno.
7.2. Muestreo
Para la realización de este estudio el equipo de investigación trabajó con 48
personas que se encontraban en albergues para migrantes del DIF en cuatro
ciudades fronterizas que se visitaron en el siguiente orden: Tapachula, Chiapas;
Nuevo Laredo, Tamaulipas; Tijuana, Baja California y Ciudad Juárez, Chihuahua. En
el albergue de Tapachula, también se recibían a las madres de los menores, por lo
que algunas participantes rebasaron los 18 años. Excluyendo a las mayores de
edad, las/los participantes tenían, al momento del trabajo de campo, entre 6 y 17
años, algunos a escasas semanas de cumplir la mayoría de edad. 27 fueron
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