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LOS RIESGOS DE LA ESPERANZA - Heterodoxia

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hombres, cabe la posibilidad de que las mujeres se hayan sentido en un espacio<br />

masculino que las excluía. La sensación de exclusión entre hombres y mujeres que<br />

se vivía en algunos albergues también tiene que ver con la etapa de desarrollo en la<br />

que se encuentran los y las jóvenes. Erikson (2000) señala que durante la<br />

adolescencia existe una lucha interna por la definición de la identidad. Esta<br />

identidad tiene bases en el sexo y en el género, donde los roles y rasgos de género<br />

se empiezan a asumir y expresar. Dichos eventos pueden llevar a una expresión<br />

fuerte o exagerada de los mismos, incluyendo la socialización entre mujeres y entre<br />

hombre, de forma segregada (Rocha, 2008). Siguiendo los planteamientos de<br />

Erikson (2000), esta segregación puede ser sumamente peligrosa ya que en esta<br />

etapa de desarrollo, la persona se compromete con la ideología que asume. Así,<br />

que las y los jóvenes practiquen este tipo de socialización puede implicar el<br />

comprometerse con la visión diferenciada y binaria del género (Núñez, 2005).<br />

Cuando se pregunta sobre las cosas malas que sucedieron, tanto hombres<br />

como mujeres señalan en primera instancia lo que ya antes se había reportado:<br />

lastimarse, caerse, pasar hambre, sueño y frío; esto debido a la geografía de los<br />

lugares por los que tuvieron que pasar. Asimismo, tanto hombres como mujeres<br />

señalan el hecho de haber sido detenidos/as por las autoridades migratorias en<br />

EU como otra de las cosas malas que les sucedieron. Cabe señalar que en todos<br />

los casos, los hombres manifiestan haber sido detenidos con violencia, desde<br />

violencia verbal a través de gritos e insultos, hasta jaloneos y empujones fuertes.<br />

Algunos de ellos, inclusive fueron detenidos en cárceles para “delincuentes<br />

juveniles”. Los casos de detención de este tipo se dieron sobre todo con los jóvenes<br />

albergados que llegaban a Ciudad Juárez. Esto puede ser debido a las leyes del<br />

estado vecino: Texas, que son mucho más estrictas que las de California (estado<br />

vecino a Baja California).<br />

En cambio, una diferencia sustancial entre ambos grupos al hablar de las<br />

cosas malas por las que pasaron, es que la mayoría de las mujeres reportaron<br />

haber sufrido violencia sexual durante su viaje. En pocas ocasiones este tipo de<br />

violencia se trató de una que contuviera contacto físico, sino más bien se basaba en<br />

los insultos, el hostigamiento y la invitación a mantener relaciones sexuales. Así,<br />

cabe destacar las diferencias en los tipos de violencia que vivieron tanto hombres<br />

como mujeres. Los primeros, violencia física y verbal, y las segundas, violencia<br />

sexual. Sí hubo un caso en Tapachula donde una de las participantes narró haber<br />

sido privada de su libertad por varios días y violada en repetidas ocasiones, cosa<br />

muy común en la frontera sur (Venet, 2007; Verduzco & de Lozano, 2008). Es<br />

importante señalar que aunque los hombres comentaron a detalle cómo habían<br />

sido aprehendidos, no alcanzaban a identificar estas formas como violentas; es<br />

decir, para ellos tales prácticas no eran violencia. Esto pone la luz sobre cómo la<br />

violencia está íntimamente relacionada con la masculinidad, como una forma de ser<br />

y hacer (Castañeda, 2007; Delgado, 2009; Lozano, 2009). En este estímulo,<br />

nuevamente se observa con claridad cómo las mujeres reportan más palabras<br />

orientadas a sus propias emociones como que se preocuparon, se asustaron, se<br />

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