MI SECRETO - Frente de Afirmación Hispanista
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Cuando dijisteis que no podíais hacer nada con<br />
vuestra situación , lo que <strong>de</strong>beríais haber dicho en<br />
realidad es que no estabais dispuesto a hacer nada al<br />
respecto.<br />
PETRARCA Entonces no tendrá fin nuestra discusión, pues eso<br />
jamás lo confesaré. Sé, y vos sois testigo, cuántas veces he<br />
querido hacer algo pero no he podido, y mucho he llorado,<br />
¿acaso siempre en vano?<br />
SAN AGUSTÍN En verdad, he contemplado muchas lágrimas,<br />
pero muy poca voluntad.<br />
PETRARCA Dios sabe cuánto he sufrido (aunque ningún hombre<br />
en el mundo lo sepa) y cuánto he anhelado seriamente<br />
levantarme si tan sólo hubiera podido.<br />
SAN AGUSTÍN ¡Basta ya! El cielo y la tierra se <strong>de</strong>sintegrarán, las<br />
estrellas caerán en los infiernos y los elementos armoniosos<br />
<strong>de</strong> la naturaleza se separarán unos <strong>de</strong> otros antes <strong>de</strong><br />
que sea posible embaucar a la Verdad que es nuestro juez.<br />
PETRARCA ¿Qué queréis <strong>de</strong>cir con eso?<br />
SAN AGUSTÍN Quiero <strong>de</strong>cir que vuestro llanto con frecuencia<br />
ha herido vuestra conciencia, más no ha cambiado<br />
vuestra voluntad.<br />
PETRARCA Me admiro <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> veces que os he dicho<br />
que es la imposibilidad <strong>de</strong> cambiar lo que lamento.<br />
SAN AGUSTÍN Me asombran las muchas veces que he contestado<br />
que el problema ha sido falta <strong>de</strong> voluntad, y no falta <strong>de</strong><br />
esfuerzo. No me sorpren<strong>de</strong> que estéis envuelto en estas<br />
confusiones, como lo estuve yo cuando comenzaba a<br />
contemplar la iniciación <strong>de</strong> una nueva forma <strong>de</strong> vida. Me<br />
mesaba los cabellos, me golpeaba la frente, me retorcía las<br />
manos, me acurrucaba cogiéndome las rodillas; llené los<br />
cielos <strong>de</strong> suspiros amargos e inundé la tierra con torrentes<br />
<strong>de</strong> lágrimas. Sin embargo, durante todo este tiempo seguí<br />
siendo el mismo hombre <strong>de</strong> siempre, hasta que por fin una<br />
profunda meditación aclaró ante mis ojos la verda<strong>de</strong>ra raíz<br />
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