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Miguel sentía que había defraudado a su hermana y a sí<br />
mismo. Igual que la noche en que le habían anunciado de la<br />
muerte de sus padres, el niño no pudo pegar ojo en toda la<br />
noche; estuvo pensando en su hermana y en aquel siniestro<br />
orfanato en el que se encontraba Isabel en esos momentos.<br />
Un escalofrío le recorrió la espalda nada más imaginárselo.<br />
Rondaban las cuatro de la madrugada cuando ya no pudo<br />
soportar sentirse tan solo, así que se levantó de la cama, se<br />
vistió rápidamente y sigilosamente salió del colegio sin que<br />
nadie se diera cuenta.<br />
Caminó durante unos minutos hasta que llegó al orfanato,<br />
entró y se dirigió a la habitación de su hermana sin decir nada<br />
a nadie. La encontró tumbada pero no estaba dormida. Nada<br />
más entrar en la habitación, la chica se levantó y abrazó a su<br />
hermano.<br />
La mañana siguiente una terrible noticia era el principal tema<br />
de conversación entre los habitantes del pueblo. Más de un<br />
centenar de niños habían perdido la vida en un brutal<br />
bombardeo que se había producido durante el amanecer en<br />
el orfanato municipal. En el colegio también se hablaba de<br />
ello y además también se hablaba de la desaparición de Miguel.<br />
No tenía muchos amigos ni era muy popular en el colegio,<br />
algunos no sabían ni siquiera quién era, otros se dieron cuenta<br />
de que existía aquella misma mañana cuando se rumoreaba<br />
que se había escapado del colegio y había viajado a algún<br />
lugar lejano para así poder vivir con su hermana Isabel. Sólo<br />
una persona sabía verdaderamente lo sucedido, la única<br />
persona en la que Miguel confiaba y la última que habló con<br />
él. Unas horas antes, cuando Miguel salía de la habitación<br />
Juan se despertó y su amigo le tuvo que explicar dónde iba.<br />
Precisamente por eso, Juan sabía que Miguel había muerto