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por cierto también se sublevaron poco después - la
rebelión de los moriscos de Gran ada- quedando sus
reivindicaciones burguesas detrás de las puramente
nacionales). El «castellanizar» el movimiento sirvió
a sus enemigos para disminuir tanto su extensión
como. sobre todo. para minimizar el alcance politico
del mismo: no fué una revuelta de castellanos
contra extranjeros Que ocupaban cargos públicos.
Fue una lucha contra el sistema imperial en su conjunto.
una revolución burguesa. Buena prueba de
ello es que frente a la figura del Emperador que coronaba
el edificio. los comuneros levantaron la de
la reina Jua na la loca a la que hicieron bandera de
sus reivindicaciones.
También la heterogeneidad social de las Comunidades
explica su derrota. En ciertas ciudades las
aspiraciones populares fueron contenidas o debilitadas
porque la dirección del movimiento estuvo en
manos de grandes burgueses vacilantes y proclives
a las componendas. Mérito histórico de los dirigentes
comuneros castellanos fue el lograr aunar intereses
tan disparejos: «y la ambició" de los que en esta
J unta de Tordesillas estaba" era larlta. que a algu­
1105 de las ciudades que los hab ían enviado les parecía
mallo que hacian.: pero yo "ea que la mayor
parle consinti ó. .1' los otros pasaron por ello si" los
dejar. ni apartarse de 511 liga y compañia». Pese a
lograr cohesionar el frente y ponerlo en marcha. no
pudieron impedir que las vacilaciones lo debilitaran.
Incluso ocuparon puestos impo rtantísimos en
la dirección política y militar de las Comunidades
algunos nobles -el conde de Salvatierra- o grandes
burgueses - Don Pedro Giran- por motivaciones
«nacionalistas», es decir. lesionados por uno de los
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