Padre Vicente Antonio Gascón SM EL PADRE VICENTE LÓPEZ DE URALDE LAZCANO (VITORIA 1894-CÁDIZ 1990) FUE UN SACERDOTE MARIANISTA QUE DESARROLLÓ LA MAYOR PARTE DE SU VIDA SACERDOTAL EN EL COLEGIO SAN FELIPE NERI DE CÁDIZ. BUSCADO POR LOS FIELES POR SU EXQUISITA BONDAD, CON FAMA DE CONFESOR, DOTADO DE UN FINO SENTIDO DEL HUMOR, VEÍA EN TODO Y EN TODOS LA BONDAD DE DIOS. EL CONSEJO PROVINCIAL DE LA PROVINCIA MARIANISTA DE MADRID HA PEDIDO LA APERTURA DE SU CAUSA DE BEATIFICACIÓN. memoria viva 16 “No hacemos santos, <strong>de</strong>scubrimos la santidad” Vicente López <strong>de</strong> Ural<strong>de</strong> (II) El padre Vicente ingresó en el Postulantado <strong>de</strong> Escoriaza (Guipúzcoa) en 1905, a los once años <strong>de</strong> edad; profesó sus primeros votos en 1911 y fue or<strong>de</strong>nado sacerdote en 1925. Su primer <strong>de</strong>stino fue San Felipe Neri <strong>de</strong> Cádiz, en 1913. Su último y <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong>stino fue Cádiz. No volvió a cambiar <strong>de</strong> comunidad ni <strong>de</strong> ciudad. Como profesor tuvo pocas aptitu<strong>de</strong>s, pero fue fiel y perseverante, radicalmente bueno, sin egoísmo ni trastienda. “Es un buen sacerdote; con mucho celo, muy piadoso y muy <strong>de</strong>dicado (al ministerio); hace mucho bien entre los alumnos y entre los religiosos. Es muy estimado como confesor”. Así lo refiere el Provincial en abril <strong>de</strong> 1936. Está será la nota más característica <strong>de</strong> su ministerio sacerdotal: exten<strong>de</strong>r el perdón y la bondad <strong>de</strong> Dios a los penitentes y pecadores. El padre Vicente era bondadoso y discreto, pero no un mojigato. Supo dar muestras <strong>de</strong> fortaleza durante la persecución religiosa. El domingo 8 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1936 un centenar <strong>de</strong> militantes <strong>de</strong> partidos <strong>de</strong> izquierda invadieron el colegio y lo <strong>de</strong>clararon “Casa <strong><strong>de</strong>l</strong> Pueblo”. El padre Vicente se abrió paso entre la turba para salvar el santísimo sacramento. El director, junto con el padre Vicente, y otros dos religiosos, fueron retenidos pistola en mano hasta que a la caída <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> llegaron unos soldados para hacerse cargo <strong><strong>de</strong>l</strong> edificio y los milicianos se marcharon. Después <strong>de</strong> la guerra el padre Vicente prosigue con su tarea.. En 1949 se bendijo el edificio <strong><strong>de</strong>l</strong> nuevo colegio, si bien la sección <strong>de</strong> primera enseñanza continuó en el Oratorio, don<strong>de</strong> permaneció el padre Vicente. Al llegar la década <strong>de</strong> 1960 el padre Vicente se había convertido en el símbolo <strong>de</strong> la misión marianista en la ciudad <strong>de</strong> Cádiz. A sus sesenta y seis años alcanzaba la edad <strong>de</strong> la jubilación, pero no es el tiempo <strong><strong>de</strong>l</strong> retiro; por el contrario, la ancianidad fue una etapa plena <strong>de</strong> ministerio sacerdotal; llena <strong>de</strong> vitalidad y sentido espiritual. Su bondad con los hermanos <strong>de</strong> comunidad y en el sacramento <strong>de</strong> la confesión se convirtió en su nota personal y pastoral más pronunciada. El padre Vicente fue un hombre humil<strong>de</strong>, pero no pacato. Con el paso <strong>de</strong> los años configuró una fuerte madurez psicológica y moral, expresión <strong>de</strong> que su bondad y su alegría no eran <strong>de</strong>bidas a una personalidad ingenua o inmadura. Por el contrario, son frutos <strong>de</strong> la maduración o infancia espiritual Por este motivo fue reconocido por todos como un auténtico hombre <strong>de</strong> Dios. Sorpren<strong>de</strong> que un religioso tan humil<strong>de</strong>, <strong>de</strong> una inteligencia normal, sin éxitos profe- sionales, ni cargos <strong>de</strong> gobierno, un sacerdote <strong>de</strong> escasas dotes para la oratoria, que ha <strong>de</strong>senvuelto su ministerio entre los niños, en el sacramento <strong><strong>de</strong>l</strong> perdón en el confesionario y la visita a los enfermos, recibiera tantos homenajes en los años finales <strong>de</strong> su vida. Precisamente fue su humildad, su bondad y su <strong>de</strong>dicación incansable al ministerio sacerdotal lo que le convirtieron en un signo <strong><strong>de</strong>l</strong> amor <strong>de</strong> Dios en medio <strong>de</strong> los hombres. Con noventa y cinco años estaba ciego. En los dos últimos años había comenzado a dar muestras <strong>de</strong> <strong>de</strong>mencia senil. El sábado 8 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1990 fue internado en la Resi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Seguridad Social <strong>de</strong> Cádiz. En el hospital pasaba el tiempo cantando canciones a la Virgen. Fallecía en la madrugada <strong><strong>de</strong>l</strong> sábado 15 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1990, fiesta <strong>de</strong> Nuestra Señora <strong>de</strong> los Dolores. Tenía 96 años <strong>de</strong> edad y 78 <strong>de</strong> profesión religiosa. El Diario <strong>de</strong> Cádiz dio la noticia <strong>de</strong> la muerte. El domingo 16 el señor obispo, Antonio Dorado, celebró la misa in corpore insepulto en la iglesia-oratorio <strong><strong>de</strong>l</strong> Colegio San Felipe Neri, completamente llena <strong>de</strong> fieles. En señal <strong>de</strong> duelo todas las iglesias <strong>de</strong> la ciudad doblaron sus campanas y en el Ayuntamiento on<strong>de</strong>aron las ban<strong>de</strong>ras a media asta por tratarse <strong>de</strong> un hijo adoptivo <strong>de</strong> Cádiz.
2ª Edición