Imnovaciones del Romanismo - Comunidad Cristiana Eben-Ezer
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que aprobaron los decretos y declararon la autoridad de los Padres y de la Tradición<br />
Apostólica en su favor, pero tal declaración no era verdad. Ni tenia ni tiene algún apoyo<br />
en la evidencia.<br />
San Pablo nos dice que «á los judíos fueron confiados los oráculos de Dios,» y esto<br />
escribió precisamente á los mismos romanos, (Rom. 3 . 2.) como si fuera un aviso<br />
profético; los judíos rechazaban los apócrifos, y los cristianos primitivos profesaban<br />
recibir el Código ó el Canon <strong>del</strong> Antiguo Testamento de los judíos.<br />
Ni Cristo ni ninguno de los autores inspirados <strong>del</strong> Nuevo Testamento citó jamás los<br />
apócrifos, ni siquiera hicieron referencia á ellos.<br />
Tenemos diferentes escritores cristianos sucesivos, que nos han dejado listas <strong>del</strong> canon<br />
sagrado de las Escrituras como era tenido en sus respectivas épocas. Luego citaremos<br />
algunos de los padres principales de la primitiva Iglesia cristiana y otros teólogos (todos<br />
reclamados por la Iglesia de Roma) en cada siglo sucesivo, que rechazaron el apócrifo y<br />
que con esto nos dan evidencia de la creencia de la Iglesia en sus edades respectivas.<br />
Fácil es á cualquiera cotejar las citas en la nota al fin de este capítulo.<br />
La Iglesia moderna de Roma por medio <strong>del</strong> Concilio de Trento, (A. D. 15 46,) lanzó<br />
anatema contra los que rechazan los libros de los Macabéos, Eclesiástico, Tobías,<br />
Judith, Baruch, Sabiduría, como parte <strong>del</strong> canon inspirado de las Escrituras. (1)<br />
Los libros apócrifos fueron rechazados <strong>del</strong> canon sagrado por un dicho directo, ó<br />
indirectamente al dar una lista que los excluía por (2)<br />
En el siglo segundo.-Meliton, obispo de Sárdis.<br />
En el tercero.-Orígenes.<br />
En el cuarto .-Los santos Atanasio, Hilario, Cirilo de Jerusalén, Cipriano, Gregorio<br />
Nacianceno y Eusebio, obispo de Cesaréa, Anfiloquio y los obispos reunidos en el<br />
Concilio de Laodicea, (3) el cual fué confirmado por un decreto <strong>del</strong> Concilio general de<br />
Calcedonia, y por el sexto Concilio general in Trullo, (cán. 2,) y que por lo tanto es<br />
obligatorio en Roma. (4)<br />
En el quinto.-Los Santos Jerónimo, Epifanio y Agustino.<br />
En el sexto.-Junilio (obispo africano) y algunos añaden Isidoro, obispo de Sevilla.<br />
En el séptimo.-Tenemos nada menos que la autoridad <strong>del</strong> mismo Papa Gregorio el<br />
Grande. La misma edición vaticana (5) de las obras de Gregorio testifica que rechazaba<br />
los apócrifos <strong>del</strong> sagrado canon.<br />
En el octavo.-San Juan Damasceno, fundador de la Teología escolástica entre los<br />
griegos y Alcuino abad de San Martín de Tours en Francia.<br />
En el noveno.-Nicéforo, Patriarca de Constantinopla, y la Glosa ordinaria, comenzada<br />
por Alcuino ó por Strabon, y ensanchada por varios escritores.<br />
En el décimo.-El Monge Flaviacense y Elfrico Abad de Malmesbury.<br />
En el once.-Pedro Abad de Clugni.<br />
______________________________________________________________________<br />
(1) -Si alguno no tuviere por sagrados y canónicos los libros de Estér, Daniel, Baruch, Eclesiástico,<br />
Sabiduría, Judit, Tobías y los Macabéos, sea anatema. (Concil. Trid. Ses. IV.)<br />
(2) Algunos pocos de los autores que se citan aquí, admiten en su lista á ”Baruch”, pero estas<br />
excepciones se notarán en la lista de ediciones al fin de este capítulo.<br />
(3) Será conveniente notar aquí, que en cuanto al concilio de Laodicea, los libros de Baruch, las<br />
Lamentaciones y las Epístolas, están insertados en algunos ejemplares, (Labb. et Cos. Tom. I, pág. 1507-<br />
8. París, 1671.) Se hallan en la versión de Gentiano Hervet, pero no en los ejemplares latinos de fecha<br />
anterior. Ni Aristeno ni Carranza los tienen en su trascrito.<br />
(4) El tercer Concilio de Cartago. (A. D. 397. Cán.47.) Este Concilio admite alguno de los libros, pero<br />
omite Baruch y los dos libros de los Macabéos, es decir, ningún ejemplar griego los admite, aunque<br />
Dionisio Exiguo los haya puesto en su colección. (Labb. et Coss. Con. al tom. II. Col. 1177. París, 1671.)<br />
(5) Roma, 1608. Ex Typog. Vaticano tom. III, pág. 899.<br />
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