You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
José Luís Borrego Ligero – Pregón <strong>1997</strong><br />
Y la mujer Samaritana, ofreciendo calmar Su sed, derrama sobre nosotros el agua<br />
viva que recibió del Maestro.<br />
Y los Testigos impuros cuya falsedad condenó al inocente cordero, dialogan con<br />
quien fue su mejor amigo: Lázaro.<br />
Judas, en otro rincón, cuenta las monedas de su recompensa, observado por los judíos<br />
que se disponen a azotar al Varón de Dolores.<br />
Y un incontable número de personajes, salidos de la Biblia, comienzan a marchar, en<br />
rigurosa quietud, uno tras otro, aportando su humilde tributo a la impresionante estación de<br />
penitencia de las Cofradías de Nuestro Padre Jesús Preso; Nuestro Padre Jesús Amarrado a la<br />
Columna y Nuestra Señora de la Veracruz, y la de María Santísima de la Esperanza.<br />
Jesús Preso, fatigado por los innumerables tumbos que ha tenido que dar (Anás,<br />
Caifás, Pilato...) hasta recibir la sentencia, apenado por su soledad, ilumina con su resplandor<br />
-como hiciera en la madrugada fatal- a la muchedumbre que espera, impaciente, para pedir a<br />
gritos, con vivas y saetas, no que lo crucifiquen, sino su bendición.<br />
Sin encontrarte delito,<br />
como un villano ladrón,<br />
al pueblo Pilato pide,<br />
que te conceda el perdón.<br />
Cautivo ya de tu suerte,<br />
alzas los ojos a Dios,<br />
y el pueblo que no te quiere,<br />
que no tiene corazón,<br />
a Barrabas deja libre<br />
y Preso a Ti, Señor.<br />
Pero esta noche del Jueves,<br />
en nuestro humilde pontón,<br />
al paso por nuestras calles<br />
recibes un gran fervor...<br />
La muchedumbre, te aclama,<br />
te conoce redentor,<br />
y se arrodilla a tus plantas<br />
implorando Tu favor:<br />
traspasa las ataduras,<br />
al pueblo preso de amor.<br />
Nuestra Señora de la Veracruz, estrechando en sus enlazadas manos el dolor que la<br />
constriñe que, a su pesar, se desborda y nos aflige, contempla el que pronto será lecho de<br />
muerte para su hijo, y lecho de vida para sus hijos, sintiendo -¡Oh cuánto sufrimiento tuviste<br />
que padecer!- los golpes que hieren las carnes del hijo de sus entrañas, que, impotente en su<br />
potencia, desnudo, es flagelado vilmente Amarrado a una Columna.<br />
Página: 24