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Y en las noches de Cuaresma,<br />
¿quién no fue de la mano<br />
con su padre a los romanos,<br />
ni escuchó una cuartelera?.<br />
Y aquellas primeras uvitas,<br />
de sabor a gloria,<br />
que te dejaban «atontao»,<br />
como si bajaras de la noria.<br />
¿Quién no temió a los Jetones?,<br />
¿quién no les llamó ¡feos!?.<br />
¿Quién no lloró por las noches,<br />
para ir a los encierros?.<br />
¿No recuerdas que alguna vez,<br />
en los triduos y las novenas,<br />
has sentido escalofríos al ver,<br />
a los Cristos tan de cerca?.<br />
¿Y aquella guadaña, y el tridente?.<br />
¿Y el arrastrar de cadenas<br />
por el demonio y la muerte,<br />
asustando a la gente<br />
que estaba en las aceras?.<br />
Y en la tarde del Jueves Santo,<br />
en brazos de papá,<br />
ver por la calle Ancha<br />
a los Romanos desfilar..<br />
…Ésta es la escuadra oro,<br />
aquélla la azul,<br />
ésta la verde y ésa la grana.<br />
...¡Mira, la bandera!,<br />
los escudos y las hachas;<br />
y ese traje que lleva<br />
hasta las botas bordadas.<br />
Y el Viernes, de madrugada,<br />
con la túnica limpia,<br />
y bien planchada,<br />
subir hasta el Calvario<br />
para escucharla Diana.<br />
Cuando a mi mente llega<br />
el recuerdo de todo lo vivido,<br />
Página: 35<br />
José Luís Borrego Ligero – Pregón <strong>1997</strong>