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Descargar pdf - Diputación Provincial de Almería

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34<br />

Francisco López Moya<br />

—Está muy mal —dijo mientras levantaba el pico <strong>de</strong> la manta<br />

para que el cristiano la viera. Su aspecto era <strong>de</strong>plorable y el capitán<br />

se asustó.<br />

—Sigue cuidándola —le dijo mientras con paso acelerado se<br />

alejó <strong>de</strong>l campamento.<br />

Soraya abrió los ojos y no supo si estaba soñando. En principio<br />

le pareció hallarse en su casa <strong>de</strong> Alcolea. Yacía sobre un jergón<br />

y se encontraba cómoda pero muy <strong>de</strong>sorientada. En la estancia<br />

no había nadie más, ¿qué había ocurrido? Tenía que ser un<br />

sueño. Giró sobre el costado sin apenas fuerzas y se colocó boca<br />

arriba. No, no se encontraba en su casa <strong>de</strong> Alcolea, pues entre<br />

los ma<strong>de</strong>ros no estaban las familiares cañas sino unas oscuras<br />

tejas <strong>de</strong> pizarra.<br />

Los últimos recuerdos eran los <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> que comenzó a<br />

sentirse mal, la calentura <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> vencerla, “¿dón<strong>de</strong> están mis<br />

hermanos?”, se sobresaltó. Luego pensó si no estaría en un presidio,<br />

pero enseguida lo <strong>de</strong>sechó, aquella estancia estaba <strong>de</strong>masiado<br />

limpia, a<strong>de</strong>más no hubiera estado sola.<br />

De aquellas divagaciones la sacó el ruido que hizo la puerta al<br />

abrirse. Se estremeció y esperó con resignación a conocer su nueva<br />

situación, fuera la que fuese tendría que admitirla.<br />

—¿Has <strong>de</strong>spertado ya?<br />

Conocía aquella voz pero hubo <strong>de</strong> esperar a verle la cara para<br />

reconocer a la sirvienta <strong>de</strong> su abuelo.<br />

—¿Dón<strong>de</strong> estamos? ¿Y mis hermanos?<br />

—Tranquilízate. Están en el campamento y se encuentran bien.<br />

Estabas tan enferma que el capitán mandó llamar a su médico y luego<br />

or<strong>de</strong>nó que te trajeran a esta casa. Estamos en Granada.<br />

Ante el silencio <strong>de</strong> la morisca, que estaba tratando <strong>de</strong> or<strong>de</strong>nar<br />

toda la información que acababa <strong>de</strong> recibir, agregó:<br />

—Como yo era la que te cuidaba, dispuso que te acompañara<br />

para que siguiera haciéndolo aquí. Mis hijos han quedado al cuidado<br />

<strong>de</strong> una paisana que es medio familia.<br />

Soraya se avergonzó <strong>de</strong> haber pensado mal <strong>de</strong> ella y <strong>de</strong> haberla<br />

rechazado, le estaría agra<strong>de</strong>cida mientras viviera.<br />

Pensaba en el capitán, pero no se atrevía a preguntar por él. Por<br />

unos momentos se olvidó <strong>de</strong> su situación y se recreó en las dulces<br />

facciones <strong>de</strong> su enamorado bienhechor.

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