Mensajes - Revelaciones Marianas

nuestros pecados, y anótelos en una hojita. A las 3 horas vuelve a hacer un recuento de esas 3
horas y vuelve a anotar los errores, y váyase así hasta la noche, y en la oración de la noche lea todo
lo que apuntó en el día para que esté consciente de los errores que cometió. Y ahí sí. En ese
momento arrepiéntase como debe ser y pida perdón. Y hágalo al día siguiente, y al otro, y el sábado
pase una hora para repasar todas las notas de la semana y se va a dar cuenta si como habla, siente.
Y verán que tenemos que anotar bastante. Tampoco caigamos en escrúpulos, sino en aquello que
verdaderamente el Señor nos ha llamado a vaciar.
Y este es un ejercicio que a mí me está sirviendo mucho, me está ayudando a crecer, porque me
está ayudando a darme cuenta de mis errores y de lo que tengo que superar. Pero hagámoslo,
hagámoslo. Pongamos la alarma del teléfono. Cada 3 horas cuando suena, vamos manejando, se
orilla uno en la calle, y uno dice: “Dios mío, en estas 3 horas esto y esto, lo anoto y sigo. Y lo pongo
cada 3 horas. Y verán al día qué de errores hemos cometido. ¡Y en una semana? Pero Él dice: “no
se frustren. Arrepiéntanse de verdad y comparen con otra semana. Y en un mes ustedes se darán
cuenta de qué han podido quitar, qué han podido anular y en qué han podido crecer.” Y entonces
dice: “cada vez que Me pidan ayuda, Yo les ayudaré, y Mi Madre, San José y todos los
bienaventurados. Ellos nos están ayudando.
¿Por qué será? Porque volvemos a caer, pero no nos desanimemos, la misericordia del Señor no
tiene límites, y cuantas veces lleguemos a Él arrepentidos de corazón, Él nos acoge con Su Amor y
nos da Su Mano para continuar.
El Señor nos llamaba a orar con fuerza por la Iglesia. Y es que una Iglesia orante, una Iglesia unida,
es una Iglesia triunfadora, victoriosa, y es a lo que tenemos que llegar nosotros porque un cristiano
sin oración, es un cristiano frío, es un cristiano tibio; se enfría, no puede crecer espiritualmente, y
por eso nos han llamado a unirnos y a orar. Por eso es que el Señor nos llama a: ORAR.
PALABRA DE DIOS I SAMUEL 2, 17-20
“El pecado de éstos jóvenes era muy grande a los ojos de Yavé, ya que trataban sin respeto las
ofrendas a Yavé. Mientras tanto, el niño Samuel servía a Yavé, vestido de sacerdote, pues su madre
le había hecho una sotana. Ella venía a verlo cada año, cuando subía con su esposo para ofrecer su
sacrificio anual. Helí bendecía a Elcaná y a su esposa, diciendo: “que Yavé te conceda otros hijosde
esta tu esposa a cambio del niño que ella ha ofrecido”.”
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