E - Hemeroteca Virtual de Betanzos

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comíamos fuera de casa, Hay que reconocerlo, Fernando nos ha facilitado
en este sentido mucho las cosas.
En honor a la verdad, tengo que confesar, que a Fernando nunca
lo invité a comer en mi propia casa, entre otras cosas, porque mi esposa
seguro que no le hubiera puesto el servicio. Así mismo, ignoro si mi
amigo imaginario es alto, bajo, o regordete. También ignoro si es blanco
o negro, o si es generoso o tacaño, y por supuesto, también ignoro si
es homosexual o heterosexual, de derechas, radical de izquierdas o nacionalista
a ultranza. Nunca me he preocupado por averiguar esto. Se
que Fernando es tolerante, silencioso, educado y muy reservado, porque
siempre ha guardado las formas y, sobre todo, nunca a discutido
con nadie.
Hace muchos años que Fernando existe en un apartado rincón
de nuestras mentes y en nuestras vidas pero no «asiste» a nuestras
llamadas, a pesar de que le requerimos cada vez que lo necesitamos.
Nunca nadie lo ha visto, pero todos los de mi entorno han oído hablar
de el en algún momento. Es más, estoy convencido de que, andando
el tiempo y con la ayuda de las brumas que nuestra memoria
nos tiene reservadas, algunos pensaremos que Fernando bien pudo
haber existido, y ya va siendo hora de hacerle un merecido homenaje
con medalla incluida. Quien sabe si dentro de cien o doscientos años,
alguno de mis descendientes o amigos que «saben de el» hablará del
«Tío Fernando» como un gran gourmet, o como un viajero culto y
elegante que hablaba varios idiomas y asistía como acompañante a
todas las comidas, cuando no estaba de viaje. O, que incluso era extremadamente
generoso y que siempre era el que pagaba las facturas.
Quien sabe lo que dirán andando el tiempo de nuestro «amigo»
Fernando.
Las historias y los mitos nacen más o menos así, y sino que le
pregunten a los escoceses por el monstruo del Lago Ness, a los historiadores
por los restos yacentes en la tumba del Apóstol Santiago, o
por la inexistente batalla que este ganó a los moros a lomos de su
corcel blanco en Clavijo, o también, a mi buen amigo Lito por el conjunto
músico-vocal «Los Cupidos» y los cinco discos de oro y dos de
platino que grabaron al principio de los años sesenta. Y, que decir de