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Isla Negra 6/255 Casa de poesía y literaturas - Le chasseur abstrait

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César Seco<br />

Venezuela<br />

Bajo la luz proverbial <strong>de</strong> La Habana<br />

Para Celsa y Gabriel<br />

Cuando llegue me informaré cómo ir a Troca<strong>de</strong>ro 162.<br />

Llegar sólo quiero como uno más que suma<br />

sus pasos tras la cantidad hechizada.<br />

Dije eso a mis amigos en el avión, díjeles<br />

que el hilo estaba ahí en la punta <strong>de</strong> mis pies,<br />

que no hicieran esfuerzo por verlo porque se trata<br />

<strong>de</strong> cosas que no se dan por vista sino por Fe.<br />

Al regreso voy a compartir esto con Celsa<br />

que me dijo para don<strong>de</strong> miraba el tokonoma;<br />

esto retuvo mi pensar mientras <strong>de</strong>scendíamos a la pista.<br />

El vuelo 126 con escala en Panamá City<br />

aterrizó en la noche venteada <strong>de</strong> la isla.<br />

Supuse la enorme respiración <strong>de</strong> un batracio<br />

inhalando para si todo el pasmado aire <strong>de</strong>l trópico.<br />

Las palmeras bailaban un suave bolero en el horizonte.<br />

Una larga y escasamente alumbrada avenida nos trajo<br />

al Hotel Inglaterra don<strong>de</strong> un trío animaba el lobby.<br />

El que punteaba las cuerdas sonreía con una <strong>de</strong>ntadura<br />

blanquísima cual la teclas <strong>de</strong>l piano <strong>de</strong> cola sobre el cual<br />

otro movía sus danzarines <strong>de</strong>dos, un trozo <strong>de</strong> noche<br />

su piel enfundada en una blanca guayabera.<br />

Seductiva la voz <strong>de</strong>l que portaba las maracas<br />

espaciaba los sucesivos pasos que una pareja<br />

<strong>de</strong>slizaba con soltura en el piso <strong>de</strong> mosaico.<br />

Dos manos salidas <strong>de</strong> la misma noche percutían<br />

el cuero <strong>de</strong> los bongoes <strong>de</strong> la fiesta innombrable.<br />

Algo <strong>de</strong> fogaje anidaba escalofrío en mis huesos.<br />

Bebí una caliente limonada y dormí como pez<br />

envuelto en el mar <strong>de</strong> unas pulcras sábanas azules.<br />

Soñé con tritones nadando alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la cama<br />

mientras la música permanecía en mis oídos<br />

como el furtivo son <strong>de</strong> la orquesta <strong>de</strong> Valenzuela.<br />

Aguardé el cristal <strong>de</strong> la mañana para hacer<br />

lo que había venido hacer: visitar la casa <strong>de</strong>l poeta.<br />

Brisa y bruma en la única y sola claridad insular<br />

disputándole al cielo su esplendor circundante,<br />

Waldo <strong>Le</strong>yva<br />

Villa Clara, Cuba - 1943<br />

Autodiscurso<br />

finísima luz esparciéndose en la boca <strong>de</strong> los barrios<br />

como si soplada fuera por boca <strong>de</strong> Dios.<br />

¡Pare cochero! Cómo hago para ir a casa <strong>de</strong> <strong>Le</strong>zama.<br />

Clamé en la esquina contigua al Hotel Inglaterra.<br />

No voy en esa ruta pero po<strong>de</strong>mos arreglarnos.<br />

Dijo él con la misma ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l son en el sueño.<br />

Vamos a hacer una cosa para que no incumpla su ruta,<br />

le pago doble y <strong>de</strong> regreso me <strong>de</strong>ja cerca<br />

Sugerí y enseguida me ofreció un paquete <strong>de</strong> Cohibas.<br />

Ya en la estación, mi servidor oferente me invitó a bajar<br />

y referíame en pocas palabras la historia patria<br />

como quien da al visitante un rojo clavel.<br />

Un mojito me acarició el paladar<br />

mirando las olas.<br />

Mi anhelo crecía por la cercanía <strong>de</strong>l encuentro.<br />

Habíamos acordado que me <strong>de</strong>jaría una esquina antes<br />

y así yo no le haría infligir el estatuto <strong>de</strong> cocheros.<br />

Las fachadas: unas <strong>de</strong>rruidas y otras restauradas<br />

retenían toda mi atención en el recorrido.<br />

Estaba ya en Troca<strong>de</strong>ro 162.<br />

Imaginé la caminata diaria <strong>de</strong>l maestro por esta calle.<br />

Quise verlo tal como lo captó el lente <strong>de</strong> Jeese,<br />

bajando la acera en compañía <strong>de</strong> Cortázar y al fondo<br />

pasa una pareja <strong>de</strong> negros contoneando sus culos.<br />

Mi afiebrada imaginación insuflada <strong>de</strong> hechizo<br />

me hablaba con la voz rumorosa <strong>de</strong> un caracol.<br />

Con un saludo pitagórico vino a aten<strong>de</strong>rme<br />

el duen<strong>de</strong>cillo sonriente <strong>de</strong> una señora que condujo<br />

mi visita atendiendo <strong>de</strong>l todo la intensión barroca<br />

<strong>de</strong>l habitante, viajero inmóvil, buzo <strong>de</strong> las letras.<br />

La secreta correspon<strong>de</strong>ncia aguardaba conspicua<br />

tras la puerta <strong>de</strong>l estudio y se me mostró<br />

en los manoseados títulos <strong>de</strong> su biblioteca<br />

y en el brillo que <strong>de</strong>scendía a los objetos<br />

<strong>de</strong>jándome ver el encuentro permanente con sus discípulos<br />

en una hora puntual como esta:<br />

bajo la luz proverbial <strong>de</strong> La Habana.<br />

No sé si un tigre loco o un escorpión cercado por el fuego es lo que llevo hoy <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l pecho. ¿Dón<strong>de</strong> ir? ¿Contra qué<br />

muro romper mi sangre? Me mata ese aguijón encarcelado, ese rugido que no logro sacarme por la boca.<br />

Nadie pue<strong>de</strong> pedirme que me calle<br />

que me muerda la lengua,<br />

que me calle.<br />

Mi silencio es peor que las palabras.<br />

Nadie pue<strong>de</strong> pedirme que me calle.<br />

Dejadme hablar,<br />

<strong>de</strong>jadme que me saque <strong>de</strong>l pecho cada grito.<br />

Dejadme hablar,<br />

que a nadie resulte inconveniente lo que digo,<br />

aunque que<strong>de</strong> vacío para siempre,<br />

nadie pue<strong>de</strong> pedirme que me calle.<br />

Hay palabras como sueño, utopía, porvenir,<br />

que se te vuelven veneno en la garganta cuando caen<br />

y te amargan la lengua, y te amargan la lengua,<br />

y te rompen el pecho cuando caen.<br />

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