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Isla Negra 6/255 Casa de poesía y literaturas - Le chasseur abstrait

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<strong>Isla</strong> <strong>Negra</strong> 6/<strong>255</strong><br />

<strong>Casa</strong> <strong>de</strong> <strong>poesía</strong> y <strong>literaturas</strong><br />

Septiembre - 2010<br />

suscripción gratuita. Lanusei,Italia. Dirección: Gabriel Impaglione.<br />

Publicación inscripta en el Directorio Mundial <strong>de</strong> Revistas Literarias UNESCO<br />

revistaislanegra@yahoo.es ‐ ‐ http://revistaislanegra.blogspot.es<br />

Martín Micharvegas<br />

Argentina<br />

“Y qué hase el Muro<br />

con tantos lamentos?”<br />

"Parajodas (sic)", es una recopilasión escrita en fonética rioplatense, ante los "Fastos <strong>de</strong>l Biserpentario”<br />

<strong>Le</strong>ón Felipe<br />

España - 1884 - 1968<br />

El gran relincho<br />

The most beautiful neigh of the world<br />

La gente suele <strong>de</strong>cir, los americanos,<br />

los norte-americanos suelen <strong>de</strong>cir:<br />

<strong>Le</strong>ón Felipe es un "Don Quijote"<br />

No tanto, gentlemen, no tanto.<br />

Sostengo al héroe nada más ...<br />

y sí, puedo <strong>de</strong>cir ...<br />

y me gusta <strong>de</strong>cir:<br />

que yo soy Rocinante.<br />

No soy el héroe,<br />

pero le llevo sobre el magro espinazo <strong>de</strong> mis huesos<br />

y le oigo respirar ...<br />

y he aprendido a respirar como él...<br />

y a injuriar<br />

y a blasfemar<br />

y a mal<strong>de</strong>cir<br />

y a relinchar.<br />

A mí me gusta mucho relinchar.<br />

"¡Oh, hi<strong>de</strong>putas! ... estos malos encantadores que me persiguen"<br />

¿Cómo es aquel relincho, americanos?<br />

Aquel que empieza:<br />

¡Justí-í-í-cia!!<br />

Aquí el acento cae sobre la í,<br />

muy agudo y sostenido<br />

como un vibrante y estri<strong>de</strong>nte cornetín:<br />

¡Jus-tí-í-í-í-cia!! ¡Qué bonito relincho!<br />

A Rocinante le gusta mucho relinchar.<br />

Y a mí también me gusta mucho relinchar.<br />

Tenéis que apren<strong>de</strong>r, americanos.<br />

Venid. Vamos a relinchar ahora,<br />

ahora mismo todos juntos,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el capitolio <strong>de</strong> Washington...<br />

fuerte, fuerte, fuerte...<br />

hasta que el relincho llegue a Viet Nam<br />

y lo oigan todos los vietnamitas,<br />

y a Cuba también<br />

y lo oigan todos los cubanos,<br />

como el cornetín<br />

<strong>de</strong> la gran victoria universal,<br />

hasta que lo oigan los hombres todos <strong>de</strong> la tierra<br />

como el cese <strong>de</strong>finitivo <strong>de</strong> todas las hostilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l planeta.<br />

¡Justí-í-í-í-cia! ¡Oh, qué hermoso relincho!<br />

The most beautiful neigh of the worid.<br />

1


Manuel <strong>de</strong>l Cabral<br />

República Dominicana - 1907- 1999<br />

Don<strong>de</strong> la voz parece más <strong>de</strong>l árbol<br />

Don<strong>de</strong> el hombre es un árbol.<br />

Aquí, don<strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> los niños...<br />

Tal vez aquí no puedo <strong>de</strong>cir nada.<br />

Tan cerca estoy <strong>de</strong> cosas<br />

que están siempre <strong>de</strong>snudas.<br />

Pue<strong>de</strong> mi tiempo ahora herir la tar<strong>de</strong>.<br />

Yo vengo <strong>de</strong> tan lejos y <strong>de</strong> tantas palabras,<br />

vengo <strong>de</strong> tantas manos y <strong>de</strong> carne con precio,<br />

vengo <strong>de</strong> tantos vientres con inéditos gritos,<br />

que me sube la voz igual que un ojo.<br />

Aquí, don<strong>de</strong> este hombre<br />

para <strong>de</strong>cirme que no tiene ropa<br />

<strong>de</strong>sentierra los huesos <strong>de</strong> su sonrisa:<br />

su azucena valiente y <strong>de</strong>finida,<br />

su azucena harapienta.<br />

Nicanor Parra<br />

San Fabián <strong>de</strong> Alico, Chile - 1914<br />

Sermones y prédicas <strong>de</strong>l Cristo <strong>de</strong> Elqui<br />

Un agregado <strong>de</strong> última hora:<br />

tan pronto como se me apareció el Señor<br />

tomé un lápiz y una maquina <strong>de</strong> escribir<br />

y me puse a redactar mis prédicas<br />

en el mejor castellano posible<br />

no sin antes haberme retirado al <strong>de</strong>sierto<br />

por un lapso <strong>de</strong> 7 años consecutivos<br />

claro que sin la menor vanidad<br />

a pesar que soy un analfabeto<br />

nunca pisé la puerta <strong>de</strong> una escuela<br />

mi papá fue más pobre que la rata<br />

por no <strong>de</strong>cir otra cosa peor.<br />

Distinguidos lectores: en estos momentos<br />

os estoy escribiendo en una enorme máquina<br />

,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, <strong>de</strong> escribir<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el escritorio <strong>de</strong> una casa particular<br />

eso sí que ya no vestido <strong>de</strong> Cristo<br />

sino que <strong>de</strong> ciudadano vulgar y corriente<br />

y les pido con una gran humildad<br />

léanme con un poquito <strong>de</strong> cariño.<br />

Todas las profesiones se reducen a una<br />

hay quienes dicen somos profesores<br />

somos embajadores somos sastres<br />

y la verdad es que son sacerdotes<br />

sacerdotes vestidos o <strong>de</strong>snudos<br />

sacerdotes enfermos o sanos<br />

sacerdotes en acto <strong>de</strong> servicio.<br />

Hasta el que limpia las alcantarillas<br />

es indudablemente sacerdote<br />

ese es más sacerdote que nadie.<br />

“Ahora bien: mi i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la <strong>poesía</strong> es que <strong>de</strong>be ser como una granada, en estos tiempos <strong>de</strong> exclusión y <strong>de</strong><br />

injusticia, <strong>de</strong> inequida<strong>de</strong>s salvajes. Una granada que produzca esquirlas y mucho ruido, cuyo lenguaje enfrente<br />

las sirenas <strong>de</strong> las ambulancias. De manera que el poeta no se que<strong>de</strong> solo y lo advirtamos, granada en mano,<br />

luchando por los pueblos libres. “- Sebastián Jorgi<br />

2


Gustavo Valcarcel<br />

Perú – 1921 - 1992<br />

Carta a Violeta<br />

Te escribo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> tu propio hogar<br />

Ciudad <strong>de</strong> México, 19 <strong>de</strong> noviembre,<br />

enfermo como estoy en nuestra cama vieja<br />

sintiendo <strong>de</strong>speñárseme la sangre<br />

en pos <strong>de</strong> ti, río inacabable.<br />

Sobre la almohada, a mi lado,<br />

tibio yace tu último sueño<br />

ahora en cambio la ciudad acoge<br />

tu vehemencia <strong>de</strong> ola, tu vigilia <strong>de</strong> amor,<br />

recorriendo el pan nuestro<br />

que hoy día te lo <strong>de</strong>bemos todos.<br />

Antes yo te escribía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mi juventud<br />

convertida en un gran reloj <strong>de</strong> cárcel<br />

en romance <strong>de</strong> piedra, en pasto policial,<br />

en tristeza y tristeza <strong>de</strong> mis ojos proscritos.<br />

Incomunicado, entonces te escribía<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> una celda o cueva<br />

don<strong>de</strong> tu nombre era lo único viviente.<br />

Luego seguí escribiéndote<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Antofagasta, frente al Mar Pacífico,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Puerto Barrios, frente al Mar Atlántico,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Oaxaca, frente al tiempo,<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> ti, frente al cielo, en la orilla <strong>de</strong>l mundo.<br />

Y aun cuando te miran mis hijos fijamente<br />

me parece que son frases sus miradas<br />

<strong>de</strong> un alfabeto que fui incapaz <strong>de</strong> escribir.<br />

Después <strong>de</strong> tantos meses <strong>de</strong> silencio<br />

sentí esta mañana el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> escribirte<br />

<strong>de</strong> escribirte una cosa muy sencilla:<br />

para tanto amor, hemos sufrido poco<br />

para tanto amor, hemos hablado poco<br />

para tanto amor, no hemos vivido nada.<br />

Vivir – ¿me oyes? –, vivir un día nuevo<br />

en el que nadie nos persiga<br />

ni nadie nos embargue<br />

ni se nos corte la luz por unos pesos<br />

ni se nos acuse <strong>de</strong> extranjeros.<br />

Vivir un día nuevo<br />

en que trabajemos sin lágrimas ni odios<br />

pudiendo sentirnos camaradas <strong>de</strong> todos<br />

y en el que por fin nos sea <strong>de</strong>vuelto<br />

el Perú <strong>de</strong> tus entrañas, nuestro Perú <strong>de</strong>l llanto<br />

Vivir –¿me oyes?–, vivir un día nuevo<br />

en el que la vergüenza no nos astille el ojo<br />

como cuando se enteran nuestros hijos<br />

<strong>de</strong> esta paternal orfandad <strong>de</strong> dos monedas.<br />

Vivir un día nuevo. Un día, en suma,<br />

en el que podamos cantar todos los hombres<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> sentarnos en la yerba<br />

a jugar a la comidita<br />

–como dice nuestra hija–<br />

sin que a nadie le falte que comer.<br />

Sobre esta nueva vida <strong>de</strong>seaba escribirte<br />

ahora que marchaste temprano a rescatar<br />

A Ana María e Ignacio Magaloni<br />

3


nuestros libros <strong>de</strong>l camarada <strong>Le</strong>nin<br />

nuestros cuadros <strong>de</strong> Flores y Gutiérrez<br />

y tu reloj y mi reloj embargados por los merca<strong>de</strong>res.<br />

Des<strong>de</strong> la calle me llega<br />

el gorjeo <strong>de</strong> nuestros pequeños peregrinos<br />

la sinfonía <strong>de</strong> la clase obrera<br />

el clamor <strong>de</strong>l mundo.<br />

Estoy enfermo, solo, y este quinto piso<br />

parece un subterráneo sin uste<strong>de</strong>s.<br />

¿No <strong>de</strong>morarás?<br />

Sobre la almohada, a mi lado,<br />

tibio yace tu último sueño.<br />

Encargo a mis versos una rosa para él<br />

pero hasta la flor <strong>de</strong> la palabra<br />

cuando quedo solo<br />

no pue<strong>de</strong> olvidar la espina<br />

<strong>de</strong>l tiempo que sufrí.<br />

Ven pronto, cielo junto al cielo,<br />

surca calles, vuelas plazas,<br />

sube corriendo los pisos <strong>de</strong> nuestra altísima pobreza.<br />

Aquí te espero, en esta cama vieja,<br />

que tanto tiene <strong>de</strong> mí,<br />

<strong>de</strong> tus sueños cercanos, <strong>de</strong> tus cartas lejanas,<br />

<strong>de</strong> nuestros <strong>de</strong>svelos por los compañeros<br />

los presos <strong>de</strong>l Perú y el mundo<br />

los perseguidos <strong>de</strong>l Perú y el mundo<br />

los explotados <strong>de</strong>l Perú y el mundo.<br />

Ven pronto, estrella y mar, música terrestre<br />

aquí te espero y mientras llegas<br />

empezaré a amar el porvenir<br />

hecho luz entre tus ojos<br />

pan en las manos <strong>de</strong> los niños<br />

leche en tus senos, ala en tu voz,<br />

verso en tu cuerpo, rayo en tus labios<br />

eternidad en tu grito <strong>de</strong> gran madre<br />

rosa roja en tu pasión <strong>de</strong> comunista<br />

y alba en todo lo tuyo que me estoy llevando al sueño.<br />

Escribiéndote duermo, camarada,<br />

seguro <strong>de</strong> que, al <strong>de</strong>spertarme, juntos<br />

gozaremos el resto <strong>de</strong> la lucha<br />

tomados <strong>de</strong> la mano hasta que caiga yo<br />

hasta que quepan mis huesos en la tierra nuestra<br />

hasta que mi sangre se <strong>de</strong>speñe en ti<br />

río inacabable, vida, vida . . .<br />

Carlos Edmundo <strong>de</strong> Ory<br />

Cádiz, España - 1923<br />

Invierno<br />

Sólo se oye la lluvia<br />

Cómo besa<br />

Con sus bocas sedientas<br />

Los ojos <strong>de</strong> la tierra<br />

¡Sólo se oye la lluvia<br />

Como una extraña queja!<br />

Silencio tú te mojas<br />

De "Poemas"<br />

4


Luis <strong>de</strong>l Río Donoso<br />

Chile- Francia<br />

Recado a Chile / Bicentenario <strong>de</strong> su In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia, 1810-2010<br />

Poema <strong>de</strong> ausencias<br />

Como una sombra que me abisma<br />

Como un correr <strong>de</strong> metros y ciuda<strong>de</strong>s<br />

Como un tormento cotidiano<br />

Como un amor que me inva<strong>de</strong><br />

Siento llorar ausencias<br />

como lloran llorando nubes<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus profundida<strong>de</strong>s<br />

Pero lo que yo siento<br />

no lo siento porque soy yo<br />

todas las ausencias<br />

vienen a dormir en mi pecho<br />

Así más allá <strong>de</strong> lo que yo siento<br />

cada instante parece un siglo<br />

en el tiempo<br />

en que cada siglo parece un instante<br />

<strong>de</strong> vanida<strong>de</strong>s y tormentos<br />

Y al viento <strong>de</strong>jo correr libre<br />

esta sombra que me abisma :<br />

salta los horizontes<br />

los riesgos<br />

las noches en penumbras<br />

los muertos<br />

acaricia el mundo con una mano<br />

ensancha las avenidas...<br />

Y en este correr<br />

corriendo<br />

regresa con la tierra escondida<br />

a mis ojos que la observan<br />

<strong>de</strong> aromas extraños<br />

vestida<br />

Fernando Arrabal<br />

España, 1932. -resi<strong>de</strong> en Francia-<br />

IV<br />

¡Con qué jubilosa exactitud el color,<br />

celoso <strong>de</strong> la forma,<br />

concibió los matices<br />

en las alas<br />

<strong>de</strong> la libélula!<br />

¡Con qué fulgores precisos<br />

la armonía<br />

puso colofón<br />

al <strong>de</strong>stello irisado <strong>de</strong> su gama!<br />

¡Con qué reverencia justa los afectos<br />

variaron los tonos<br />

para una belleza<br />

más sentida que creada!<br />

¡Con qué regalo infinito<br />

los infinitos colores<br />

<strong>de</strong>jan <strong>de</strong> ser hermosos<br />

para aparecer sublimes!<br />

Amores imposibles, 73 x 92 cm<br />

Ahí<br />

como caen rosas a mi alma<br />

van cayendo sus miradas<br />

Y al tener su imágen<br />

<strong>de</strong>sflorada<br />

clama el Ser perdido<br />

por sembrar<br />

emociones en su huerto.<br />

Así<br />

yo el errante<br />

el acólito <strong>de</strong> la <strong>poesía</strong><br />

el amor <strong>de</strong>snudo <strong>de</strong> tierra<br />

yo el amargo<br />

el capitán sin barco<br />

el sensible a los ojos <strong>de</strong> una morena<br />

yo el fugitivo<br />

el celoso <strong>de</strong> las olas<br />

el humil<strong>de</strong> en el <strong>de</strong>stierro<br />

yo el hombre<br />

enfrentado a la muerte cotidiana<br />

rompo este silencio que me habita<br />

y grito :<br />

Ay Tierra...Tierra...!<br />

Cuando vuelva...cuando vuelva...<br />

Ábreme tus brazos <strong>de</strong> trigo<br />

y dame <strong>de</strong> beber<br />

en el cáliz <strong>de</strong>l recuerdo<br />

el vino <strong>de</strong> la noche templada<br />

Y ahí<br />

entre sorbos<br />

volver a encontrar<br />

el bello rostro<br />

<strong>de</strong> un poeta dormido.<br />

Antología Poética, Ediciones La Porte, París, 2001<br />

Bo Carpelan<br />

Helsinski, Finlandia - 1926<br />

La luz cae sobre las alas <strong>de</strong>l pájaro<br />

y el pájaro las extien<strong>de</strong>, se aleja <strong>de</strong>slizándose<br />

y crea el espacio.<br />

5


Galel Cár<strong>de</strong>nas<br />

Honduras<br />

Cuánto me duele, amor, morir así<br />

A Víctor Mata Oliva<br />

(40) Sergio Amaya (18) y Roldin Villeda (15) quienes se<br />

dirigían a uno <strong>de</strong> los campamentos <strong>de</strong>l Movimiento<br />

Unificado Campesino <strong>de</strong>l Aguán (MUCA) situados en el<br />

municipio <strong>de</strong> Tocoa, a 545 kilómetros al noreste <strong>de</strong><br />

Tegucigalpa.<br />

Cuánto me duele amor, patria,<br />

Suelo <strong>de</strong> la mañana<br />

Y <strong>de</strong>l rocío que me <strong>de</strong>snuda<br />

Como un niño enternecido,<br />

Morir así.<br />

Cuanto me duele<br />

Verme asesinado<br />

En este rostro,<br />

Y en este cuerpo.<br />

En esta piel que te quería<br />

Patria <strong>de</strong>sgarrada.<br />

En esta palabra<br />

Que te pronunciaba<br />

Tal vez sin que dijera<br />

Esta tierra es mía<br />

Y me pertenece,<br />

Oh <strong>Le</strong>mpira,<br />

Entepica, padres eternos.<br />

En este pensamiento<br />

Dije que eras mía<br />

Aquí mismo<br />

Don<strong>de</strong> ahora una bala<br />

Destruye mi cerebro,<br />

Oh patria inmolada.<br />

Y me dan muerte<br />

Y me <strong>de</strong>struyen la cabeza<br />

Con una bala enorme que entró<br />

Por el cráneo para salir entre mis dientes<br />

Washington Daniel Gorosito Pérez<br />

México<br />

Odisea<br />

El bosque vuelve apocalíptico<br />

el silencio.<br />

Todo es equilibrio,<br />

se apacigua el viento<br />

y conversa con las nubes.<br />

Las monarcas,<br />

mariposas resplan<strong>de</strong>cientes,<br />

fluyen <strong>de</strong> norte a sur.<br />

Inquieta sombra,<br />

mosaicos <strong>de</strong> vida,<br />

pétalos <strong>de</strong>shojados en el cielo.<br />

Náufragas naranja y oro,<br />

embriagadas <strong>de</strong> sol,<br />

buscando su isla.<br />

Sólo por que dije<br />

Que eras mía tierra <strong>de</strong> mis ancestros,<br />

Tierra <strong>de</strong> Mazatl<br />

Y <strong>de</strong> Cicumba<br />

Señores <strong>de</strong> Chapagua y Papayeca.<br />

Dioses <strong>de</strong>l Aguán<br />

Río <strong>de</strong> mi infancia<br />

Don<strong>de</strong> una vez cacé un venado<br />

Que bebía el agua antes <strong>de</strong> subir al cielo<br />

Allá don<strong>de</strong> las estrellas<br />

Pronunciaban nuestros nombres<br />

Víctor, Sergio, Roldín<br />

Como si fuéramos ángeles<br />

Que pernoctan un día en el paraíso.<br />

Pero, bien, ya estamos muertos<br />

Por aquí don<strong>de</strong> el venado tomó el agua<br />

Subimos hasta la estrella don<strong>de</strong> la galaxia<br />

Pronuncia nuestros nombres<br />

Y ahora titilamos con otros compañeros<br />

Que dijeron esta tierra es mía<br />

Padres <strong>de</strong> la antigua patria<br />

De Chapagua,<br />

Oh señores <strong>de</strong> la tierra sin nombre<br />

De la tierra libre,<br />

Padre Chicohuytl, Men<strong>de</strong>reto,<br />

Poto y Pizacura<br />

Señores <strong>de</strong> la tierra sin dueños y sin estribos<br />

Del río <strong>de</strong> la infancia<br />

Del Aguán y sus riberas extensas<br />

Y sus tierras <strong>de</strong>l viejo Nilo inconmensurable.<br />

Cuánto me duele amor, patria,<br />

Suelo <strong>de</strong> la mañana<br />

Y <strong>de</strong>l rocío que me <strong>de</strong>snuda<br />

Como un niño enternecido,<br />

Morir así.<br />

6


Bianca Dorato<br />

Turin, Italia - 1933<br />

De nuevo, este año, buscaré el lugar,<br />

el pequeño valle don<strong>de</strong> los halcones tienen<br />

un escondrijo para el amor: ya ahora se buscan,<br />

dan vueltas arriba <strong>de</strong>l pedregal,<br />

y yo siento el grito y el <strong>de</strong>sgarrarse <strong>de</strong>l aire<br />

cuando pasan las alas: <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l corazón lo siento,<br />

cuando el gemido <strong>de</strong> la nieve que se <strong>de</strong>rrite<br />

tan largamente canta.<br />

Y ellos se alzan, altos,<br />

alas potentes para atrapar el cielo, y juntos<br />

vuelan, y beben el esplendor. Hay allí<br />

arriba, lugares, entre malezas y piedras,<br />

don<strong>de</strong> tan tierna y tan temprana la hierba<br />

ahora germina. Y llega el tiempo beato<br />

que tan límpido en nosotros llamea en el cielo,<br />

tan fuerte el grito; y los miro, ellos, que van<br />

con vuelo seguro hacia corrientes puras<br />

cándidas <strong>de</strong> luz, y en la cumbre <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo se rozan,<br />

en altos rechinares. Todo es para ellos, allí arriba;<br />

ellos sólo poseen el cielo profundo, ellos solos<br />

que ebrios <strong>de</strong> alegría cantan su locura:<br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l vuelo, la tierra <strong>de</strong>spertándose <strong>de</strong> nuevo<br />

Carlos Germán Belli<br />

Lima, Perú – 1927<br />

No <strong>de</strong>spilfarrarlo<br />

Y en a<strong>de</strong>lante como nunca ayer<br />

ser absoluto dueño <strong>de</strong>l gran tiempo,<br />

que es exclusivamente para usarlo<br />

en cosas entrañables por entero,<br />

y con tal razón no <strong>de</strong>spilfarrarlo<br />

ni un instante <strong>de</strong> la futura vida,<br />

que aunque fuera infinito y espacioso<br />

en el seno <strong>de</strong>l mundo terrenal,<br />

no hay que <strong>de</strong>jarlo torpemente caer<br />

en la boca <strong>de</strong> lobo <strong>de</strong> la nada,<br />

que sólo con el paso <strong>de</strong> los años<br />

los ojos <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong>scubren<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> acá el más allá <strong>de</strong>sconocido,<br />

porque en alas <strong>de</strong>l rápido minuto<br />

se pue<strong>de</strong> ir muy imperceptiblemente<br />

a los reinos <strong>de</strong>l cielo o <strong>de</strong>l infierno.<br />

Traducción: Rocco Carbone<br />

Gustavo Riccio<br />

Argentina – 1900 - 1927<br />

Pequeña tragedia urbana<br />

La pantalonera se murió en la calle.<br />

Pasó el automóvil <strong>de</strong> un rico magnate,<br />

con tacos <strong>de</strong> goma, silencioso... Nadie<br />

lo oyó que llegaba. Gritos. Pitos. Sangre.<br />

La pantalonera se murió en la calle.<br />

Como al otro día <strong>de</strong>l taller faltase,<br />

tuvo un cartelito la puerta <strong>de</strong> calle<br />

con estas palabras: "Hay una vacante".<br />

7


Serguei Esénin<br />

Rusia –1895 - 1925<br />

Cesó <strong>de</strong> hablar<br />

Cesó <strong>de</strong> hablar el bosque rubio<br />

en su lenguaje alegre <strong>de</strong> abedul.<br />

Las grullas que van pasando<br />

por nadie sienten pesar.<br />

¿Por quién sentir? Cada uno es un viajero:<br />

llega, entra y <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>ja su hogar.<br />

El cañamar y la luna sobre la charca azul<br />

sueñan con los que ya no volverán.<br />

Estoy solo, <strong>de</strong> pie ante la <strong>de</strong>snuda llanura;<br />

el viento lleva las grullas a lo lejos;<br />

estoy pensando en mi alegre juventud,<br />

pero no me lamento <strong>de</strong> los tiempos idos.<br />

No me lamento <strong>de</strong> los años disipados.<br />

No lamento la blanca flor <strong>de</strong> mi alma.<br />

En el jardín ar<strong>de</strong> el fuego <strong>de</strong>l serbal<br />

sin dar calor a nadie ya.<br />

No se quemarán los ramos <strong>de</strong>l serbal.<br />

No perecerá la hierba en la sequía.<br />

Como un árbol que pier<strong>de</strong> sus hojas sin quejarse,<br />

así <strong>de</strong>jo caer mis nostálgicas palabras.<br />

Y si el viento <strong>de</strong> los años las dispersa<br />

y las rastrilla todas en un montón inútil,<br />

<strong>de</strong>cid así: que el bosque rubio<br />

cesó <strong>de</strong> hablar en su lenguaje tierno.<br />

(1924)<br />

Mohamed Salem Al<strong>de</strong>fatah (Ebnu)<br />

Rep. Saharaui<br />

Ellos<br />

Ellos,<br />

incubaron los huevos<br />

<strong>de</strong> la serpiente <strong>de</strong> mil cabezas<br />

y talaron los retoños <strong>de</strong> la inocencia.<br />

Ellos <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>naron<br />

el tablero <strong>de</strong> damas <strong>de</strong> arena<br />

y ahuyentaron<br />

las cabras <strong>de</strong>l pobre pastor.<br />

Ellos sembraron<br />

La primera piedra<br />

Para alzar el monumento a la <strong>de</strong>sdicha<br />

Y estrangularon<br />

Con perfidia la razón<br />

Una mañana <strong>de</strong> noviembre.<br />

Ellos adulteraron<br />

la leche <strong>de</strong> las camellas<br />

con las lágrimas<br />

<strong>de</strong> los caminos <strong>de</strong> la peregrinación.<br />

Ellos,<br />

<strong>de</strong>sterraron el eco <strong>de</strong> nuestros pasos<br />

hacia las mudas colinas <strong>de</strong> la muerte.<br />

"Hay días en que la paciencia se acaba, como el pan <strong>de</strong> los pobres. Esos son días exactos, como un<br />

alumbramiento, para iniciar la lucha". Hamlet Lima Quintana<br />

8


María Clara Salas<br />

Caracas, Venezuela – 1947<br />

Un tiempo más bajo los árboles<br />

no hay estación en el río<br />

sólo movimiento<br />

en él disperso<br />

la sorpresa <strong>de</strong> estar<br />

un tiempo más bajo los árboles<br />

simple tregua<br />

mientras todo se borra<br />

<strong>de</strong>spués<br />

otros encontrarán el río<br />

olerán las flores<br />

conocerán también<br />

el esplendor <strong>de</strong>l mundo<br />

Juan Sebastián Gaviria<br />

Bogotá, Colombia - 1980<br />

Potro alisio<br />

<strong>Le</strong> fui infiel a todos los venenos,<br />

ninguno volverá a adoptarme,<br />

prometí morir con una mano en tu entrepierna<br />

y la otra en el volante.<br />

<strong>Le</strong> fui infiel a todas las doctrinas y ninguna<br />

quiere ser mi excusa.<br />

Clasifico los incendios <strong>de</strong> uno a diez<br />

como un invierno eligiendo<br />

uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos <strong>de</strong> tus pies.<br />

Mi sed cabalga un Potro Alisio hacia tu seda,<br />

una casa sin puerta es mi filosofía,<br />

una puerta sin casa es mi <strong>poesía</strong>,<br />

y todo lo que espero es que la ventana<br />

en la que el pájaro ataca su propio reflejo<br />

se rompa a tiempo<br />

<strong>de</strong>: Cicatriz Souvenir<br />

César Bisso<br />

Santa Fe, Argentina - 1952<br />

La cacería<br />

Acechan las sombras en esta ciudad moribunda.<br />

Inciertos corazones laten huérfanos <strong>de</strong> luz<br />

y hay otros, sin muerte apacible que los ampare.<br />

La <strong>de</strong>sesperanza no se <strong>de</strong>tiene. Cazadora furtiva,<br />

acomete al amor sobre nuestros <strong>de</strong>spojos.<br />

No apagará el último fuego que nos ilumina.<br />

Julio Llinás<br />

Buenos Aires, Argentina - 1929<br />

Raices<br />

El hombre que habla y <strong>de</strong>vora sus palabras,<br />

teje una fábula en su tierra.<br />

Y el aire inva<strong>de</strong> los verbos <strong>de</strong> su raza.<br />

Así cayó esta zarpa en mi inocencia.<br />

Así creció mi orgullo en este mundo.<br />

"La <strong>poesía</strong> es conocimiento, salvación, revolución, operación capaz <strong>de</strong> cambiar el mundo..." - Octavio Paz<br />

9


William Ospina<br />

Padua, Tolima, Colombia – 1954<br />

En las mesetas <strong>de</strong>l Vaupés<br />

Qué son las canoas sino los árboles cansados <strong>de</strong> estar quietos.<br />

Qué son los postes <strong>de</strong> colores sino los árboles hundiendo sus raíces en el cielo.<br />

Qué son los puentes colgantes sino los árboles jugando con el vértigo.<br />

Qué son las alegres fogatas sino los árboles contando su último secreto.<br />

Follaje <strong>de</strong> las ondas que va quedando atrás con el golpe <strong>de</strong>l remo,<br />

Follaje <strong>de</strong> sonidos que en torno <strong>de</strong> los postes enar<strong>de</strong>ce al guerrero,<br />

Follaje <strong>de</strong> invisibles caminos que comienza en el confín <strong>de</strong>l puente,<br />

Follaje <strong>de</strong> humaredas que ascien<strong>de</strong>n en <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n entre las titilantes orquí<strong>de</strong>as.<br />

Con granadillo hice el bastón para espantar a los malos espíritus.<br />

Con la ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l caobo hice las cuentas <strong>de</strong> un collar para tu pecho oscuro.<br />

Con fruto seco <strong>de</strong>l tekika hice la copa en la que le ofreciste el agua.<br />

Con la ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l laurel hice esta flecha.<br />

Luis García Montero<br />

Granada, España - 1958<br />

Completamente Viernes<br />

Por <strong>de</strong>tergentes y lavavajillas,<br />

por libros or<strong>de</strong>nados y escobas en el suelo,<br />

por los cristales limpios, por la mesa<br />

sin papeles, libretas ni bolígrafos,<br />

por los sillones sin periódicos,<br />

quien se acerque a mi casa<br />

pue<strong>de</strong> encontrar un día<br />

completamente viernes.<br />

Como yo me lo encuentro<br />

cuando salgo a la calle<br />

y está la catedral<br />

tomada por el mundo <strong>de</strong> los vivos<br />

y en el supermercado<br />

junio se hace botella <strong>de</strong> ginebra,<br />

embutidos y postre,<br />

abanico <strong>de</strong> luz en el quiosco<br />

<strong>de</strong> la floristería,<br />

ciudad que se <strong>de</strong>snuda completamente viernes.<br />

Así mi cuerpo<br />

que se hace memoria <strong>de</strong> tu cuerpo<br />

y te presiente<br />

en la inquietud <strong>de</strong> todo lo que toca,<br />

en el mando a distancia <strong>de</strong> la música,<br />

en el papel <strong>de</strong> la revista,en el hielo <strong>de</strong>shecho<br />

igual que se <strong>de</strong>shace una mañana<br />

completamente viernes.<br />

Cuando se abre la puerta <strong>de</strong> la calle,<br />

la nevera adivina lo que supo mi cuerpo<br />

y sugiere otros títulos para este poema:<br />

completamente tú,<br />

mañana <strong>de</strong> regreso,<br />

el buen amor,<br />

la buena compañía.<br />

“La <strong>poesía</strong> se escribe cuando ella quiere”. -José Hierro<br />

10


Rafael Ca<strong>de</strong>nas<br />

Barquisimeto,Venezuela - 1930<br />

Beloved Country<br />

Cuánto tuyo no se <strong>de</strong>senvuelve como música perdida en mí.<br />

País al que regreso cada vez que me he empobrecido.<br />

Sello, fasto, bóveda <strong>de</strong> los cofres.<br />

Nunca me has negado tu leche <strong>de</strong> virgen.<br />

Mi reflujo, mi fuente secreta, mi anverso real.<br />

Ignoro el alcance <strong>de</strong> tu olor <strong>de</strong> especia, pero sé que has estado<br />

en todos mis puntos <strong>de</strong> partida, envolviéndome,<br />

Oriente solícito, como una ceremonia.<br />

País a don<strong>de</strong> van las líneas <strong>de</strong> mi mano, lugar don<strong>de</strong> soy otro,<br />

mi anillo <strong>de</strong> bodas. Seguramente estás cerca <strong>de</strong>l centro.<br />

- De Falsas maniobras.<br />

Chuya Nakahara<br />

Japón - 1907 - 1937<br />

La hora <strong>de</strong> la muerte<br />

Oscuro es en otoño el color <strong>de</strong>l cielo.<br />

Una luz en los ojos <strong>de</strong> un caballo negro;<br />

El agua es seca, se marchitan los lirios,<br />

El corazón se vacía.<br />

Sin dioses y sin ayuda,<br />

Junto a su ventana una mujer ha muerto.<br />

El blanco cielo era invisible.<br />

El blanco viento era frío.<br />

Cuando frente a la ventana lavó sus cabellos<br />

Su brazo era como una rama, y suave<br />

Se <strong>de</strong>svanecía el sol matutino,<br />

Y gota a gota <strong>de</strong>scendía el sonido <strong>de</strong>l agua.<br />

Ningún ruido en las calles,<br />

Se confundían las voces <strong>de</strong> los niños.<br />

Más, dime, ¿qué suce<strong>de</strong>rá con su alma?<br />

¿A<strong>de</strong>lgazará hasta tornarse nada?<br />

Santiago Bao<br />

Villa Gesell, Argentina - 1936<br />

Te contemplo<br />

ausente,<br />

sentada junto a un árbol,<br />

mientras zurces<br />

la trama<br />

<strong>de</strong>l universo.<br />

Luis Alfredo Gastélum<br />

Sinaloa, México - 1982<br />

La tierra<br />

“¿Cómo sabes si la Tierra no es más que el infierno <strong>de</strong> otro planeta?”<br />

Aldous Huxley<br />

¿Acaso el rumbo <strong>de</strong> los pies simula una adicción a ser tragado? ¿A dón<strong>de</strong> lleva la paciencia si el río que antes rebozaba<br />

es un esqueleto que acostado se precisa?<br />

Las caras <strong>de</strong> esta urbe se reencuentran en el sismo, en la carencia, en el ferrocarril que cruza en medio <strong>de</strong> las calles<br />

como un recipiente <strong>de</strong> sardinas y hace <strong>de</strong>l paisaje un crimen logrado en arribos y huidas.<br />

¿Acaso el fin <strong>de</strong> esta caminata es un tache en el recuento? ¿Acaso nuestra casa se <strong>de</strong>spojó <strong>de</strong>l techo para que viéramos<br />

el óleo gris <strong>de</strong> las alturas?<br />

Ciertamente hay un elemento fijo que a los habitantes nos disgrega, es la tierra.<br />

11


Liliana Lukin<br />

Buenos Aires, Argentina - 1951<br />

V<br />

Como una lluvia <strong>de</strong> otoño<br />

que ni refresca<br />

ni aumenta el temporal<br />

pero hace sonidos extraños<br />

sobre las hojas caídas<br />

y <strong>de</strong>splaza <strong>de</strong> su centro<br />

<strong>de</strong> gravedad<br />

el estado <strong>de</strong> las cosas<br />

temblando <strong>de</strong> placer<br />

en la tibieza <strong>de</strong>l dolor<br />

y ardiendo al contacto<br />

con la piedra caliente<br />

o helándose <strong>de</strong> igual<br />

perplejidad<br />

así cayendo en ráfagas<br />

<strong>de</strong> más o menos intensidad<br />

según la furia<br />

<strong>de</strong> un viento secreto<br />

y po<strong>de</strong>roso<br />

creando arroyos <strong>de</strong> fuga<br />

hacia a<strong>de</strong>ntro<br />

y <strong>de</strong>jando espejos<br />

<strong>de</strong> agua tranquila<br />

para el trabajo <strong>de</strong> la infancia.<br />

Como una larga lluvia<br />

persistente<br />

en el surco abierto<br />

por los pasos<br />

<strong>de</strong>ja su hilo que nutre<br />

o que perfora<br />

así ella formaba<br />

<strong>de</strong> su propia materia<br />

la imagen <strong>de</strong>l llover<br />

lloviendo en los seres<br />

que adoraba<br />

con ternura pertinaz<br />

fugaz y eterna<br />

en la repetición <strong>de</strong> su dulzura<br />

una llovizna<br />

eso tras la cual brillan<br />

en el aire cristales<br />

o momentos<br />

y todo seca en lo libre<br />

<strong>de</strong>l aire su verdad<br />

pero ha llovido:<br />

no hace<br />

ni frío ni calor<br />

aunque un temblor<br />

recorre<br />

el saber que los amantes<br />

guardan <strong>de</strong>l olvido<br />

como una lluvia<br />

Construcción comparativa -aberrante sujeto - ediciones <strong>de</strong>lanada, santa fe, 1998 tomado <strong>de</strong>:<br />

http://www.animalesenmasa.blogger.com.br/in<strong>de</strong>x.html<br />

12


Ferreira Gullar<br />

São Luís do Maranhão, Brasil - 1930<br />

Aprendizado<br />

Quando jovem escrevi<br />

num poema 'começo<br />

a esperar a morte'<br />

e a morte era entâo<br />

um facho<br />

a ar<strong>de</strong>r vertiginoso, os dias<br />

um heroico consumir-se<br />

através <strong>de</strong><br />

esquinas e vaginas<br />

Agora porém<br />

<strong>de</strong>pois <strong>de</strong><br />

tudo<br />

sei que<br />

apenas<br />

morro<br />

sem ênfase<br />

Wallace Stevens<br />

Estados Unidos - 1879 – 1955<br />

Do mero ser<br />

A palmeira, on<strong>de</strong> a mente acaba,<br />

Para lá do último pensamento, ergue-se<br />

Na distância do bronze,<br />

Um pássaro <strong>de</strong> penas douradas<br />

Canta na palmeira, sem sentido humano,<br />

Sem sentir humano, uma canção estrangeira.<br />

Então tu sabes que não é a razão<br />

Que nos faz felizes ou infelizes.<br />

O pássaro canta. As penas brilham.<br />

A palmeira ergue-se à beira do espaço.<br />

O vento move-se nos ramos lentamente.<br />

Pendidas, oscilam as penas do pássaro ornadas <strong>de</strong> fogo.<br />

Duarte, Relógio d'Água, 1993. Envio Amelia Pais.<br />

Manuel Carneiro <strong>de</strong> Souza Ban<strong>de</strong>ira Filho<br />

Recife, Brasil – 1886 - 1968<br />

Momento num café<br />

Quando o enterro passou<br />

Os homens que se achavam no café<br />

Tiraram o chapéu maquinalmente<br />

Saudavam o morto distraídos<br />

Estavam todos voltados para a vida<br />

Absortos na vida<br />

Confiantes na vida.<br />

Um no entanto se <strong>de</strong>scobriu num gesto largo e <strong>de</strong>morado<br />

Olhando o esquife longamente<br />

Este sabia que a vida é uma agitação feroz e sem finalida<strong>de</strong><br />

Que a vida é traição<br />

E saudava a matéria que passava<br />

Liberta para sempre da alma extinta.<br />

in <strong>Le</strong>ituras - poemas do inglês, prefácio e tradução <strong>de</strong> João Ferreira<br />

13


Lêdo Ivo<br />

Maceió, Alagoas, Brasil - 1924<br />

El portón<br />

El portón se abre el día entero<br />

pero en la noche yo mismo lo cierro.<br />

No espero ningún visitante nocturno<br />

a no ser el ladrón que salta el muro <strong>de</strong> los sueños.<br />

La noche es tan silenciosa que me hace escuchar<br />

el nacimiento <strong>de</strong> los manantiales en los bosques.<br />

Mi cama blanca como la vía láctea<br />

es breve para mí en la noche negra.<br />

Ocupo todo el espacio <strong>de</strong>l mundo. Mi mano <strong>de</strong>satenta<br />

<strong>de</strong>rriba una estrella y ahuyenta un murciélago.<br />

El latir <strong>de</strong> mi corazón intriga a las lechuzas<br />

que, en las ramas <strong>de</strong> los cedros, rumian el enigma<br />

<strong>de</strong>l día y <strong>de</strong> la noche paridos por las aguas.<br />

En mi sueño <strong>de</strong> piedra quedo inmóvil y viajo.<br />

Soy el viento que palpa las alcachofas<br />

y enmohece los arreos colgados en el establo.<br />

Soy la hormiga que, guiada por las estaciones,<br />

respira los perfumes <strong>de</strong> la tierra y el océano.<br />

Un hombre que sueña es todo lo que no es:<br />

el mar que <strong>de</strong>terioran los navíos,<br />

el silbo negro <strong>de</strong>l tren entre hogueras,<br />

la mancha que oscurece el tambor <strong>de</strong> queroseno.<br />

Si antes <strong>de</strong> dormir cierro mi portón<br />

en el sueño se abre. Quien no vino <strong>de</strong> día<br />

pisando las hojas secas <strong>de</strong> los eucaliptos<br />

viene <strong>de</strong> noche y conoce el camino, igual que los muertos<br />

que aunque jamás verán, saben dón<strong>de</strong> estoy<br />

–cubierto por una mortaja, como todos los que sueñan<br />

se agitan en la oscuridad, gritan palabras que huyeron <strong>de</strong>l diccionario<br />

y respiran el aire <strong>de</strong> la noche que huele a jazmín<br />

y a dulce estiércol fermentado.<br />

Los visitantes in<strong>de</strong>seables atraviesan las puertas atrancadas<br />

y las persianas que filtran el paisaje <strong>de</strong> la brisa y me ro<strong>de</strong>an.<br />

¡Oh misterio <strong>de</strong>l mundo!, ningún candado cierra el portón <strong>de</strong> la noche.<br />

En vano fue que al anochecer pensara en dormir<br />

solo<br />

protegido por el alambre <strong>de</strong> púas que cerca mis tierras<br />

y por mis perros que sueñan con los ojos abiertos.<br />

En la noche, una simple brisa <strong>de</strong>struye los muros <strong>de</strong> los hombres.<br />

Aunque mi portón amanece cerrado<br />

sé que alguien lo abrió, en el silencio <strong>de</strong> la noche,<br />

y asistió en lo oscuro a mi sueño inquieto.<br />

Eugenio <strong>de</strong> Andra<strong>de</strong><br />

Portugal - 1923 - 2005<br />

Litania<br />

O teu rosto inclinado pelo vento;<br />

a feroz brancura dos teus <strong>de</strong>ntes;<br />

as mãos, <strong>de</strong> certo modo irresponsáveis,<br />

e contudo sombrias, e contudo transparentes;<br />

O triunfo cruel das tuas pernas,<br />

colunas em repouso se anoitece:<br />

o peito raso, claro, feito <strong>de</strong> água;<br />

a boca sossegada on<strong>de</strong> apetece<br />

navegar ou cantar, ou simplesmente ser<br />

a cor dum fruto, o peso duma flor;<br />

as palavras mor<strong>de</strong>ndo a solidão,<br />

atravessadas <strong>de</strong> alegria e <strong>de</strong> terror;<br />

são a gran<strong>de</strong> razão, a única razão.<br />

14


Vicente Huidobro<br />

Santiago, Chile -1893 - 1948<br />

Ella<br />

Ella daba dos pasos hacia <strong>de</strong>lante<br />

Daba dos pasos hacia atrás<br />

El primer paso <strong>de</strong>cía buenos días señor<br />

El segundo paso <strong>de</strong>cía buenos días señora<br />

Y los otros <strong>de</strong>cían cómo está la familia<br />

Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo<br />

Ella llevaba una camisa ardiente<br />

Ella tenía ojos <strong>de</strong> adormecedora <strong>de</strong> mares<br />

Ella había escondido un sueño en un armario oscuro<br />

Ella había encontrado un muerto en medio <strong>de</strong> su cabeza<br />

Cuando ella llegaba <strong>de</strong>jaba una parte más hermosa muy lejos<br />

Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla<br />

Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina<br />

Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas <strong>de</strong> su edad<br />

Era hermosa como un cielo bajo una paloma<br />

Tenía una boca <strong>de</strong> acero<br />

Y una ban<strong>de</strong>ra mortal dibujada entre los labios<br />

Reía como el mar que siente carbones en su vientre<br />

Como el mar cuando la luna se mira ahogarse<br />

Como el mar que ha mordido todas las playas<br />

El mar que <strong>de</strong>sborda y cae en el vacío en los tiempos <strong>de</strong> abundancia<br />

Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas<br />

Antes que el viento norte abra sus ojos<br />

Era hermosa en sus horizontes <strong>de</strong> huesos<br />

Con su camisa ardiente y sus miradas <strong>de</strong> árbol fatigado<br />

Como el cielo a caballo sobre las palomas<br />

De Ver y palpar,1941<br />

Carmen Pérez Valerio<br />

Santiago <strong>de</strong> los Caballeros, República Dominicana - 1960<br />

<strong>Le</strong>jos <strong>de</strong> mí<br />

Sola,<br />

lejos <strong>de</strong> mí,<br />

bebo el azul amanecido,<br />

la inmensidad <strong>de</strong> calles<br />

entrecruzadas.<br />

Vivo y pienso.<br />

Discurro y muero.<br />

Cualquier lugar<br />

es un refugio distante,<br />

cobijo <strong>de</strong>l fuego inquieto<br />

en duelo con la brisa.<br />

Carlos Briones<br />

Burgos, España - 1969<br />

Luz usada<br />

Quedó tendido el tiempo<br />

y nuestra piel<br />

en el último rayo que entró por la ventana.<br />

Cuando regrese el sol, tras la tormenta,<br />

su luz estará usada:<br />

en el color que habita entre mis manos<br />

<strong>de</strong>scubrirá que has sido mariposa.<br />

15


Jack Kerouac<br />

Lowell, Estados Unidos -1922 – 1969<br />

Charlie Parker<br />

Charlie Parker se parecía a un Buda.<br />

Charlie Parker que murió hace poco mientras se reía con un juglar <strong>de</strong> la TV,<br />

luego <strong>de</strong> semanas <strong>de</strong> tensión y enfermedad,<br />

fue llamado el músico perfecto<br />

y la expresión en su rostro<br />

era tan serena, hermosa y profunda<br />

como la imagen <strong>de</strong> Buda<br />

que se ve en Oriente; los ojos entrecerrados,<br />

la expresión que dice: todo está bien.<br />

Eso era lo que <strong>de</strong>cía Charlie Parker cuando tocaba: todo está bien.<br />

Uno tenía la sensación <strong>de</strong> la mañana temprana<br />

como la dicha <strong>de</strong> un ermitaño<br />

o como el grito perfecto <strong>de</strong> alguna pandilla frenética en una "jam session"<br />

¡Wail! ¡Whap!<br />

Charlie reventaba sus pulmones para alcanzar la velocidad<br />

que sus fanáticos <strong>de</strong>seaban<br />

y su eterno atrasarse era lo que ellos querían.<br />

Un gran músico<br />

y un gran creador <strong>de</strong> formas<br />

que finalmente encuentran expresión<br />

en más y lo que quieras.<br />

Aunque musicalmente tan importante como Beethoven<br />

no era consi<strong>de</strong>rado como tal<br />

un gentil director <strong>de</strong> orquestas <strong>de</strong> cuerdas<br />

frente a las cuales él se erguía orgulloso y calmo<br />

como un conductor <strong>de</strong> música en la histórica gran noche mundial<br />

y hacía sollozar a su pequeño saxófono el alto<br />

con claro y <strong>de</strong>sgarrador lamento<br />

en perfecto tono y brillante armonía<br />

¡Tut!<br />

Los oyentes reaccionaban sin <strong>de</strong>mostrarlo<br />

y comenzaban a hablar<br />

y pronto todo el tugurio se balancea y habla<br />

y todos hablan;<br />

y Charlie Parker<br />

silbándoles hasta el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la eternidad<br />

con su irlandés St. Patrick Patootlestick.<br />

Y como en las nieblas sagradas<br />

pataleamos y chapoteamos<br />

en las aguas <strong>de</strong> la matanza y la carne blanca;<br />

y morimos uno tras otro en el Tiempo.<br />

Y qué tierna historia es<br />

cuando se la oyes contar a Charlie Parker<br />

sea en discos o en sessions<br />

o en reuniones oficiales en clubes<br />

(inyecciones en el brazo para la billetera).<br />

Jubilosamente soplaba la corneta perfecta<br />

<strong>de</strong> todos modos no importaba nada...<br />

Charlie Parker perdóname.<br />

Perdóname por no respon<strong>de</strong>r a tus ojos.<br />

Por no haber hecho una <strong>de</strong>mostración<br />

<strong>de</strong> lo que eres capaz <strong>de</strong> inventar.<br />

Charlie Parker ruega por mí.<br />

Ruega por mí y por todos.<br />

En los Nirvanas <strong>de</strong> tu cerebro don<strong>de</strong> te escon<strong>de</strong>s—<br />

indulgente y enorme—<br />

ya no Charlie Parker<br />

sino el impronunciable Nombre secreto<br />

que lleva aparejado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí hasta el este o el oeste<br />

un premio sin medida.<br />

Charlie Parker: aleja la perdición <strong>de</strong> mí<br />

...y <strong>de</strong> todos.<br />

Traducción: William Shand y Alberto Girri<br />

16


Malcolm Lowry<br />

Liverpoool, Inglaterra -1909 - 1957<br />

Epitafio<br />

Malcolm Lowry<br />

Difunto <strong>de</strong> Bowery<br />

Su prosa era florida<br />

Y a veces reñía<br />

Vivió, <strong>de</strong> noche, bebió, <strong>de</strong> día,<br />

Y murió Tocando el ukelele.<br />

<strong>Le</strong>ticia Herrera<br />

Michoacán, México<br />

Mesa cuatro<br />

<strong>de</strong> El comediante<br />

Comía<br />

como quien vuelca<br />

paladas <strong>de</strong> tierra<br />

en una<br />

tumba<br />

De: Ver al volar, México, 1988<br />

Atahualpa Yupanqui<br />

Pergamino, Argentina – 1908 - 1992<br />

El poeta<br />

Tú piensas que eres distinto<br />

porque te dicen poeta,<br />

y tienes un mundo aparte<br />

más allá <strong>de</strong> las estrellas.<br />

De tanto mirar la luna<br />

ya nada sabes mirar,<br />

eres como un pobre ciego<br />

que no sabe adón<strong>de</strong> va...<br />

Vete a mirar los mineros,<br />

los hombres en el trigal,<br />

y cántale a los que luchan<br />

por un pedazo <strong>de</strong> pan.<br />

Poeta <strong>de</strong> tiernas rimas,<br />

vete a vivir a la selva,<br />

y apren<strong>de</strong>rás muchas cosas<br />

<strong>de</strong>l hachero y sus miserias.<br />

Vive junto con el pueblo,<br />

no lo mires <strong>de</strong>s<strong>de</strong> afuera,<br />

que lo primero es ser hombre,<br />

y lo segundo, poeta.<br />

Gonzalo Millán<br />

Chile - 1947-2006<br />

El paseo <strong>de</strong>l sastre <strong>de</strong>snudo<br />

Después <strong>de</strong> clavar esa aguja<br />

con dos manos en la silla<br />

y cerrar ojales y cortinas,<br />

camino.<br />

Pue<strong>de</strong> que observe los vinos o el río<br />

o doble bruscamente las esquinas<br />

tratando <strong>de</strong> huir<br />

<strong>de</strong>l figurín oscuro que me sigue,<br />

o pue<strong>de</strong> que <strong>de</strong> pronto me <strong>de</strong>tenga<br />

y cierre mi único ojo y mi bordado<br />

con un nudo negro sin más hilo.<br />

17


Nguyen Quang Thieu<br />

Ha Tay, Vietnam <strong>de</strong>l Norte - 1957<br />

Música<br />

Los encorvados cornos funerarios son míos<br />

Los tambores <strong>de</strong> piel agrietada son míos,<br />

Los violines <strong>de</strong> dos cuerdas con inclinadas cajas son míos.<br />

Su mágica música se levanta en la distancia.<br />

Madre, veo a la Abuela sonriendo<br />

Tras <strong>de</strong> un nido <strong>de</strong> humo.<br />

Un carro fúnebre rueda entre mi sueño,<br />

Dragones amarillos se elevan<br />

Al son <strong>de</strong> cornos y tambores.<br />

Camino en puntillas a través <strong>de</strong> las flores co-may<br />

Y alguien que no puedo ver me mantiene exaltado.<br />

Quiero escon<strong>de</strong>rme en esos atavíos funerarios,<br />

Quiero cubrir mis toses con esas cenizas tibias.<br />

Ahora veo a la Abuela vestida <strong>de</strong> seda<br />

Con miles <strong>de</strong> velas a su alre<strong>de</strong>dor.<br />

Ella escancia agua lluvia en un cántaro;<br />

Ella me espera para retornar.<br />

El espléndido carro fúnebre es mi juguete; me pierdo en el juego.<br />

Madre, ¿tú me escuchas reír?<br />

Soledad y yo somos niños con muchas cosas por hacer.<br />

Descansamos <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l domo <strong>de</strong>l carro fúnebre,<br />

Volamos <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los pendones funerarios,<br />

Volamos a nuestras colinas nativas<br />

Don<strong>de</strong> puedo ponerme una camisa amarilla<br />

Y dormir sobre una fragante hoja <strong>de</strong> betel.<br />

¿Pero cómo pue<strong>de</strong>s, Madre, lavarme allí la cara?<br />

Amo los cornos, los tambores,<br />

Los violines <strong>de</strong> dos cuerdas con mi sollozo,<br />

Y ellos me aman con su tristeza, su congoja.<br />

Nuestra canción repica, trayéndome <strong>de</strong> regreso a tierra,<br />

De regreso a la carretera con blancas flores <strong>de</strong> co-may,<br />

De regreso a casa don<strong>de</strong> tú esperas para lavar mi cara.<br />

José Manuel Caballero Bonald<br />

Jerez <strong>de</strong> la Frontera, España- 1926<br />

Espera<br />

Y tú me dices<br />

que tienes los pechos rendidos <strong>de</strong> esperarme,<br />

que te duelen los ojos <strong>de</strong> estar siempre vacíos <strong>de</strong> mi cuerpo,<br />

que has perdido hasta el tacto <strong>de</strong> tus manos<br />

<strong>de</strong> palpar esta ausencia por el aire,<br />

que olvidas el tamaño caliente <strong>de</strong> mi boca.<br />

Y tú me lo dices que sabes<br />

que me hice sangre en las palabras <strong>de</strong> repetir tu nombre,<br />

<strong>de</strong> lastimar mis labios con la sed <strong>de</strong> tenerte,<br />

<strong>de</strong> darle a mi memoria, registrándola a ciegas,<br />

una nueva manera <strong>de</strong> rescatarte en besos<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la soledad en la que tú me gritas<br />

que sigues esperando.<br />

Y tú me lo dices que estás tan hecha<br />

a esta <strong>de</strong>shabitada cerrazón <strong>de</strong> la carne<br />

que apenas si tu sombra se <strong>de</strong>lata,<br />

que apenas sí eres cierta<br />

en esta oscuridad que la distancia pone<br />

entre tu cuerpo y el mío.<br />

18


Galo Torres<br />

Cuenca, Ecuador - 1962<br />

Imagen congelada<br />

Claudia Lars<br />

El Salvador – 1899 - 1974<br />

Amor que se cruzó...<br />

Amor que se cruzó por mi camino<br />

Y me encontró en la sombra, abandonada.<br />

Amor que fuera luz en la callada<br />

Y sombría espesura <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino.<br />

Esencia <strong>de</strong> lo noble y <strong>de</strong> lo fino:<br />

<strong>Le</strong> sorprendí brillando en su mirada.<br />

Mas no quiso hacer caso a mi llamada<br />

Y transformó lo humano en lo divino.<br />

Yo me quedé con la esperanza rota.<br />

¡Corazón que me sangra gota a gota<br />

Siempre que pongo mi ilusión en algo!<br />

¿Por qué tan fuerte ante la vida fuerte?<br />

¿Es que miedo a la vida le tuviste,<br />

amor que no supiste lo que valgo?<br />

Al fin caí <strong>de</strong> bruces en la nada,<br />

hundiéndome en una pura y dura extinción<br />

D. H. Lawrence<br />

Des<strong>de</strong> el principio yo verbo, contracción, flujo.<br />

Arteria vertical. Acción. Imágenes. Reflujo.<br />

Un hilo <strong>de</strong> sangre bautizado con un nombre.<br />

¡Pero basta! Hoy, ahora, cierro mis venas y<br />

retorno, regreso a las cosas, al agua y su edad coagulada.<br />

Quiero por un tiempo<br />

entrar en el sueño como fósil que duerme en la caliza.<br />

Pido un retiro <strong>de</strong> cuarenta eda<strong>de</strong>s a mi <strong>de</strong>sierto.<br />

Reclamó para mi carne la dura piel <strong>de</strong>l carbón<br />

y para mi ojo la quieta mirada <strong>de</strong> un santo <strong>de</strong> yeso.<br />

Que mi mano sea el ocioso péndulo <strong>de</strong> un antiguo reloj<br />

y olvi<strong>de</strong> su vocación <strong>de</strong> llave, caricia y cincel.<br />

Que mi espejo me <strong>de</strong>vuelva<br />

la inmovilidad colorida y apacible<br />

que tienen los retratos pintados en el Renacimiento,<br />

-con un tipo <strong>de</strong> muerte que no es muerte-,<br />

una latencia sin vocales, ca<strong>de</strong>ncias ni prodigios.<br />

Que mi cabeza regrese al umbral <strong>de</strong> mi primer latido<br />

y <strong>de</strong>je <strong>de</strong> ser esta bala que rebota entre vigas y atar<strong>de</strong>ceres.<br />

Que mi pie se reconozca pariente <strong>de</strong>l té, <strong>de</strong>l pozo y el árbol,<br />

y abandone el tráfico, las aglomeraciones y los puentes.<br />

Huyo <strong>de</strong> las flores que crecen en la boca <strong>de</strong> las sopranos<br />

y entrego mi mano al aromado cieno en que duerme el pantano<br />

—esa contenida y movediza muerte—.<br />

Abandono tus recetas, tu almohada, tu campo <strong>de</strong> carne<br />

y me congelo al bor<strong>de</strong> mismo <strong>de</strong>l minuto señalado para mi muerte.<br />

Quiero, por un instante infinito, la intacta y pura serenidad<br />

<strong>de</strong> un príncipe <strong>de</strong>l incario que contemplara su funeral.<br />

“Vivir no es necesario. Lo necesario es crear”, Fernando Pessoa.<br />

De: 10 60 90- 10 poetas ecuatorianos <strong>de</strong> los 90s (nacidos en los 60s)- K-Oz Editorial<br />

19


José María Millares Sall<br />

Las Palmas, <strong>Isla</strong>s Canarias – 1921- 2009<br />

Hago mía la luz (1977)<br />

4<br />

AHORA que los días<br />

se hielan en los ojos<br />

y el macabro estrabismo <strong>de</strong> mis versos<br />

azotan<br />

la crueldad,<br />

la sorda indigestión<br />

<strong>de</strong> los don ceros<br />

que mi<strong>de</strong>n con la vara <strong>de</strong> sus tripas<br />

las estériles<br />

sombras<br />

<strong>de</strong> los cuervos<br />

que triunfan<br />

en la vida,<br />

se enriquecen<br />

a fuerza <strong>de</strong> cinismo y <strong>de</strong> memoria,<br />

pen<strong>de</strong>jos<br />

<strong>de</strong> este mundo,<br />

<strong>de</strong> esta ruina<br />

sangrante<br />

que a pelos y a mordiscos<br />

nos comemos,<br />

cuando el llanto<br />

por cifras<br />

nos divi<strong>de</strong>n,<br />

nos cuelgan <strong>de</strong> los cuernos<br />

<strong>de</strong> un salario,<br />

<strong>de</strong> un fuego,<br />

<strong>de</strong> una odiosa pesadilla,<br />

que arriba,<br />

por ladrón,<br />

ya está el listillo,<br />

siniestros caras,<br />

negros<br />

Ivan Flores<br />

Ibarra, Ecuador - 1963<br />

estertores<br />

<strong>de</strong>l chiste,<br />

sedientos <strong>de</strong> lujuria,<br />

cuando el sopor <strong>de</strong>l aire<br />

oprime nuestros ojos,<br />

sumerge en la cintura<br />

<strong>de</strong> los ríos<br />

sus cuellos<br />

<strong>de</strong> amapola,<br />

los graves movimientos<br />

<strong>de</strong> un reloj,<br />

el alba<br />

que se sale,<br />

se tien<strong>de</strong> dulcemente en las arenas<br />

<strong>de</strong>siertas<br />

<strong>de</strong>l origen,<br />

que así vamos,<br />

camino,<br />

hacia el dolor<br />

que a palos nos conduce<br />

a la tuerca<br />

infernal<br />

don<strong>de</strong> la entraña<br />

oxida nuestro ser,<br />

<strong>de</strong>shumaniza<br />

la fuerza <strong>de</strong> la mano que se abre<br />

por alcanzar<br />

la flor,<br />

la luz inconfundible<br />

<strong>de</strong> la vida<br />

que <strong>de</strong> niños aprendimos<br />

a beber<br />

<strong>de</strong> un trago<br />

por amor<br />

a la verdad.<br />

¡Eres tú!<br />

Muerte...<br />

... abres tu cuerpo enigma<br />

una sola vez en cada vida<br />

<strong>de</strong>senvolviendo<br />

tu oscuro y <strong>de</strong>scomunal erotismo<br />

a los ineludibles amantes<br />

<strong>de</strong> ti, Desconocida,<br />

a nosotros,<br />

los que estamos. Eres fuego, oquedad y silencio,<br />

absorción inescrutable. No terminarás jamás <strong>de</strong> consumir la vida,<br />

por eso nombro tu atemporal servidumbre;<br />

la vitalidad que fluye y abraza lo vivo<br />

es el po<strong>de</strong>r que alza su horca sobre ti,<br />

<strong>de</strong>jándote vencida;<br />

con cada lirio que nace<br />

se escribe nuevamente tu epitafio.<br />

De: 10 60 90- 10 poetas ecuatorianos <strong>de</strong> los 90s (nacidos en los 60s)- K-Oz Editorial<br />

20


Paco Benaví<strong>de</strong>z<br />

San Gabriel, Ecuador – 1964 - 2004<br />

De Historia natural <strong>de</strong>l fuego, 1995<br />

III<br />

el verano ha sido un espejismo<br />

incapaz <strong>de</strong> abrirme los ojos<br />

o <strong>de</strong> encarnar las palabras<br />

mientras paso por la noche<br />

hacia un lugar que conozco<br />

ninguna huella en la niebla<br />

solamente el olor <strong>de</strong> las hojas<br />

me guía a tientas<br />

has entrado antes <strong>de</strong>l alba<br />

y ella duerme maravillada<br />

<strong>de</strong> entre las últimas voces<br />

sobreviven en ti algunas:<br />

hablan solas cálidas por tu lengua.<br />

De: 10 60 90- 10 poetas ecuatorianos <strong>de</strong> los 90s (nacidos en los 60s)- K-Oz Editorial<br />

José María Memet<br />

Neuquén, Argentina, 1957: Nacionalizado chileno en 1970<br />

Un granuja en las calles<br />

Como un truhán <strong>de</strong> poca monta<br />

voy por bares y por calles empedradas,<br />

silbando sin asombro<br />

y respondiendo a quien lo du<strong>de</strong>,<br />

que aún soy dueño <strong>de</strong>l mundo<br />

no me importa el <strong>de</strong>senfado,<br />

la ceguera <strong>de</strong> los tontos<br />

o la comodidad <strong>de</strong> los burgueses;<br />

veinte hogares he empezado<br />

y veinte han sido las herencias<br />

los puentes me conocen, las amantes<br />

en las esquinas no quieren<br />

<strong>de</strong>spedirse, vuelvo a ser<br />

el último poeta <strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a:<br />

tal vez los tiempos se repiten<br />

¡vago!, ¡vago!, apellídanme las madres,<br />

me dan con puertas en narices<br />

al instante en que pregunto por uste<strong>de</strong>s;<br />

no podría corromper a mis iguales,<br />

por en<strong>de</strong>, feliz sigo mi rumbo<br />

y en mi camino hacia la al<strong>de</strong>a<br />

<strong>de</strong> la noche y a quien aún <strong>de</strong>see<br />

conversar, le narro intenso que una vida<br />

es importante si pue<strong>de</strong> alzar la vista al cielo<br />

y ver las nubes <strong>de</strong> la infancia.<br />

<strong>de</strong>l libro: La <strong>Casa</strong> <strong>de</strong> la Ficción y otros Poemas, 1986<br />

Borges<br />

"Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la<br />

crueldad: más abominable es el hecho <strong>de</strong> que fomentan la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies <strong>de</strong><br />

lí<strong>de</strong>res, vivas y mueras prefijados, muros exornados <strong>de</strong> nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina<br />

usurpando el lugar <strong>de</strong> la luci<strong>de</strong>z... Combatir esas tristes monotonías es uno <strong>de</strong> los muchos <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> un<br />

escritor."<br />

Revista Sur, agosto <strong>de</strong> 1946.<br />

21


Mario Eraso<br />

Pasto, Colombia - 1967. Vive en México<br />

A<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> cada a<strong>de</strong>ntro hay otro a<strong>de</strong>ntro<br />

En la noche incurable y rapada.<br />

A un a<strong>de</strong>ntro la noche entrega otro<br />

Para ser incesante negrura.<br />

A<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la noche<br />

Muy a<strong>de</strong>ntro<br />

El a<strong>de</strong>ntro es un a<strong>de</strong>ntro más nocturno<br />

Más pánico.<br />

Tomado <strong>de</strong>: Revista Confabulación 153<br />

Efraín Valenzuela<br />

Venezuela<br />

Volveré<br />

Volveré<br />

a pronunciar tu nombre<br />

en estas maravillosas<br />

cuencas <strong>de</strong>l Rosario<br />

y te llamaré María<br />

De pura liturgia popular<br />

escribiré nuestro Cantar <strong>de</strong> los Cantares<br />

¡Qué lindos son tu pies en las sandalias,<br />

hija <strong>de</strong> un Jefe Civil <strong>de</strong> la Guaira!<br />

Volveré<br />

a gritar mis consignas rojas<br />

entre tus pechos pronunciados <strong>de</strong> sexo.<br />

Iré a las reuniones con escoceses prolongados<br />

don<strong>de</strong> conspiraré para olvidarte<br />

Echarte a ese pasado <strong>de</strong> socialismo real<br />

tan jodido, triste<br />

Volveré<br />

a escuchar esos boleros<br />

entre muchos Bella Chao<br />

Carabina 30 30<br />

y el Quinto Regimiento.<br />

“Es mi <strong>de</strong> <strong>de</strong>seo seguir luchando<br />

con el martillo y con la hoz”<br />

Así esta nostalgia se hará reservista<br />

Transitará las otroras rokolas<br />

y las filas <strong>de</strong> la rebelión<br />

hinchada <strong>de</strong> tus olores <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nados<br />

gastados <strong>de</strong> tantas marchas<br />

Volveré<br />

a entonar la Media Vuelta<br />

“Y me iré con el sol cuando muera la tar<strong>de</strong>”<br />

Seguidamente<br />

Saldré disparado <strong>de</strong> ese amparo tuyo tan <strong>de</strong> Fito Páez<br />

tan canino<br />

quizás salpicado <strong>de</strong> algún barroquismo<br />

Huir, huir <strong>de</strong> ese amor tuyo que no le gusta la salsa.<br />

“La <strong>poesía</strong> no es diferente, en esencia, a un juego <strong>de</strong> "a escondidas" en que el poeta la <strong>de</strong>scubre y la <strong>de</strong>nuncia, y<br />

entre ella y él, como en amor, todo lo que existe es la alegría <strong>de</strong> este juego.”- José Gorostiza<br />

22


Daniel Viglietti<br />

Montevi<strong>de</strong>o, Uruguay - 1939<br />

Daltónica<br />

A Roque Dalton<br />

Pulgarcito <strong>de</strong> poeta<br />

que se escapa y me cosquilla,<br />

tan alegre, tan sin silla,<br />

tan <strong>de</strong> amores torrenciales,<br />

tan sin fin.<br />

Alegría <strong>de</strong> una tierra<br />

que se quita las fronteras,<br />

se <strong>de</strong>snuda las ca<strong>de</strong>ras,<br />

las volcánicas centrales<br />

<strong>de</strong> una luz.<br />

Yo lo vi,<br />

yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.<br />

El año treinta y dos<br />

él no vivía y yo lo vi<br />

contando sus historias<br />

<strong>de</strong> futuro, iba entre mil.<br />

Yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.<br />

Pobrecitos los poetas,<br />

bendiciones son daltones,<br />

don<strong>de</strong> hay huesos ven marrones<br />

territorios prometidos<br />

como un sol.<br />

Tan bracito su <strong>poesía</strong>,<br />

se levanta en los sensuales<br />

laberintos marsupiales<br />

y reparte polen rojo,<br />

se abre en flor.<br />

Yo lo vi,<br />

yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.<br />

Era el año dos mil,<br />

ya él no vivía y yo lo vi.<br />

La muerte equivocada lo llevó<br />

y él anda aquí;<br />

y yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.<br />

Pulgarcito <strong>de</strong> poeta<br />

que se escapa y me cosquilla,<br />

tan alegre, tan sin silla,<br />

tan <strong>de</strong> amores torrenciales,<br />

tan sin fin.<br />

Crece armado <strong>de</strong> esperanza,<br />

<strong>de</strong>sentierra lo perdido,<br />

le hace un hijo <strong>de</strong> sonido<br />

al silencio <strong>de</strong> ese pueblo<br />

que es maestro <strong>de</strong> sus sueños.<br />

Que se escapa y nos cosquilla,<br />

tan sin miedo, tan sin silla,<br />

tan amado, tan armado,<br />

tan <strong>de</strong> todos, Salvador.<br />

Rubén Vedovaldi<br />

Santa Fe, Argentina<br />

Número humano<br />

En el futuro cada número llevará un hombre a sus espaldas<br />

Y ese hombre dirá quién es el número<br />

y la aritmética se volverá humanística.<br />

23


Blanca Castellón<br />

Managua, Nicaragua<br />

Árbol anónimo<br />

No conozco el nombre<br />

ni apellido <strong>de</strong> ese árbol<br />

Me hace señas cariñosas<br />

a través <strong>de</strong> la ventana <strong>de</strong> esta casa<br />

que por primera vez visito<br />

No sé quien es<br />

en medio <strong>de</strong> todos los arboles<br />

que pueblan el planeta<br />

pero lo quiero ya<br />

con su ver<strong>de</strong> entero<br />

y el enigma <strong>de</strong> su fronda.<br />

A Salvador Car<strong>de</strong>nal,<br />

entregado al verdor.<br />

Mario Payeras<br />

Chimaltenango, Guatemala – 1940 - 1995<br />

Kilimanjaro<br />

No es la nostalgia humana<br />

por las viejas primaveras <strong>de</strong> un país<br />

don<strong>de</strong> los pájaros son mansos,<br />

ni por las lluvias <strong>de</strong> la infancia<br />

que nos <strong>de</strong>jaron los ojos diáfanos para siempre,<br />

sino por la región <strong>de</strong> las nieves perennes<br />

que añoran en la vejez los elefantes<br />

<strong>de</strong> todos los zoológicos <strong>de</strong>l mundo,<br />

hacia la que una mañana,<br />

dicen,<br />

empren<strong>de</strong>remos viaje,<br />

con el secreto dolor <strong>de</strong> que no habrá regreso<br />

a ninguno <strong>de</strong> los sitios en que fuimos felices.<br />

Jorge Palma<br />

Uruguay<br />

Todos los caballos juntos<br />

Algún día<br />

todos los caballos se reunirán<br />

en un lugar <strong>de</strong> la tierra.<br />

Vendrán <strong>de</strong> todas partes,<br />

<strong>de</strong> todas las regiones.<br />

De los antiguos lugares<br />

don<strong>de</strong> jamás cesa la lluvia.<br />

Des<strong>de</strong> los lejanos lugares<br />

don<strong>de</strong> nunca anochece.<br />

Des<strong>de</strong> los remotos lugares<br />

don<strong>de</strong> dicen,<br />

ya no existen los caballos.<br />

Vendrán.<br />

Algún día,<br />

todos los caballos se reunirán<br />

en un lugar <strong>de</strong> la tierra.<br />

De: Palestina y otros poemas (Homenaje)<br />

En “area ver<strong>de</strong>” <strong>de</strong>l libro inédito “Viaje Aleatorio”<br />

24


Claribel Alegría<br />

Nicaragua<br />

El olvido<br />

Al olvido le temo<br />

no a la muerte,<br />

el olvido es el filo<br />

que reduce a serrín<br />

vidas<br />

obras<br />

amores<br />

que soñamos eternos.<br />

Arturo Corcuera<br />

Trujillo, Perú - 1935<br />

Rosa<br />

Tímida rosa ósea y encarnada<br />

que amo y me ama y junto a mí se posa,<br />

rosa que me rozó con la mirada,<br />

¡oh mi amorosa y aromosa rosa,<br />

sumisa y envolvente llamarada!<br />

Llamándote me enllamas, ardorosa,<br />

y erguida en mi alma, rosa incorporada,<br />

entre mis brazos, caes temblorosa.<br />

Talle, su tallo. Y hojas. Y ojos. Sueño<br />

–que con mis manos toco– que me toca.<br />

Buscada rosa que encontró su dueño.<br />

Escogida entre muchas minuciosamente.<br />

Lozanos muslos, ansias, boca,<br />

y no la mires más que así es mi rosa.<br />

Eduardo <strong>Casa</strong>r<br />

México - 1952<br />

PLBR<br />

Palabra: cobra<br />

valor en la oración,<br />

no te hagas,<br />

no te conviertas en una<br />

frase que ya se hizo. Échate<br />

hacia a<strong>de</strong>lante o para,<br />

pero sólo para establecer<br />

cláusulas nuevas<br />

en el contrato entre<br />

tú<br />

y quien te llena<br />

los labios y los labios.<br />

Reinvindica la acción <strong>de</strong> tu pasión<br />

con todo el movimiento: sé central,<br />

sustantiva, sujeta a ti<br />

todos los adjetivos <strong>de</strong> modo que te alargues<br />

siempre con disyuntivas.<br />

Palabra: ten palabra:<br />

vive al pie <strong>de</strong> la letra.<br />

25


César Seco<br />

Venezuela<br />

Bajo la luz proverbial <strong>de</strong> La Habana<br />

Para Celsa y Gabriel<br />

Cuando llegue me informaré cómo ir a Troca<strong>de</strong>ro 162.<br />

Llegar sólo quiero como uno más que suma<br />

sus pasos tras la cantidad hechizada.<br />

Dije eso a mis amigos en el avión, díjeles<br />

que el hilo estaba ahí en la punta <strong>de</strong> mis pies,<br />

que no hicieran esfuerzo por verlo porque se trata<br />

<strong>de</strong> cosas que no se dan por vista sino por Fe.<br />

Al regreso voy a compartir esto con Celsa<br />

que me dijo para don<strong>de</strong> miraba el tokonoma;<br />

esto retuvo mi pensar mientras <strong>de</strong>scendíamos a la pista.<br />

El vuelo 126 con escala en Panamá City<br />

aterrizó en la noche venteada <strong>de</strong> la isla.<br />

Supuse la enorme respiración <strong>de</strong> un batracio<br />

inhalando para si todo el pasmado aire <strong>de</strong>l trópico.<br />

Las palmeras bailaban un suave bolero en el horizonte.<br />

Una larga y escasamente alumbrada avenida nos trajo<br />

al Hotel Inglaterra don<strong>de</strong> un trío animaba el lobby.<br />

El que punteaba las cuerdas sonreía con una <strong>de</strong>ntadura<br />

blanquísima cual la teclas <strong>de</strong>l piano <strong>de</strong> cola sobre el cual<br />

otro movía sus danzarines <strong>de</strong>dos, un trozo <strong>de</strong> noche<br />

su piel enfundada en una blanca guayabera.<br />

Seductiva la voz <strong>de</strong>l que portaba las maracas<br />

espaciaba los sucesivos pasos que una pareja<br />

<strong>de</strong>slizaba con soltura en el piso <strong>de</strong> mosaico.<br />

Dos manos salidas <strong>de</strong> la misma noche percutían<br />

el cuero <strong>de</strong> los bongoes <strong>de</strong> la fiesta innombrable.<br />

Algo <strong>de</strong> fogaje anidaba escalofrío en mis huesos.<br />

Bebí una caliente limonada y dormí como pez<br />

envuelto en el mar <strong>de</strong> unas pulcras sábanas azules.<br />

Soñé con tritones nadando alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la cama<br />

mientras la música permanecía en mis oídos<br />

como el furtivo son <strong>de</strong> la orquesta <strong>de</strong> Valenzuela.<br />

Aguardé el cristal <strong>de</strong> la mañana para hacer<br />

lo que había venido hacer: visitar la casa <strong>de</strong>l poeta.<br />

Brisa y bruma en la única y sola claridad insular<br />

disputándole al cielo su esplendor circundante,<br />

Waldo <strong>Le</strong>yva<br />

Villa Clara, Cuba - 1943<br />

Autodiscurso<br />

finísima luz esparciéndose en la boca <strong>de</strong> los barrios<br />

como si soplada fuera por boca <strong>de</strong> Dios.<br />

¡Pare cochero! Cómo hago para ir a casa <strong>de</strong> <strong>Le</strong>zama.<br />

Clamé en la esquina contigua al Hotel Inglaterra.<br />

No voy en esa ruta pero po<strong>de</strong>mos arreglarnos.<br />

Dijo él con la misma ca<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l son en el sueño.<br />

Vamos a hacer una cosa para que no incumpla su ruta,<br />

le pago doble y <strong>de</strong> regreso me <strong>de</strong>ja cerca<br />

Sugerí y enseguida me ofreció un paquete <strong>de</strong> Cohibas.<br />

Ya en la estación, mi servidor oferente me invitó a bajar<br />

y referíame en pocas palabras la historia patria<br />

como quien da al visitante un rojo clavel.<br />

Un mojito me acarició el paladar<br />

mirando las olas.<br />

Mi anhelo crecía por la cercanía <strong>de</strong>l encuentro.<br />

Habíamos acordado que me <strong>de</strong>jaría una esquina antes<br />

y así yo no le haría infligir el estatuto <strong>de</strong> cocheros.<br />

Las fachadas: unas <strong>de</strong>rruidas y otras restauradas<br />

retenían toda mi atención en el recorrido.<br />

Estaba ya en Troca<strong>de</strong>ro 162.<br />

Imaginé la caminata diaria <strong>de</strong>l maestro por esta calle.<br />

Quise verlo tal como lo captó el lente <strong>de</strong> Jeese,<br />

bajando la acera en compañía <strong>de</strong> Cortázar y al fondo<br />

pasa una pareja <strong>de</strong> negros contoneando sus culos.<br />

Mi afiebrada imaginación insuflada <strong>de</strong> hechizo<br />

me hablaba con la voz rumorosa <strong>de</strong> un caracol.<br />

Con un saludo pitagórico vino a aten<strong>de</strong>rme<br />

el duen<strong>de</strong>cillo sonriente <strong>de</strong> una señora que condujo<br />

mi visita atendiendo <strong>de</strong>l todo la intensión barroca<br />

<strong>de</strong>l habitante, viajero inmóvil, buzo <strong>de</strong> las letras.<br />

La secreta correspon<strong>de</strong>ncia aguardaba conspicua<br />

tras la puerta <strong>de</strong>l estudio y se me mostró<br />

en los manoseados títulos <strong>de</strong> su biblioteca<br />

y en el brillo que <strong>de</strong>scendía a los objetos<br />

<strong>de</strong>jándome ver el encuentro permanente con sus discípulos<br />

en una hora puntual como esta:<br />

bajo la luz proverbial <strong>de</strong> La Habana.<br />

No sé si un tigre loco o un escorpión cercado por el fuego es lo que llevo hoy <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l pecho. ¿Dón<strong>de</strong> ir? ¿Contra qué<br />

muro romper mi sangre? Me mata ese aguijón encarcelado, ese rugido que no logro sacarme por la boca.<br />

Nadie pue<strong>de</strong> pedirme que me calle<br />

que me muerda la lengua,<br />

que me calle.<br />

Mi silencio es peor que las palabras.<br />

Nadie pue<strong>de</strong> pedirme que me calle.<br />

Dejadme hablar,<br />

<strong>de</strong>jadme que me saque <strong>de</strong>l pecho cada grito.<br />

Dejadme hablar,<br />

que a nadie resulte inconveniente lo que digo,<br />

aunque que<strong>de</strong> vacío para siempre,<br />

nadie pue<strong>de</strong> pedirme que me calle.<br />

Hay palabras como sueño, utopía, porvenir,<br />

que se te vuelven veneno en la garganta cuando caen<br />

y te amargan la lengua, y te amargan la lengua,<br />

y te rompen el pecho cuando caen.<br />

26


Jorge Ariel Madrazo<br />

Buenos Aires, Argentina -1931<br />

los guerreros <strong>de</strong> la nada<br />

No los veíamos, a esos perros gemidores<br />

Del inframundo, esos xolotlzcuintles cuyas heridas<br />

Sanaban con sólo hume<strong>de</strong>cerlas<br />

No los veíamos mas allí estaban, <strong>de</strong>ntro<br />

De nosotros, caminando con nuestros pasos,<br />

Sangrando nuestra sangre con aroma <strong>de</strong> inciensos<br />

¿Nos guiaban acaso al infierno, a un cielo <strong>de</strong>l revés,<br />

A nuestros huesos <strong>de</strong>scarnados, a nuestra <strong>de</strong>smemoria?<br />

Eran calientes, su cuero sin pelos nos encendía el corazón<br />

Ahora, aquí abajo velan nuestras armas, quieren <strong>de</strong>spertarnos<br />

Para acudir don<strong>de</strong> Xólotl, el guardián <strong>de</strong> esta rara comarca<br />

Pero sólo <strong>de</strong>seamos <strong>de</strong>scansar, hemos sufrido <strong>de</strong>masiado<br />

No nos platiquen ya <strong>de</strong> mujeres <strong>de</strong> muslos <strong>de</strong> lino<br />

No nos recuer<strong>de</strong>n el Sol cuyo carro rueda en la alta esfera<br />

Nadie <strong>de</strong> aquí nos moverá. A nosotros, los guerreros <strong>de</strong> la nada.<br />

Guillermo Boido<br />

Buenos Aires, Argentina - 1941<br />

Poema<br />

El pentagrama <strong>de</strong> la vida está vacío<br />

y sin embargo<br />

una voz pausada se abre paso<br />

entre los resquicios <strong>de</strong> nuestras palabras<br />

inva<strong>de</strong> la arquitectura <strong>de</strong>l lenguaje<br />

y canta<br />

como si el pentagrama <strong>de</strong> la vida<br />

fuera capaz <strong>de</strong> crear su propia nota.<br />

Al fin ce<strong>de</strong>n las palabras. Entre ruinas<br />

compren<strong>de</strong>mos que vivir<br />

es construir la arquitectura <strong>de</strong>l silencio<br />

sin otro fin<br />

que sostener esa nota verda<strong>de</strong>ra<br />

que ha creado el pentagrama <strong>de</strong> la vida.<br />

El pentagrama <strong>de</strong> la muerte también está vacío<br />

pero es incapaz <strong>de</strong> crear su propia nota.<br />

(Villahemosa, México,2008)<br />

inédito<br />

Alberto Luis Ponzo<br />

Buenos Aires, Argentina - 1916<br />

Ella y el mundo<br />

Homenaje a Alejandra Pizarnik<br />

Se volverá incansable<br />

su mirada <strong>de</strong> roble<br />

Recibirá la conmoción <strong>de</strong>l aire<br />

en su ventana oscura<br />

Pero no olvido el cuerpo <strong>de</strong> su voz<br />

<strong>de</strong> su tallo abatido<br />

(1972)<br />

27


Jorge Luis López Aguilar<br />

Buenos Aires, Argentina - 1950<br />

Están volviendo<br />

No abandonan América<br />

están regresando a don<strong>de</strong> pertenecen<br />

Vuelven a don<strong>de</strong> estuvieron por siglos<br />

a los climas, a los sabores<br />

en don<strong>de</strong> fructificaban sus abuelos<br />

Regresan<br />

un par <strong>de</strong> generaciones <strong>de</strong>spués<br />

Cruzan el mar <strong>de</strong> aquel lado a este lado.<br />

Eduardo Espósito<br />

Buenos Aires, Argentina – 1956<br />

Pensamiento mágico<br />

Huele a orines el baño <strong>de</strong> la niña<br />

Huele a toallita recién menstruada<br />

a gota gorda<br />

y la mañana -sin embargo- la ilumina<br />

y su pequeña tragedia cotidiana<br />

se diluye como gotita al sol<br />

La boca abierta a la luz<br />

como una breva picoteada por los pájaros<br />

Canta victorias que no ve<br />

pero preten<strong>de</strong> ciertas<br />

Por un mes más<br />

por veinte días<br />

Él podrá escapar a la existencia<br />

<strong>de</strong> "Los unos y los otros",<strong>de</strong> Quilombario<br />

Alejandro Carrizo<br />

Jujuy, Argentina – 1959<br />

La luz <strong>de</strong> las estrellas<br />

la luz <strong>de</strong> las estrellas <strong>de</strong> la constelación<br />

<strong>de</strong> magallanes tarda 23 millones <strong>de</strong> años en<br />

llegar a la tierra tal vez ya no existan y<br />

estemos mirando el pasado (como los labios<br />

<strong>de</strong> aquella mujer que por primera vez gritó<br />

loca mi nombre y quizá ahora sean sólo polvo<br />

(o nuestros ausentes que nos guian por<br />

los túneles <strong>de</strong>l silencio, un niño<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los siglos que vendrán lee y siente<br />

que este poema es escrito (por un corazón<br />

golpeado y quizá ya esparcido por el aire<br />

Ana Romano<br />

Argentina<br />

Desatornillar<br />

Sacudo el ancla<br />

Deslizo el timón<br />

Las profundida<strong>de</strong>s<br />

que se abren en espejo<br />

son las que surco<br />

Abrazo la brisa<br />

La vela escon<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>satenciones<br />

¿Retorno?<br />

<strong>de</strong> De los insolentes fantasmas <strong>de</strong> Ana Romano, 2010, Vela al Viento Ediciones Patagónicas<br />

28


<strong>Le</strong>onor Silvestri<br />

Buenos Aires, Argentina –1976<br />

Amas <strong>de</strong> casa<br />

Somos muy afortunadas<br />

No po<strong>de</strong>mos estropear nuestra fortuna<br />

Con la preocupación por personas<br />

Desafortunadas<br />

No es nuestra culpa<br />

Toda esa gente muerta <strong>de</strong> hambre<br />

Somos recompensadas<br />

Con la ropa interior sucia<br />

De nuestros maridos<br />

En una cesta y con las emociones<br />

Desechadas <strong>de</strong><br />

Nuestros hijos<br />

En el jardín hay unas prímulas para cortar<br />

Y disponer en un vaso sobre la mesa <strong>de</strong> la cocina<br />

Al final <strong>de</strong>l día<br />

Se habrán marchitado<br />

De: El don <strong>de</strong> creer, 2009<br />

Guillermo Pilía<br />

La Plata, Argentina - 1958<br />

Niebla<br />

Hay sobre la madrugada un vidrio opaco:<br />

caminamos a tientas, en lo ambiguo<br />

entre la tierra y el cielo: así creemos<br />

que caminan también nuestros difuntos.<br />

Quizás se esparcirá también la niebla<br />

sobre campos y canales, contra el muro<br />

verdinoso <strong>de</strong> la infancia,<br />

entre los juguetes y el incienso <strong>de</strong> Rimbaud.<br />

Es este humo <strong>de</strong> Dios como una llaga<br />

que se percibe apenas con dolor: la pupila turbia<br />

<strong>de</strong>l milagro evangélico, quizás<br />

un ojo lisiado <strong>de</strong> la mañana y <strong>de</strong> la vida.<br />

Miguel Angel <strong>de</strong> Boer<br />

Comodoro Rivadavia, Argentina<br />

La revancha<br />

No olvidarla<br />

No olvidarlos<br />

No olvidarnos<br />

Seguir trepando la vida<br />

Cabalgarla<br />

Revolcarnos en ella<br />

Hasta <strong>de</strong>jarla exhausta<br />

De tanto vivirla<br />

“Creo -es nada más un creer- que <strong>de</strong> mi <strong>poesía</strong> bien podría hacerse el arco con que una gacela traza la<br />

mañana.”- Roberto Obregón<br />

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Gabriel Cacho Millet<br />

Mendoza, Argentina. Resi<strong>de</strong> en Italia<br />

En el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 1976<br />

A mi alumno <strong>de</strong>l Teatro Poético <strong>de</strong> Padua, “ Huevo” García,<br />

asesinado en Buenos Aires por no pensar como lo <strong>de</strong>más.<br />

En el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 1976,<br />

a orillas <strong>de</strong> un río que pudo ser mar,<br />

se bailaba un tango extraño:<br />

solo o acompañado,<br />

a ojos vendados<br />

y alguna vez<br />

a media luz,<br />

al son<br />

<strong>de</strong> un muerto<br />

y medio<br />

por<br />

día.<br />

(Los instrumentos musicales se conservan en el museo <strong>de</strong> la Escuela <strong>de</strong> Mecánica <strong>de</strong> la Armada )<br />

Ariel Petrocelli<br />

Salta, Argentina – 1937 - 2010<br />

Hombre <strong>de</strong> Barro<br />

Trajo su piel el verano<br />

zumo <strong>de</strong>l gran temporal,<br />

trozo <strong>de</strong> barro que un niño<br />

le dio forma humana, altiva y rural.<br />

Clavó sus <strong>de</strong>dos en dos ojos<br />

por don<strong>de</strong> el barro miró,<br />

y al lastimarle la boca<br />

el hombre <strong>de</strong> barro al niño le habló.<br />

"Tu eras <strong>de</strong> barro lo mismo que yo<br />

y el alfarero fue Dios<br />

pero al final <strong>de</strong> tus días<br />

vendrás a mi tierra, lo quieras o no".<br />

De entre su sangre<br />

el muchacho sintió el coraje animal<br />

y <strong>de</strong>strozó con sus manos<br />

al hombre <strong>de</strong> barro con voz racional.<br />

Y echó a correr con el miedo<br />

<strong>de</strong>l que por su aliento era voz<br />

mientras el hombre <strong>de</strong> barro<br />

nacía <strong>de</strong> nuevo diciéndole adiós.<br />

<strong>Isla</strong> <strong>Negra</strong><br />

no se ven<strong>de</strong> ni se compra ni se alquila,<br />

es publicación <strong>de</strong> <strong>poesía</strong> y <strong>literaturas</strong>.<br />

<strong>Isla</strong> <strong>Negra</strong> es territorio <strong>de</strong> amantes, porque el amor es <strong>poesía</strong>. <strong>Isla</strong> <strong>Negra</strong><br />

también es arma cargada <strong>de</strong> futuro, herramienta <strong>de</strong> auroras repartidas. Breviario<br />

periódico <strong>de</strong> la cultura universal. Estante virtual <strong>de</strong> biblioteca en <strong>Casa</strong> <strong>de</strong><br />

Poesía.<br />

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<strong>Isla</strong> <strong>Negra</strong> en el Directorio Mundial <strong>de</strong> la Poesia - www.unesco.org/poetry<br />

“... porque la mayor locura que pue<strong>de</strong> hacer un hombre en esta vida es <strong>de</strong>jarse morir, sin más ni más... “-Sancho.<br />

(Quijote, 11, cap. 74.) Miguel <strong>de</strong> Cervantes Saavedra<br />

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