Mitos y leyendas del Agua en el Peru: Recopilados por ... - WSP
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Los ojos milagrosos de la vida<br />
E<br />
n <strong>el</strong> pueblo jov<strong>en</strong> San Pablo de la Luz, con más de cinco mil habitantes, hay unas pequeñas<br />
verti<strong>en</strong>tes naturales de agua cristalina, pura y fresca, que los vivi<strong>en</strong>tes más veteranos<br />
las llaman “los ojos milagrosos de la vida”.<br />
La g<strong>en</strong>te madruga diariam<strong>en</strong>te con sus cántaros, baldes, ollas y otros <strong>en</strong>vases, formando<br />
inm<strong>en</strong>sas colas, para recoger <strong>d<strong>el</strong></strong> chorro más grande <strong>d<strong>el</strong></strong> agua que mana, cada vez más escasa,<br />
de las <strong>en</strong>trañas de la tierra y que nos permite at<strong>en</strong>der nuestras necesidades de alim<strong>en</strong>tación y<br />
aseo para sobrevivir.<br />
Así lo hac<strong>en</strong> desde hace muchos años, <strong>por</strong>que no hay eso que se llama agua potable. Una<br />
car<strong>en</strong>cia vital que sufre la mayoría de habitantes de los as<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>tos humanos y barrios de<br />
mi ciudad, Iquitos.<br />
Yo también cuando vivía allí, junto con mi madrecita y mi ñañita, la huinshita, madrugábamos<br />
para hacer cola, interrumpi<strong>en</strong>do la mejor hora que t<strong>en</strong>íamos para dormir y estudiar.<br />
A esa hora, aproximadam<strong>en</strong>te tres de la mañana, se reunía g<strong>en</strong>te de todas las edades y sexo;<br />
algunos se pasaban gran parte <strong>d<strong>el</strong></strong> día tratando de ll<strong>en</strong>ar su baldecito. En la cola se escuchaban<br />
griteríos, insultos y se armaban broncas; muchas veces, nos quedábamos sin recoger nada, ni<br />
siquiera para tomar y asearnos. Suciachos, mal alim<strong>en</strong>tados y con sed de agua y vida t<strong>en</strong>íamos<br />
que ir, de lunes a viernes, a la escu<strong>el</strong>a. Hoy, ese ojo milagroso chorrea m<strong>en</strong>os, parece que se<br />
está secando.<br />
Los viejos <strong>d<strong>el</strong></strong> pueblo también se van a recoger agua: r<strong>en</strong>iegan y maldic<strong>en</strong> su suerte, <strong>por</strong>que<br />
dic<strong>en</strong> que van a morir sin haber probado, hasta ahora, agua potable de grifo. Uno de<br />
<strong>el</strong>los, don Pashquito Tanchiva (<strong>el</strong> viejito jov<strong>en</strong>, como le llaman), una de esas frías madrugadas,<br />
nos contó lo sigui<strong>en</strong>te:<br />
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