Versión completa en pdf - IES La Arboleda
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24<br />
REACIÓN<br />
Existió hace mucho tiempo un<br />
inm<strong>en</strong>so y fértil valle, bañado por las<br />
aguas de un g<strong>en</strong>til arroyo que salpicaba<br />
vida a su paso, creando una espesa y suave<br />
capa de vegetación.<br />
Ningún animal había habitado allí.<br />
Era un prodigio de la naturaleza, oculto<br />
por las sombras del tiempo, hasta que la<br />
fortuna hizo que un ing<strong>en</strong>te grupo de<br />
hormigas, prófugas de su patria, llegase<br />
hasta el valle. Rápidam<strong>en</strong>te se<br />
acomodaron a su nueva vida, gracias a las<br />
facilidades que ofrecía su nuevo hogar.<br />
Construyeron hormigueros; reorganizaron<br />
su quebrada jerarquía social. Recolectaban<br />
toda la comida que necesitaban, e incluso<br />
se permitían despilfarrar.<br />
Vivieron épocas prósperas, pero el<br />
paso del tiempo, que todo lo destruye,<br />
también destruyó los esquemas de la<br />
sociedad: había alim<strong>en</strong>to para todas, así<br />
que ya no obedecían a su reina; estaban a<br />
salvo <strong>en</strong> el valle, dejaron de construir<br />
hormigueros al no necesitar su protección.<br />
Ya no existía una comunidad, sino un<br />
grupo de hormigas egoístas y caprichosas.<br />
Esta situación de inestabilidad,<br />
como es lógico, no duró mucho. Una<br />
manada de gacelas llegó un día al valle. Su<br />
prosperidad hizo que cayeran r<strong>en</strong>didas a<br />
su <strong>en</strong>canto. <strong>La</strong>s gacelas com<strong>en</strong>zaron a<br />
ext<strong>en</strong>derse por su nuevo dominio y las<br />
hormigas, totalm<strong>en</strong>te desorganizadas, no<br />
pudieron impedírselo. Arrasaron con toda<br />
la comida almac<strong>en</strong>ada. Invadieron el<br />
territorio de las hormigas. Éstas,<br />
cabizbajas y con las ant<strong>en</strong>as <strong>en</strong>tre las<br />
piernas, fueron cond<strong>en</strong>adas al exilio.<br />
<strong>La</strong>s gacelas eran más grandes,<br />
fuertes y veloces que las hormigas, por<br />
ello dominaron el valle hasta que apareció<br />
El valle<br />
Cristóbal Álvarez<br />
un depredador más grande, fuerte y veloz<br />
que ellas: el león. Con fiereza y t<strong>en</strong>acidad<br />
consiguió cazar a varias de las gacelas y<br />
expulsar de su propiedad a las otras.<br />
Ahora se había convertido <strong>en</strong> el único<br />
dueño y señor del valle.<br />
Un grupo de chimpancés int<strong>en</strong>tó<br />
as<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> el fértil valle, pero de nuevo<br />
la fiereza del león consiguió asesinar a<br />
varios de ellos; el resto, mermado, tuvo<br />
que huir despavorido. El león, nuevam<strong>en</strong>te<br />
amo de su propiedad, decidió tumbarse al<br />
sol y echarse una plácida siesta.<br />
Mi<strong>en</strong>tras el león dormía, pasó por<br />
el valle un grupo de seres humanos. Eran<br />
nómadas y estaban buscando el lugar<br />
idóneo para as<strong>en</strong>tarse, con el fin de no<br />
t<strong>en</strong>er que deambular más con sus <strong>en</strong>seres<br />
al hombro. Al ver el valle, se quedaron<br />
perplejos y, rápidam<strong>en</strong>te, decidieron que<br />
ése era el lugar que tanto habían buscado.<br />
Se percataron de la pres<strong>en</strong>cia del león,<br />
pero no les preocupó: ellos no eran tan<br />
grandes, ni tan fuertes, ni tan veloces<br />
como el león, pero sí más intelig<strong>en</strong>tes.<br />
Dominaban el arte de la caza, así<br />
que, sigilosam<strong>en</strong>te, se acercaron y<br />
flanquearon al león. Mi<strong>en</strong>tras unos<br />
echaron la red, otros arrojaron lanzas. Fue<br />
un gran trabajo <strong>en</strong> equipo que les permitió<br />
no sólo obt<strong>en</strong>er una bu<strong>en</strong>a presa para la<br />
c<strong>en</strong>a, sino también hacerse con el control<br />
del tan ansiado valle.<br />
Pero el hombre, aunque alardee<br />
mucho de su intelig<strong>en</strong>cia, es igual que<br />
todos los animales. Así, cuando aún no<br />
había transcurrido mucho tiempo,<br />
com<strong>en</strong>zaron las disputas y controversias.<br />
Todos rivalizaban por las mejores parcelas<br />
de tierra y por el dominio de los árboles<br />
más productivos. Pronto se volvieron<br />
Hermano<br />
Daniel Toscano Díaz<br />
(1º ESO E)<br />
Compañero de tristezas,<br />
Alegrías y p<strong>en</strong>as<br />
Un hermano es.<br />
Siempre contigo<br />
Tu consejero fiel<br />
Y más que un amigo<br />
Te querrá él.<br />
Anima esta sección:<br />
Fernando Hidalgo<br />
egoístas, tanto que ni siquiera se dirigían<br />
la palabra los unos a los otros, pues eran<br />
demasiado orgullosos para ceder ante sus<br />
semejantes y por ello jamás limaron sus<br />
asperezas.<br />
<strong>La</strong> pres<strong>en</strong>cia del hombre <strong>en</strong> el<br />
valle terminó por deg<strong>en</strong>erarlo. El valle,<br />
otrora fértil y próspero, se hallaba <strong>en</strong> un<br />
estado lam<strong>en</strong>table, casi sin vegetación,<br />
casi sin recursos que permitieran la vida.<br />
Aun así, eran muchos los animales que<br />
aún trataban –inútilm<strong>en</strong>te– de apoderarse<br />
del valle. El hombre consideraba que<br />
aquella explanada devastada era su hogar<br />
y no estaba dispuesto a que se lo<br />
arrebatas<strong>en</strong>.<br />
Aquel grupo de chimpancés que<br />
un día anheló vivir <strong>en</strong> el valle volvió a<br />
pasar al cabo del tiempo por allí.<br />
Quedaron atónitos al comprobar el<br />
deplorable estado <strong>en</strong> que se <strong>en</strong>contraba. Se<br />
dieron cu<strong>en</strong>ta de que era la destructora<br />
mano del hombre qui<strong>en</strong> t<strong>en</strong>ía el valle <strong>en</strong><br />
esas pésimas condiciones y sabían que, si<br />
ellos consiguieran establecerse allí,<br />
podrían hacer resurgir la vida que antaño<br />
t<strong>en</strong>ía. Sin embargo, temían <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tarse con<br />
los v<strong>en</strong>cedores del león y con aquéllos que<br />
habían destruido una –según parecía–<br />
inagotable fu<strong>en</strong>te de vida; así que, con<br />
mucho pesar, decidieron continuar su<br />
camino y buscar otro fértil valle allí donde<br />
la devastadora acción del hombre no<br />
pudiera llegar.<br />
El ser humano crió fama y se echó<br />
a dormir. ¡Pobres chimpancés! No sabían<br />
que el hombre, al igual que todos los<br />
animales que anteriorm<strong>en</strong>te habían<br />
conquistado el valle, había olvidado el<br />
arma que le había otorgado su dominio: la<br />
intelig<strong>en</strong>cia.<br />
Te def<strong>en</strong>derá,<br />
Te ayudará,<br />
Mas por siempre<br />
Te amará.<br />
Porque es tu compañía<br />
Tu fiel guía<br />
Y hasta por ti<br />
Su vida daría.