menos me mueve el deseo de ser original o busca
menos me mueve el deseo de ser original o busca
menos me mueve el deseo de ser original o busca
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
22<br />
Conversaciones con <strong>el</strong> Planeta Tierra<br />
rápido d<strong>el</strong> hogar paterno-materno, sólo por satisfacer tal <strong><strong>de</strong>seo</strong> morboso<br />
<strong>de</strong> vencer su propio <strong>de</strong>stino.<br />
Obsesionados con algo nuevo sólo veían en mí un conjunto <strong>de</strong> procesos<br />
físicos rudos como cru<strong>el</strong>es. Nunca llegaron a enten<strong>de</strong>r <strong>el</strong> or<strong>de</strong>n natural <strong>de</strong><br />
las cosas y cómo se <strong>de</strong>sarrollan éstas. Se <strong>de</strong>batían más <strong>de</strong>ntro sus pugnas<br />
sobre la cultura, que sobre mis fenó<strong><strong>me</strong>nos</strong> naturales.<br />
Recuadro 2<br />
Cicerón: “Sobre la naturaleza <strong>de</strong> los dioses”, 2.60 (152)<br />
Hemos so<strong>me</strong>tido a nuestro dominio incluso a los cuadrúpedos, para <strong>el</strong> transporte,<br />
cuya v<strong>el</strong>ocidad y fuerza nos aporta a nosotros mismos fuerza y v<strong>el</strong>ocidad. Nosotros<br />
conseguimos que cualquier animal lleve su carga, le imponemos <strong>el</strong> yugo. Utilizamos<br />
para nuestro provecho los agudos sentidos d<strong>el</strong> <strong>el</strong>efante y la sagacidad <strong>de</strong> los perros.<br />
Sacamos <strong>de</strong> las entrañas <strong>de</strong> la tierra <strong>el</strong> hierro, necesario para cultivar <strong>el</strong> campo;<br />
encontramos vetas <strong>de</strong> cobre, plata y oro escondidas en lo más profundo <strong>de</strong> la tierra y<br />
las transformamos en materiales aptos para <strong>el</strong> uso y <strong>el</strong> ornato. Por otro lado, la ma<strong>de</strong>ra<br />
resultante <strong>de</strong> la tala <strong>de</strong> árboles que hayamos plantado o hayamos encontrado en estado<br />
silvestre, parte la utilizamos para calentarnos, una vez encendida, y para cocinar los<br />
ali<strong>me</strong>ntos; parte para la construcción, librándonos así d<strong>el</strong> frío y d<strong>el</strong> calor excesivo. La<br />
ma<strong>de</strong>ra ofrece también gran<strong>de</strong>s posibilida<strong>de</strong>s para la construcción <strong>de</strong> naves, que con<br />
sus viajes nos aportan lo necesario para vivir. Y, a pesar <strong>de</strong> toda la violencia que <strong>de</strong>sata<br />
la naturaleza, sólo nosotros tenemos <strong>el</strong> re<strong>me</strong>dio contra oleajes y vientos, gracias a las<br />
ciencias d<strong>el</strong> mar. Sacamos también provecho <strong>de</strong> los productos marinos.<br />
De igual manera, todo lo que pueda ofrecer la tierra lo dominamos: nos aprovechamos<br />
<strong>de</strong> los campos, <strong>de</strong> los montes. Nuestros son los arroyos, los lagos. Nosotros plantamos<br />
cereales, árboles; hacemos las tierras fecundas gracias a la conducción <strong>de</strong> las aguas.<br />
Nosotros separamos, dirigimos, <strong>de</strong>sviamos <strong>el</strong> curso <strong>de</strong> los ríos. En una palabra, con<br />
nuestras propias manos nos atrevemos a construir en la naturaleza una especie <strong>de</strong><br />
segunda naturaleza.<br />
El citado Cicerón, pertenece a la Roma d<strong>el</strong> Siglo I (antes <strong>de</strong> la era actual) Su<br />
ejemplo, o la soberbia posterior <strong>de</strong> los int<strong>el</strong>ectuales –muy <strong>original</strong>es en su<br />
pretensión– les hace sentir dueños <strong>de</strong> todo. Particular<strong>me</strong>nte <strong>el</strong> optimismo<br />
<strong>de</strong> los pensadores <strong>de</strong> la época d<strong>el</strong> Renacimiento –época generadora <strong>de</strong> la<br />
sociedad te<strong>me</strong>raria, que hoy vive la humanidad en <strong>el</strong> Siglo XXI– llevó a<br />
<strong>de</strong>cir al filósofo inglés Francis Bacon: “no es posible vencer la naturaleza<br />
más que obe<strong>de</strong>ciéndola” (Novum Organum I, 3), quedando <strong>de</strong>stacado<br />
que <strong>el</strong> objetivo es “vencerla”, o sea: llegar aún más lejos. Tal era y es <strong>el</strong><br />
optimismo sin límites que anima al espíritu <strong>de</strong> la sociedad contemporánea<br />
actual, que cree que la tecnología lo pue<strong>de</strong> todo.