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Las aventuras del bachiller Trapaza - IPFW

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36 ALONSO DE CASTILLO SOLÓRZANO<br />

Lo primero que hizo en llegando a casa fue decir a uno <strong>del</strong>los que le<br />

buscase luego otra posada en barrios apartados de las escuelas,<br />

donde él estuviese solo, porque unos días no determinaba ir a oír<br />

ninguna lición, que él la trasladaría en casa de sus cartapacios 175.<br />

Obedeció el criado, y a 176 la Puerta <strong>del</strong> Río le buscó una casa<br />

acomodada para su persona, adonde se pasaron aquella noche,<br />

mudando la ropa de ella luego.<br />

Allí estaba triste y melancólico, sin hacer más que estarse en la<br />

cama lo más <strong>del</strong> día.<br />

Don Enrique comenzó luego a publicar en escuelas el embeleco de<br />

su compatriota, de suerte que los que le tuvieron en predicamento de<br />

caballero deseaban verle para tratarle como a pícaro. Bien se temía él<br />

desto, y así se guardaba de verse en estos riesgos, en que había de<br />

peligrar más su fama y cobrarla de nuevo de embustero. Sólo sentía<br />

haber perdido ser amante de doña Antonia.<br />

Don Enrique se casó dentro de pocos días con ella, porque<br />

viniéndole nueva de que su hermano mayor era muerto, siendo él el<br />

heredero <strong>del</strong> mayorazgo, dejó los hábitos de estudiante, y vistiéndose<br />

de seglar 177, en breve tiempo se vio esposo de aquella bizarra y<br />

hermosa dama, cosa que sintió mucho nuestro retirado Hernando. Lo<br />

que hacía era pasar su vida a solas, servido de sus criados, hasta que<br />

supieron el embuste de su amo, con que corridos 178 de haber servido<br />

a otro peor que ellos se despidieron, avergonzados de su empleo.<br />

Quedó solo con su ama, a la cual encargó le buscase un muchacho<br />

que le sirviese. Hízolo como le había menester 179: era de quince años,<br />

el más agudo <strong>del</strong> orbe y el más entremetido 180 que alecionaron<br />

bufones ni hipócritas. Entre las gracias que tenía era una ser el mayor<br />

fullero de la Europa. En breves días lo supo su amo, y, en el<br />

encerramiento que tenía, no quiso perder el saber aquella habilidad; y<br />

así, la aprendió, saliendo único en la fullería y diestro en toda flor:<br />

cosa que, para no ser engañados, aprenden algunos que después se<br />

valen <strong>del</strong>la cuando necesitan de ventura.<br />

175<br />

La copiaría de su cuaderno de apuntes. Era frecuente que algún criado de un<br />

estudiante acomodado estudiase también.<br />

176<br />

Cerca de, en la zona de.<br />

177<br />

Porque los estudiantes vestían como los clérigos.<br />

178<br />

Avergonzados, afrentados.<br />

179<br />

Le convenía, lo necesitaba.<br />

180<br />

Entrometido, indiscreto.

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