Por un Feminismo sin Mujeres – CUDS - Biblioteca Fragmentada
Por un Feminismo sin Mujeres – CUDS - Biblioteca Fragmentada
Por un Feminismo sin Mujeres – CUDS - Biblioteca Fragmentada
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Olga Grau<br />
belleza femenina, a<strong>un</strong>que siempre a maltraer en su condición manca, nos sirve<br />
como soporte para pensar también, más adelante, el en<strong>un</strong>ciado de <strong>un</strong> feminismo<br />
<strong>sin</strong> mujeres. No es la imagen habitual de la Venus del Milo la que se expone, <strong>sin</strong>o<br />
la de <strong>un</strong>a Venus del Dildo, con barba y bigote, tachada en sus pezones o mamas.<br />
Ya Duchamp puso bigote y barba a la Gioconda de Leonardo da Vinci y<br />
múltiples formas estéticas de androginización han copado de manera variada y<br />
sostenida la producción literaria y artística desde hace muchísimo más de <strong>un</strong> siglo.<br />
También lo andrógino ha estado presente en alg<strong>un</strong>as prácticas, modas o estilos<br />
sexuales, con sentido o <strong>sin</strong> sentido político, prácticas que han puesto en entredicho<br />
la oposición binaria de la diferencia sexual, oposición que genera con su logos<br />
dicotómico la existencia de cuerpos abyectos en tanto irreductibles a <strong>un</strong>o de los dos<br />
polos de la oposición.<br />
Filipe Ceppas, joven filósofo brasileño, recuerda en su texto “Barba y<br />
bigote” que en 1972, “Ana Mendieta (1948-1985) realizó la performance Facial Hair<br />
Transplant (Transplante de pelo facial), en la cual su colega Morty Sklar corta la barba,<br />
meticulosamente transferida al rostro de la artista. (…) En 1971, Vito Acconci,<br />
nacido en el Bronx, hijo de inmigrantes italianos registra en super-8 <strong>un</strong>a especie de<br />
tentativa de volverse mujer, quemando los pelos del cuerpo y escondiendo su pene<br />
entre las piernas” [2] .<br />
Los pelos han sido signo de fuerza, de vitalidad, de virilidad, querida<br />
o rechazada. En la obra de teatro Surabai de Manuela Oyarzún, recientemente<br />
llevada al escenario, los pelos son <strong>un</strong> significante decisivo en la medida que se<br />
traducen en valores de cambio: el pelo del personaje de Ruth que lo deja crecer<br />
para intercambiarlo por <strong>un</strong>a peluca o <strong>un</strong>a barba; la barba anhelada por Sergio para<br />
la obtención simbólica de mayor poder; la barba que se deja crecer Gilda como<br />
afirmación y as<strong>un</strong>ción de <strong>un</strong> lugar de diferencia sexual.<br />
[2] Ceppas, Filipe. “Barba e bigode”, en Walter Kohan e Ingrid Mûller, Diccionario. Bélo Horizonte,<br />
2009.<br />
47