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Descargar Texto - Memoria Digital de Lanzarote

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I2f; msTOBrA DE IANZAKOTK<br />

D. Diego García <strong>de</strong> Herrera, precioso monumento<br />

que <strong>de</strong>sapareció al restaurarse el pavimento<br />

<strong>de</strong>l tpmplo.<br />

Ya hemos hablado <strong>de</strong> la invasión <strong>de</strong> Maroto<br />

(Amnrath) en <strong>Lanzarote</strong>. Entonces el marqués<br />

procuró pacar <strong>de</strong>l castillo á su mujer D.* Inés<br />

<strong>de</strong> Ponte yá su hija D.* Constanza, para ponerlas<br />

á salvo en la famosa Cueva <strong>de</strong> los Ver<strong>de</strong>s, no<br />

leios <strong>de</strong> Haría, dando or<strong>de</strong>n para que fuese <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

Fuerteventura una carabela á transportarlas<br />

fuera <strong>de</strong> la Isla.<br />

Los hidalgos so hallaban dispuestos á acudir<br />

en socoiTO <strong>de</strong> las ilustres damas, y se resolvían<br />

á embarcarrie, cuando D. Femando <strong>de</strong> Saavedra,<br />

por un espíritu <strong>de</strong> venganza, les impidió el embarque,<br />

embargándoles a<strong>de</strong>más aquella nave. Por<br />

consiguiente, no llegando el socorro á tiempo,<br />

las pobres señoras cayeron en po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los infieles.<br />

Pero Argote, rescatándolas prontamente,<br />

las metió en uiTbarquichuelo y las envió á Canaria.<br />

En este viaje, las atribuladas señoras arribaron<br />

á Fuerteventura, y, casi <strong>de</strong>snudas y hambrientas,<br />

se echaron á los pies <strong>de</strong> Saavedra, bañadas<br />

en llanto, pidiéndole una capa para cubrii-se y<br />

un pedazo <strong>de</strong> pan, asi como aquella carabela, para<br />

no exponei*se en la travesía á una muerte casi<br />

segura. Pero el inhumano Saavedra les volvió<br />

la espalda por toda respuesta.<br />

Durante esta escena se hallaba presente un<br />

anciano cíe setenta años, llamado Andrés Ruia<br />

<strong>de</strong> Escutia, hidalgo vizcaíno, <strong>de</strong> alma sensible.<br />

Penetrado <strong>de</strong> indignación y <strong>de</strong> piedad, franqueó<br />

en el acto una capa á las <strong>de</strong>sgraciadas mujeres,<br />

les proporcionó que comer, las consoló, y porúl*<br />

timo, <strong>de</strong>terminó embarcarse con ella.s en el frágil<br />

barquichuelo con dirección á Canaria. Cuando<br />

Viera narra esto pa.saje exclama <strong>de</strong> esta suerte:<br />

¡Oh hombre virtuoso! ¿por qué no eras tú el<br />

Señor <strong>de</strong> Fuerteventura?<br />

He aqui porque razón la enemistad <strong>de</strong> Argo-<br />

© Del documento, los autores. <strong>Digital</strong>ización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2011.

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