REVISTA JMV 87 - Juventudes Marianas Vicencianas - Juventudes ...

jmj 2011
jornada mundial de la juventud
la fe, motor de los jóvenes
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) no comenzó un
caluroso día de agosto en Madrid, sino un año antes en
nuestras Diócesis, Familia Vicenciana, Parroquias y grupos
de referencia. Un largo camino andado que llevó a más de
un millón de peregrinos a reunirse en la capital, con un
único objetivo: vivir, arraigados en Cristo, la fe como una
gran comunidad cristiana y dar testimonio de ello. Así,
aquella tarde en la Plaza Cibeles, jóvenes de todo el mundo
se unieron para dar el pistoletazo de salida a una experiencia
que ha marcado sus vidas, en el marco de la vigésimo
sexta a esta fiesta de la fe.
“Poneos en camino para un nuevo encuentro con el
Señor”, señaló el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio
María Rouco Varela, durante la misa de acogida. Una aseveración
muy cierta. Con la mitad de ese camino ya recorrido,
el reto era ser capaz de aprovechar todas las
actividades religiosas y socioculturales para buscar ese encuentro
verdadero. Las oportunidades y los momentos no
faltaron. El primero de ellos fue la acogida del Papa Benedicto
XVI que, siguiendo las huellas de Juan Pablo II, acom-
pañó en todo momento a los jóvenes. Sus primeras palabras
fueron de gracias. Un sentido de gratitud por la entrega,
compromiso y disposición de los peregrinos, un
gracias porque durante esos primeros día de la JMJ la capital
cambió radicalmente su color gris de oficina por millones
de polos verdes, correspondientes a los voluntarios,
y mochilas tricolores que se las tuvieron que ver con las
protestas de algunos ciudadanos.
El Papa se convirtió durante toda la JMJ en catalizador y
animador para que los peregrinos no se perdieran en la parafernalia
y las críticas que también acompañaron la jornada.
“Queridos jóvenes, escuchad de verdad la Palabra
del Señor para que sean en vosotros espíritu y vida”, dijo
en su primer encuentro multitudinario con los jóvenes. El
reto que lanzó fue claro: “aprovechad estos días para conocer
mejor a Cristo y cercioraros de que, enraizados en
Él, vuestro entusiasmo y alegría, tienen siempre futuro”.
Tres escenarios
El Paseo de la Castellana, el Retiro y el Palacio de los Deportes
de Madrid fueron tres escenarios, de los muchos
que hubo, en el que los peregrinos vivieron diferentes momentos
de encuentro. Un impresionante Vía Crucis recorrió
el eje que une la Plaza Cibeles con la Plaza Colón, en el
que se dispusieron quince pasos y se dejaron todos los carriles
para acoger a los peregrinos. La solemnidad que trasmitían
los Pasos de las estaciones y el clima de oración que
se logró sirvieron para dar descanso a los corazones de los
peregrinos. “Venid a mí, todos los que estáis cansados y
agobiados, y yo os aliviaré” (Mt 11,28), se proclamó durante
las lecturas del Vía Crucis. Fue más de una hora de oración
que permitió hacer un alto en ese camino, en esa búsqueda
del Señor, para tomar fuerzas físicas y espirituales.
El Retiro y el Palacio de los Deportes fueron un verdadero
contraste, en comparación con lo vivido durante las celebraciones
comunes. En el madrileño parque, al refugio del
calor, se celebró una Feria Vocacional. Según la organización
de la JMJ, el objetivo de esta Feria es salir a la calle a
explicar a los más jóvenes los diferentes dones, carismas y
espiritualidades que reúne la Iglesia. Entre las avenidas del
parque se confundían sotanas grises, blancas y negras, con
los hábitos de las monjas y hermanas, entre casetas, carteles,
vídeos promocionales, estampas y panfletos. La participación
de asociaciones laicas también juega un papel
importe porque demuestra que la riqueza de la Iglesia no
sólo está en la variedad de carismas, sino también en la
tipos de vocaciones.
Bajo ese mismo prisma, de descubrir cada uno su vocación,
se celebró un Festival de la Vida Consagrada en el Palacio
de los Deportes. Llamados, reunidos y enviados, así se presentó
las peculiaridades que tienen en común todas las
personas de vida consagrada, que compartieron su vivencia
de fe con las miles de personas que fueron. Una frase
destacó entre las canciones y los testimonios que se compartieron:
“y tú, ¿qué buscas?”. Un interrogante que todos
los jóvenes se llevaron aquella noche y que se fue dando
respuesta en los momentos de oración, en las colas para
acceder al transporte público, en las horas que andamos
bajo el sol hasta llegar a Cuatro Vientos, momento cumbre
de la JMJ.
Sol, aire, agua y fe
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