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REVISTA JMV 87 - Juventudes Marianas Vicencianas - Juventudes ...

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la Verdad en el Evangelio<br />

Cristo<br />

1<br />

38<br />

la auténtica Verdad<br />

Sor Marina Gil Ruiz<br />

Todo hombre o mujer de buena voluntad busca la verdad,<br />

la esencia de la existencia, el porqué de las cosas y de los<br />

acontecimientos en el mundo que conocemos y desconocemos,<br />

y nos queda un camino que queremos encontrar:<br />

el camino de la verdad.<br />

“Dijo entonces Jesús a los Judíos que habían creído en Él:<br />

si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos<br />

míos; conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres” Jn. 8,<br />

31-32.<br />

Si me conocéis a mi, yo os haré libres en vuestra mente. La<br />

verdad es lo que Es. Y el que Es dice de sí mismo: “Yo soy<br />

el que soy y Yo estaré y Seré”. La palabra de Cristo es la<br />

esencia del evangelio. La Palabra de Dios es la verdad, es lo<br />

que Es. En el evangelio de San Juan leemos: “En el principio<br />

era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era<br />

Dios”.<br />

Para el autor del 4º evangelio los hombres se dividen en los<br />

que aceptan a Jesús y los que le rechazan, es decir, en los<br />

hijos de la luz e hijos de las tinieblas, de la verdad y de la<br />

mentira.<br />

El hombre, que conforma su vida a la palabra de Jesús, conocerá<br />

la Verdad y la Verdad le hará libre. La libertad no se<br />

conquista con armas ni se compra con dinero. La libertad es<br />

la Verdad de la Vida. Y la Verdad de la vida es, sobre todo,<br />

una vida verdadera, una vida de la que el hombre va desterrando<br />

los gérmenes de muerte espiritual que lleva dentro:<br />

el odio, la mentira, el orgullo, el fanatismo. Todo aquello que<br />

separa y divide engendra la muerte del espíritu.<br />

La verdad os hará libres. Jn. 8, 32.<br />

La libertad es, en definitiva, un don de Dios. La misericordia<br />

engendra hombres libres, es decir, hijos de Dios.<br />

Benedicto XVI en la J.M.J. 2011, afirmaba: “Jesucristo es la<br />

Verdad hecha persona, que atrae hacia sí al mundo. La luz<br />

irradiada por Jesús es el resplandor de la verdad. Cualquier<br />

otra verdad es un fragmento de la Verdad que es Él y remite<br />

a Él. El camino hacia la verdad completa compromete<br />

al ser humano entero: es un camino de la inteligencia y del<br />

amor, de la razón y la fe”. La juventud es el tiempo privilegiado<br />

para la búsqueda de la verdad; como ya dijo Platón:<br />

“Busca la verdad mientras eres joven, pues si no se te escapará<br />

de entre las manos”.<br />

Si hay algo claro en el Evangelio, es la relación directa que<br />

existe entre la fe y libertad. Cuando la fe en Jesús es verdadera,<br />

esa fe se traduce en libertad. Lo cual quiere decir<br />

que donde no hay libertad es que tampoco hay fe. La fe en<br />

Jesús y la libertad en este mundo son como vasos comunicantes:<br />

suben y bajan siempre en el mismo nivel. No es posible,<br />

pues, tener mucha fe y vivir en la esclavitud del que<br />

está sometido y aguanta en su sumisión.<br />

La fe produce libertad porque la fe nos hace conocer la verdad.<br />

La fe a Jesús nos hace libres humanamente, en la sociedad<br />

en que vivimos. La gran tarea de la fe, en este<br />

momento, es hacernos más libres frente a tantos controles.<br />

No para hacer cada cual lo que quiere o le gusta. Se<br />

trata de la libertad al servicio de la misericordia y la bondad.<br />

No somos más buenos porque no somos más libres.<br />

Jesús fue un hombre llamativamente libre. Y profunda-<br />

mente humano. Rompió todos los esquemas sociales y los<br />

convencionalismos puritanos de su tiempo y del nuestro.<br />

Porque para Él lo importante no era quedar bien, sino ser<br />

transparente, libre acogedor con toda clase de personas.<br />

La libertad es un valor hoy muy apreciado; entender y vivir<br />

la libertad desde la mirada a Cristo Libre, que ilumina nuestra<br />

libertad y orienta nuestra responsabilidad, exige interiorizar,<br />

para comprender y poder vivir como Jesús.<br />

Él tuvo dos experiencias determinantes y una convicción:<br />

•Experiencias determinantes:<br />

El Bautismo: “Tú eres mi Hijo, en ti me complazco”(Mc.1,9-<br />

11).Esta es la experiencia fundante de Jesús que da fuerza<br />

a su existencia, libertad a su persona, sentido a su misión.<br />

- Las tentaciones (Mt. 4,1-11). Opciones que Jesús llegó a<br />

manejar, pero que superó centrándose en su opción fundamental:<br />

El Reino de Dios.<br />

•Una convicción:<br />

El Reino de Dios: sociedad nueva y experiencia de libertad.<br />

El anuncio del Reino es un mensaje esperanzador para los<br />

pobres y marginados, pide una contrapartida: que se dé<br />

crédito al anuncio y se crea en la Buena Noticia (Mc. 1. 15).<br />

La actividad de Jesús sus palabras y gestos, sus comidas<br />

con todo tipo de gente, manifiestan que ha llegado a este<br />

mundo el Reino de Dios. Jesús acabó en la cruz porque<br />

vivió como hombre libre en plenitud, fiel a su misión.<br />

El motivo de Jesús para perseverar en la libertad fue el<br />

abandono al Dios del Reino. La experiencia fundante en el<br />

Jordán, de Dios como Padre, le proporcionó tal plenitud,<br />

confianza, seguridad y fortaleza que lo mantuvo en pie<br />

hasta el último aliento (Lc.23, 46) Jesús descubrió en el<br />

Padre que el amor conduce a la verdadera libertad.<br />

Según el mandato del propio Jesús (Lc. 9, 1-6) nuestra misión<br />

es una “misión religiosa” y “terapéutica”. Es decir, se<br />

trata de una misión curativa, humanitaria, destinada a expulsar<br />

las fuerzas del mal que causan sufrimiento y penalidades<br />

a los humanos. “Estar y sentirse bien”. Lo que<br />

conlleva – y de forma muy importante – la paz interior, el<br />

equilibrio mental y psicológico, el sosiego del espíritu, la<br />

ilusión y las ganas de vivir, la prevención de los males y un<br />

ambiente general en el que la persona se sienta útil, apreciada<br />

y valorada.<br />

En nuestra vivencia de fe, como <strong>JMV</strong>, hay que encontrarse<br />

con Dios, para beber de la única fuente que sacia nuestra<br />

sed de Verdad, y hacer nuestra la experiencia de encuentro<br />

de Jesús con el Dios del Reino, y vivir el amor de Dios en el<br />

amor al prójimo, sobre todo en el amor al más desfavorecido<br />

al estilo vicenciano. Jesús privilegia las relaciones basadas<br />

en la fe, en las convicciones libres y exigentes de la<br />

fe, que brotan del Evangelio. Porque en este supuesto sólo<br />

queda en pie el amor mutuo y el ejemplo que nos dejó<br />

Jesús de Nazaret.<br />

39

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