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PRIMERA PARTE CAPÍTULO I LA TEORÍA GENERAL DE SISTEMA ...

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<strong>PRIMERA</strong> <strong>PARTE</strong><br />

<strong>CAPÍTULO</strong> I<br />

<strong>LA</strong> <strong>TEORÍA</strong> <strong>GENERAL</strong> <strong>DE</strong> <strong>SISTEMA</strong> S<br />

Y <strong>LA</strong>S CIENCIAS SOCIALES<br />

La búsqueda de predecesores en el análisis de sistemas es tarea<br />

inacabable. Durkheim atribuye a Montesquieu (1689-1755) la primera<br />

aplicación coherente de las nociones de interdependencia e interrelación al<br />

interior de las sociedades. Pero ya Aristóteles (s IV A.C.) no sólo había intuido<br />

el problema sino que había trabajado con estas ideas en el campo social.<br />

También encontramos esbozos de perspectivas sistémicas en el pensamiento<br />

filosófico escolástico (SS VII - XVII), a su vez retomadas del pensamiento<br />

griego. Como se puede apreciar, pues, desde la antigüedad clásica se ha<br />

aplicado el concepto de sistema al estudio de los fenómenos sociales. Sin<br />

embargo, este punto de partida no se refiere a lo social en sus diversas<br />

manifestaciones, sino más bien a la comprensión de la sociedad, entendida<br />

como sociedad política.<br />

El interés científico de la Ilustración y del siglo XIX -con el Racionalismo<br />

y el Positivismo- a que el concepto de sistema fuera olvidado casi por<br />

completo, como resultado del intento por explicar los hechos sociales a través<br />

de la explicación de sus componentes. En efecto, el modo de conocimiento<br />

propiamente científico parece consistir en la parcialización de su objeto en<br />

áreas claramente delimitadas de investigación, propias de ciencias particulares.<br />

Esta tendencia atomizadora de la especialización continua en la sociología de<br />

siglo XX, siendo posible en la actualidad distinguir diversas teorías parciales<br />

para explicar fenómenos sociales también parciales. Algunas de estas teorías<br />

son compatibles entre sí, pero se aplican a niveles diferente de la realidad<br />

social; Otras resultan absolutamente incompatibles tanto por la diversidad de<br />

niveles como por lo contradictorio de sus supuestos centrales.<br />

Como reacción a esta extrema parcialización de perspectivas, se<br />

produce a nivel general de las ciencias, y también al interior de estas, el<br />

desarrollo de una perspectiva de sistemas, que desde comienzos de la década<br />

de 1930 se perfila como una teoría con pretensiones de universalidad, es decir,<br />

reclama su aplicabilidad interdisciplinaria y además, ofrece a las ciencias<br />

sociales un enfoque que puede utilizarse en la investigación, comprensión y<br />

análisis de los más diversos fenómenos sociales en sus diferentes niveles. A su<br />

desarrollo han contribuido aportes de diferentes disciplinas, entre ellas, la<br />

biología, la cibernética, las matemáticas, por una parte, y de la antología, la<br />

sociología y la psicología, por la otra.<br />

Como ya hemos señalado, el concepto de sistemas aplicado al<br />

conocimiento tiene una larga historia, pro fue olvidado en los comienzos del<br />

desarrollo del pensamiento científico. En efecto, la ciencia –bajo la influencia<br />

cartesiana- tendió a hacer un análisis fragmentando los problemas en sus<br />

partes y trató de explicar los fenómenos a través de la explicación de sus<br />

elementos; la investigación científica es analítica, y si se logra entender los


elementos, se podrá, por vía de la adición, comprender el todo complejo que<br />

estos forman.<br />

Ha existido desde hace siglos una pugna continua donde es posible<br />

encontrar argumentos holistas de diversos filósofos y pensadores interesados<br />

en demostrar la validez la afirmación aristotélica de que “el todo es más que la<br />

suma de sus partes”. Esta conceptualización holistica encuentra su opuesto en<br />

el enfoque particularista, que trata de entender las propiedades del todo como<br />

resultado o agregación de las propiedades de sus partes individuales (Bunge,<br />

1987).<br />

El desarrollo de la física, la química y el método analítico parece haber<br />

dado la razón a este ultimo enfoque. Así, las corrientes racionalistas y<br />

positivistas que impregnaron el interés científico desde Descartes (1596-1650)<br />

hasta el siglo XIX postulaban la necesidad de reducir los fenómenos complejos<br />

a partes y procesos básicos. El enorme éxito obtenido en los diversos campos<br />

de las ciencias físicas condujo, por una parte, a un gran desarrollo tecnológico,<br />

y en el plano de las ideas, por otra parte, a una confianza igualmente grande en<br />

el progreso que se podría alcanzar mediante el conocimiento y dominio racional<br />

de las leyes que rigen los diversos fenómeno de la naturaleza. Esta misma<br />

confianza se hizo extensiva al método analítico reduccionista, que considera<br />

necesario reducir lo complejo a lo simple para lograr comprenderlo.<br />

De esta manera, los enfoques analíticos reduccionistas y los principios<br />

mecanicistas causales pasaron a ser los constituyentes básicos del estilo<br />

científico que caracterizó esta actividad durante el siglo pasado y gran parte del<br />

actual, cuyo tema fue la concentración en los elementos y el establecimiento de<br />

los principios únicos que subyacen a sus intervinculaciones (leyes).<br />

Relacionada directamente con las ciencias de las ciencias de la naturaleza, la<br />

máxima expresión de estos postulados se encuentra en la mecánica clásica,<br />

donde además presentan un riguroso lenguaje matemático. En definitiva, este<br />

fue el modelo de ciencia sobre el cual se construyo el positivismo<br />

epistemológico y sus variantes.<br />

Pero este método, consistente en resolver lo complejo para lograr<br />

comprenderlo desde sus partes, conduce a que también el mundo se divida en<br />

áreas de investigación claramente delimitadas. El ideal de conocimiento deja<br />

de ser universal, pasando a ser cada vez mas especializado. Si el hombre de<br />

Renacimiento podía aspirar a destacarse en pintura, arquitectura, matemáticas,<br />

ingeniería y anatomía, el científico especializado moderno debe buscar un<br />

campo estrecho, estrictamente delimitado, hacia el cual dirigir su curiosidad. La<br />

ciencia será rechaza el diletantismo, considerándolo una especie de frivolidad.<br />

Se crean numerosas disciplinas para las cuales deben definirse objetivos<br />

de estudios específicos y delimitados. Se plantea que es posible conocer el<br />

mundo y sus leyes, pero que para un conocimiento en profundidad es<br />

indispensable parcializar su inmensa complejidad en sectores que admitan una<br />

especialización. Esta tendencia a la especialización se hace extensiva al<br />

interior de las ciencias, dado origen a nuevas disciplinas. Con ello, parecieran<br />

perder de vista la relación entre estos compartimentos estancos del saber<br />

humano, ya que tanto el objeto de conocimiento como la disciplina<br />

especializada en él se atomizan y desconectan del resto de los sectores de la<br />

realidad y de su conocimiento.<br />

Así presentado, el desarrollo del pensamiento parece olvidar la visión de<br />

conjunto. Sin embargo, esto no es exacto. Hay importantes constructos teóricos


que tratan de abarcar, precisamente, esta coherencia global. Kant (1724-1804)<br />

por ejemplo, proyecta en el mundo caótico el orden sistemático del<br />

pensamiento, que reencuentra la unidad de la diversidad de las ideas. También<br />

dentro del campo de la filosofía, Hegel (1770-1831) contribuye a superar el<br />

método analítico, proponiendo da manera consistente una aproximación<br />

dialéctica que interrelaciona el análisis con la síntesis, método que<br />

posteriormente fue aplicado por Marx y Engels al estudio de un sistema social<br />

concreto: la sociedad capitalista.<br />

En el ámbito de las ciencias sociales, es posible recordar que esta<br />

dinámica ya estaba presente en Montesquieu y en el socialismo utópico de<br />

Saint-Simon (1760-1825), llegando a mediados del siglo XIX a ser aplicada por<br />

Marx (1818-1883), quien, con sus postulados teóricos del materialismo<br />

dialéctico, intenta describir la ley que rige el movimiento histórico de un sistema<br />

altamente complejo como lo es la sociedad capitalista. Al analizar los procesos<br />

de producción, Marx (El capital, 1867) no solo teorizo sobre una supuesta<br />

interrelación entre los componentes de la sociedad, sino que demostró con<br />

claridad la vinculación entre los componentes de la sociedad y las mutuas<br />

transformaciones que surgen de estas interrelaciones, que en gran parte no<br />

pueden ser observadas por quienes las desarrollan.<br />

Tampoco pueden dejarse de lado los intentos por agrupar elementos<br />

descubriendo sus similitudes, diferencias y relaciones, como lo son, por<br />

ejemplo, los importantes esfuerzos taxonómicos constituidos por el sistema<br />

clasificatorio de Linneo (1735) o el sistema periódico de los elementos de<br />

Mendeleiev(1871)<br />

Sin duda. Durkheim tuvo sus razones para centrar su atención en la obra<br />

de Montesquieu, quien aún cuando se concentró en el estudio de las<br />

instituciones políticas, fue también un precursor en otros campos, y<br />

consideraba que las instituciones de una sociedad están íntimamente<br />

vinculadas entre sí y subordinadas al todo del cual forman parte.<br />

Probablemente esta perspectiva tiene relación con su enfoque comparativo y<br />

su capacidad para examinar las instituciones europeas desde el punto de vista<br />

de un extranjero (cartas persas, 1721) procedimiento que está muy<br />

emparentado con la perspectiva que dio origen a la antropología funcionalista.<br />

También el socialismo utópico, en especial el que reflejo el pensamiento de<br />

Saint-Simon, siendo retomado mas tarde por Comte y luego por Durkheim,<br />

estaba vinculado con una concepción orgánica de la sociedad.<br />

A pesar de estas teorías globales, la tendencia de la ciencia sigue su<br />

camino hacia la descomposición de los fenómenos en sus elementos y hacia<br />

la especialización. El método científico corresponde al pensamiento analítico,<br />

que sostiene la necesidad de dividir para comprender. Así, la verdad ha de ser<br />

alcanzada a través da la sumatoria de múltiples verdades parciales, reducidas<br />

hasta el punto en que pueda abarcarlas la mente humana. Pero los problemas<br />

que quedan aquí sin respuesta son los del orden, la organización, la<br />

integración de las partes en el todo; las relaciones entre partes y los resultados<br />

de sus interacciones.<br />

A fines del siglo pasado hubo algunos esfuerzos vinculados a la biología<br />

(Darwin, Spencer), a las ciencias sociales (Pareto, Spencer, Durkheim, Marx) y<br />

a la filosofía (Comte, Marx), que pretendieron encontrar una respuesta a este<br />

problema. En efecto, la misma dificultad para delimitar un ámbito propio de los<br />

autores mencionados, muestra su interés por encontrar una explicación


elacionadora que remita a la integración de las partes, que descubra las leyes<br />

universales de los conjuntos.<br />

Sin embargo, fue en el presente siglo cuando el desarrollo de la teoría<br />

de sistemas adquirió contornos precisos. Al respecto, se puede señalar que<br />

contribuyeron a este desarrollo los aportes de las más diversas áreas del<br />

conocimiento, tales como la biología, las matemáticas, las ciencias sociales y la<br />

ingeniería cibernética, las que, como reacción al reduccionismo anterior,<br />

buscaron un lenguaje multidisciplinario y una explicación universalista que<br />

permitieran la comunicación y el traspaso de informaciones entre ámbitos<br />

distintos, por una parte, y la comprensión de todos los fenómenos de una<br />

disciplina con un marco teórico coherente, por la otra. Fue así como la teoría<br />

psicológica de la Gestalt, de Köhler, los trabajos de von Bertalanffy en biología,<br />

las conceptualizaciones de Russell y Whitehead, los trabajos de Henderson y<br />

Parsons, la cibernética de Wiener y Ashby, etc., iniciaron un camino que llevó a<br />

las recientes publicaciones de Maturana, en biología, y de Luhmann, en<br />

sociología.<br />

Intentaremos presentar a continuación, en forma resumida, el desarrollo<br />

que ha tenido la teoría moderna de los sistemas, utilizado para ello algunos<br />

hitos importantes representados por autores cuya obra acumulada, discutida,<br />

reformulada y vuelta a discutir, constituye la base de lo que hoy conocemos<br />

como Teoría de Sistemas. Los cambios paradigmáticos experimentados por<br />

ésta han sido claros y significativos. Su futuro es promisorio: todo parece<br />

indicar que estamos frente aun nuevo cambio paradigmático –ya planteado en<br />

algunas disciplinas- que permitirá un desarrollo importante en el pensamiento y<br />

en la investigación científica. Por dos razones resulta interesante examinar los<br />

orígenes inmediatos de este intento: a) porque en sus obras se establece<br />

distinciones conceptuales que facilitarán el camino para la introducción del<br />

pensamiento de sistemas en las ciencias humanas y sociales, y b) porque son<br />

a la vez reflexiones que acompañan la evolución misma de las sociedades, el<br />

reflejo sociológico del incremento de la complejidad de la sociedad.<br />

Es importante advertir que las caracterizaciones que expondremos a<br />

continuación no carecen de perspectiva, ya que han sido hechas por sus<br />

observadores desde una posición que en este caso es sistémica. No hay, por<br />

tanto, un acceso objetivo y directo a los grandes pensadores que analizaremos;<br />

la mediación en inherente a toda observación, y nuestro aporte esta es su<br />

reconocimiento.<br />

1.Antecedentes en la Teoría Social:<br />

Comte, Spencer, Durkheim y Pareto<br />

Aunque es posible encontrar raíces de la perspectiva sistémica en<br />

pensadores anteriores a los que presentaremos en este punto, tales como<br />

Montesquieu o Saint Simon, nos referiremos a Comte, Spencer , Durkheim y<br />

Pareto porque en ellos coincide tanto el origen de una ciencia de la sociedad<br />

con conciencia de sí, como el de una conceptualización de lo social en<br />

términos de todos cuyas partes se interrelacionan en tal forma, que generan<br />

una realidad propia, sui géneris, como diría posteriormente Durkheim.


a) El positivismo comteano: elementalidad y totalidad<br />

El gran filósofo positivista Auguste Comte (1798-1857), a quien se respeto<br />

por los logros de la física lo llevó al deseo de fundar una física social, que<br />

después se llamaría sociología, consideraba que la sociedad constituía un<br />

todo cuyas partes se encontraban interrelacionadas en tal forma que no se<br />

podían estudiar en forma separada (Comte, 1864).<br />

Por consiguiente, para Comte el interés de la sociología consiste en<br />

descubrir las relaciones generales que conectan los fenómenos sociales. La<br />

explicación del todo no podrá surgir de la de sus partes, sino por el<br />

contrario, cada uno de los elementos y componentes de este todo social<br />

encontrará su explicación cuando haya sido posible conectarlo con la<br />

globalidad en la que se integra (Comte, 1864). Siguiendo una analogía<br />

orgánica bastante frecuente en los comienzos de la sociología y de su<br />

conceptualización sistémica, Comte ve en la sociedad un todo orgánico<br />

cuyos componentes se encuentran relacionados entres sí. El estudio de<br />

estas partes en forma aislada significa desconocer la esencia de la<br />

organización social y compartimentar artificialmente la investigación (Turner<br />

y Beeghley, 1981, p.45). Con ello se llega a entender que la realidad social<br />

tiene características que no pueden derivarse de aquellas de los individuos<br />

sobre los que ésta se ha construido, lo cual quiere decir que para Comte la<br />

sociedad no está compuesta por individuos sino por familias, es decir, sus<br />

elementos son unidades sociales.<br />

Al definir la sociedad como un todo orgánico compuesto por familias y no<br />

por individuos, Comte establece lo que posteriormente los teóricos de<br />

sistemas denominarían nivel de emergencia, es decir, aquel límite de<br />

descomposición que no puede ser sobrepasado analíticamente si se quiere<br />

mantener la comprensión del sistema investigado. El nivel de emergencia<br />

indica, entonces, cuáles son las unidades irreductibles de un determinado<br />

sistema; para Comte, en el caso de la sociedad, éstas serian las familias, a<br />

partir de las cuales evolucionan las demás unidades sociales. En la familia,<br />

Comte busca no solo la célula germinal en términos fisiológicos, a partir de<br />

las cual se forman agregados mayores, sino que también trata de encontrar<br />

en ellas los fenómenos propiamente sociales que han de presentarse tanto<br />

en los grandes agregados como en la familia, reducidas incluso a la pareja,<br />

pero no reductible a los individuos que la forman.<br />

El pensamiento positivista de Comte trata de reconciliar dos ideas<br />

centrales de gran importancia en el siglo XIX: i)el progreso, propio de los<br />

ideales revolucionarios, horizonte de la ilustración, que permite garantizar a<br />

futuro la confianza en la razón humana y su dominio del universo, y ii)el<br />

orden, propio de los filósofos, quienes, desilusionados por los excesos de la<br />

Revolución Francesa, buscan criterios de organización. Este orden es<br />

también propio de los pensadores católicos como Bonald y de Maistre, que<br />

reaccionan contra el racionalismo externo de la Ilustración; por último, es<br />

propio del Romanticismo, que ve con temor el avance frío e inevitable de la<br />

industrialización, y busca en el pasado la confianza perdida en el alma<br />

humana.<br />

Como señala Giddens (1977, p31), en la obra de Comte las ideas de<br />

progreso y de orden no solo se reconcilian, sino que son dependientes una


de las otra. El progreso ilimitado dentro del orden es la gran utopía social<br />

que se observa en sus teorías<br />

De este modo, es posible entender el progreso en términos de leyes que<br />

regulan las relaciones entre las partes de un todo ordenado. El progreso<br />

mismo ha de ser coherente, pues de lo contrario el movimiento podría<br />

conducir a la descomposición social. Es posible conocer las leyes que rigen<br />

el fenómeno social, y utilizarlas para modificar el curso de los eventos, de<br />

tal modo que no se trata de un movimiento estable, con curso y ritmo<br />

predefinidos, sino que la intervención humana puede alterar la velocidad dl<br />

progreso.<br />

La sociologia, según Comte ha tardado en aparecer en el concierto de<br />

las ciencias porque los fenómenos que la ocupan son de mayor<br />

complejidad, que los de otras disciplinas científicas. De aquí, que busqué<br />

desarrollar una metodología apropiada para la comprensión de la<br />

complejidad de lo social. Giddens (1977, pp.34-35) señala que los<br />

conceptos de la sociologia y la biología deben tener carácter sintético, esto<br />

es, ser conceptos que se relacionen con las propiedades de todos<br />

complejos, en lugar de referirse a los agregados de elementos.<br />

Para Comte, el método funcional se refiere al descubrimiento de las<br />

leyes que regulan en el ámbito social, y no al intento por encontrar causas<br />

finales que expliquen el devenir de la estructura y el funcionamiento de la<br />

sociedad.<br />

b) Spencer y las concepciones organicistas<br />

El pensamiento de Herbert Spencer (1820-1903) estuvo guiado por el interés<br />

de diseñar una teoría que permitiera describir las grandes leyes de la<br />

evolución. De aquí se desprende que, en su preocupación por investigar la<br />

evolución biológica, psicológica, sociológica y la moral, haya hecho aportes de<br />

importancia a la biología y a la sociologia.<br />

Como evolucionista, Spencer acuño el famoso concepto sobrevivencia<br />

del más apto y llevó el análisis de la evolución no solo al campo de lo orgánico,<br />

sino también al ámbito de lo superorgánico: a culturas y sociedades. La<br />

descripción de las leyes que rigen tanto la evolución superorgánica como la<br />

orgánica lo condujo a establecer analogías orgánicas para definir la sociedad y<br />

sus procesos. Solo una vez que ha podido descubrir una cierta afinidad entre<br />

ambos órdenes de fenómenos se puede llegar a definir leyes aplicables a<br />

ambos. Evidentemente, la utilización de la analogía orgánica en sociologia ha<br />

sido muy criticada, pero Spencer tenia conciencia de sus peligros y de las<br />

limitaciones de tal estrategia analógica, e intento usarla solo como un<br />

mecanismo generativo de inducciones que pudieran conducirlo a una mejor<br />

comprensión del fenómeno social humano. Con independencia del éxito que<br />

haya tenido para escapar de las trampas de un procedimiento analógico<br />

extremo, nos interesa destacar su intento por descubrir elementos de<br />

organización social que pudieran derivarse de la configuración sistémica de la<br />

sociedad.<br />

Para Spencer, lo mismo que para Comte, la sociedad estaba compuesta<br />

por familias. Como utilitarista, Spencer sostenía que la felicidad sólo puede<br />

lograrse cuando los individuos intentan satisfacer sus necesidades sin<br />

entorpecer el derecho de otros a hacer lo mismo. Los individuos se agrupan


para formar unidades mayores, que a su vez se unen a otras unidades<br />

similares, formando así un todo más grande. En esta agregación de individuos,<br />

sus atributos contribuyen a determinar las propiedades del agregado<br />

sistemático, pero una vez creado este, surge una realidad social que, a su vez,<br />

se agregará con otras unidades semejantes para construir un nuevo sistema<br />

mas complejo. Este proceso de crecimiento va acompañado por una<br />

diferenciación estructural y funcional. Las partes del todo son interdependientes<br />

y el cambio en una de ellas afecta a las otras y al todo. Gurvitch (1970, pp.202-<br />

203) destaca que Spencer introdujo en literatura sociológica anglosajona los<br />

conceptos de estructura y función sociales.<br />

El problema de la integración de las partes diferenciadas surge de su<br />

propia diferenciación, pues estas ya no pueden sobrevivir por sí solas. En<br />

efecto, si una sociedad rudimentaria esta formada por partes del mismo tipo, en<br />

donde cada parte satisface sus necesidades por si sola, una vez que se<br />

progresa hacia un estadio caracterizado por existencia de un ejercito<br />

permanente, deberán existir, al mismo tiempo, las regulaciones necesarias<br />

para abastecer ese ejercito con alimentos, ropas y municiones (Spencer, 1974,<br />

pp. 4-5). A medida que el todo social crece, sus partes se hacen disimiles y su<br />

estructura aumenta. Las diferentes partes asumen actividades de diversos<br />

tipos. Estas actividades no solo son diferentes partes asumen actividades de<br />

diversos tipos. Estas actividades no sólo son diferentes, sino que sus<br />

diferencias se relacionan para posibilitarse mutuamente (Spencer, 1974, p.8).<br />

La evolución social se refleja en un incremento de la heterogeneidad, lo que<br />

para Comte es el paso de lo simple a lo complejo, de la integración por<br />

diferenciación.<br />

Una crítica que hicieron a Spencer sus propios contemporáneos consiste<br />

en que su analogía orgánica es contradictoria con su defensa del “dejar hacer”<br />

(laissez-faire). Dado que el organismo sólo puede lograr la necesaria cohesión<br />

si sus partes se subordinan al todo, cabría esperar que el todo social tuviera<br />

prioridad sobre los intereses de los individuos que lo forman (Carnero, 1974, p.<br />

XXVII). Sin embargo, Spencer insistía en que el descubrimiento de las leyes<br />

que regulan el universo social demuestra su invariabilidad y la futilidad de los<br />

esfuerzos por intentar construir, mediante la legislación política, formas sociales<br />

que contradigan estas leyes inmutables. Los sistemas sociales deberían<br />

quedar sometidos libremente al juego de estas leyes, sin intentar oponerse a<br />

ellas por medio de regulaciones artificiales y externas (Turner y Beeghley,<br />

1981, p. 65).<br />

Una diferencia importante entre Comte y Spencer es la que se refiere a<br />

la evolución. En la ley de los tres estadios de Comte subyace una idea de<br />

evolución unilineal. Spencer, en cambio, postula que el progreso social no es<br />

lineal sino divergente y redivergente. Cada agrupamiento ha encontrado<br />

ambientes distintos, a los que ha respondido, por una parte, de acuerdo con la<br />

vida social anterior, y por otra, de acuerdo con las influencias de este nuevo<br />

ambiente. Es así como los múltiples grupos han tendido a crear diferencias,<br />

surgiendo géneros y especies de sociedades (Spencer, 1974, p. XIII). Queda<br />

en claro la importancia que, en la definición del sistema, Spencer da al entorno,<br />

en términos del condicionamiento a que aquel se encuentra sometido. Esta<br />

influencia no es de extrañar en un teórico de la evolución que la entiende como<br />

adaptación.


Otra diferencia entre ambos pensadores la señala el propio Spencer:<br />

“¿Cuál es el objetivo de Comte? Dar una cuenta coherente del progreso de las<br />

concepciones humanas. ¿Cuál en mi objetivo? Dar cuenta coherentemente del<br />

progreso del mundo externo. Comte se propone describir la necesaria y real<br />

filiación de ideas. Yo me propongo describir la necesaria y real filiación de las<br />

cosas. Comte desea interpretar la génesis de nuestro conocimiento de la<br />

naturaleza. Mi objetivo es interpretar, en la medida que sea posible, la génesis<br />

de los fenómenos que constituyen la naturaleza. Un fin es subjetivo. El otro<br />

objetivo” (Spencer, 1974, p XXII). De aquí se desprende su renuncia (a pesar<br />

de ser ingeniero) a utilizar el conocimiento de las leyes que rigen los sistemas<br />

sociales para modificarlos.<br />

Por último, otra deferencia entre ambos autores se relaciona con su<br />

concepto de Función. Mientras Comte se negaba a entender una función como<br />

causa final, como lo explica el origen y evolución de una determinada<br />

estructura, Spencer entendía que las funciones que debían ser cumplidas por<br />

todos los organismos y sistemas superorgánicos (Spencer, 1974. P. xix y<br />

Turner y Beeghley, 1981, p. 83).<br />

c) Durkheim y la objetivación de lo social<br />

La obra de Durkheim (1858- 1917) constituye el origen de la sociología como<br />

ciencia. Su problema consiste en establecer una ciencia de la sociedad basada<br />

en lo empírico, de allí se desprende su definición del hecho social como cosa<br />

observable. Lo social se explica por lo social: con ello, se pretende dejar de<br />

lado las explicaciones psicológicas reduccionistas y la explicación metafísica.<br />

Los hechos sociales no difieren de los psíquicos sólo por su calidad: tienen otro<br />

sustrato, no evolucionan en el mismo medio, no dependen de las mismas<br />

condiciones. La sociedad en un sistema autoproducido y autorregulado; En<br />

definitiva, en una realidad cuyas propiedades no se derivan de los individuos.<br />

Durkheim señala que los elementos de la sociedad, los hechos sociales,<br />

se encuentran interrelacionados. Las distintas disciplinas especializadas en<br />

partes de la sociedad tratan sus temas en forma absolutamente autónoma, y es<br />

por ello que la sociología necesitó partir de la filosofía y apoyarse en ella, dado<br />

que sólo en la filosofía podía obtenerse la visión de conjunto necesaria que<br />

permitiera no continuar haciendo abstracciones irreales e imaginarias: “El<br />

sociólogo considerará los hechos económicos, el Estado, la moralidad, la ley y<br />

la religión en cuanto diversas funciones del organismo social. Y las estudiará<br />

como fenómenos que ocurren en el contexto de una sociedad definida y unida”<br />

(Durkheim, 1981, p. 57).<br />

El hecho social se distingue por los criterios de exterioridad y<br />

compulsión. La exterioridad se refiere a que:<br />

i) todo ser humano nace en una sociedad preexistente que ya tiene una<br />

estructura definida, la que condiciona su propia personalidad: “Al nacer, el fiel<br />

halló completamente elaboradas las creencias y las prácticas de su vida<br />

religiosa: si existían antes que él, quiere decir que existen fuera de<br />

él”(Durkheim, 1974, p. 32); ii) los hechos sociales son externos al individuo, en<br />

el sentido que un individuo cualquiera es sólo un simple elemento dentro de la<br />

totalidad de relaciones que constituyen la sociedad. Estas relaciones no son<br />

creadas por ningún individuo particular, sino que están constituidas por


múltiples interacciones entre individuos: “el sistema de signos que utilizo para<br />

expresar mi pensamiento, el sistema monetario que empleo para pagar mis<br />

deudas, los instrumentos de crédito que uso en mis relaciones comerciales, las<br />

prácticas respetadas en mi profesión, etc., funcionan independientemente del<br />

uso que hago de ellos” (Durkheim, 1974, p. 32 y Giddens, 1971, pp.86-89).<br />

La compulsión o coerción moral es otra características propias de los<br />

hechos sociales. Esta puede actuar externamente, mediante el uso de<br />

sanciones impuestas legalmente o por presión, o internamente, como en el<br />

caso de las reglas morales internalizadas.<br />

De las características de exterioridad y coerción Durkheim desprende la<br />

diferencia esencial de los hechos sociales: “por consiguiente, no es posible<br />

confundirlos con los fenómenos orgánicos, pues consisten en representaciones<br />

y en actos, ni con los fenómenos psíquicos, que sólo existen en la conciencia<br />

individual y por ella. Por lo tanto, constituyen una nueva especie, y a ellos debe<br />

atribuirse y reservarse la calificación de sociales” (Durkheim, 1974, p. 33).<br />

En la explicación de los fenómenos sociales se puede utilizar el análisis<br />

funcional, que consiste en establecer la correspondencia entre el hecho en<br />

consideración y las necesidades generales del organismo social, y en explicar<br />

en qué consiste esta correspondencia. No hay que confundir, dice Durkheim, la<br />

función social con el fin o los propósitos psicológicos, debido a que<br />

generalmente producen. La identificación de una función social, por<br />

consiguiente, no provee una explicación de la existencia del fenómeno social<br />

en referencia.<br />

Las causas de un hecho social son separables de la función que éste<br />

tiene en la sociedad. Cualquier intento por suponer una relación explicativa<br />

entre función y causa, conduce a una explicación teleológica del desarrollo<br />

social términos de causas sociales. Las causas que originan un hecho social<br />

dado deben identificarse como independencia de las funciones sociales que<br />

éste pudiera cumplir. Como procedimiento metodológico, resulta además<br />

apropiado establecer las causas con anterioridad a las funciones. La<br />

metodología descrita por Durkheim no es otra cosa que la sistematización del<br />

método empleado por él en sus diversas investigaciones empíricas.<br />

Un ejemplo lo constituye un análisis de la división del trabajo social. Para<br />

él, la sociedad tradicional es segmentaria, comunitaria, y ella se produce un<br />

fuerte consenso moral: la conciencia colectiva. Su integración se caracteriza<br />

por basarse en la semejanza.<br />

La estructura de la sociedad moderna no está constituida por la<br />

repetición de segmentos similares y homogéneos, sino por un sistema de<br />

órganos diferentes donde cada uno tiene un papel principal. La división del<br />

trabajo, entonces, tiene un papel fundamental en la sociedad moderna:<br />

aparece, por una parte, como respuesta a las condiciones de aumento de<br />

complejidad de la sociedad, ya que no permite mantener las condiciones de<br />

relación habituales, y contribuyen, por otra parte, la integración de esta nueva<br />

sociedad en formación, al incorporar no a los semejantes sino a los disímiles,<br />

en cuanto diferentes y complementarios.<br />

La sociedad tradicional se caracteriza por la similitud de componentes,<br />

mientras que la sociedad moderna tiene como característica la diferencia de<br />

sus elementos constituyentes. Ambos tipos de sociedad, sin embargo, pueden<br />

mantenerse unidos, integrados; pueden existir y considerarse como todos<br />

compuestos por parte.


La unidad de la sociedad tradicional se explica por la existencia de un<br />

conjunto de valores y creencias clara y fuertemente definido, que asegura que<br />

las acciones individuales se comporten de acuerdo con las normas comunes.<br />

La solidaridad típica de esta sociedad es la solidaridad mecánica, donde cada<br />

parte del todo es básicamente idéntica a las demás, y se puede desaparecer<br />

sin que el todo sufra una suerte parecida.<br />

Durkheim llama solidaridad orgánica a la solidaridad característica de la<br />

sociedad moderna. En ella, la cohesión social no se basa en la aceptación de<br />

un conjunto de creencias y sentimientos compartidos, sino en la<br />

interdependencia funcional producida por la división del trabajo.<br />

Según Luhmann (1977b, p. 28), la teoría de Durkheim tiene uno de sus<br />

más impresionantes logros en la posibilidad de romper con conceptualizaciones<br />

de suma constante escasez, presentando relaciones de crecimiento. Su<br />

principal interés consiste en la intención de encarar la relación entre individuo y<br />

sociedad de tal forma, que hace aparecer posible el reforzamiento de ambos.<br />

La individuación de las personas no se produce a costas de la solidaridad<br />

social, y tampoco ocurre lo inverso; por el contrario, ambos procesos de<br />

crecimiento se condicionan mutuamente y son posibles sólo sobre la base de<br />

una estructura social dada y de la división del trabajo, la que, a su vez, es<br />

posibilitada por éstos. Durkheim combina una perspectiva dualista con una<br />

monista para abordar el problema de la integración de los individuos a la<br />

sociedad.<br />

Aunque en rigor no puede ser considerado un teórico de sistemas, su<br />

concepto de realidad social como un hecho con características propias no<br />

reductibles a las de los individuos que participan en ella, llama la atención<br />

acerca de un fenómeno cuya complejidad ha de ser abarcada desde una<br />

perspectiva holista., que conlleva una implícita noción de sistemas cerrados y<br />

autorreferenciales aplicada a la sociedad. Esta aproximación queda también<br />

de manifiesto en el reconocimiento que él hace de la vinculación original entre<br />

la filosofía y la sociología, donde destaca que a partir de la filosofía pudo la<br />

sociología obtener la visión de conjunto requerida para el estudio de la<br />

sociedad, y apartarse así de la parcialización abstracta en que incurrían las<br />

otras disciplinas especializadas en ámbitos estancos y desvinculados del<br />

acontecer social.<br />

En su obra, queda nítidamente definido el método funcional. El autor se<br />

ocupa de distinguir claramente entre causas y funciones, lo que más tarde<br />

sería olvidado por gran parte de los teóricos funcionalistas, debiendo ser<br />

actualizado en la elaboración del método por Merton, y posteriormente por<br />

Luhmann. También es importante que Durkheim haya diferenciado, de modo<br />

congruente con su explicación de lo social por lo social. El autor realizó esta<br />

diferenciación con el objeto de dar una respuesta definitiva al utilitarismo se<br />

encuentre cerrado, no pierde vigencia porque significa renunciar al<br />

voluntarismo y a la explicación teleológica, que vuelven a aparecer con nuevas<br />

vestiduras en la investigación y las ideologías sociales.<br />

Por último, la relación entre individuo y sociedad es develada de tal<br />

forma que se puede mostrar la vinculación entre dos sistemas que se suponen<br />

mutuamente pero no son reductibles una al otro ni en la explicación ni en la<br />

operación. Esta forma de presentar la posibilitación mutua del aumento de las<br />

complejidades de uno y otra, anticipa la forma de razonamiento de la más<br />

moderna teoría de sistemas: la complejidad de los procesos sociales y


psicológicos aumenta la posibilidad de lo improbable, y su desenlace no puede<br />

ser previsto desde una posición teleológica.<br />

El análisis de las formas de solidaridad y de los procesos integrativos de<br />

la sociedad puede ser –y ha sido- utilizado en la comprensión de la evolución<br />

sistémica de la sociedad, pero la conceptualización misma que hace Durkheim<br />

no necesariamente significa que deba entenderse como un sistema en la<br />

acepción actual del término<br />

d) Pareto y las teorías del equilibrios social<br />

La obra de Vilfredo Pareto (1848-1923) tiene particular importancia para<br />

nuestro trabajo, por cuanto no sólo intenta dar una configuración sistémica no<br />

orgánica a la sociedad y sus fenómenos, sino además deja de lado los<br />

enfoques lineales propios de su época y presentes en gran parte de los<br />

sociólogos posteriores. La obra de este sociólogo italiano resulta de interés<br />

para nosotros, además, porque a través de ella una forma de pensamiento<br />

sistémico abstracto logra considerarse un método apropiado de comprensión<br />

de la realidad social.<br />

Pareto recibió la influencia de Comte y Spencer, quedando sumamente<br />

impresionado por ambas; sin embargo, tenía con éstos profundas discrepancia,<br />

entre ellas: i) el uso de analogía orgánica, en lugar de constituir un elemento<br />

explicativo generativo, más bien llevaba a confusiones; ii) consideraba<br />

discutible la posibilidad de descubrir los estadios de progresos o evolución en<br />

el devenir social; iii) rechazaba al análisis de las estructuras por sus funciones,<br />

y iv) no creía que las leyes de la sociología pudieran utilizarse para reconstruir<br />

la sociedades (Turner y Beeghley, 1981, p. 392).<br />

Consideraba que el objetivo de la ciencia es descubrir los principios<br />

abstractos que expresan las principales relaciones entre las propiedades del<br />

universo social. Pareto tenía una sólida formación en ingeniería, y su principal<br />

interés lo constituían la economía; estos aspectos se reflejaron en su obra<br />

sociológica, donde sostenía que el mundo social ha de ser considerado como<br />

un sistema con tendencia al equilibrio; el científico social deberían intentar<br />

identificar las propiedades estructurales claves del sistema, y luego articular las<br />

relaciones dinámicas entre éstas. El objetivo final era la llegar a la formulación<br />

abstracta de un conjunto de principios.<br />

En la metodología así descrita, es posible observar su interés en la<br />

elaboración de un método lógico experimental, basado en la observación y la<br />

inferencia lógica. Al considerar la sociedad como un sistema en equilibrio,<br />

consiguió liberarse del organicismo que había sido tan criticado en la obra de<br />

Spencer y d Comte. Su abandono de la conceptualización analógica<br />

organísmica fue posible gracias a los trabajos que hizo en la economía<br />

matemática, donde el concepto de equilibrio es central. A pesar de este<br />

abandono, es posible mantener el modelo de sistemas como un todo formado<br />

por partes interdependientes, donde el cambio en una parte afecta a las otras<br />

y al todo.<br />

Los elementos de este sistema social son los individuos que se<br />

encuentran relacionados entre sí y con el todo. Hay fuerzas tanto internas al<br />

sistema como externas a éste. El equilibrio es dinámico, en el sentido de que<br />

las fuerzas internas reaccionan contra el impacto de las externas,<br />

compensándolas y evitando que se produzcan el desequilibrio y la


desorganización del sistema. En esta concepción subyace una noción<br />

homeostática de restablecimiento del equilibrio. Las fuerzas internas son los<br />

conocimientos, intereses, residuos y derivaciones de los individuos, y se<br />

expresan en acciones lógicas –escasas en la vida social -, caracterizadas por<br />

tener finalidades, y en acciones alógicas – mucho más frecuentes -, que se<br />

relacionan con los residuos y derivaciones que expresan sentimientos.<br />

Las fuerzas externas provienen del entorno no humano y de otros<br />

elementos exteriores a la sociedad, donde se incluyen tanto otras sociedades<br />

como los estados previos de la misma sociedad en un momento dado<br />

(Timasheff, 1965, p. 204). Esto quiere decir que el sistema social debe verse en<br />

cada momento en su presente, y que el pasado sólo constituye una fuerza<br />

externa que contribuirá a la modificación, a la alteración del equilibrio sistémico<br />

en el presente, que se deberá compensar con las fuerzas internas actuales.<br />

Esta teoría tiene bastante relación con la moderna teoría biológica de los<br />

sistemas, donde los estados previos del sistema constituyen parte de la deriva<br />

estructural de éste, y no pueden explicarlo.<br />

Junto con lo anterior, Pareto estableció una diferencia entre las acciones<br />

humanas y la explicación racional de éstas. Suponer que los seres humanos<br />

piensan, planifican y luego actúan en consecuencia, no tiene mucho que ver<br />

con el proceso que se verifica en la práctica; en su opinión, la acción precede a<br />

la racionalización. “Para Pareto no hay relación causal directa entre la teoría y<br />

la acción. Ambas son causadas por sentimientos básicos que se revelan en la<br />

acción de una manera constante, pero en la teoría o justificación los<br />

sentimientos se manifiestan casi al azar. Todo modo de conducta es justificado<br />

por alguna teoría…. Pero en cada caso concreto la justificación teórica está<br />

determinada por el accidente de la invención, y por lo tanto no es de gran<br />

importancia en el análisis de la conducta” (Timasheff, 1965, p. 207). Este<br />

análisis resulta sorprendentemente moderno, por cuanto parte importante de la<br />

elaboración clara entre el “acaecer del vivir” y las explicaciones acerca de dicho<br />

acaecer.<br />

Por último, es interesante destacar el concepto no lineal, sino circular,<br />

que tiene Pareto de procesos importantes en el devenir sistémico. Los cambios<br />

sociales se producen por modificaciones en la composición de las elites<br />

económicas y políticas que dirigen el sistema. Estas modificaciones, a su vez,<br />

se deben a cambios cíclicos en los sentimientos que tienen estas elites. Las<br />

elites políticas (leones y zorros) y económicas (rentistas y especuladores)<br />

tienden a ser homogéneas interiormente, y de allí se desprende, en el largo<br />

plazo, su falta de vitalidad y de variabilidad, que las hará altamente inestables e<br />

incapaces de enfrentar la variedad presentada por sus opositores, lo cual<br />

llevará al cambio de una elite por otra.<br />

En esta breve descripción de los antecedentes de la teoría sociológica<br />

de sistemas no hemos pretendido dar cuenta profunda de la obra de<br />

pensadores de la envergadura de los tratados, sino sólo mostrar algunas raíces<br />

de la conceptualización sistémica actual. Además, no hemos mención a otros<br />

autores de gran importancia, que hicieron una importante contribución en el<br />

establecimiento de la sociología y su metodología, no podrían ser calificados de<br />

precursores teóricos del análisis de sistema.<br />

En términos generales, en estos pensadores del siglo XIX puede<br />

observarse un intento por utilizar los conocimientos de la biología para inducir


lineamientos de investigación en las relaciones sociales. La analogía<br />

organísmica usada por Comte y Spencer, sin poder evitarlos totalmente. Pareto<br />

consigue suprimir el pensamiento organísmico al abstracta de las fuerzas que<br />

guían el movimiento de la sociedad.<br />

Una segunda observación que es conveniente tomar en cuenta es la<br />

relación estrecha que, ya en los orígenes de la conceptualización sistémica,<br />

hay entre la comprensión del fenómeno social como sistema y el análisis de<br />

sus procesos mediante el método funcionalista. También en esta utilización<br />

original del método funcionalista se encuentra la base de su potencialidad para<br />

el estudio de los fenómenos sociales, así como de la confusión en cuanto a su<br />

significado y aplicación. En efecto, si Comte (y podríamos agregar Durkheim)<br />

hace una diferencia entre la función desarrollada por una determinada<br />

estructura y la causa de su generación, Spencer no parece distinguir entre<br />

causa y función, con lo que podría ser objeto de una crítica de larga data que<br />

se hace al funcionalismo, consistente en identificar función con causa final,<br />

confundir funcionalidad con necesariedad y, de ahí, caer en la teleología.<br />

A lo anterior debe agregarse que, a pesar de las analogías orgánicas, a<br />

pesar de la vinculación más o menos estrecha que en diversas épocas de la<br />

evolución del pensamiento sociológico ha existido entre la biología y la<br />

sociología, esta última ha sabido nutrirse de sus propias fuentes, desarrollando<br />

un camino paralelo al de la biología. En este devenir teórico ha habido<br />

momentos de profundo y fructífero diálogo y colaboración. En otros, este<br />

diálogo se ha visto interrumpido, pero sólo para volver a producirse en el<br />

próximo recodo del camino. Un importante hito de este encuentro se dio en las<br />

primeras décadas d este siglo, esta vez desde el ámbito de la antropología<br />

sociocultural.<br />

2. La antropología funcionalista:<br />

Malinowski y Radcliffe-Brown<br />

Esta aproximación metodológica y explicativa de las ciencias antropológicas es<br />

consecuencia de la optimización de los recursos disponibles a principios de<br />

siglo entre los cientistas sociales. El funcionamiento antropológico surgió en la<br />

antropología británica a principios de este siglo, y con él se consolidó esta<br />

disciplina en el contexto de la comunidad científica.<br />

En el mismo año –1922-, se publicaron las primeras investigaciones<br />

realizadas desde perspectivas estrictamente funcionalistas: The andaman<br />

islanders, de Radcliff- Brown, y Argonauts of the Western pacific, de<br />

Malinowski. Ambos constituyen profundos estudios sobre las entonces<br />

denominadas “sociedades primitivas”, y desencadenaron una ruptura total con<br />

la tradición de los estudios etnológicos, abriendo camino a perspectivas más<br />

renovadas, basadas en concepciones teóricas y metodológicas globalizantes<br />

para abordar empíricamente las diferentes sociedades y culturas.<br />

Las estrecha relación que existe entre al funcionalismo antropológico y<br />

las nociones de sistemas se debe a que el análisis funcional requiere para su<br />

aplicación una noción implícita o explícita de sistemas. Estas nociones<br />

sistémicas fueron asumidas de modo natural, dado que estos antropólogos<br />

realizaron sus estudios de preferencia en culturas insulares, donde el problema<br />

de definir los límites del sistema estaba resulto de manera natural, por lo que<br />

dirigieron sus esfuerzos a la determinación de los elementos que constituían


los sistemas socioculturales y el tipo de relación (funciones) que se establecía<br />

entre éstos. Es precisamente en estos aspectos donde están sus más<br />

importantes aportes para la teoría de sistemas.<br />

Sin embargo, las propias características de las sociedades y culturas<br />

que investigaban impusieron fuertes límites a sus desarrollos teóricos respecto<br />

a las concepciones sistémicas. En efecto, en ellas estaba ausente una<br />

consideración orgánica que se deriva de la evidente estabilidad de las<br />

sociedades estudiadas llevó a especializar este tipo de funcionalismo en el<br />

reconocimiento de la cohesión y estabilidad, descuidando los estudios acerca<br />

del conflicto y del cambio, hasta el extremo de llegar a un abierto, aunque<br />

involuntario, ahistoricismo en sus análisis.<br />

Malinowski, polaco de nacimiento, estudió y enseñó durante largo tiempo<br />

en la London School of Economics y culminó su carrera docente en la<br />

Universidad de Yale. Radcliffe-Brown trabajó en Cambridge, Oxford, Chicago, y<br />

muchos otros prestigiosos centros universitarios. Ambos fueron investigadores<br />

en terreno, por lo que, a diferencia de los esfuerzos deductivos de teóricos<br />

como Comte, Spencer, Durkheim y Pareto, ambos etnólogos construyeron sus<br />

teorías a partir de investigaciones empíricas.<br />

Bronislaw Malinowski (1884-1941) desarrolló la descripción etnográfica<br />

más detallada que existe de una sociedad, la de los isleños de la Isla Trobriand<br />

del noroeste de Nueva Guinea, inaugurado el método de la observación<br />

participante. Radcliffe-Brown, por su parte, estudió durante largos años a los<br />

nativos de la isla de Andamán de la bahía de Bengala, y posteriormente trabajó<br />

entre los aborígenes de Australia. En el plano teórico, ambos reconocieron una<br />

deuda intelectual con la obra de Durkheim, pero de ninguna manera<br />

supeditaron sus propias ideas a las desarrolladas por éste. Malinowski en<br />

particular desarrolló una teoría que difiere abiertamente de la de Durkheim. Por<br />

su parte, Radcliffe-Brown no perdió ocasión para cuestionar algunas<br />

generalizaciones etnológicas de su supuesto mentor intelectual. En realidad,<br />

ninguno de los dos requería predecesores teóricos, pues construyeron sus<br />

teorías de manera inductiva, a partir de sus propias investigaciones de campo.<br />

En este sentido, hay más coincidencia que continuidad entre estos<br />

antropólogos y los filósofos y sociólogos que los precedieron.<br />

En esta línea de pensamiento funcionalista, las culturas (o sociedades,<br />

como prefería denominarlas Radcliffe-Brown) en tanto sistemas fueron<br />

concebidas como conjunto de instituciones interrelacionadas, sujetas a algún<br />

nivel de regularidad y de estabilidad. Por cierto, esta perspectiva teórica está<br />

fuertemente emparentada con los modelos organísmicos, donde las<br />

instituciones se hacen equivalentes a las partes de un organismo, y en cuanto<br />

tales, indispensables para su mantenimiento.<br />

Ambos investigadores coincidían en destacar los contextos culturales<br />

totales por sobre sus partes constituyentes, y en buscar la explicación de las<br />

instituciones en relación con el conjunto más amplio al que pertenecen. Sus<br />

análisis consistían en un examen lo más minucioso posible de las relaciones<br />

dinámicas entre los componentes de una cultura (instituciones) y las<br />

repercusiones de estas relaciones sobre el conjunto del cual formaban parte<br />

(funciones). Con estos puntos de vista, pusieron especial énfasis en las<br />

nociones y referentes empíricos que destacaban la interrelación e<br />

interdependencia. Entre las instituciones culturales de los pueblos que<br />

estudiaban. De esta manera, las aparentemente exóticas costumbres de los


pueblos no occidentales ganaban en coherencia y se hacía posible su<br />

explicación.<br />

Esta concepción de los fenómenos socioculturales no sólo tuvo<br />

repercusiones en el plano teórico, sino que sobre todo influyó en una propuesta<br />

metodológica. En efecto, en el terreno de la investigación, los funcionalistas<br />

destacaron las ventajas de la técnica denominada observación participante,<br />

que tenía como meta permitir la elaboración de descripciones holísticas,<br />

necesarias en el análisis funcional. Sus desarrollos etnográficos se<br />

contraponían a los estudios parciales y especializados, aunque<br />

lamentablemente fragmentarios “El tratamiento de los rasgos culturales por<br />

atomización o aislamiento se considera estéril, porque la significación de la<br />

cultura consiste en la relación entre sus elementos, y no se admite la existencia<br />

de complejos culturales fortuitos o accidentales”, señalaba Malinowski hacia<br />

1931 (1975, p.91).<br />

No obstante sus puntos en común y el hecho de que ambos<br />

investigadores son, en tanto padres de la antropología social, figuras que<br />

prolongan su influencia hasta la actualidad como precursores del análisis<br />

funcional, en el plano de sus concepciones teóricas profundas tenían<br />

discrepancia que los llevaron a sostener fuertes discusiones, lo cual provocó<br />

una división entre el auditorio inclinado por estas nuevas ideas. Sus<br />

discrepancias se centraban básicamente en la utilización del concepto de<br />

función.<br />

Radcliffe-Brown (1881-1955) mantuvo una concepción definitivamente<br />

más orgánica de la sociedad, al vincular las interrelaciones institucionales con<br />

un fin ulterior consistente en mantener la estructura social estable y<br />

cohesionada. Si bien cuestionó el carácter funcional de las instituciones<br />

socioculturales, haciéndolas objeto de análisis para descubrir su verdadero<br />

efecto en un contexto global, en muchos aspectos d su obra queda de<br />

manifiesto lo que Merton posteriormente denominaría postulado del<br />

funcionalismo universal: todas las instituciones mantienen funciones positivas<br />

en la sociedad. Radcliffe-Brown ponía énfasis en que “la función de un uso<br />

social particular es la contribución que hace a la vida social total, como<br />

funcionamiento del sistema social total. Tal visión implica que un sistema social<br />

(….) tiene un cierto tipo de unidad, del que puede hablarse como de una unidad<br />

funcional. Podemos definirlo como una condición en la que todas las partes del<br />

sistema social trabajan juntas con un grado suficiente de armonía o de<br />

consistencia interna, es decir, sin producirse constantes conflictos que no<br />

puedan resolverse o regularse” (1972, p.207).<br />

En Malinowski no está muy claro el grado de realidad que asigna a la<br />

cultura, pues intenta reducirla a los individuos y a sus necesidades. Su<br />

concepción de función es evidentemente utilitarista: “La función no admite ser<br />

definidas sino como la satisfacción de necesidades por medio de una actividad<br />

en la cual los seres humanos cooperan, usar utensilios y consumen<br />

mercancías” (1970, p.52).<br />

Como se observa, su postura se aparta abruptamente de una tradición<br />

sociológica que había logrado dar a la sociedad el carácter de realidad sui<br />

géneris, y se acerca mucho más a razonamientos reduccionistas y hasta<br />

deterministas biológicos; incluso, su organicismo utilitarista aparece más<br />

exagerado que el propuesto por Spencer.


Probablemente el más importante de los logros de estas concepciones<br />

funcionalistas fue proporcionar un nuevo tipo de explicación sociológicas que<br />

no requería abordar los problemas socioculturales bajo relaciones causales,<br />

sino que reorientaba los estudios de manera funcional, investigando las<br />

instituciones en términos de su contribución al todo del cual forman parte, y<br />

para el caso concreto de cada institución en términos de su contribución al todo<br />

del cual forman parte, y para el caso concreto de cada institución particular, en<br />

términos de la solución que proporciona al problema específico que le<br />

corresponde. Como destacaría más tarde Luhmann, con estos procedimientos<br />

de abre camino al método de las equivalencias y a una aplicación amplia del<br />

enfoque comparativo.<br />

Sintetizando, se puede afirmar que el aporte de estos investigadores al<br />

desarrollo de las nociones de sistémicas, cuyo principio metodológico aceptaba<br />

que los fenómenos socioculturales sólo podrían ser estudiados desde una<br />

perspectiva holística si se quería entender más de ellos. Ante el éxito de sus<br />

propuestas, el funcionalismo antropológico sepultó definitivamente los enfoques<br />

analítico-elementalistas de la cultura en la antropología, y extendió su área de<br />

influencia a la sociología, donde se retomarían estos problemas, y en especial<br />

con los trabajos de Merton y Parsons, se les daría un gran desarrollo.<br />

<strong>CAPÍTULO</strong> II<br />

<strong>DE</strong> <strong>LA</strong> <strong>TEORÍA</strong> <strong>GENERAL</strong> <strong>DE</strong> <strong>SISTEMA</strong>S<br />

A <strong>LA</strong> <strong>TEORÍA</strong> <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> AUTOPOIESIS<br />

1. Teoría General de sistemas<br />

Ludwig von Bertalanffy<br />

En poco menos de medio siglo se han producido cambios notables en<br />

las conceptualizaciones sistémicas. Gran parte de estas renovaciones tienen<br />

su origen en investigaciones de eminentes biólogos e ingenieros.<br />

Presentaremos a continuacion estos avances, poniendo especial énfasis en<br />

destacar los cambios epistemológicos que los acompañan.<br />

Partiendo desde la biología, Bertalanffy (1901-1972) planteó la<br />

necesidad de construir una teoría general de sistemas que el propósito de<br />

resolver las dificultades que encontraban las ciencias biológicas para explicar<br />

los fenómenos biológicos mediante en método reduccionista. Cada vez se<br />

hacía más difícil lograr una comprensión cabal de lo orgánico, lo vivo, a través<br />

de los componentes químicos que lo forman.<br />

En 1928, Bertalanffy entregó los principios de una biología organicista,<br />

donde se pone en evidencia el desacuerdo del autor con el modelo<br />

reduccionista en biología, que olvida las características distintivas del<br />

fenómeno biológico. Su interés consistía en desarrolla una forma de<br />

aproximación para poder hacer comprensible lo propio de los seres vivos. Entre<br />

sus principios, caben destacar los siguientes:<br />

i)“El concepto del ser vivo como un todo, en contraposición con el<br />

planteamiento analítico y aditivo; ii) el concepto dinámico, en contraposición<br />

con el estático y el teórico mecanicista; iii) el concepto del organismo como<br />

actividad primaria, en contraste con el concepto de su reactividad primaria”<br />

(1974, p.9).


Muy pronto, descubrió que los problemas que enfrentaba en el campo de<br />

la biología eran semejantes a los encontrados por otros científicos en distintas<br />

áreas del conocimiento. A partir de ello, hizo una proposición - formulada<br />

oralmente en los años treinta y en diversas publicaciones posteriores a la<br />

Segunda Guerra Mundial- que constituyen una invitación a construir “una teoría<br />

lógico- matemática que se propone formular y derivar aquellos principios<br />

generales aplicables a todos los sistemas” (1984, p.34), en definitiva: una<br />

Teoría General de Sistemas.<br />

Estimaba necesario y posible llegar a una generalización conceptual, por<br />

cuanto hay ciencia (tales como la biología, las ciencias del comportamiento y<br />

las ciencias sociales) que parecen exigir nuevas formas de conceptualización,<br />

adecuadas a fenómenos que no se encuentran en la naturaleza inanimada.<br />

Estas demandas podrían ser satisfechas por el desarrollo de la<br />

conceptualización sistémica, aplicable a fenómenos isomórficos (1974, pp. 85-<br />

88). La iniciativa encontró terreno fértil en diversos científicos que compartían<br />

su interés por encontrar una alternativa a la explicación reduccionista. Fue así<br />

como, después de la Segunda Guerra Mundial, se fundó la Sociedad para la<br />

Investigación de Sistemas Generales, cuyo programa de 1954 se refería a los<br />

siguientes tópicos: i)investigar el isomorfismo de conceptos, leyes y modelos en<br />

varios campos, y promover transferencias útiles de un campo a otro;<br />

ii)favorecer el desarrollo de modelos teóricos adecuados en aquellos campos<br />

donde falten; iii)reducir en lo posible la duplicación del esfuerzo teórico en<br />

campos distintos; iv)promover la unidad de la ciencia mejorando la<br />

comunicación entre los especialistas (Bertalanffy, 1984, p.37).<br />

Es fácil apreciar la importancia que esta organización y el trabajo de<br />

Bertalanffy tuvieron para el desarrollo de la ciencia en general y de la teoría de<br />

sistemas en particular. Bertalanffy estaba consciente de que el carácter radical<br />

de su perspectiva involucraba un cambio de paradigma en la ciencia. Afirmaba<br />

que este cambio consistía en el paso dl reduccionismo cartesiano a la<br />

comprensión holistica de un todo que es más que la suma de sus partes<br />

aisladas. Sin embargo, no se trataba simplemente de revivir la relación entre el<br />

sistema y su entorno; su conceptualización involucraba en modelo de sistema<br />

abierto, en un proceso constante de intercambio con este entorno.<br />

Al proponer su teoría, lo que hizo fue trasladar al plano científico un<br />

hecho obvio para el conocimiento vulgar: el principio de que los organismos<br />

son sistemas abiertos, y ofreció una teoría que entrega un modelo mediante el<br />

cual problemas biológicos tales como el crecimiento, la regulación y el equilibrio<br />

pueden comprenderse mejor. Las proyecciones de estas ideas sobrepasan los<br />

marcos de lo estrictamente disciplinario, e incluso él las aplicó en campos tan<br />

diferentes como la lingüística, el arte y la simbología.<br />

Entre las características más importantes de los sistemas abiertos se<br />

encuentran las siguientes:<br />

Sinergia o totalidad:<br />

Los sistemas tienen una característica propia, de identidad, que no<br />

puede reducirse a las propiedades o características de sus<br />

componentes. El viejo postulado aristotélico de que el todo es más que<br />

la suma de las partes refiere a un sistema, a una globalidad que tiene<br />

una identidad que va más allá de la pura sumativa de las partes<br />

componentes. Aquí, lo más importante no es la noción de cantidad, sino


la de relación. La totalidad es la conservación del todo en la acción<br />

reciproca de las partes componentes. Tras estas ideas se encuentra la<br />

noción funcional, en tanto soporte de las interrelaciones, y su proyección<br />

metodológica.<br />

Interrelaciones:<br />

Las relaciones entre los elementos de un sistema o entre éste y su<br />

ambiente son de vital importancia para el análisis de un sistema vivo.<br />

Estas relaciones pueden ser reales o ideas (modelos), activas o latentes,<br />

naturales o artificiales, recíprocas o unidireccionales; en cualquier caso<br />

significa la identificación de un intercambio de energía, materia o<br />

informaciones. Variados términos se utilizan para identificar estos<br />

procesos: funciones, servicios, prestaciones, efectos recíprocos,<br />

asociaciones, interdependencias, comunicaciones, coherencia,<br />

conectividad, etc. En un momento del sistema, estas relaciones se<br />

presentan ordenadamente, como una red estructurada que se visualiza a<br />

través del esquema input/output.<br />

Equifinalidad:<br />

Es la capacidad, de demostrada por sistemas, de llegar a un mismo fin a<br />

partir de puntos iniciales distintos. Bertalanffy define el fin como el<br />

estado de equilibrio fluyente. Con este marco de referencia, los sistemas<br />

vivos son equivalentes, y se pueden analizar bajo ese modelo en cuanto<br />

sistemas que tienden al equilibrio. Con ello, se produce una coincidencia<br />

entre estos conceptos, el funcionalismo antropológico y la cibernética.<br />

Diferenciación:<br />

El desarrollo de un sistema se entiende como especialización funcional,<br />

es decir, como un proceso de elaboración de partes. En los procesos<br />

diferenciadores, las pautas globales difusas se reemplazan por<br />

funciones especializadas. Según Bertalanffy, originalmente los sistemas<br />

están formados por partes que potencialmente pueden asumir múltiples<br />

funciones. Durante el desarrollo surge, a partir de la interacción dinámica<br />

de los componentes, un cierto orden que impone restricciones y<br />

especialización a estas partes del sistema, con lo cual, las partes<br />

especializadas pierden su potencialidad multifuncional.<br />

Negentropía:<br />

A la característica de diferenciación se une otra que tiene que ver<br />

con la segunda ley de la termodinámica. En efecto, de acuerdo con esta<br />

ley, los sistemas físicos tienden a un estado de máxima desorganización,<br />

de máxima probabilidad, en el cual desaparece cualquier diferenciación<br />

previa, al igualarse con sus ambientes. Los sistemas vivientes, sin<br />

embargo, parecen contradecir esta ley al conservarse su organización en<br />

un estado de alta improbabilidad. Más aún, Bertalanffy (1979, p. 42)<br />

señala que durante el proceso de diferenciación un organismo pasa por<br />

estados de heterogeneidad progresiva. Esta paradoja se explica porque<br />

los sistemas vivos son capaces de importar energía, y así, de importar<br />

entropía negativa o negentropía, que les permite mantener un estado


estable altamente improbable de organización, e incluso de desarrollar<br />

niveles más altos de organización e improbabilidad.<br />

Estas y otras características, tales como crecimiento o finalidad, apuntaban a la<br />

necesidad de Bertalanffy de desarrollar una teoría de “sistemas abiertos”, es<br />

decir de sistemas que, como los organismos vivientes, se caracterizan por<br />

importar y explotar sustancias sin descanso. “En este intercambio, el organismo<br />

rompe y reconstruye sus elementos, pero se mantiene constante. Es a lo que<br />

yo le he llamado estado estable” (1979, p.40).<br />

Este modelo de sistema abierto fue acogido por científicos de disciplinas<br />

diversas, de allí que esta teoría general de sistemas fuera recibida y<br />

enriquecida por la fisicoquímica, la biofísica, la simulación de procesos<br />

biológicos, la fisiología, la farmacodinámica, el análisis multivariado, etcétera.<br />

La concepción de sistemas abiertos se transforma en un modelo de<br />

análisis donde el equilibrio pasa a ser la categoría dominante. A su vez, el<br />

esquema input/output con efectos. También estos últimos se pueden analizar<br />

en términos de consecuencias para el sistema mayor (funciones).<br />

Desde la epistemología, Bertalanffy destaca la ruptura entre su postura y<br />

la “ciencia natural mecanicista…..(donde)….se califican de anticientíficos,<br />

metafísicos y antropomórficos conceptos tales como los de totalidad,<br />

organización, teleología; se consideraban residuos de un pensamiento<br />

primitivo, animistas…..(hoy)….poseemos modelos conceptuales y, en muchos<br />

casos, incluso modelos técnicos que permiten representar estos caracteres<br />

fundamentales de la vida” (1963, p. XIII).<br />

Desde un punto de vista epistemológico, Bertalanffy (1984, pp. 46-50)<br />

distingue:<br />

Sistemas reales, que son percibidos mediante la observación, o que<br />

pueden ser inferidos a partir de ésta, y que tienen una existencia<br />

independiente del observador.<br />

Sistemas conceptuales, que –como en el caso de las matemáticas o de<br />

la lógica- son en esencia construcciones simbólicas.<br />

Sistemas abstraídos, subclase de los sistemas conceptuales. Como la<br />

ciencia, los sistemas abstraídos son sistemas conceptuales que<br />

corresponden a una realidad.<br />

Desde otra perspectiva, los sistemas también se pueden clasificar de<br />

acuerdo con su origen como naturales o artificiales, y en cuanto a su ambiente,<br />

como cerrados o abiertos. Sin embargo, Bertalanffy está consciente de los<br />

problemas derivados de la dificultad de distinguir claramente, a partir de la<br />

observación, entre los objetos y sistemas reales y las construcciones y<br />

sistemas conceptuales. Cualquiera sea la alternativa escogida, los sistemas se<br />

definen por una relación dinámica entre inputs (entradas) y outputs (salidas).<br />

El sistema mismo es el encargado de procesar los materiales que provienen<br />

del ambiente, para lo cual dispone de organización y estructura internas.<br />

Tomando por ejemplo la renovación celular de los organismos, Bertalanffy<br />

destaca que, a pesar de su continuo intercambio, los sistemas se conservan en<br />

un estado uniforme. La diferencia central entre la epistemología sistémica,


propuesta por Bertalanffy, y la del positivismo lógico o del empirismo, no se<br />

encuentra en la actitud científica (que para ambos es la misma), sino en que la<br />

epistemología sistémica tiene una visión perspectivista. En ella, no se trata de<br />

descomponer lo observado en sus elementos básicos ni de buscar<br />

explicaciones en términos de causalidad lineal, sino de la comprensión de<br />

todos organizados de muchas variables. Una perspectiva no acapara todo el<br />

conocimiento, es una de las formas creadas por el hombre para relacionarse<br />

con el mundo al que está adaptado (Arnold y Rodríguez, 1990).<br />

La “percepción no es un reflejo de las ´ cosas reales ´ (sea cual fuere su<br />

status metafísico), ni el conocimiento una aproximación a la ´ verdad ´ o ´<br />

realidad. Es una interacción entre lo conocido y el que conoce y, por tanto,<br />

dependiente de una multiplicidad de factores de orden biológico, psicológico,<br />

cultural y lingüístico” (Bertalanffy, 1984, p. 48).<br />

Para Bertalanffy, una de las consecuencias de la perspectiva sistémica<br />

radica en la importancia que desde ella adquieren los símbolos, valores y<br />

entidades sociales y culturales. Si la realidad está formada por conjuntos de<br />

partículas físicas gobernadas por sucesos aleatorios, como última y única<br />

verdad. En efecto, en la perspectiva sistémica descubre el punto de encuentro<br />

entre las ciencias naturales y del espíritu.<br />

La obra de Bertalanffy tiene un enorme impacto en la investigación y<br />

búsqueda de un marco de referencia que permita el estudio y comunicación de<br />

los diversos ámbitos y temas científicos. Esta Teoría General de Sistemas<br />

recibe aportes diversos, y pronto comienzan a producirse dentro de ella<br />

distintas tendencias, referidas a intereses más o menos aplicados, más o<br />

menos tecnológicos, de los investigadores, entre los cuales destacan Boulding,<br />

Easton, Forrester, Laszlo, Katz, Kahm, Rappaport y muchos otros que<br />

contribuyeron dando cuerpo a su desarrollo teórico, y aplicándola en sus<br />

respectivos campos disciplinarios.<br />

Una de las corrientes de investigación que mayores aportes hizo, y que<br />

incluso llegó a ser en gran parte indiferenciable de la Teoría General de<br />

Sistemas, es la cibernética.<br />

2. La cibernética: Wiener, Maruyama y Ashby<br />

El concepto cibernética fue introducido en el lenguaje científico por el<br />

matemático y filósofo Norbert Wiener, quien a su vez lo extrajo del término<br />

griego, kybernetes, cuyo significado original denota un tipo de control,<br />

específicamente, gobernar o más bien timonear una goleta.<br />

La cibernética concierne en especial a los problemas de la organización y<br />

los procesos de control (retroalimentación) y transmisión de informaciones<br />

(comunicación). Se trata d e un campo estrictamente interdisciplinario que<br />

intenta abarcar todo el ámbito del control y d la comunicación, tanto en<br />

máquinas como en sistemas vivos.<br />

Como destaca Krippendorf (1987), la más fértil de las ideas que se originan<br />

en la cibernética es la de circularidad: cuando A causa B y B causa a C, pero C<br />

causa A, luego, en lo esencial, A es autocausado y el conjunto A, B y C, se<br />

define prescindiendo de variables externas, como en sistema cerrado. Estos<br />

procesos están presentes en todo sistema que se autorregule: temperatura<br />

controlada por termostato, robótica, aprendizaje programado o (práctica muy de


actualidad), en oratoria, cuando el orador político modifica su presentación<br />

“monitoreado” la receptividad de su discurso en la audiencia, etc. Se trata, en<br />

definitiva, de una nueva teología, donde las formas de organización y las metas<br />

(outputs) se definen en su relación mutua.<br />

Justamente los procesos circulares que originan los circuitos de<br />

retroalimentación de un sistema permite incorporar las nociones de estabilidad<br />

o morfostasis con la retroalimentación negativa y las de morfogénesis o<br />

desviación con la retroalimentación positiva. Estos procesos se combinan con<br />

sofisticadas teorías de la información y allí se analizan en detalle los problemas<br />

de la comunicación, codificación, decodificación, ruidos, canales, redundancia y<br />

muchos otros, los que a partir de la obra de Claude Shannon y Warren Weaver<br />

adquiere la forma de una teoría matemática de la comunicación (Shannon,<br />

1948).<br />

Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, las aplicaciones<br />

de la cibernética en el campo de la ingeniería fueron considerables:<br />

generalización de los termostatos en los aparatos de uso industrial y<br />

doméstico; pilotos automáticos en la aeronavegación; robots en el campo de la<br />

industria, edificios inteligentes, servofrenos, etc.; en otras palabras, máquinas<br />

controladas por máquinas.<br />

En una u otra dirección, poniendo énfasis indistintamente en los<br />

problemas de control o los de comunicación, numerosos científicos trabajaron,<br />

directa o indirectamente, bajo esas nociones cibernéticas, y a la vez fueron<br />

aportando, a partir de sus especificas experiencias y campos disciplinario,<br />

importantes conceptos y relaciones. Entre ellos, destacan los matemáticos<br />

Wiener: retroalimentación; Turing: computación; Shannon: teoría de la<br />

información; von Neumann: inteligencia artificial y robótica; Weaver:<br />

comunicación; el psiquiatra Ashby: complejidad; los economistas como Beer:<br />

teoría de los juegos y Lange: macroeconomía ; los biólogos como Mc Culloch:<br />

neurología, Cannon: homeostasis y Maturana: autopoiesis; los antropólogos<br />

como Maruyama: segunda cibernética, Bateson: ecología de la mente y R.<br />

Rappaport: regulación ritual; el matemático y educador Pask: interacciones<br />

educativas; el cientista político Deutsch: gobierno; el físico Von Foerster:<br />

autoorganización, cibernética de la cibernética , y muchos otros. Las<br />

proyecciones del modelo cibernético son decididamente interdisciplinarias,<br />

pudiendo encontrarse aplicaciones en los campos de la biología, la psicología,<br />

la lingüística, la antropología, la economía, la politología, la pedagogía, la<br />

ingeniería, la medicina, la sociología, etcétera.<br />

Así como la Teoría General de Sistemas se reúne en la Sociedad para la<br />

Investigación de los Sistemas, los cibernéticos se congregaron a través de una<br />

serie de conferencias anuales que se realizaron entre 1946 y 1953 en los<br />

Estados Unidos, bajo los auspicios de la Fundación Josiah Macy Jr.<br />

a) Norbert Wiener: cibernética y retroalimentación<br />

En 1948, y con la publicación de su obra Cibernética: sobre el control y<br />

comunicación en animales y máquinas, Norbert Wiener (1894-1964) inició esta<br />

nueva área de investigación vinculada a la automatización, a los procesos<br />

autocorrectivos, a la computación y a la tecnología de la inteligencia artificial.<br />

Esta nueva área corresponde a temas que se deben analizar en forma<br />

interdisciplinaria. La preocupación expresada por el propio Wiener en la obra


que fundó la cibernética como disciplina (Wiener, 1948 y Couffignal, 1963),<br />

consiste en que la especialización experimentada por la ciencia ha conducido a<br />

que haya ciertos campos explorados desde diferentes ángulos por la<br />

matemática pura, la estadística, la ingeniería eléctrica, la neurofisiología, etc. El<br />

problema cosiste en que cada aspecto recibe un nombre distinto en las<br />

diferentes disciplinas, con lo cual el trabajo se cuadriplica, en tanto hay tareas<br />

importantes que no se pueden abordar porque quienes se interesarían en<br />

hacerlo no disponen de la información acerca de materias que tal vez ya han<br />

sido suficientemente investigadas por otra disciplina.<br />

Como ya se ha dicho, el término cibernética fue acuñado por el propio<br />

Wiener para referirse a todo el campo cubierto por la teoría del control y la<br />

teoría de la comunicación, tanto en máquinas como en animales (Wiener,<br />

1948).<br />

Más tarde, Wiener explicó que consideraba que las comunicaciones y el<br />

gobierno de las máquinas corresponden a una misma categoría, por cuanto no<br />

hay grandes diferencias en las situaciones en que se ordena algo a una<br />

persona o se indica algo a una máquina. En ambos casos, el emisor de la<br />

orden percibe la emisión de ésta y los signos de asentimiento que vuelven. “En<br />

lo personal, el hecho de que en sus etapas intermedias la señal haya pasado<br />

por una máquina o por una persona carece de importancia, y de ninguna<br />

manera cambia esencialmente mi relación con la señal. De este modo, la teoría<br />

de la regulación en ingeniería, ya sea humana, animal o mecánica, es un<br />

capítulo de la teoría de los mensajes” (Wiener, 1958, p.16).<br />

Wiener conecta el origen de la cibernética con la preocupación de Gibbs<br />

respecto a la entropía, a la tendencia mostrada por el universo de pasar de<br />

estados menos probables a estados más probables, de un estado de<br />

organización y diferenciación a otro de caos e identidad. Sin embargo, a pesar<br />

de esta tendencia entrópica global, hay puntos dentro del universo en los<br />

cuales la tendencia entrópica parece revertirse temporalmente, ya que en ellos<br />

parecen aumentar la organización y la diferenciación (Wiener, 1958, p. 14).<br />

Es en esta conexión con la entropía donde Wiener encuentra la relación<br />

entre comunicación y control: “en las comunicaciones y en la regulación<br />

luchamos siempre contra la tendencia de la naturaleza a degradar lo<br />

organizado y a destruir lo que tiene sentido, la misma tendencia de la entropía<br />

a aumentar, como lo demostró Gibbs” (Wiener, 1958, p.17).<br />

De lo anterior se desprende una importante afirmación de Wiener<br />

respecto a la relación entre la información y entropía: “Así como el monto de<br />

información en un sistema es una medida de su grado de organización, la<br />

entropía de un sistema en una medida de su grado desorganización; y la una<br />

es simplemente el negativo de la otra” (Wiener, 1948, p. 11).<br />

Según Bateson, lo que Wiener hace es relacionar todos los fenómenos<br />

de entropía con el conocimiento o desconocimiento del estado en el que se<br />

halla el sistema, razón por la cual este “sistema” incluye al hablante, “cuya<br />

información y sistema valorativos se hallan, por lo tanto, inextricablemente<br />

involucrados en todo enunciado que se haga” (1965, p. 149).<br />

Esta observación de Bateson se confirma en críticas de Wiener al<br />

“arcaico realismo ingenuo de la física”, que habría quedado desplazado con los<br />

trabajos de Gibbs y Einstein, quienes, aunque en campos muy diferentes,<br />

postulaban un universo configurado “conforme a las observaciones que se<br />

hayan efectuado” (Wiener, 1958, p.20).


La relación del hombre con su entorno considera en sus aspectos<br />

centrales los procesos de regulación y de comunicación. La información se<br />

intercambia con el mundo externo, tanto para ajustarnos al entorno como para<br />

hacer que éste se acomode a nosotros. Pero la información también se<br />

encuentra sometida a alteraciones. Es una forma de organización, y como tal<br />

está expuesta a entropía. Para estos efectos, Wiener manifiesta que tanto al<br />

ser vivo en su funcionamiento físico como algunas máquinas electrónicas<br />

modernas hacen uso de la retroalimentación par regular la tendencia entrópica<br />

(Wiener, 1958, p.25).<br />

Este mecanismo de retroalimentación (freedback) se puede utilizar<br />

porque tanto máquinas modernas como los animales paseen órganos<br />

sensoriales, es decir, aparatos especializados en la recepción de la información<br />

proveniente del exterior. Con ello, indica Wiener, estos sistemas (vivos o<br />

mecánicos) pueden aprovechar esta información en las etapas ulteriores de su<br />

actividad efectuadas sobre el exterior. En ambos casos, se informa al aparato<br />

regulador central acerca de la acción ejecutada sobre el ambiente y no<br />

simplemente acerca de la acción intentada. La retroalimentación, en<br />

consecuencia, se puede definir como “la propiedad de ajustar la conducta<br />

futura a hechos pasados” (Wiener, 1958, p.31). Esto quiere decir que la<br />

máquina -mediante el mecanismo de retroalimentación- regula su<br />

comportamiento de acuerdo con su funcionamiento real y no en relación con lo<br />

que se espera de ella.<br />

Para Wiener, el comportamiento de las máquinas dotadas de sensores<br />

se regulan desde el exterior. Con esta afirmación, Wiener parece ignorar el<br />

hecho de que es la estructura de estas máquinas las que ha sido diseñadas<br />

para recibir estímulos desencadenantes de procesos internos de ajuste,<br />

predefinidos en la misma estructura. En efecto, el énfasis de la regulación<br />

parecería estar situado en el exterior y no en los procesos internos. Sin<br />

embargo, cuando se refiere a la capacidad de cambio de los insectos, señala:<br />

la condición fisiológica de la memoria y del aprendizaje que se basa en ellas<br />

parece ser cierta continuidad de la organización, que conduce a retener como<br />

cambios más o menos permanentes de estructura o función las alteraciones<br />

producidas por las impresiones sensoriales externas (1958, pp. 51-52, cursivo<br />

del autor). En este punto, guardando consistencia con la afirmación anterior,<br />

que le otorga prioridad al ambiente sobre la modificación del comportamiento<br />

animal, introduce la idea de la permanencia de la organización. Esta impresión<br />

queda corroborada cuando dice: la cibernética considera la estructura de una<br />

máquina o de un organismo como un índice de lo que puede esperarse de ella<br />

(1958, p. 54, cursivo del autor).<br />

De los párrafos citados, se desprende que Wiener mantiene una<br />

posición cercana a la de Bertalanffy, en el sentido de que las máquinas<br />

cibernéticas son sistemas abiertos que reciben información de parte del<br />

entorno y que actúan sobre éste. Además, podemos encontrar en su<br />

formulación un antecedente de la teoría de Maturana respecto a la<br />

organización y la importancia de la estructura en las posibilidades de actuación<br />

y desarrollo de los sistemas. Estos conceptos, sin embargo, no poseen la<br />

connotación radical que les dará la teoría de Maturana, y que lleva a un cambio<br />

conceptual de importancia fundamental.


) Magoroh Maruyama: la “segunda cibernética”<br />

Desde un punto de vista epistemológico, la cibernética sustenta un modelo de<br />

causalidad circular. Los mecanismos de retroalimentación permiten que el<br />

sistema se autodirija, se autorregule y dé en el blanco, que mantenga<br />

homeostáticamente algunas variables constantes, mientras puede variar,<br />

morfogénicamente, otras. Sobre estas consideraciones se desarrolla al aporte<br />

del cibernético Maruyama, quien critica la excesiva importancia que se ha dado<br />

en cibernética a los procesos de retroalimentación (freedback) negativa, que<br />

contribuyen a disminuir la desviación de un sistema respecto a sus objetivos, a<br />

su planeación inicial, olvidándose también los importantes procesos de<br />

retroalimentación (freedback) positiva, amplificadores de la desviación. La<br />

morfostasis o mantenimiento de los estados se explica por los primeros<br />

procesos, en tanto que los segundos permiten explicar la morfogénesis, es<br />

decir, la generación de nuevas formas, la diferenciación, el crecimiento, la<br />

acumulación (Maruyama, 1968, p.304)<br />

El autor sostiene que los procesos donde la retroalimentación positiva<br />

conduce a aumentos de la desviación inicial son bastante frecuentes. A modo<br />

de ejemplos, señala la acumulación de capital en la industria, la evolución de<br />

los seres vivos, el surgimiento de diversos tipos culturales, los procesos<br />

interpersonales conducentes a enfermedades mentales, los conflictos<br />

interpersonales e internacionales, los procesos calificados como “círculos<br />

viciosos” y los definidos como de “intereses compuestos”. En términos<br />

generales, caben en esta categoría todos los procesos de relaciones mutuas<br />

causales que amplifican una modificación inicial accidental, a menudo<br />

insignificantes, conduciéndola a una gran diferencia respecto a las condiciones<br />

iniciales.<br />

Los sistemas mutuamente causales que reducen la desviación y los<br />

sistemas mutuamente causales que la amplifican son esencialmente similares<br />

en su manera de operar, debido a que en ambos los elementos se influyen<br />

entre sí de forma simultánea o alternada. La diferencia radica, por lo tanto, en<br />

que los sistemas amplificadores de la desviación tienen retroalimentaciones<br />

positivas mutuas entre los elementos, en tanto los sistemas que reducen la<br />

desviación tienen retroalimentaciones mutuas negativas entre sus elementos.<br />

Aunque el proceso que tiene lugar en ambos tipos de sistemas es el<br />

mismo y refiere a circuitos de retroalimentación, por lo que correspondería<br />

estudiarlos desde una perspectiva cibernética, Maruyama propone llamar a los<br />

estudios relacionados con procesos amplificadores de la desviación “la<br />

segunda cibernética”, para diferenciarlos de las investigaciones que son hasta<br />

el momento las más frecuentes, acerca de procesos de retroalimentación<br />

negativa, que deberían agruparse bajo el rótulo de “primera cibernética”.<br />

Los procesos causales mutuos que reducen la desviación pueden<br />

llamarse también “morfostasis”. Estos procesos buscan el mantenimiento de la<br />

forma de un sistema dado, y son los que habitualmente se consideran en los<br />

estudios que intentan entender el equilibrio y el mantenimiento de la identidad<br />

de los sistemas a lo largo del tiempo.<br />

Se denomina “morfogénesis” a los procesos causales mutuos que<br />

aumentan la desviación. En ellos se produce la creación de nuevas formas y<br />

habitualmente se consideran en las investigaciones acerca de la diferenciación<br />

social.


En consecuencia, el fenómeno del crecimiento se explica por la<br />

interacción planificadora de los elementos en un proceso causal mutuo de<br />

amplificación de la desviación. Esto significa que el desarrollo que el desarrollo<br />

a partir de un embrión – que parecería estar basado en una planificación muy<br />

detallada y determinista – no necesita contar efectivamente con esta detallada<br />

planificación al inicio del proceso. Maruyama indica que no es necesario que<br />

los genes contengan toda la información indispensable para describir al<br />

individuo adulto; por otra parte, los biólogos han observado que la información<br />

contenida en los genes no basta para dar cuenta del desarrollo del individuo<br />

adulto. Pero, si se considera este proceso causal mutuo entre los tejidos, basta<br />

con que los genes lleven un conjunto de reglas para generar la información.<br />

Con una ubicación original dada de los tejidos del embrión y un conjunto de<br />

reglas en los genes, se producirá una interacción entre los tejidos que<br />

conducirá deterministamente al estado adulto. Así, la información que describe<br />

al individuo no está contenida al comienzo del proceso, sino que es generada<br />

por la interacción (1968, p.311). Esta afirmación se corrobora, además, por el<br />

hecho de que el embrión de algunas especies, si se transplanta en un estado<br />

apropiado de desarrollo del embrión la parte que pasará a ser un ojo en el<br />

adulto a una parte que llegará a ser pie en el adulto, el tejido de “ojo” se<br />

transforma en “piel”, es decir, recibe información parcial de su proceso<br />

interaccional con los tejidos que lo rodean.<br />

En los procesos sociales, Maruyama sostiene que también ocurren<br />

relaciones en términos de redes de retroalimentación positiva y negativa. El<br />

crecimiento en le número y concentración de personas lleva a un incremento<br />

de la modernización, que provoca un aumento de la migración a la ciudad, lo<br />

que a su vez causa un crecimiento del número de personas en la ciudad. Es<br />

decir, un aumento en la población causa un incremento aún mayor en la<br />

población a través de la modernización y la migración. También se podría decir<br />

que un aumento de la modernización causa un incremento aún mayor de la<br />

modernización a través de la migración y del incremento poblacional. Lo mismo<br />

ocurre si se toma la migración como criterio.<br />

Se trata, en consecuencia, de un modelo de causación circular en que<br />

cada elemento influye directa o indirectamente sobre todos los demás, y en que<br />

cada elemento influye sobre sí mismo a través de otros elementos. No hay una<br />

prioridad causal jerárquica. La combinación de influencias positivas y negativas<br />

dará por resultado la desviación, se construirá en morfogénesis, o su<br />

mantenimiento devendrá morfostasis. Sin pretender dar una respuesta a priori<br />

respecto a resultados concretos, Maruyama señala que, en general, un circuito<br />

con un número par de influencias negativas será morfostático (1968, p.312).<br />

Los conceptos desarrollados por Maruyama son ampliables acogidos por<br />

la cibernética y por las teorías que en las ciencias sociales se apoyan en esta<br />

nueva disciplina. Así, por ejemplo, Bateson recurre a procesos de<br />

retroalimentación positiva para explicar las situaciones de escaladas, donde lo<br />

dicho por una persona genera respuestas que, a su vez, provocan nuevas<br />

respuestas de parte del primer actor y así sucesivamente, hasta concluir en<br />

situaciones totalmente distintas a la original. También Buckley hace uso de los<br />

conceptos de morfostasis y morfogénesis para entender los procesos sociales,<br />

y otro tanto hace Luhmann.<br />

La cibernética trabaja como un de sistema que recibe información del<br />

entorno (input), la procesa internamente y entrega una información (output) al


medio ambiente. La información acerca de los resultados de este proceso<br />

ingresa nuevamente al sistema por medio de un circuito de retroalimentación,<br />

permitiendo así que el sistema modifique su comportamiento subsecuente al<br />

comparar su programa inicial con su propia respuesta y la información recibida<br />

del mundo circundante.<br />

Este modelo recursivo propio de la cibernética es enriquecido por la<br />

incorporación de Maruyama de esta “segunda cibernética”, permitiendo de este<br />

modo describir procesos donde un elemento puede contribuir a su propia<br />

modificación, como por ejemplo, la planificación que provoca la planificación..<br />

c) W.R. Ashby: variedad y complejidad<br />

Los aportes de la cibernética a la Teoría General de Sistemas son múltiples y<br />

de gran importancia. Ashby (1958), preocupado por la relación sistema/entorno<br />

acuño su famosa ley de la variedad necesaria (requisite varity), según la cual<br />

solo la variedad puede destruir la variedad, de donde la relación<br />

sistema/entorno queda definida como una relación entre complejidades.<br />

Según Ashbv, en la ciencia actual se manifiesta un claro progreso hacia lo<br />

no lineal (1984, p. 97). El estudio (de la interacción, por consiguiente, posibilita<br />

investigaciones que antes se debían descuidar acerca de sistemas biológicos<br />

donde lo importante es, precisamente, la interacción entre las partes. Sostiene<br />

que mientras en el pasado el único medio de estudiar sistemas biológicos era<br />

intentando minimizar las interacciones entre las partes, perdiendo así a<br />

menudo el foco de interés, hoy, nada (salvo el tiempo o y el dinero) nos impide<br />

estudiar sistemas biológicos en toda su complejidad y riqueza.<br />

El interés central de Ashby es el problema de las cantidades de información<br />

que están involucradas en la relación entre el sistema y el entorno, por ende,<br />

en la capacidad selectiva del sistema. En otras palabras, el sistema ha de dar<br />

cuenta, con su propia diversidad de estados, de la variedad del entorno. Toda<br />

relación compleja se puede considerar correspondiente a algún subconjunto y,<br />

como tal, la relacion representa una selección, con lo que es posible referirla a<br />

la teoría de la información. Estas nociones de diferencia de complejidad y el<br />

concepto de variedad constituyen una versión más sofisticada de la teoría de<br />

los sistemas trabajada por la cibernética de Ashbv, cuyos principios son los<br />

siguientes:<br />

- La variedad del medio, es decir, el número de estados posibles que pueden<br />

alcanzar sus elementos es prácticamente infinito.<br />

-Las posibilidad de igualación de esta variedad por parte de un sistema<br />

cualquiera son nulas, pues si ello fuere posible no existiría el sistema,<br />

porque éste diluiría su identidad en el ambiente, lo cual significa que no<br />

puede existir relación punto por punto entre sistema y ambiente<br />

- La única posibilidad de relación entre sistema y ambiente consiste, por tanto,<br />

en que el primero, dada su limitada capacidad, debe absorber<br />

selectivamente aspectos de su ambiente.


-Los mecanismos redactores de la variedad ambiental, que se ubican en las<br />

corrientes de entrada de un sistema (inputs), pueden ser dispositivos<br />

naturales (estructurales al sistema), inconscientes (resultado de la<br />

automatización de respuestas frente al ambiente) o artificiales (resultados<br />

de decisiones internas o externas del sistema).<br />

-Si bien esta selección de entradas tiene por función el mantenimiento del<br />

equilibrio e identidad de los sistemas, éstos corren el riesgo de no poder<br />

relacionar ante determinados cambios en el ambiente.<br />

-En todo caso, es evidente que entradas superiores a la capacidad de<br />

procesamiento del sistema actúan disminuyendo su capacidad de relacionarse<br />

con el ambiente.<br />

-Los procesos redactores de la variedad son procesos dinámicos - como el<br />

equilibrio, que es igualmente dinámico- e inciden en la aparición o desaparición<br />

de sistemas abiertos.<br />

La viabilidad de los sistemas (Beer, 1970) tiene estrecha relación con<br />

esta redacción de la variedad. Un sistema es viable cuando es capaz de<br />

responder a la variedad significativa de su ambiente y de darse a su variedad<br />

potencial.<br />

Estos aportes de la cibernética a la Teoría General de Sistemas dan lugar a<br />

nuevas investigaciones , interpretaciones y conceptos , pero no mson recibidos<br />

de manera pasiva.<br />

Bertalanffy (1968,p.16) critica a Ashby el reemplazo del modelo general<br />

de sistemas por el modelo cibernético , considerando que la cibernética es una<br />

disciplina inmersa en la Teoría General de Sistemas y que no pued4en<br />

reemplazar. Además, critica el uso generalizado del concepto de homeostasis.<br />

Aunque los sistemas que evolucionan hacia una mayor complejidad sólo son<br />

posibles como sistemas abiertos , es decir, deben importar energía libre en un<br />

monto que sobrepase el aumento entrópico, esto significa que el cambio<br />

provenga de un agente externo; la diferenciación de un embrión en desarrollo,<br />

por ejemplo, se debe a leyes internas de organización y el input sólo la hace<br />

energéticamente posible.<br />

Por otra parte , el modelo cibernético es diferente al modelo general de<br />

sistemas: los sistemas cibernéticos son “cerrados” respecto al intercambio de<br />

material con el ambiente, y solo están abiertos a la información. Bertalanffy<br />

destaca esta diferencia en sus aspectos negativos : “el modelo cibernético no<br />

posee las características esenciales de los sistemas vivos , cuyos<br />

componentes están siendo destruidos continuamente por procesos<br />

catabólicos, y reemplazados por procesos anabólicos, con corolarios tales<br />

como el crecimiento, el desarrollo y la diferenciación “ (1974,p.94)”. Esta misma<br />

distinción servirá de importante estímulo para uno de los cambios mas<br />

impresionantes que experimenta la teoría de sistemas con la obra de Maturana.


3. Sistemas Autoorganizadores:<br />

Heinz von Foerster<br />

Otro nombre de importancia en la investigación sistémica es el de Heinz<br />

von Forester (1911). Este destacado físico austriaco emgro a Berlin en 1938,<br />

tras la invasión de Hitler a Austria. Después de la guerra viajo a los Estados<br />

Unidos, donde fue invitado por Warren McCulloch a participar en una de las<br />

famosas conferencias Macy. El tema de esta conferencia era “Mecanismos de<br />

causalidad circular y retroalimentación en los sistemas biológicos y sociales”, y<br />

se encargo a von Foerster la edición de las diversas ponencias presentadas<br />

por científicos de renombre , entre los que se encontraban McCulloch,<br />

Bertalanffy, Ashby, Mead, von Neumann, Beer y Buckley.<br />

Von Foerster ha trabajado en el Departamento de Biofísica y Fisiología<br />

de la universidad de Illonois, en el Laboratorio de Computación Biológica, y ha<br />

hecho contribuciones significativas en epistemología, cognición, sistemas<br />

generales, etc. Su preocupación original por comprender el fenómeno de la<br />

memoria y los sistemas autoorganizadores, esto es, de sistemas capaces de<br />

organizarse a si mismos, de marchar contra la tendencia entrópica universal ,<br />

es esencial la consideración del entorno.<br />

La relación del sistema con el entorno es central, y a partir de ella el<br />

sistema deberá importar energía y orden. En otras palabras, según von<br />

Foerster el termino “sistemas autoorganizador” no tiene sentido alguno , a<br />

menos que el sistema se encuentre en estrecho contacto con un entrono<br />

poseedor de energía y orden disponibles. Este contacto estrecho requiere una<br />

interacción tal que el sistema de alguna forma “vive” a expensas de su entorno<br />

(1960,p.33) . De ello , en esta primera etapa de su reflexión teórica desprende<br />

la necesidad de suponer una realidad cuya existencia quedaría demostrad<br />

mediante la reducción al absurdo de la tesis contraria, solipsista, que supondría<br />

que el mundo sólo se encuentra en la imaginación del Yo: si supongo que soy<br />

la única realidad, resulta que en mi imaginación hay otras personas que – a su<br />

vez- suponen ser ellas la única realidad (1960,p.35) . A esto agrega que el<br />

entorno tiene su propia estructura , la que supone a partir de la entropía; si la<br />

entropía aumenta , quiere decir que debe haber algún orden porque, en caso<br />

contrario , este no podría perderse<br />

Por ultimo el autor manifiesta su concordancia con el principio señalado<br />

por Schördinger como una guía para comprender el enigma de la vida, que<br />

sostiene que un organismo se alimenta de entropía negativa, es decir, que<br />

obtiene orden a partir del orden . A este principio von Foerster propone agregar<br />

otro , que indica que un sistema autoorganizador no solo se alimenta del orden,<br />

sino también del ruido (1960,p.45). Es probable que su evolución<br />

epistemológica posterior encuentre su raiz en este ultimo principio: si un<br />

sistema autoorganizador puede extraer orden del ruido , acaso no resulte ya<br />

necesario suponer el orden del entorno.<br />

Von Foerster define su posición epistemológica actual como la de un<br />

“constructivista radical”. Esta perspectiva afirma que la experiencia implica al<br />

mundo : no contamos con el mundo , sino con nuestra experiencia . La posición<br />

contraria, propia de una ciencia que postula la existencia de una realidad<br />

objetiva, independiente del observador, sostiene que el mundo implica la<br />

experiencia. Este cambio de posición obliga al autor a replantearse el problema<br />

del solipsismo. Su argumento, esta vez, sostiene: puesto que distintos


observadores podrían reclamar la exclusividad de su existencia, aplicando un<br />

principio de relatividad se busca una referencia central .Esta es la relación<br />

entre alter y ego, relacion que establece la identidad:<br />

Realidad = Comunidad (Segal,1986,p.147).<br />

En esta perspectiva influenciada por los trabajos de Maturana, resulta<br />

central la consideración del observador .Para los constructivistas radicales no<br />

hay observaciones (datos , leyes de la naturaleza, objetos externos) que<br />

puedan postularse con independencia de los observadores (Segal ,1986p.4).<br />

Sin embargo , dos problemas estrechamente relacionados parecen contradecir<br />

esta posición : i) la posibilidad de comprobar con un sentido lo que se percibe<br />

con otro , y ii) la constancia de los objetos, que no varían en diferentes<br />

situaciones experimentales.<br />

Ante la primera objeción , von Foerster sostiene que no se puede ver<br />

con los dedos ni tocar con los ojos: el universo del tacto y el de la vista son<br />

diferentes. Lo que el observador hace es correlacionar ambos sentidos ,<br />

generando una nueva experiencia. Algo semejante ocurre con la percepción de<br />

la profundidad: la visión de ambos ojos es diferente, y al correlacionar ambas<br />

imágenes se obtiene la profundidad. Además , correlacionamos sensaciones<br />

con acciones .En un experimento hecho con gatos, fue posible comprobar que<br />

el animal no escucha un sonido hasta que no puede correlacionarlo con sus<br />

acciones , es decir, hasta que no lo interpreta y no coordina su actividad<br />

motora con su actividad sensorial. No tiene sentido, entonces, hablar de la<br />

confirmación por un sentido de lo percibido con otro, sino de la correlación<br />

entre las percepciones quie genera nuevas experiencias (von Foerster ,1987).<br />

Ante la segunda objeción, señala que la constancia con que percibimos<br />

los objetos , por su parte , nos ha llevado a suponer que las propiedades<br />

constantes percibidas son propias de los objetos. Sin embargo, al aplicar una<br />

operación sobre si misma repetidas veces, emergen ciertos valores constantes.<br />

Una secuencia continua de operaciones recursivas produce lo que el llama<br />

valores propios o eigen valores, para utilizar el concepto acuñado por el<br />

matemático alemán Hilbert. Un ejemplo de un problema eigen (propias) es:<br />

Esta frase tiene .... letras.<br />

La frase es autorreferente pero no paradójica , y podemos encontrar de<br />

eigen soluciones (propias) para ella :<br />

i) Esta frase tiene treinta y una letras<br />

ii) Esta frase tiene treinta ycuatro letras<br />

En ambos casos , la referencia se hace sobre la misma frase. Los<br />

valores eigen (propios) se producen a sí mismos. Se trata de un sistemas<br />

cerrado, y al respecto dice que el sistema nervioso opera sobre si mismo. Cada<br />

neurona descarga luego de haber desarrollado complejas computaciones .El<br />

resultado de esta computación es el input de la computación de otra neurona.<br />

Así, es fácil sustituir las palabras “computación de computación ”por las<br />

palabras “operación sobre operación “ (citado en Segal, 1986,p.141)


Cuando tenemos un comportamiento sensomotor que involucre algo,<br />

operamos de tal manera repetitiva que se generan eigen valores (propios ). Un<br />

bebe , por ejemplo, que interactúa con lo que para un observador en el<br />

lenguaje es una “pelota”, después de una suficiente interacción, comienza a<br />

experimentar la pelota como una invariante. Lo que se ha hecho invariante, no<br />

obstante , es su comportamiento recursivo, su experiencia , que ha alcanzado<br />

la estabilidad (Segal, 1986,p.142)<br />

Von Foerster realizo importante aportes desde la teoría de la<br />

computación a la teoría de la autorreferencialidad , que toma como punto de<br />

partida el tratamiento que hace la cibernética de los procesos de circularidad y<br />

la operatoria de los procesos recursivos en la programación de computadoras.<br />

En el fondo , explora la clausura cognitiva de los sistemas haciendo un paralelo<br />

con el conocimiento que se trabaja en las computadoras, por ejemplo:<br />

NIVELES ESTADO <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> REALIDAD<br />

I. CONOCIMIENTO...............................se computa una realidad<br />

II. CONOCIMIENTO...............................se computa la descripción de una realidad<br />

III. CONOCIMIENTO...............................se computa la descripción<br />

IV. CONOCIMIENTO...............................se computa lo computado<br />

(Adaptado por los autores de von Foerster, 1974)<br />

Como puede obsevarse, la computadora va literalmente reemplazando la<br />

realidad original (¿externa?) por sus recurrentes operaciones internas. Este<br />

modelo tiene insospechadas aplicaciones para epistemología de las ciencias<br />

humanas, de allí la importancia que le atribuye Luhmann.<br />

Otro concepto importante elaborado por von Foerster es el de “maquinas<br />

triviales “ y “maquinas no triviales “. Las primeras son artefactos altamente<br />

confiables y predecibles. Responden con el mismo output cada vez que reciben<br />

un determinado input. En otras palabras, no modifican su comportamiento con<br />

la experiencia.<br />

Podemos encontrar ejemplos de máquinas triviales en el funcionamiento<br />

de un automóvil, el interruptor de la luz, las explicaciones causales , etc.<br />

Mientras no haya en ellas una falla , funcionaran como esta predicho. Las<br />

segundas , en cambio tienen un comportamiento distinto, que aparece como<br />

errático y que no podemos predecir , por local no resultan confiables. Frente a<br />

un mismo input pueden entregar outputs totalmente diferentes . Parecería que<br />

se trata de maquinas no determinadas.<br />

Sin embargo, tienen un estado que cambia cada vez que la maquina<br />

computa un output. Esta maquina es recursiva , y cada vez que opera cambia<br />

su regla de transformación . Se trata también , pues, de sistemas totalmente<br />

determinados, solo que nos resulta imposible predecir sus cambios de estado.<br />

A diferencia de las maquinas triviales , las maquinas no triviales cambian con<br />

las experiencia y operan en el presente como sistemas completos (Segal,<br />

1986,p.104).<br />

Los seres humanos operamos como maquinas no triviales, de manera<br />

holística y en el presente. Podemos recordar el pasado , pero no tenemos<br />

acceso directo a el. Por ello siempre como una totalidad . Debido a las<br />

dificultades que representa operar con algo impredecible , buscamos trivializar<br />

lo complejo para poder predecir y explicar. Incluso, trivializamos a las<br />

personas, intentando obtener de ellas comportamientos predecibles y seguros.


Los seres humanos nos definimos como pasivos ante la percepción de un<br />

mundo externo. Así ocultamos con nuestra definición la forma en que<br />

participamos en la configuración de nuestra experiencia sensorial.<br />

La recursividad es un elemento central en el pensamiento de von<br />

Foerster, quien señala que, dado que la recursividad da lugar a paradojas y a<br />

comportamientos impredecibles , propios de maquinas no triviales,<br />

habitualmente se reemplaza por la causalidad , la objetividad y la trivialización.<br />

El trabajo de von Foerster está muy conectado con (y ha sido<br />

influenciado por ) el pensamiento del neurofisiólogo chileno Humberto<br />

Maturana.<br />

4. Teoría de la Autopoiesis:<br />

Humberto Maturana<br />

Humberto Maturana (1928) comenzó estudiando medicina en la<br />

Universidad de Chile; luego, realizó estudios de biología en Inglaterra y los<br />

Estados Unidos, recibiendo el título de doctor en biología en Harvard, para<br />

realizar en seguida un posdoctorado en el laboratorio de fisiología del<br />

Departamento de Ingeniería Eléctrica del Instituto Tecnológico de<br />

Massachusetts (M.I.T). En 1960 regresó a Chile, desempeñándose como<br />

ayudante en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile y luego como<br />

profesor de la Facultad de Ciencias de esta misma universidad. Ha sido<br />

profesor visitante en las universidades de Illinois y de Bremen. Ha sido invitado,<br />

además, a diferentes universidades como expositor de su teoría. En 1986<br />

asistió a la Universidad de Bielefeld con una invitación del profesor Niklas<br />

Luhmann. En 1987 recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Facultad de<br />

Psicología y Sociología de la Universidad Libre de Bruselas.<br />

En su trabajo, Maturana partió de la biología empírica para terminar<br />

configurando una teoría biológica del conocimiento. En sus investigaciones en<br />

neurobiología acerca de la visión de los colores y la percepción, llegó a<br />

constatar la incapacidad de distinguir a través de la experiencia entre ilusión y<br />

percepción, como fenómeno constituyente de lo biológico que no debe ser<br />

desdeñado en el intento por explicar el fenómeno del conocer, considerando<br />

que no constituye una imitación sino el punto de partida para explicar este<br />

fenómeno. A partir de esta posición, desarrolló un importante marco teórico que<br />

ofrece un fundamento biológico al conocimiento y ha tenido gran impacto en<br />

diversas disciplinas científicas.<br />

La teoría de sistemas encuentra en la versión de Maturana la posibilidad<br />

de cumplir el sueño de Bertalanffy, consistente en su transformación en un<br />

lenguaje universal para la ciencia, permitiendo así la comunicación entre los<br />

especialistas. Además, el sistema conceptual construido por él ofrece, desde la<br />

comprensión del fenómeno del conocer que incluye, la posibilidad de transferir<br />

el conocimiento acumulado de un ámbito a otro, haciendo así posible la<br />

reducción de la duplicación de esfuerzos.<br />

Sin embargo, la apropiación de este marco conceptual no es tarea fácil,<br />

ya que cuestiona el supuesto básico que ha estado presente en una amplia<br />

gama de vertientes y teorías científicas: la existencia de una realidad objetiva,


independiente del observador, que puede ser conocida por éste. El<br />

mencionado supuesto tiene tal fuerza que resulta difícil imaginar la posibilidad<br />

de un método científico que la ponga en duda. Al partir de la imposibilidad de<br />

distinguir en la experiencia entre ilusión y percepción, Maturana percibió que<br />

carecía de fundamento pretender apoyarse en el objeto externo o realidad<br />

objetiva, como factor de validación del conocimiento. Esta imposibilidad, sin<br />

embargo, no constituyó una dificultad insalvable para el autor, quien sostiene<br />

que el “postulado de la objetividad no es un postulado constitutivo del quehacer<br />

científico” (1985, p. 132). Pero para darse cuenta de ello, es necesario<br />

replantearse la explicación científica desde una base que considere la<br />

posibilidad de validar el conocimiento sin el postulado de la objetividad. Y él lo<br />

lleva a cabo haciendo referencia a lo que llama “el criterio de la validación de<br />

las explicaciones científicas”, como la abstracción de lo que los hombres de<br />

ciencia hacen al generar explicaciones científicas.<br />

Las siguientes son las condiciones que se deben cumplir en la<br />

proposición de una explicación científica:<br />

i) Descripción del fenómeno a explicar como experiencia del<br />

observador (Maturana, 1986, p. 14) en términos de lo que el<br />

observador debe hacer para tenerla.<br />

ii) Proposición de un mecanismo generativo que da como<br />

consecuencia de su operar en la experiencia del observador a la<br />

experiencia a explicar (Maturana y Varela, 1984, p.14). Al<br />

respecto, es necesario señalar que el fenómeno a explicar y el<br />

mecanismo explicativo se dan en dominios distintos, no reducibles<br />

entre sí, lo cual quiere decir que las explicaciones científicas son<br />

siempre mecanismos explicativos no reduccionistas.<br />

iii) Deducción , a partir de la hipótesis explicativa, de otras<br />

experiencias y descripción de las condiciones bajo las cuales el<br />

observador podrá ser testigo de ellas.<br />

iv) Experiencia de lo deducido en iii).<br />

“Sólo si satisface este criterio de validación, una explicación es una<br />

explicación científica, y una afirmación es afirmación científica sólo si se funda<br />

en explicaciones científicas” (Maturana y Varela, 1984, pp. 14-15). De este<br />

modo, la objetividad de la ciencia ya no necesita la suposición de un mundo<br />

externo, objetivo, sino que debe fundarse en la observación científica, es decir,<br />

debe respetar las cuatro condiciones antes señaladas. Hay en esto un punto de<br />

encuentro con Von Foerster, como lo expresará Maturana en Septiembre<br />

de1985 en una conversación con los autores, diciendo que en la ciencia no se<br />

explica el mundo, se explica la experiencia.<br />

Un observador es un ser humano, un sistema viviente que puede hacer<br />

distinciones y especificar lo que distingue como unidad, como una entidad<br />

diferente del observador, que puede ser utilizada para manipulaciones o<br />

descripciones en interacciones con otros observadores (Maturana, 1978).<br />

La operación de distinción que puede realizar el observador consiste en<br />

destacar una unidad de un fondo, en un proceso donde tanto unidad como


fondo quedan separados por la operación. Toda unidad es definida por una<br />

operación de distinción hecha por el observador en su dominio de experiencia.<br />

El observador especifica lo que distingue, de tal manera que nada es con<br />

independencia de la operación de distinción que lo distingue. (Maturana, 1985,<br />

p.123). En esta operación es posible delimitar dos clases de unidades: las<br />

simples y las compuestas.<br />

Las unidades simples se caracterizan por sus propiedades. Se<br />

distinguen como una totalidad, y no hay preguntas que requieran procesos de<br />

distinción al interior de ellas ni acerca de cómo es posible que funcionen de una<br />

u otra manera. Por ejemplo, si se distingue una grabadora como unidad simple,<br />

basta que tenga las propiedades que la caracterizan como grabadora, no es<br />

necesario preguntarse por sus componentes ni cómo es posible que grabe y<br />

reproduzca la voz.<br />

Además de distinguir unidades simples, el observador distingue<br />

unidades compuestas. La unidad compuesta surge en el momento en que el<br />

observador se pregunta por los componentes que forman una unidad simple.<br />

Son componentes de la unidad compuesta aquellas unidades que, en conjunto,<br />

constituyen la unidad compuesta. Los componentes guardan una relación<br />

precisa entre sí y con la unidad compuesta que forman.<br />

Las unidades compuestas tienen organización y estructura. L<br />

organización es el conjunto de relaciones que deben darse entre los<br />

componentes para que la unidad compuesta quede definida como miembro de<br />

una clase determinada. Las relaciones que deben darse entre el micrófono, los<br />

cabezales magnéticos, los circuitos electrónicos, etc., para que una grabadora<br />

sea una grabadora, constituyen la organización de ésta.<br />

La estructura se refiere a los componentes y las relaciones que<br />

constituyen concretamente una unidad particular realizando su organización<br />

(Maturana y Varela, 1984, p.28). Una grabadora, por ejemplo, puede ser un<br />

aparato portátil o un pesado equipo profesional; se trata de dos estructuras<br />

diferentes que realizan una misma organización. Cada grabadora tiene una<br />

estructura propia, pero una organización compartida con las demás grabadoras<br />

como clase de las grabadoras. La organización de una unidad compuesta es<br />

una invariante. Si la organización cambia, la unidad se desintegra, pierde su<br />

identidad de clase. La estructura de una unidad compuesta es variable. Como<br />

personas, nuestra estructura se encuentra en permanente cambio, pero<br />

nuestra organización se mantiene; sólo en el momento de nuestra muerte<br />

perdemos nuestra organización, nos desintegramos como seres vivos.<br />

Toda unidad compuesta es un sistema estructuralmente determinado, lo<br />

que quiere decir que las interacciones de estas unidades sólo gatillan cambios<br />

de estado determinados por su estructura. No es posible, por consiguiente, que<br />

lo de “afuera” especifique lo que pasa “dentro” de un sistema estructuralmente<br />

determinado (o unidad compuesta).<br />

Con el término “gatillan”, los autores hacen referencia a que los cambios<br />

que resultan de la interacción entre ser vivo y medio son desencadenados por<br />

el agente perturbante y determinados por la estructura de lo perturbado, y lo<br />

mismo es válido para el medio (Maturana y Varela, 1984, p.64). Podría decirse<br />

que lo utilizan en el sentido de escoger .<br />

La determinación estructural significa que la estructura de cualquier<br />

unidad compuesta (sistema estructuralmente determinado) determina en ella:


i) Dominio de cambios de estado, con mantenimiento de la<br />

organización, en otros términos, de todos aquellos cambios<br />

estructurales que la unidad compuesta puede sufrir sin perder su<br />

organización.<br />

ii) Dominio de cambios destructivos, o dominio de desintegraciones<br />

posibles, o sea, de los cambios estructurales que provocan la<br />

pérdida de la organización o identidad de clase.<br />

iii) Dominio de perturbaciones, esto es, de interacciones posibles que<br />

pueden gatillar en ella cambios de estado, y que por lo tanto<br />

determina con qué configuraciones estructurales puede<br />

interactuar la unidad compuesta.<br />

iv) Dominio de interacciones destructivas, o de interacciones que<br />

gatillan la desintegración de la unidad compuesta (Maturana y<br />

Varela, 1984, pp. 64-67).<br />

Cualquier unidad compuesta sólo existirá en su dominio de existencia en<br />

una relación de complementariedad con éste, a la que Maturana denomina<br />

acoplamiento estructural. Esto significa que el sistema y su medio gatillarán<br />

mutuamente cambios de estado, sufriendo perturbaciones pero no<br />

destrucciones. O la unidad compuesta está en congruencia con su dominio de<br />

existencia o no lo está y no existe.<br />

Maturana y Varela (1973, p.18 y 1984, pp. 25-29) elaboraron el concepto<br />

de autopoiesis para referirse a una clase particular de unidades compuestas.<br />

Se tata de sistemas dinámicos que pueden distinguirse como unidades<br />

mediante una red de producción de componentes los que: i) constituyen con<br />

sus interacciones la red de producción que los origina; ii) especifican, como<br />

componentes, lo límites de esta red, y iii) constituyen esta red como unidad en<br />

su dominio de existencia.<br />

Un sistema autopoiético cuyo dominio de existencia es el espacio físico<br />

es un sistema vivo (Maturana y Varela, 1973 y Maturana, 1978, p.36). Los<br />

sistemas autopoiéticos son sistemas dinámicos cerrados, donde todos los<br />

fenómenos se encuentran subordinados a su autopoiesis y todos sus estados<br />

son estados en autopoiesis.<br />

Un sistema viviente conserva, mientras vive, su organización<br />

autopoiética y su acoplamiento estructural con su ambiente. Los seres vivos<br />

son sistemas en continuo cambio estructural. La historia de un ser vivo es so<br />

ontogenia, y ocurre bajo condiciones de cambio estructural continuo,<br />

conservando la organización y la relación de correspondencia con el medio.<br />

En consecuencia, Maturana afirma que la adaptación es una constante y<br />

no una variable. Los seres vivos se mueven en el mundo como un acróbata en<br />

una cuerda floja, cambiando constantemente su relación de acoplamiento con<br />

la cuerda, la que dura mientras no se pierde, momento en que el acróbata cae<br />

y la relación termina. Toda vida individual es una deriva de cambios<br />

estructurales con conservación de organización y adaptación. Nadie está<br />

donde está o tiene la estructura que tiene por accidente, sino por una historia<br />

de cambios estructurales contingentes a interacciones que gatillan cambios de<br />

estado estructuralmente determinados.<br />

Cabe destacar en relación a la noción de deriva que los autores definen<br />

deriva natural a la evolución, producto de la invariancia de la autopoiesis y de la<br />

adaptación, y al respecto proponen que la evolución ocurre como un fenómeno


de deriva estructural bajo continua selección filogénica donde no hay progreso<br />

ni optimización del uso del ambiente, sino sólo conservación de la adaptación y<br />

la autopoiesis, en un proceso en que organismo y ambiente permanecen en un<br />

continuo acoplamiento estructural (Maturana y Varela, 1984, pp 76-77). Podría<br />

decirse que el término deriva equivale en este contexto a sucesión (N. Del E.).<br />

Habíamos señalado anteriormente que Bertalanffy criticaba el modelo<br />

cibernético por ser cerrado respecto al intercambio de material con el ambiente,<br />

y ser abierto solamente a la información. Maturana hace un cambio radical en<br />

esta conceptualización. Los sistemas vivientes son cerrados en la producción<br />

de sus componentes, lo cual no niega apertura respecto a la incorporación de<br />

energía por parte del entorno, sino más bien la explica. Los sistemas<br />

autopoiéticos son cerrados en su autopoiesis, y porque lo son, han de ser<br />

abiertos respecto a esta importación energética. Además, los sistemas<br />

autopoiéticos son cerrados respecto a la in formación.<br />

Hemos visto que los sistemas están determinados estructuralmente, y<br />

para un sistema estructuralmente determinado no es posible recibir una<br />

interacción instructiva. Por otra parte, la información, concebida como algo<br />

proveniente del exterior que permite al sistema orientar su acción en este<br />

marco exterior, no tiene sentido en un sistema que es incapaz de distinguir<br />

entre ilusión y percepción.<br />

Bertalanffy decía que algunos cambios (como por ejemplo los<br />

experimentados por un embrión en su desarrollo hacia e estado adulto) no se<br />

explican por la intervención de un agente externo, sino por las leyes internas<br />

propias de la organización del embrión. Las investigaciones de Maruyama<br />

complementan esta afirmación al indicar que estos cambios experimentados<br />

por el ser viviente en su evolución, aunque estén determinadas internamente<br />

por la interacción entre los tejidos, no necesitan estar planificadas<br />

detalladamente al comienzo del proceso (como información genética), sino que<br />

la planificación va produciéndose en cada etapa del proceso en virtud de un<br />

conjunto de reglas y de una ubicación inicial de los tejidos que interactuarán.<br />

Con la explicación de Maturana sobre los sistemas dinámicos determinados<br />

estructuralmente, que se encuentran en continuo cambio estructural<br />

manteniendo la organización y conservando la adaptación, es posible entender<br />

como un embrión, si se somete a una cierta historia de perturbaciones, irá<br />

experimentando cambios de estado que lo llevarán a un estado adulto con<br />

determinadas características.<br />

El modelo autopoiético es circular, por lo que no tiene sentido hablar de<br />

causas ni de efectos; además, es cerrado y no recibe información del entorno.<br />

Todo lo que le sucede a un sistema se encuentra determinado en su estructura<br />

y no en las perturbaciones provenientes del medio ambiente. Este sistema no<br />

es teleológico, y se encuentra permanentemente adaptado (acoplado<br />

estructuralmente) a su entorno, y en su operación se refiere constantemente a<br />

sí mismo, ya que todo su accionar está subordinado a su autopoiesis.<br />

Desde la perspectiva de un observador, la interacción entre dos seres<br />

vivos considera una deriva de cambios estructurales, con conservación del<br />

acoplamiento estructural recíproco: es una ontogenia con conservación de la<br />

organización de cada uno y del acoplamiento estructural. Para cada uno de<br />

ellos, sin embargo, el otro carece de importancia, habiendo sólo una<br />

congruencia estructural entre ambos.


Es en este punto donde Maturana consideró indispensable dar cuenta<br />

del surgimiento del lenguaje, y diferenciar el acaecer. Así, distingue entre el<br />

acaecer del vivir, las operaciones propias de la vida (donde no hay<br />

explicaciones), y las explicaciones acerca del acaecer del vivir, que sólo son<br />

posibles en el lenguaje. El bebé que señala algo, no lo denota, sino que se<br />

refiere a él de modo operacional; es la madre quien le otorga un significado<br />

denotativo a esta conducta operacional, diciéndole, por ejemplo: “¿Quieres el<br />

juguete?”<br />

Según la teoría de Maturana, el lenguaje es previo a la denotación; es un<br />

resultado del acoplamiento estructural coontogénico, que llega al<br />

establecimiento de un dominio consensual. Como fenómeno biológico, el<br />

lenguaje es una dinámica de coordinaciones conductuales recursivas en las<br />

cuales un observador puede ver que los organismos participantes coordinan<br />

sus conductas no sólo en relación con el ambiente, sino también con respecto<br />

a sus propias coordinaciones conductuales (Maturana, 1986, p.147).<br />

En tanto seres humanos somos seres vivientes que existen en el<br />

lenguaje (Maturana, 1988). El lenguaje es previo a la denotación, porque en la<br />

conducta denotativa lo central es ajeno al orientado y al orientador; lo central es<br />

el objeto, y los objetos surgen en el lenguaje. Para que surja el lenguaje, debe<br />

haber recursión en la coordinación conductual consensual, porque esto es lo<br />

que lo constituye.<br />

Cuando dos o más sistemas autopoiéticos interactúan en forma<br />

recurrente, sus estructuras seguirán una historia de cambios contingente a sus<br />

interacciones. Se produce así una deriva estructural coontogénica que dará<br />

origen a un dominio ontogénicamente establecido de interacciones recurrentes<br />

entre ellos. Es lo que Maturana denomina dominio consensual de<br />

coordinaciones de acciones. Si estos sistemas autopoiéticos continúan en su<br />

deriva estructural coontogénica con interacciones recurrentes en un dominio<br />

consensual, es posible que tenga lugar una recursión en su comportamiento<br />

consensual. El resultado de ella será la producción de una coordinación<br />

consensual de coordinaciones consensuales de acciones, es decir, se<br />

producirá el lenguaje (Maturana, 1988).<br />

Ahora, es posible hablar de la realidad. La realidad es el dominio de las<br />

cosas (res = cosa) y en este sentido, lo que se puede distinguir es real. La<br />

realidad es, por lo tanto, un dominio especificado por las operaciones del<br />

observador.<br />

Los seres humanos pueden hablar de las cosas porque son ellos<br />

quienes generan las cosas de las cuales hablan en el acto de hablar de ellas<br />

(Maturana, 1978). Por lo tanto, los seres humanos viven en un mundo de<br />

realidades dependientes del sujeto, como resultado necesario de su condición<br />

de sistemas determinados estructuralmente, cerrados y autopoiéticos.<br />

Debido a que el dominio de descripciones es cerrado, Maturana hace el<br />

siguiente planteamiento ontológico: ”La lógica de la descripción es isomórfica a<br />

la lógica de la operación del sistema que describe” (Maturana, 1978, p. 60).<br />

Podemos ver la influencia que esta afirmación ha tenido en el pensamiento de<br />

Von Foerster y los constructivistas radicales.<br />

En la teoría de Maturana, conocimiento equivale a acción efectiva en un<br />

dominio determinado. Los sistemas vivos son sistemas cognitivos y la vida<br />

como proceso es un proceso de cognición (Maturana, 1982, p.39).


La observación es un concepto más específico que el de conocimiento, y<br />

se encuentra restringida a los seres denotados de lenguaje.<br />

Al respecto, los aforismos clave de El árbol del conocimiento son:<br />

- “Todo hacer es conocer y todo conocer es hacer”.<br />

- “Todo lo dicho es dicho por alguien”.<br />

En ellos, queda claro la distinción entre el acaecer del vivir y la explicación<br />

de este acaecer. Todo ser vivo conoce cómo vivir, mientras que sólo un<br />

observador dotado de lenguaje puede dar explicaciones, en el lenguaje, acerca<br />

del mundo que genera al hablar de él.<br />

A estas alturas, es posible referirse a algunas de las importantes<br />

innovaciones que Maturana ha introducido en la teoría de sistemas, lo que<br />

explica el enorme impacto provocado por sus investigaciones.<br />

Aunque en la Teoría General de Sistemas se encuentran afirmaciones<br />

que sostienen que el observador desempeña un papel clave en el<br />

conocimiento, hasta el momento no se había afirmado rotundamente, como lo<br />

hace Maturana, que es el observador quien crea lo observado al hablar de ello.<br />

Si bien es posible recordar explicaciones filosóficas anteriores en el mismo<br />

sentido, ninguna de ellas tuvo una base empírica ni un fundamento en la<br />

biología; no eran, ni pretendían ser, una “ontología del observador”.<br />

El sistema autopoiético es un sistema no teleológico. En circunstancias<br />

que la teleología era una característica fundamental de los sistemas en la<br />

teoría de Bertalanffy, Maturana, por el contrario, concibe un sistema en el<br />

presente que no tiene finalidad alguna.<br />

Aunque el sistema autopoiético incluye la idea de causalidad circular<br />

propia de la cibernética, es incompatible con la noción de control, tan capital en<br />

la cibernética, que incluso el término que designa la disciplina significa timonel,<br />

el que dirige. El sistema autopoiético, por su parte, no puede controlarse desde<br />

el exterior por el hecho de ser cerrado, y tampoco lo es en el interior; sólo se<br />

produce en una forma determinada estructuralmente.<br />

Si bien en la Teoría General de Sistemas y en la cibernética se llegó al<br />

estudio de los procesos de autoorganización, la teoría de Maturana radicaliza<br />

esta línea de investigación al describir sistemas que no sólo son capaces de<br />

generar sus propias estructuras (como los sistemas autoorganizadores), sino<br />

que incluso generan los propios elementos que los componen. Es<br />

precisamente éste el gran cambio propuesto por Maturana: los sistemas<br />

autopoiéticos no sólo son sistemas autoorganizadores, sino que se<br />

autoproducen, y lo hacen porque tienen la capacidad de generar sus propios<br />

elementos por medio de los elementos que los componen.<br />

La Teoría General de Sistemas es una teoría de sistemas “abiertos”,<br />

con lo cual se llama la atención sobre la importancia que tiene el ambiente para<br />

el sistema y su mantenimiento. La teoría de Maturana refiere a sistemas<br />

operacionalmente cerrados, lo que no contradice la teoría anterior de sistemas<br />

que reciben energía del entorno, sino que la explica. Los sistemas<br />

autopoiéticos son cerrados en su operación autopoiética, y porque lo son,<br />

pueden estar abiertos al intercambio energético con su entorno. Esta apertura,<br />

sin embargo, queda subordinada a la clausura operacional de la producción de<br />

componentes.


Según la crítica de Bertalanffy, la cibernética consideraba sistemas<br />

abiertos a la información y cerrados al intercambio energético. Con esto, no<br />

pretendemos agotar el caudal de innovaciones que el aporte de Maturana ha<br />

significado para la Teoría de Sistemas, sino sólo ejemplificar su importancia<br />

para el desarrollo de una teoría aplicable a sistemas sociales. Y ha sido él<br />

mismo quien ha trabajado algunas líneas que esquematizan su comprensión<br />

del fenómeno social.<br />

El sistema social humano está conformado por seres humanos que lo<br />

realizan mediante sus conductas. Para un ser humano es posible ser miembros<br />

de muchos sistemas sociales en forma simultánea o sucesiva, dado que para<br />

pertenecer a un sistema social basta con efectuar las conductas establecidas<br />

en el. Las personas a través de sus conductas realizan un sistema social y a su<br />

vez, estas personas se realizan con el como seres humanos.<br />

Para que un sistema social se produzca, es fundamental que haya<br />

interacciones recurrentes las que deben tener una característica cooperativa.<br />

Esta recurrencia de interacciones cooperativa de sa espontáneamente en los<br />

seres humanos como expresión de su modo de ser biológico actual, que para<br />

un observador es lo que podría describirse como “el placer de la compañía, o<br />

como amor en cualquiera de sus formas” (Maturana, 1985). Sin este amor no<br />

hay sistema social de tal modo que donde se pierda el amor se desintegra.<br />

El amor es la emoción fundamental de los seres humanos, y constituye<br />

la base emocional de todos los fenómenos sociales, por lo que un sistema en el<br />

cual interactúan seres humanos sólo podrá ser llamado social en la medida en<br />

que sus interacciones recurrentes tengan lugar dentro del marco de la emoción<br />

implícita del reconocimiento mutuo, que Maturana llama amor. El ser humano,<br />

para Maturana, es constitutivamente social. Para ser humano hay que crecer<br />

humano entre humanos (Maturana, 1985), y documenta esta afirmación con el<br />

caso de los niños - lobos. El lenguaje es un fenómeno social y todas nuesras<br />

explicaciones, todas nuestras descripciones, se dan en el lenguaje.<br />

Dada la característica constitutiva del amor en los sistemas sociales, es<br />

preciso distinguir los sistemas sociales de aquellos sistemas donde las<br />

relaciones humanas no tengan como base el amor, la aceptación mutua. Este<br />

tipo de relaciones no son sociales, porque no suponen la aceptación del otro,<br />

sino su negación y el intento de controlarlo. El objetivo de estas relaciones no<br />

sociales, radica en la obtención de un producto, y aquí los seres humanos no<br />

son aceptados sino instrumentalizados. A este tipo de relaciones Maturana las<br />

llama productivas, y entre ellas se encuentran las relaciones de trabajo, las de<br />

poder, donde se intenta controlar al otro, etc.<br />

Hemos visto algunas características de un fenómeno social tratado por<br />

Maturana desde la biología del conocimiento. Su teoría ha sido acogida por<br />

diversos investigadores en distintos ámbitos. Así, por ejemplo, en el plano<br />

práctico de la administración de organizaciones, se puede mencionar el trabajo<br />

de Fernando Flores.


5. Aplicación Organizacional<br />

Fernando Flores<br />

Fernando Flores (1943) es un ingeniero chileno especializado en<br />

sistemas. Tras estudiar la obra de Maturana, hizo un doctorado bajo la<br />

supervisión académica de Searle. En su trabajo, intenta relacionar de manera<br />

pragmática elementos de las teorías de Maturana, Searle, Heidegger, Gadamer<br />

y Habermas, con el propósito de configurar un esquema conceptual apropiado<br />

para intervenir en el diseño operacional de organizaciones formales. Como<br />

otras propuestas de desarrollo organizacional, la suya pone también énfasis en<br />

la educación, la que debe evaluarse (coincidiendo con Maturana) en términos<br />

de efectividad en la acción (Echeverría, 1988,p.280).<br />

Los elementos centrales para el diseño son el quiebre y la posibilidad,<br />

tomados de Heidegger. En la aplicación que realiza Flores, el mundo no está<br />

constituido por “cosas”; es “transparente“, en el sentido de que podemos<br />

referirnos a él sin verlo, mientras funciona: una buena herramienta es aquella<br />

que hace que el usuario no tenga conciencia de ella. Cuando estamos sanos,<br />

no tenemos conciencia de nuestro hígado, corazón o estómago, solo cuando<br />

enfermamos pierden su transparencia. Se produce un quiebre cuando se<br />

rompe la transparencia acostumbrada, y los quiebres no existen como<br />

fenómenos “de afuera”, sino que surgen para algún observador .<br />

Las posibilidades no se refieren a alternativas lógicas. En una situación<br />

dada, puede haber un número infinito de posibilidades lógicas, pero estas no<br />

son aquellas a las que se refiere Flores, sino que surgen dentro de una<br />

situación actual, y constituyen el campo de alternativas de acción que la<br />

persona visualiza como posibles. En el caso de un empleado que es<br />

interrumpido en su labor por el anuncio de un accidente ocurrido en su hogar,<br />

el hecho de continuar trabajando y hacer caso omiso de esta situación puede<br />

ser una alternativa lógica, pero no es una posibilidad real (Flores,1982,p.13).<br />

Los estados de ánimo son también fenómenos fundamentales y<br />

constituyen una especie de sintonía con la situación, que permite la apertura a<br />

ciertas posibilidades y simultáneamente cierra otras. En otras palabras, esta<br />

sintonía es una disposición a ciertas posibilidades, y configura un cierto estado<br />

de animo. Los estados de ánimo están íntimamente relacionados con los actos<br />

de habla. Flores utiliza los actos de habla clasificados por Searle, y que son los<br />

siguientes:<br />

- Peticiones, mediante las cuales se generan cambios y se adquiere el<br />

compromiso de actuar de manera coherente con la petición.<br />

- Promesas, en las cuales la persona se compromete a hacer algo que no<br />

ocurría en el curso normal de los acontecimientos.<br />

- Declaraciones, que pueden ser válidas o no válidas. En ellas se requiere un<br />

acuerdo social que reconozca la autoridad y capacidad de la persona para<br />

hacer una declaración<br />

- Afirmaciones, donde el orador se compromete con la creencia de que lo que<br />

expresa es justificado y justificable. Las afirmaciones pueden ser verdaderas o<br />

falsas. En una afirmación, el orador se compromete a presentar evidencias de<br />

que lo que se dice es verdadero.


A partir de la clasificación de los actos de habla y de la aceptación de la<br />

importancia del lenguaje, de acuerdo con la ontología del conocimiento de<br />

Maturana, Flores se siente capacitado para entender las acciones humanas a<br />

partir de las conversaciones que los hombres sostienen en su vida social. Si es<br />

posible reconocer (a través de las nuevas y eficientes distinciones contenidas<br />

en la clasificación de los actos de habla de Searle) los compromisos asumidos<br />

en el acto de conversación, será también posible enfrentar en forma efectiva<br />

los quiebres, e incluso provocar quiebres que permitan abrir posibilidades para<br />

la acción.<br />

En el trabajo de Flores, el interés se centra sobre todo en la modificación<br />

(rediseño) de la vida social. No se trata de un esquema teórico interpretativo o<br />

explicativo, sino de un instrumental que debe demostrarse efectivo en el<br />

cambio de las organizaciones empresariales. La formación de ingeniero del<br />

autor y su experiencia en puestos ejecutivos del más alto nivel se manifiestan<br />

en el tipo de cuestionamientos que se hace y en el carácter de la respuesta que<br />

acuña.<br />

En consistencia con este interés práctico, la propuesta de Flores se<br />

complementa y concretiza en un programa computacional llamado<br />

“coordinador”, que posibilita una red conversacional entre empresas y entre<br />

personas de distinto tipo, permitiendo maximizar su efectividad comunicativa.<br />

Además, se realizan seminarios en diferentes partes del mundo<br />

destinados a poner al alcance de ejecutivos y trabajadores los fundamentos de<br />

la propuesta, pretendiendo así lograr que se establezcan mejores<br />

conversaciones para la acción.

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