- Page 1 and 2: LA ISLA DE LOS HOMBRES SOLOS (1967)
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- Page 13 and 14: Pero él no respondía a mi saludo
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- Page 27 and 28: ogar, pero él como si no le diera
- Page 29 and 30: la muerte como la merecen las serpi
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- Page 37 and 38: un charco tomando agua— ataron la
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¡Me agrada mucho escuchar a usted
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para caminar tienen que solicitar l
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que usted podía asomarse en un esl
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para recibir a cambio una simple ar
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hacía con agua de verdad y el últ
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leche, el queso y los huevos así c
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Por los caminos anchos y largos de
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viven, se hacen viejos y proceden e
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mitad del corazón... Comprendía a
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palabra nueva con la que se puede d
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pasar con la garganta seca enjuagad
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merecía treinta años más de cast
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Hubo un coronel que se llamaba Vena
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Como era usual en tales casos, se r
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militar y Antonio no fue maltratado
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Juana empujaba al mar. Y luego las
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El colmo de las aventuras de don Ve
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camino que llevan las lapas cuando
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El viento del verano que ya entra e
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o como si en cada uno de esos remol
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empieza a picar sobre la mañana. E
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cuando estamos dormidos y lo que pi
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hasta que la sangre le corriera por
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—Estas palabras van para todos: u
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asunto no iba en broma. —El presi
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grilletes, rueda de hombro y sacand
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costas de la República. Un tenient
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En la forma en que este israelita h
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que ya prestaban servicio de patrul
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centenares de años, no se podía e
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enojan porque uno les hable o les p
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y ahí estaba ese gran barco con 30
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los nuevos ciudadanos optaron por n
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coronel Venancio era conocida como
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una angustia rara al principio de l
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hora de las tantas VOLVERÍA A VER
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equivocas y confundes mi ruego con
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animal! —expresó alguien. La voz
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dónde y ante los que nosotros a ve
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molida y plomo más un clavo de cin
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lona, pero sostenido: como un queji
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cayó al suelo donde llegaron los c
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de la cuadrilla de enterradores, qu
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Había dos hombres que se las arreg
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esos que a veces la marea arrastra
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en cuando aparecía un muchacho que
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colección de mujeres que tenía Ma
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ingresar al penal: privarlo de su p
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aquí que en su país las mujeres u
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producía quemaduras. Pero, ¿quié
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más duro, las lluvias molestan y l
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piel se vuelve roñosa. Un tiempo:
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—Has tenido suerte —dijo el cab
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estuviera seguro de que eso no duel
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impotencia cómo poco a poco me iba
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humano libre, allá, más allá del
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Una tarde desperté de repente. Cri
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colmillos, era donde más agudo se
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Pero es lo cierto que a veces hasta
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las desgracias juntas que tiene la
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un sapo? Empezar a vivir con una pa
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En los tiempos del invierno los mat
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Algunas, dice el maestro, que tiene
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oración, la verdad es que ya no sa
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faltaba un pie, un brazo, o las dos
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—¿Qué pensabas hacer? ¿Entrega
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»Ella y yo ser jóvenes y además
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costar en este país. Y el cementer
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estar rondando por el mundo desde l
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mar, rumbo al sur y a una distancia
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amaestrar a una de esas aves sería
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cuerpo y con una llaga tan terrible
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y me decía a gritos que al llegar
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a pasar seis meses. Después de un
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pantalón, se inclinó y por el rec
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Y de un momento a otro para empeora
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agregar el líquido. Hasta el mismo
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noche se les avisaba que un reo est
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decían «La Princesa» por su fina
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del mar y arrojar su cadena conform
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eos encierra odio, desconfianza, du
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presidiario es el hombre que jamás
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hacer muchas cosas que antes eran i
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a la policía y la moral. Luego que
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humana. Una vez pasada la tormenta
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penal. Tenía 18 años el día de s
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olas le inspiraban pavor y además
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sobresalían esas aletas. El mar si
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Ese sistema de penas fue gran alivi
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echar discursos insistiendo una y o
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isla iba a desaparecer por el clamo
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marcó el camino con el pasar de lo
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durante la noche pasaban frente a n
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durante muchos años para comprende
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Víctor Manuel Obando Segura fue no
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—Ahí está el calvo explicando s
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haciéndonos compañía. La visita
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Uno que otro interno empezó a reci
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de nuevo en el puerto. ¿Cómo ser
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horadando la mañana; una fila de r
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y la arena. Aunque yo siempre pens
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limpia por sus harapos de entre sem
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Eso era lo que ahora se me venía e
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sus manos cigarreras, floreros, can
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—Escóndete tú —y el que tení
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pacientes, regenerados. Conforme la
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De modo que me senté en una piedra
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iba a hacer cuando caminaba lentame
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Me contó parte de su vida: que cua
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verla con los vestidos manchados, s
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era Estrugildo Mora no la confunda
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penal, los cabellos le empezaron a
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primero cumplió 19 años y la niñ
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averiguado todo, entre ambos se die
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distancia, lo que daba a entender q
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Hay fuga. Un temblor de ojos se enc
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Pero desgraciadamente algo se rompe
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aquí hace posible todo el horror q
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uniforme azul que se nos daba dos v
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Era la ley. Cuando un hombre se vol
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Esta ayuda que nos vino de afuera n
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y luego jalamos en la espalda, pero
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Decía el doctor Sánchez a un grup
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si el juez hubiera podido ver hasta
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me respondió. Pero ahí arrinconad
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Un asistente social, don Adán Arg
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nos llena de angustia: —Jacinto..
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y a ellos les íbamos a alquilar un
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¡Ay, es que la mujer que se ama, q
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Una sola palabra pero larga y angus
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es donde se encuentra el cementerio
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Del muelle a la estación. El guard
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campana de bronce ilumina la distan
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fertilizando los campos y engalanan
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Como prendida en el corazón de la
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de literatura con su obra Cuando ca