Globalizar la solidaridad Globalizar la solidaridad - Mondragon

con los pueblos del Sur del
planeta, y nuestro desarrollo y
bienestar, en gran medida, se
asienta en ello, en su pobreza.
■ Algunas personas sienten este
compromiso para cooperar
cooperativamente como
consecuencia de su coherencia
con su pensamiento social.
■ Suele ser frecuente encontrarnos
con motivaciones de tipo éticohumanista,
espiritual o
religioso (conciencia).
■ Por último, podríamos destacar un
sentimiento, cada vez más
extendido por todo el mundo, de
conservar e impulsar las
diferentes culturas, lenguas,
pueblos, plantas, tierras y la
diversidad animal.
Para llevar a la práctica y garantizar
todas estas razones, y otras más, como la
democracia, el compromiso con la
organización y con el desarrollo del
entorno, la autogestión, el valor del
trabajo, el modelo de empresa justa, la
dignidad de la persona, la
transformación social… intuyo que es el
cooperativismo la opción más acertada.
El segundo gran grupo de
argumentos para decantarnos por la
opción cooperativa está ligado a la
manera más efectiva de hacer
empresa y a su viabilidad. Tengo la
convicción de que la empresa
comunitario-cooperativa es el sistema con
mayores posibilidades de crear y sostener
el desarrollo socioeconómico en los
países empobrecidos.
La conciencia de pertenencia a la
organización y de considerarse parte en
la posesión de los medios de producción
y del patrimonio aporta a cada miembro,
y a todo el colectivo, un plus de
motivación para el trabajo, incluso en los
momentos más adversos. Desde que se
dan los primeros pasos, esa utopía,
traducida a la consecución práctica por
metas de los sueños de desarrollo,
reaviva la voluntad de la gente y alimenta
su autoestima. La participación y la
autogestión, además de aportar
democracia, provocan la identificación
para con el proyecto, y esto es una buena
herramienta para afrontar problemas y
para asumir las necesidades de
producción. Con esta visión el
protagonismo es asumido por las
Los proyectos que carecen de capital financiero y de
inversiones externas están obligados a sacar provecho
al único activo, pero no menos importante, con el que
cuentan: el trabajo, uno de los principales valores del
cooperativismo.
personas de cada lugar, y pienso, que
esta es una vía de mucho calado para
promover la responsabilidad y el
espíritu emprendedor.
Un sistema que respeta y atribuye a
cada persona un valor en sí misma puede
ser más rico en creatividad que cualquier
otro modelo, y esta variable, es un factor
muy importante en el futuro de la
iniciativa productiva, en su valor añadido.
Los proyectos que carecen de capital
financiero y de inversiones externas están
obligados a sacar provecho al único
activo, pero no menos importante, con el
que cuentan: el trabajo, uno de los
principales valores del cooperativismo.
Son las cooperativas, entre las
diferentes opciones empresariales, las que
cuentan con el objetivo más claro,
arraigado y palpable de crear nuevos
proyectos productivos, de multiplicarse,
de formar grupos. Esto es debido a que
entre sus objetivos sociales y
empresariales se encuentran la inversión,
la creación de empleo y el lanzamiento
de nuevas empresas rentables.
Todo ello ayuda a tejer una red
socioeconómica y cultural más justa y
popular, fortaleciendo el concepto de
grupo y practicando el compartir,
intercooperando.
Cómo cooperar
El acompañamiento y el trabajo, en el
marco de la cooperación desde una
visión cooperativa, se basa en una
filosofía y unos criterios generales
propios. Podríamos destacar que, desde
esa base, se acompañan exclusivamente
proyectos de carácter productivo, pues
nuestra cooperación parte del mundo del
trabajo, e intentamos que ese desarrollo
sea sostenible en el tiempo y respetuoso
con el entorno.
Partimos de la creación de núcleos
productivos y entendemos que el
desarrollo socioeconómico es la base
para garantizar el avance en las demás
áreas. A su vez, creemos que los
proyectos deben de tener un carácter
endógeno, por ello, las ideas y
proyectos deben de nacer en el propio
lugar donde se van a desarrollar, cada
grupo debe ser protagonista de ese
proceso.
Con esta forma de practicar la
cooperación, el compromiso de los
agentes locales y la autenticidad de la
iniciativa nos parece que es mayor.
Tendemos a que las cooperativas que se
crean adquieran la vocación de
convertirse en embriones
multiplicadores para otras iniciativas
productivas, tejiendo de esta forma una
red (grupo) de empresas que se apoyen
unas a otras. Nos acercamos a proyectos
que asumen la autogestión como forma de
resolver sus problemas y promover nuevas
iniciativas. Los acompañamientos que se
realizan desde el movimiento cooperativo
buscan esa sintonía en la concepción
comunitaria en las comunidades en vías
de desarrollo. Los compromisos que
adquirimos son a largo plazo porque
no es posible “el milagro” del desarrollo
inmediato o a corto plazo. El estilo propio
se llama “intercooperar”, y por ello,
estamos abiertos a las enseñanzas y
valores de aquellas comunidades con las
que nos relacionamos, y comprometidos
para respetar y apoyar su forma de vida,
cultura...
Mantener una relación de igual a
igual y de diferente a diferente,
compartiendo experiencias y “saber
hacer”, transmite la vocación de construir
comunidades libres y fuertes en los que
cada cual sea el protagonista del cambio,
sin esperar ningún regalo que solucione
su situación. •
29 ABENDUA 2003 DICIEMBRE TU