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La mujer sorprendida en adulterio, o Miseria y ... - Believers Chapel

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<strong>La</strong> respuesta de nuestro Señor es extraordinaria. Juan escribe: “Pero<br />

Jesús se inclinó y con el dedo escribía <strong>en</strong> la tierra”. <strong>La</strong> palabra griega<br />

usada <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de escribir aquí no ocurre otra vez <strong>en</strong> el Nuevo<br />

Testam<strong>en</strong>to, aunque aparece unas pocas veces <strong>en</strong> el griego del<br />

Antiguo Testam<strong>en</strong>to con el s<strong>en</strong>tido de registrar, un s<strong>en</strong>tido que<br />

también se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra <strong>en</strong> los papiros. <strong>La</strong> palabra parece que ti<strong>en</strong>e el<br />

s<strong>en</strong>tido aquí de trazar, quizás algo como “garabatear”. Godet sugiere:<br />

“Escribi<strong>en</strong>do, Jesús aludía al oficio de juez, el que sus adversarios le<br />

estaban atribuy<strong>en</strong>do <strong>en</strong> ese tiempo. Ya que una s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia judicial no<br />

solam<strong>en</strong>te se pronuncia, sino que se escribe; y este dicho de Jesús<br />

merece el nombre de s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> un doble s<strong>en</strong>tido, al ser de<br />

inmediato una cond<strong>en</strong>ación de los acusadores y una absolución de la<br />

acusada 6 ”.<br />

Bajo cualquier circunstancia, las acciones de nuestro Señor nos dan<br />

uno de los sil<strong>en</strong>cios dramáticos de la Biblia. Y, si preguntamos lo que<br />

escribió, quizás la respuesta más sabia es s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te que no era su<br />

jurisdicción para s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>ciar, porque Él no era juez y, de ahí, su<br />

retic<strong>en</strong>cia. Otras respuestas se ha sugerido, tales como que Él hubiera<br />

deseado s<strong>en</strong>cillam<strong>en</strong>te ganar tiempo para responder más<br />

cuidadosam<strong>en</strong>te, o forzarlos a declarar sus cargos una vez más para<br />

que vieran su naturaleza sádica, o que Jesús fue agarrado con tal<br />

s<strong>en</strong>tido de vergü<strong>en</strong>za que Él <strong>en</strong> su vergü<strong>en</strong>za y confusión escondió el<br />

rostro mirando hacia abajo escribi<strong>en</strong>do <strong>en</strong> el suelo (una razón tonta <strong>en</strong><br />

mi opinión), o que Él deseaba escribir <strong>en</strong> el polvo los pecados de los<br />

acusadores de la <strong>mujer</strong> para incriminarlos.<br />

<strong>La</strong> repetición de la petición (Jn 8:7a).<br />

Ellos, quizás p<strong>en</strong>sando que su sil<strong>en</strong>cio era una evasión de la dificultad<br />

por su interrogatorio, continuaron haciéndoles la pregunta.<br />

Su segunda respuesta (Jn 8:7b-c).

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