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Y ¿dónde se encuentra el ser humano? En todas partes. Diréis: "¿Incluso en<br />
su cuerpo fisico?" Sí, incluso en su cuerpo fisico. Si se identifica con su<br />
cuerpo, como lo hacen multitud de gente que sólo viven para satisfacer su<br />
vientre, su estómago, su sexo, etc..., es el cuerpo. En realidad,<br />
evidentemente, el cuerpo no es el hombre, es su instrumento, su vestido.<br />
Podéis carecer de una pierna o de un brazo, os puede faltar un pulmón o un<br />
riñón y seguís existiendo, decís "yo", y sentís que no estáis ni en las piernas,<br />
ni en los brazos, ni en el resto del cuerpo. "Entonces, diréis, ¿se encuentra el<br />
hombre en su alma?" Sí, ciertamente, algo más, pero no completamente. La<br />
verdadera morada del hombre es su espíritu. ¿y su alma? Él se manifiesta a<br />
través de ella como a través de un cuerpo, un cuerpo superior,<br />
evidentemente, un cuerpo luminoso, pero un cuerpo al fin y al cabo, que un<br />
día también se disgregará: y a partir de este momento, el hombre vivirá<br />
exclusivamente en su espíritu...<br />
Cuando se dice del alma humana que es inmortal, en realidad se está<br />
hablando del alma superior, es decir, del espíritu; pero el alma inferior (es<br />
decir la que corresponde al cuerpo astral y al cuerpo mental inferior), desaparecerá<br />
porque es mortal. Sí, el alma ordinaria del hombre es mortal, pero<br />
su alma espiritual que no es más que su espíritu, es inmortal y es allí donde él<br />
vivirá un día. Puede, desde luego, empezar desde hoy, pero con la condición<br />
de aprender a no confundirse con todo lo que no es él. Observándose,<br />
analizándose, meditando, orando, debe trabajar para buscarse, para<br />
encontrarse. ¿Por qué? Porque se ha perdido, y aquel que se extravía pierde<br />
todas sus posibilidades. Los humanos se han alejado de La Fuente, del<br />
espíritu, han perdido la conciencia de su verdadera identidad, y con la<br />
perdida de esta conciencia, lo han perdido todo. Es por ello que todas las<br />
Enseñanzas iniciáticas dan al discípulo la tarea de reencontrarse, de<br />
reconocerse.<br />
En el frontispicio del templo de Delfos aparece escrito: "Conócete a ti<br />
mismo"; pero muy pocos pensadores han comprendido este precepto. La<br />
gente cree que conocerse significa conocer su carácter, sus debilidades, sus<br />
cualidades. No, es mucho más que esto. Si sólo se tratara de la psicología,<br />
¡nunca se habrían escrito estas palabras sobre un templo! Es demasiado fácil<br />
conocerse de esta forma. El verdadero conocimiento iniciático es llegar a<br />
fundirse, fusionarse por un acto de amor, como está escrito en la Biblia<br />
cuando dice que "Adán conoció a Eva", o que "Abraham conoció a Sara". El<br />
verdadero conocimiento es la fusión. Al decir "Conócete a ti mismo", los<br />
Iniciados querían indicar que el hombre no es aquel que cree ser. Debe pues<br />
aprender a conocerse, y esto significa identificarse, fusionarse con Él mismo,<br />
su Yo superior que está en lo alto, en la región del espíritu. Por ello debe<br />
abandonar todo aquello que es solamente una envoltura, oropel e ilusión,<br />
para ir cada vez más hacia arriba hasta llegar a ser uno con su espíritu. Esto<br />
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