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está en el ser humano, sino fuera, y trabaja junto, trabajan los dos juntos,<br />
con el espíritu de la madre, y cuando entra en el niño, se queda en él toda la<br />
vida, pero en esta misma vida habrá otros fenómenos, otros procesos que<br />
ocurren y se reciben otras almas o se pierden, pero el hombre queda, como<br />
individuo. El hombre es individual, pero tiene el intelecto, el corazón y la<br />
voluntad. Está formado, pues, de algunos elementos. Del mismo modo, la<br />
persona, como se bautiza, tiene otras facultades que pueden estar más o<br />
menos desarrolladas, y en ese momento decimos que es el alma emocional,<br />
el alma intelectual, y el alma sensible, etérica, y después hay el alma divina<br />
y esta alma divina tiene también tres matices. Esta alma Divina que entra<br />
cuando el hombre está preparado, es decir, su Yo Superior, Divino, que<br />
también tiene tres almas: una que es puro amor, otra que es puro<br />
conocimiento, y otra que es puro poder. Esta alma divina es la imagen de la<br />
Santísima Trinidad. Pero aquí en nosotros hay otra trinidad que es muy<br />
ordinaria: una que piensa un poco, otra que siente un poco, y otra que se<br />
mueve un poco, y ésta es casi un reflejo de la otra trinidad que tenemos,<br />
que espera poder reunirse con estas tres otras que tenemos nosotros. (Se diría<br />
que actúan como en la naturaleza haciendo una fotosíntesis, entre las tres almas superiores y las tres inferiores, de<br />
manera que cuando esta unión es perfecta, la fotosíntesis se ha realizado y sale la flor, el fruto de la unión perfecta. O<br />
como un árbol, planta etc. que tiene el Verde clorofilita, el naranja carotidita y el violeta la xantofilita, que no ha<br />
podido atraer los tres primarios del Sol el Amor Divino Azul, el amarillo la sabiduría Divina y el Rojo el poder y<br />
fuerza Divina. Entones este árbol esta planta, crecen pero no darán frutos sabrosos, serán plantas quizás bonitas, pero<br />
sin que den frutos.) (38’03)<br />
Todo este conocimiento, esta ciencia, estas nociones, los iniciados las<br />
escondieron en un símbolo, el sello de Salomón, si. Así pues, esta fusión se<br />
debe hacer un día, nosotros que somos un triángulo ordinario y pensamos,<br />
sentimos y actuamos, que somos, si queréis, tres almas juntas en una alma<br />
individual que representa una amalgama de las tres, un día tenemos que<br />
fusionarnos con nuestro lado que está arriba, que es celestial. Toda la vida<br />
del hombre se desarrolla para llegar a esto. Los sufrimientos, las peripecias,<br />
las ilusiones, las búsquedas, las decepciones, los impulsos, todo, todo lo<br />
que nos pasa sólo tiene un objetivo, el poder volver a encontrar nuestra<br />
mitad que está arriba, con la de abajo. ¿Y por qué Dios ha arreglado las<br />
cosas así? ¿Por qué estas dos partes se deben unir para hacer una plenitud,<br />
algo completo donde se unan el cielo y la tierra en plenitud, abundancia,<br />
alegría? Este es nuestro objetivo: volver a encontrar el otro lado de nuestra<br />
existencia. Nos buscamos, trabajamos, estudiamos, leemos, queremos,<br />
detestamos, nos peleamos, todo para poder, al fin, unirnos con nuestra alma<br />
superior. Y eso le ocurre a muy poca gente, gente excepcional que han<br />
comprendido y trabajan en esa dirección: rezan, meditan, se comportan de<br />
otra manera, y esos son los Santos, los Iniciados, los profetas, los Maestros,<br />
que sólo piensan en encontrarse de nuevo con su alma y poder realizarse y<br />
manifestarse en plenitud. Por el momento hay una imperfección<br />
insoportable: se juzga, se piensa, se razona, pero hay errores, no se ve<br />
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