mayo 08 - Bolsa de Comercio de Mendoza

A punto de
perder otra
oportunidad...
Cuando uno repasa
la historia reciente
de la Argentina, en
los últimos veinte años hemos
despreciado varias oportunidades
de salir del letargo mediocre que
nos caracteriza. La crisis de 2002
parecía terminal, casi peor que la
hiperinflación de 1989/90, pero
circunstancias internacionales inéditas
y algunas medidas acertadas
parecieron generar un milagro.
Con la tasa de interés mundial más
baja de los últimos 40 años, y a
pesar de haber caído en default y
de demorar más de 3 años en enhebrar
una propuesta más o menos
razonable para los accionistas,
el país recibió capitales.
Además, la depreciación del dólar,
la irrupción de China y el auge de
los biocombustibles, hicieron subir
los precios de los productos exportables
argentinos. Granos y petróleo
fueron las estrellas que ayudaron
a la recuperación de las
maltrechas finanzas.
La estrategia inicial de mantener la
moneda devaluada para favorecer
las exportaciones, posibilitó el ingreso
de divisas pero ayudó a que
!
Con este
esquema
económico el
gobierno nacional
alienta a los
pequeños y medianos
productores a salirse
de la actividad y
alquilar sus campos
a los grandes grupos
económicos.
la economía volviera a ponerse en
marcha, creando empleo y recuperando
los niveles de consumo
en el mercado interno.
Todo esto constituía un círculo virtuoso
pero que tenía algunas reglas.
El esquema planteado exigía
superávit fiscal y no admitía inflación,
porque este proceso disminuiría
el tipo de cambio real, afec-
tando la rentabilidad de las exportaciones.
Además, impactaría sobre
el poder adquisitivo de los salarios
y generaría tensiones
sociales.
El gobierno, en sus comienzos, se
financió a través de una leve mejora
en la recaudación impositiva,
impactada por las subas de precios
post devaluación y por la vigencia
de dos impuestos distorsivos
que, dada la emergencia,
podían ser aceptables por un
tiempo. El impuesto al cheque y
las retenciones a las exportaciones
fueron, en su momento un
puntal y hoy son la base del superávit
primario.
Pero el gobierno se cebó. Se propuso
mantener altas tasas de
crecimiento basadas en el aumento
sostenido del consumo y
en el incremento del gasto y las
inversiones públicas. Las tasas
de crecimiento superiores al 8%
promedio durante cuatro años
terminaron recalentando la economía
porque el incremento de la
oferta no acompañó al de la demanda.
Los aumentos salariales
superiores al crecimiento de la
LA BOLSA /13