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santiago luis copello, arzobispo de buenos aires - Historia y Religión

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Más allá <strong>de</strong> estos extraordinarios acontecimientos que anunciaban un <strong>de</strong>stino<br />

signado por lo sobrenatural –reiterado topoi hagiográfico-, la infancia <strong>de</strong> Copello no fue<br />

<strong>de</strong>masiado diferente a la <strong>de</strong> otros niños <strong>de</strong>l lugar. Durante un Carnaval, un indignado<br />

vecino, literalmente bañado por los juegos <strong>de</strong> agua, azotó con una vara al futuro<br />

Car<strong>de</strong>nal. Como resultado, una pequeña cicatriz en la ceja lo acompañó hasta el resto <strong>de</strong><br />

sus días. También su vida estaba marcada por el cumplimiento <strong>de</strong> las obligaciones<br />

rituales en la parroquia <strong>de</strong> San Isidro en don<strong>de</strong> el culto se combinaba con la vida social.<br />

Allí, Copello se inició en el rito sirviendo como monaguillo.<br />

Sin embargo, para Copello la vida pueblerina duró pocos años. En 1891, llegó a la<br />

parroquia un joven cura vicario, Francisco Alberti, quien advirtiendo las singulares<br />

dotes <strong>de</strong>l monaguillo, insistió en la importancia <strong>de</strong> darle una educación a<strong>de</strong>cuada. Con<br />

este objetivo en 1892, cumplidos los 12 años, Copello ingresaba como alumno interno<br />

en el colegio San José2 , para cursar estudios secundarios. Pero también ingresaba en un<br />

medio social muy diferente <strong>de</strong>l que había nacido. Con algunos <strong>de</strong> sus compañeros<br />

estableció contactos que mantuvo durante el resto <strong>de</strong> su vida. Muchos años más tar<strong>de</strong>,<br />

uno <strong>de</strong> sus condiscípulos -en el estilo <strong>de</strong> la biografía ejemplar don<strong>de</strong> los <strong>de</strong>talles revelan<br />

un <strong>de</strong>stino preestablecido- recordaba una vida colegial don<strong>de</strong> no faltaron "huelgas <strong>de</strong> no<br />

estudiar con ciertos profesores, 'vientos pamperos' en las clases, piñas diarias en los<br />

recreos, privaciones <strong>de</strong> salidas los domingos". Pero sobre esa vida estudiantil, Copello<br />

ejercía una influencia mo<strong>de</strong>radora. "Cierta vez un profesor quiso poner a todo el curso<br />

en penitencia por no haber llevado a clase un cua<strong>de</strong>rno, creyendo que así lo había<br />

or<strong>de</strong>nado, pero la penitencia no se impuso porque Santiago Copello tampoco lo llevó y<br />

su testimonio era irrecusable." 3 En síntesis, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las evocaciones, el acatamiento a las<br />

reglas se esbozaba como su cualidad más <strong>de</strong>stacada.<br />

La estadía en el Colegio San José tampoco fue larga. Durante las vacaciones <strong>de</strong><br />

1894, el joven Copello, también aconsejado por Francisco Alberti, <strong>de</strong>cidía ingresar al<br />

Seminario. El hecho también es revelador <strong>de</strong> los mecanismos <strong>de</strong> reclutamiento<br />

eclesiástico. Según las instrucciones episcopales, las miras <strong>de</strong> los sacerdotes <strong>de</strong>bían<br />

estar puestas en jovencitos que daban muestras <strong>de</strong> "vocación", percibida en rasgos como<br />

2 Dicho Colegio, fundado en 1858 por sacerdotes <strong>de</strong> la Congregación <strong>de</strong>l Sagrado Corazón <strong>de</strong> Bayona,<br />

había ganado prestigio y constituía la opción para las familias católicas que querían asegurar a su<br />

<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia una buena educación <strong>de</strong>spojada <strong>de</strong> laicismo.<br />

3<br />

Recuerdos <strong>de</strong> Víctor Pesenti, Revista Eclesiástica <strong>de</strong>l Arzobispado <strong>de</strong> Buenos Aires (en a<strong>de</strong>lante<br />

REABA), 1932, pp. 721-725.<br />

2

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