La mujer en el horizonte de su refundación Lilliths, Evas ...

y sin interrupciones, es que no esté
presente. En su libro nos cuenta que
“los hombres se creen dueños del
saber porque han sido socializados
para situarse como amos y sujetos
del discurso…les es muy difícil de
verdad aceptar que las mujeres
podamos tener cosas que decir
que ellos no sepan y sobre todo
no puedan decir mejor”. ¿Piensa
que desde que escribió este libro
en 1997, algo ha cambiado en la
percepción de los hombres ante
lo mucho que tenemos que decir
las mujeres? ¿Siente todavía esa
resistencia falocéntrica alimentada
por una barrera simbólica, cultural
y “racional” que los pone a la
ofensiva o a la defensiva ante lo que
perciben como un aburrido parloteo
feminista?
FT: Sí, algo ha cambiado. Los
hombres están perdiendo poco a
poco la mayoría de los argumentos
que los ubicaban en cuanto dueños
del saber y dueños de los cuerpos de
las mujeres. Están aun en el centro
y nosotras en la periferia pero las
fronteras se están desdibujando poco
a poco. Sin embargo, es evidente que
el patriarcado o lo que tú llamas la
resistencia falocéntrica se defiende
y tiene aun muchas armas ante
las cuales nos faltan estrategias
y…paciencia.
HG:¿Cree que los hombres
hoy están mejor preparados y en
disposición de llevar adelante, tanto
como las mujeres, o junto a las
mujeres, la crítica cultural feminista
de las relaciones de poder entre los
sexos, considerando que se trata
de atacar su propio machismo, sus
privilegios, su identidad, entre otras
cosas? ¿Están los feminismos de hoy
preparados para incluir los discursos
y propuestas de los hombres?
FT:Desde Colombia le preguntaría,
¿cuáles discursos y cuáles propuestas?
Desde aquí, los hombres todavía
atacan o se defienden, mas no
proponen. Por cierto existen muy
contadas excepciones de uno o dos
grupos de hombres dispuestos a
reflexionar sobre las relaciones de
poder entre los sexos y a reconsiderar
la cuestión de la identidad masculina.
Pero su voz todavía no hace eco.
HG:Pareciera que estamos en
presencia de una nueva generación
de mujeres que se niegan a ser
objetos, a sentirse inferiores, a perder
su identidad en y por el otro ¿Será
que ya nos cansamos de besar tantos
sapos en busca de aquél príncipe
azul inventado? ¿Será que de tanto
esperar al “hombre ausente” nos
dimos cuenta de que vale más estar
solas que mal acompañadas? ¿Cómo
aprender a manejar esa soledad
que, en todo caso, no debería ser
sinónimo de desolación?
FT: Creo que hay que construir
soledades habitadas… pero esto
tomará tiempo porque el destino de
la feminidad tradicional consistió
en esperar todo del amor y cuando
el amor hacía falta, la vida se
derrumbaba. Es necesario construir
mundos afuera del mundo del amor.
Y las mujeres lo están haciendo. Otro
aprendizaje es necesario: no pedir al
amor lo que no nos puede dar. En fin
ese tema es uno de los más trabajados
en mi nuevo libro.
HG: Voy a ser, un poco,
abogada del diablo, pues se que se
caracteriza por hablar sin cortapisas.
Si hay un problema que el género,
como dispositivo crítico, pone al
descubierto, o pone en el ojo del
huracán, es el problema de las
relaciones jerárquicas de poder, por
lo tanto se trata de un conflicto
ético político-institucional. De allí,
la ardua tarea revolucionaria de
deconstrucción del feminismo que
trata nada menos que de socavar los
cimientos de la cultura patriarcal, de
ir contra el discurso dominante, de
descentramiento de los principios
metafísicos del pensamiento
occidental (Razón, Verdad, Logos,
Ley, Falo), que trata de desmontar
el poder hegemónico que, se quiera
o no reconocer, es masculino y
sexista.
¿Cómo lograr hacer ese desmontaje
sin salir malheridos? ¿Cómo develar
la lógica de las relaciones de dominio/
subordinación que circula y se
reproduce, como diría Bourdieu, en
la estructura de las relaciones sociales
y en las estructuras mentales?
FT: No sé si lo lograremos pero
que algunos cimientos de la cultura
patriarcal estén fracturándose, es
innegable. Y por supuesto a veces
nos invade la duda y el pesimismo.
Pienso que para una verdadera
deconstrucción sería necesario
establecer acuerdos fundamentales
a partir de un imperativo ético
que rechaza el patriarcado y
además reconocernos todos y todas
mutilados. Estamos lejos de lograrlo
como lo decías y mientras tanto
Pierre Bourdieu tiene razón y Gilles
Lipovetsky también cuando piensa
que hay reordenamiento mas no
revolución (en su libro “La tercera
mujer” )
HG:¿Cómo superar o trascender la
mentalidad y las prácticas patriarcales,
no sólo de los varones sino también
de las mismas mujeres, quienes son
absolutamente inconscientes de
que la portan y la transmiten en el
transcurso de sus propios procesos de
socialización diferencial?
FT: Creo que no hay recetas
milagrosas. Seguir trabajando con
ellas, seguir “empoderándolas”
(abrirles la puerta a este pequeño
poder que todas tienen adentro),
seguir explicándoles la diferencia
existiendo entre la casualidad de
haber nacido mujer en una cultura
patriarcal y la conciencia crítica de lo
que significa ser mujer en una cultura
patriarcal.
HG: Usted propone una nueva
ética del amor, pero ¿cómo podemos
repensar una forma de amar diferente
Mayo-Junio de 006 • Facultad de Humanidades y Educación
1
parlante