La mujer en el horizonte de su refundación Lilliths, Evas ...

Desde Plaza Central
María, Victoria, Carmen,
Zulay, Rosa... innumerables
son los nombres femeninos
que rebotan diariamente en
los pasillos, en los baños, en
los salones, en las oficinas, en
cualquier espacio de nuestra
facultad de Humanidades, son nombres que
vienen y van tras una y otra experiencia
cotidiana.
Nombres femeninos que contienen en sí la
esencia y experiencia de una mujer, de una
estudiante, de una madre, de una profesora,
de un espíritu de liderazgo, de lucha, de
esperanza, de conciencia, de trabajo, de
justicia y... también de terror, de miedo, de
represión, de violencia.
Nombres femeninos que se exponen al
acoso, que viven en las desigualdades de
género, que estallan en el regocijo del silencio
y la impotencia... más real aún... seres que se
desenvuelven en una atmósfera insegura y
vulnerable a cualquier golpe verbal que viaja
en el aire.
Nombres femeninos que están cansados
de ser pronunciados continuamente pero que
no son escuchados casi nunca... son nombres
femeninos que cuando no se pronuncian ni en
el olvido, producen un gran vacío en la vida
diaria de las sociedades... son nombres, no
son la etiqueta de un cuerpo o de una figura
estereotipada.
Nombres femeninos... son los nombres
más fuertes... son nombres que vienen
y van dejando huella en cada paso y en
cada vuelo que dan, son los nombres que
circulan por cada conciencia de la facultad
de humanidades... son los nombres que hoy
dicen no más violencia, no más desigualdad,
no más represión, no más ignorancia... no
más silencio.
Jacrist Sandoval
Estudiante de 5 semestre de Educación Preescolar
Nombres
femeninos
que vienen
y van...
La mejor nota de la H
Como han de comprender, el reconocimiento de la “mejor
nota” recae esta vez en las mentes y las plumas de quienes hicieron
posible la producción de esta edición de La H Parlante. La idea
surgió una vez en el cafetín de Humanidades y Educación tras el
diálogo en clave de ironía socrática con la profesora Blanca Elisa
Cabral. Militante de las causas de la nueva mujer, Blanca Elisa
pedía un espacio dentro de la H que diera cuenta de la historia,
de la memoria, de las vivencias de ese sujeto-sujeta que se monta
en la rueda de una nueva historia sin temores de ninguna especie.
Entonces le abrimos todo el espacio. Y el resultado está en la mano
de nuestro lector. Los créditos son para ellas, para cada una de las
mujeres que aparecen con su nombre en cada trabajo publicado.
Partir el alma, soñar la tierra
Convocar la alegría
incesantemente entre nosotros,
el paso de los días
como una épica constante:
soñando cantos,
escandiendo versos.
La más sola soledad de noche
soportó este pueblo, Pepe,
la primera de ellas,
sin tu verbo.
Noche de tempestades y neblinas:
aguas apurando el cielo
de ríos sin musgo
ni fragor de piedra.
Anochecer esperando el día
no es de valientes
sino anochecer en franco y arduo duelo
con la muerte:
repasando poemas no pensados,
visiones no soñadas.
Aquel azul nervioso de tus cerros
se ha hecho abierto.
Y ahora sí que estás contento:
sentarte sobre la tierra.
¡Lo has logrado!
Sentirte tierra
y sembrado,
como ahora estás,
siendo parte de la tierra misma:
los bosques nos traen tu aliento,
tu asombro ingenuo
y tu escudo de guerrero.
Profundas huellas
cavó en ti
el Paraíso.
Tu vida,
un destello,
un aviso:
sin dolor en el alma
sino el canto eterno
del amor.
Miguel Montoya S.
Mayo-Junio de 006 • Facultad de Humanidades y Educación
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