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NUTRICIÓN DE LA MUJER ADULTA ESTHER CASANUEVA

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ona, que tiende a elevar la temperatura corporal.2<br />

Por otra parte, también se ha notado un aumento<br />

de la excreción urinaria de nitrógeno durante la<br />

fase lútea, que disminuye de manera significativa<br />

al iniciar la menstruación. A la fecha se carece de<br />

información sobre la causa de este incremento pero<br />

se plantea que más que un aumento en la utilización<br />

de proteína muscular, se debe probable-mente<br />

a un mayor recambio de la poza metabólica .3<br />

Debido a lo anterior, durante la fase lútea se<br />

suele observar un incremento en el consumo de<br />

alimentos. Este aumento –registrado por diversos<br />

autores– va de 100 a 500 kilocalorías al día, sin<br />

que exista consenso sobre su magnitud real. Esto<br />

pudiera deberse a problemas metodológicos: no en<br />

todos los casos se cuenta con registros fidedignos<br />

de la ingestión energética o con las determina-ciones<br />

hormonales para establecer con precisión la<br />

fase del ciclo en la que se encuentra la mujer; en<br />

otros, el tama-ño de la muestra no es el adecuado.<br />

Sin perder de vista estas limitaciones, se ha<br />

docu-mentado una relación directa entre las concentraciones<br />

séricas de progesterona y estradiol y<br />

el consumo de energía. 4 De manera hipotética<br />

se plantea que este efecto pudiera estar mediado<br />

por el incremento en el apetito que causa la progesterona;<br />

no obstante, aún no existe acuerdo en<br />

este punto. 2 Es importante mencionar que tampoco<br />

hay unanimidad sobre los sustratos energéticos<br />

responsables de este incremento, ya que se han<br />

encontrado tanto estudios que informan acerca de<br />

un aumento en el consumo de hidratos de carbono<br />

–sobre todo a expensas de bebidas refrescantes y<br />

dulces– como los que registran un incre-mento en<br />

proteínas o lípidos.2-5<br />

Los estrógenos incrementan la concentración<br />

de diversas proteínas circulantes, como la globulina<br />

fijadora de tiroxina, la angiotensina y la proteína<br />

fijadora de aldosterona. Al parecer ello explica<br />

que entre 40 y 90 por ciento de las mujeres muestren<br />

edema de diverso grado en el periodo periovulatorio<br />

y premenstrual. Por otra parte, la presencia<br />

de estrógenos y la retención de líquidos estimulan<br />

la producción de aldosterona, la que a su vez<br />

causa mayor retención de líquidos y crea un<br />

círculo vicioso. En la fase premenstrual, el edema<br />

puede representar entre uno y siete kilogramos<br />

adicionales de peso y constituye uno de los signos<br />

característicos del llamado síndrome pre-menstrual.<br />

Tejido óseo<br />

Los estrógenos tienen un efecto notable sobre<br />

el crecimiento del esqueleto, ya que su presencia<br />

se asocia con el cierre de las epífisis óseas en la<br />

pubertad, y su privación –en el climaterio– se<br />

relaciona con la osteoporosis. De hecho, se ha<br />

observado que durante el climaterio, en ausencia<br />

de estrógenos aumenta la sensibilidad ósea hacia el<br />

efecto de la hormona paratiroidea. Esto provoca a<br />

corto plazo un aumento en la resorción ósea e<br />

hipercalcemia y, a largo plazo, osteoporosis. 6<br />

Cabe mencionar que este efecto es más grave<br />

entre mujeres que consumen dietas con elevado<br />

contenido de fibra (más de 30 gramos al día), como<br />

las que se ingieren en el medio rural o las que<br />

adoptan algunas mujeres que desean disminuir<br />

su peso corporal. El exceso de fibra inhibe la absorción<br />

de calcio y puede provocar un aumento en<br />

la excreción fecal de estrógenos a través de la circulación<br />

enterohepática.<br />

Por lo anterior, es de particular importancia<br />

que se vigile el consumo dietético de calcio y fibra,<br />

y que se promueva la práctica de actividad física<br />

de la mujer en edad reproductiva. De esta manera,<br />

aprovechará el estímulo estrogénico para brindar<br />

una adecuada densidad a sus huesos y estará<br />

mejor preparada para los cambios que se producen<br />

a partir de la menopausia. 7,8<br />

De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional<br />

de Nutrición de 1988, en México el consumo<br />

promedio de calcio entre las mujeres de 12 a<br />

49 años no alcanza a cubrir las recomendaciones.<br />

9 Por ello es preciso que en la consulta médica<br />

se informe y oriente a la mujer para que conozca<br />

las principales fuentes dietéticas de calcio, con el<br />

fin de asegurar una ingestión adecuada de este<br />

nutrimento inorgánico (figura 1).<br />

Es oportuno señalar que una vez que cesa la<br />

menstruación, ingerir suplementos dietéticos de<br />

calcio sin acompañarlos de estrógenos exógenos<br />

no previene la osteoporosis y sí puede condicionar<br />

la formación de cálculos renales. ? En mujeres con<br />

osteoporosis o con riesgo de padecer dicha enfermedad,<br />

se recomienda que el manejo médico<br />

incluya suplementos dietéticos de calcio (200<br />

miligramos al día).<br />

Metabolismo de los lípidos<br />

La acción de los estrógenos sobre el metabolismo<br />

de los lípidos y el sistema circulatorio ha sus-

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