VI Concurso de Relatos recuperados de la tradición ... - Hartu Emanak
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ya que el<strong>la</strong> era incapaz <strong>de</strong> sujetar nada por lo mucho que le temb<strong>la</strong>ban<br />
<strong>la</strong>s manos. Él intento contactar con los hijos <strong>de</strong> <strong>la</strong> marquesa,<br />
ya que hacía tres meses que <strong>la</strong> marquesa estaba mal y no<br />
recibía visita <strong>de</strong> ningún familiar.<br />
Pero un día <strong>de</strong>cidió ir a buscar a aquellos hijos. Había llegado<br />
a <strong>la</strong> conclusión <strong>de</strong> que <strong>la</strong> enfermedad <strong>de</strong> su señora era <strong>la</strong> tristeza.<br />
Fue recibido <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mucho esperar y no se encontró con muy<br />
buenas pa<strong>la</strong>bras; no obstante, le dijeron que viajarían a ver a su<br />
madre. Al regresar el tatarabuelo <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad, se encontró con <strong>la</strong><br />
marquesa caída al final <strong>de</strong> <strong>la</strong>s escaleras. Estaba muerta. El tatarabuelo<br />
organizó todo el funeral para que <strong>la</strong> enterraran junto a su<br />
marido. L<strong>la</strong>mó a todos sus hijos y encontró <strong>la</strong>s páginas escritas<br />
por <strong>la</strong> marquesa.<br />
Estuvo muchas horas leyéndo<strong>la</strong>s. Allí constaba que a él le <strong>de</strong>jaba<br />
<strong>la</strong> casa que ocupaba con su familia y una pensión <strong>de</strong> por vida<br />
para él y sus hijos, así como gran parte <strong>de</strong> sus fincas a los pobres<br />
<strong>de</strong> <strong>la</strong> región; el castillo y otras propieda<strong>de</strong>s se <strong>la</strong>s <strong>de</strong>jaba a sus hijos<br />
para su administración y mantenimiento <strong>de</strong> los, textualmente,<br />
compromisos adquiridos con <strong>la</strong> familia <strong>de</strong> Inocencio.<br />
Terminado el funeral <strong>de</strong> <strong>la</strong> marquesa con todos sus hijos presentes,<br />
y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pasados varios días, el tatarabuelo fue l<strong>la</strong>mado<br />
por los hijos <strong>de</strong> los marqueses al castillo. Allí le comunicaron<br />
que no tenían intención <strong>de</strong> seguir explotando <strong>la</strong>s gana<strong>de</strong>rías, ni<br />
vivir en el castillo. Con lo cual no necesitaban <strong>de</strong> su servicio ni el<br />
<strong>de</strong> todos los jornaleros y gente <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong>l castillo. Él, como<br />
encargado <strong>de</strong> todo tenía que comunicárselo a todo el personal.<br />
Fue un terrible suceso; cantidad <strong>de</strong> gente se quedó sin sustento.<br />
En cuanto a mi tatarabuelo, les dieron 100 pesetas como compensación<br />
a <strong>la</strong> <strong>de</strong>dicación a sus padres y respetaron <strong>la</strong> voluntad<br />
<strong>de</strong> su madre <strong>de</strong> <strong>la</strong> propiedad <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa. Inocencio, lleno <strong>de</strong> rabia,<br />
tiró <strong>la</strong>s 100 pesetas al suelo y les dijo que no quería ningún regalo<br />
<strong>de</strong> gente tan miserable.<br />
El tatarabuelo tuvo que marcharse <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> casa e ir con su<br />
hija a Medina, don<strong>de</strong> comenzó una nueva vida <strong>de</strong>dicado a sus nietos.<br />
Nunca volvió a ser el mismo, no entabló amistad con nadie;<br />
su única alegría era mi bisabue<strong>la</strong> y sus hermanos.<br />
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