Construir una pequeña situación sin futuro - Universidad ...
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Bernstein, Robert Estivals, Fran9ois Dufréne, Serge Berna, etc. Unos,<br />
simplemente con ganas de hacer algo. Otros, preocupados por cuestiones<br />
propiamente artísticas. Algunos, incluso con serias preocupaciones políticas. Gil<br />
J. Wolman y Jean-Louis Brau, por ejemplo, andaban por entonces interesados en<br />
la búsqueda de nuevas dimensiones del lenguaje. Para ellos, el referente había<br />
de ser, inevitablemente el Surrealismo. Aunque luego sólo pudieran sacar en<br />
claro el grado de degeneración al que, por debajo de su prestigio todavía latente,<br />
había llegado la gloriosa vanguardia de antaño41. Sintiendo los síntomas de<br />
putrefacción de un Surrealismo ya bien decrépito, estos jóvenes sólo podían<br />
acercarse a la fresca novedad del naciente Letrismo de lsou.<br />
Con apenas veinte años, Guy Debord se había unido al grupo tras conocer<br />
las tribulaciones de lsou y su gente en el Festival de Cannes de 1951, donde<br />
mediante amenazadoras presiones y con la mediación de Cocteau consiguieron<br />
que se pasara la película de lsou Traité de bave et d’éternité.<br />
Ya en París, Debord empezó a frecuentar a lsou y los letristas. En ellos<br />
debía encontrar lo más cercano al espíritu dadá-surrealista, que él también<br />
buscaba. El Letrismo le aseguraba escándalos y provocaciones. Como la del<br />
falso dominico Mourre en Notre-Dame, un año antes. O el boicot de la obra de<br />
Hay <strong>una</strong> significativa anécdota de <strong>una</strong> de las velada del comité Nationale d’Écrivains que<br />
organizaban Elsa Triolet y Louis Aragon: “En el gran salón, con un estilo muy burgués, cada poeta<br />
recitaba por turnos un poema junto a <strong>una</strong> chimenea monumental. cuando acababa, los asistentes,<br />
sentados en círculo, calificaban el poema de uno a diez, intentando adivinar por el trazo de Elsa<br />
Triolet si había que dar <strong>una</strong> nota baja o alta. Madeleine Riffaud reunía las calificaciones, hacía la<br />
media y los poemas con mejor puntuación eran publicados el viernes siguiente en Leltres<br />
Frangaises. En el transcurso de <strong>una</strong> sesión, Jean-Louis Brau leyó un poema de espíritu dadaísta<br />
acerca de las luchas obreras. Elsa Triolet comentó con desprecio “Le gusta Artaud [II aime<br />
Artaudj”. Algunos de sus sigisbées entendieron “es un chiflado [IIest marteauj” y repetían “Sí, está<br />
completamente loco”, etc., hasta que se armó <strong>una</strong> trifulca general”. Recogido en Eliane Brau, op.<br />
oit., págs. 68-69.<br />
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