fe para permanecer fe para permanecer fe para ... - KCM Europe
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mundo y vea a Dios. Comience a trabajar con Él, en lugar<br />
de sólo trabajar <strong>para</strong> Él.<br />
Él no sólo habita en el cielo, sino también ¡en usted!<br />
¿Dónde debe enfocar su mirada <strong>para</strong> ver a Jesús? Primero, en<br />
la Palabra. Y segundo, en su propio espíritu.<br />
Pero la mayoría de nosotros tiene problemas al buscarlo en<br />
nuestro espíritu. Podemos ver en la Palabra que Jesús es grande<br />
y majestuoso. Podemos visualizarlo sentado en majestad en<br />
el cielo a la diestra del Padre. Pero no hemos desarrollado la<br />
habilidad de verlo habitando en nuestro interior.<br />
En estos últimos días, usted debe tener esa habilidad<br />
<strong>para</strong> sobrevivir a la presión. Será necesario que pueda ver<br />
a Jesús en su interior de forma tan clara como lo ve en la<br />
Palabra. Tendrá que saber —no sólo con su mente, sino<br />
con cada fibra de su ser— que mayor es el que está en su<br />
interior que el que está en el mundo.<br />
Jamás olvide esto: Una vez que en realidad vea que el<br />
mismo Espíritu y el poder de Jesús residen en su interior,<br />
nada —ninguna deuda, en<strong>fe</strong>rmedad o problema de<br />
cualquier clase— podrá derrotarlo. Cuando la imagen<br />
interna de que Jesús vive en usted sea más grande que<br />
la imagen de los problemas que lo rodean, conquistará<br />
cualquier desafío que el diablo envíe a su vida.<br />
Por tanto, póngase a trabajar en esa imagen interna.<br />
Comience a ver su interior y declare: Soy la justicia de<br />
Dios. Disfruto de una comunión con mi Padre celestial.<br />
Camino con Él de la mano y Jesús es mi hermano de sangre.<br />
Por medio de Él, tengo un pacto eterno de sangre con el<br />
Dios todopoderoso.<br />
Sé que enfrenta necesidades y dificultades, pero también<br />
sé que en 2 Pedro 1:3, leemos que Dios ya le ha dado<br />
todas las cosas que corresponden a la vida y a la piedad por<br />
medio del conocimiento de Jesús. Una vez que desarrolle<br />
ese conocimiento interno acerca de Él, recibirá la provisión<br />
<strong>para</strong> esas necesidades y vencerá esas dificultades.<br />
La respuesta <strong>para</strong> todo reside en su interior. Todo lo que<br />
pueda necesitar se encuentra en su espíritu. Todo el dinero…<br />
toda la salud… toda la fuerza… toda la sabiduría… todo se<br />
encuentra en su interior porque ¡allí es donde Jesús vive!<br />
Pablo expresó: «Pero tenemos este tesoro en vasos de barro,<br />
<strong>para</strong> que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros»<br />
(2 Corintios 4:7).<br />
¿Presión? ¿Cuál presión?<br />
No estoy diciéndole que no habrá problemas en el<br />
exterior, pues ciertamente los habrá. De hecho, Pablo<br />
aseguró que se encontraba atribulado en todo… pero en el<br />
interior no estaba angustiado.<br />
Pablo nos enseña: «Que estamos atribulados en todo, mas<br />
no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos,<br />
mas no desam<strong>para</strong>dos; derribados, pero no destruidos»<br />
(versículos 8-9).<br />
Pablo enfocó su atención, no en las circunstancias<br />
externas, sino en su ser interior; pues allí radica la<br />
excelencia del poder de Dios. Él declaró: «…En apuros…».<br />
El término griego apuros significa: “Estar acorralados por<br />
las circunstancias”. «…Mas no desesperados…». En otras<br />
palabras, aun cuando parezca que no hay una salida, yo<br />
puedo hallar una si busco en mi interior.<br />
«Perseguidos, mas no desam<strong>para</strong>dos». Si en el mundo<br />
exterior soy perseguido, ¿cómo sé que Dios no me ha<br />
desam<strong>para</strong>do? Porque cuando busco en mi interior, puedo<br />
ver que Jesús declara: “Nunca te dejaré ni te desam<strong>para</strong>ré,<br />
ni aun en el fin del mundo”.<br />
En apuros… perseguidos… derribados. No hay duda al<br />
respecto, Pablo se encontraba bajo más presión de la que<br />
muchos de nosotros alguna vez podamos experimentar.<br />
Pero él supo enfrentarla… y usted también puede lograrlo si<br />
sigue estos tres pasos:<br />
1: Recuerde de dónde proviene la presión (¡del exterior!). Y<br />
recuerde de dónde proviene la fuerza de su vida (¡del interior!)<br />
2: Ya no siga viviendo con un déficit espiritual. Tómese<br />
tiempo <strong>para</strong> alimentar su ser interior con la Palabra. Ayune si<br />
es necesario, y déle un <strong>fe</strong>stín a su espíritu con la Palabra, a fin<br />
de que su ser interior pueda fortalecerse con más rapidez.<br />
3: Enfóquese en el hecho de que Jesús vive en usted<br />
hasta que esa imagen de Él sea mayor que las situaciones<br />
externas que enfrenta.<br />
Si edifica su ser espiritual conforme a estos tres<br />
principios, entonces cuando la presión surja, ésta ya no<br />
le a<strong>fe</strong>ctará como antes. Los problemas que una vez lo<br />
derribaron ya ni siquiera lo molestarán.<br />
Medite al respecto. El niño malo de 1.50 metros y 140<br />
libras que lo asustaba cuando estaba en segundo grado,<br />
ahora ni siquiera podría hacerlo parpadear porque usted<br />
mide 1.80 metros. Usted ha crecido y ahora es más fuerte.<br />
Ahora ese niño ya no representa ninguna amenaza.<br />
Eso le sucedió a Pablo. ¡Él creció! El Apóstol continuó<br />
alimentándose de la Palabra hasta que la imagen de Jesús<br />
en su interior llegó a ser más grande que las presiones<br />
de su alrededor. Él creció tanto que tan sólo unos años<br />
después de haber escrito: «…abrumados sobremanera más<br />
allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la<br />
esperanza de conservar la vida»; él expresó: «…He aprendido<br />
a contentarme, cualquiera que sea mi situación... Todo lo puedo<br />
en Cristo que me fortalece» (Filipenses 4:11,13).<br />
No permita que los malvados lo depriman,<br />
continúe alimentando su ser espiritual con la Palabra.<br />
Fortalézcase en el interior. Unos de estos días, cuando las<br />
circunstancias lo estén presionando y alguien le pregunte<br />
cómo maneja la presión, usted lo mirará con asombro, y<br />
dirá: “¿Presión? ¿Cuál presión?”. VICTORIA<br />
octubre '11 | lVVc | 21