fe para permanecer fe para permanecer fe para ... - KCM Europe

More documents

Recommendations

Info

corazón, pues éste es el centro de su ser. Es la vida y el centro de poder de cada ser humano. Aunque su espíritu ha renacido a la imagen de Dios y es absolutamente perfecto, usted es más que sólo un espíritu. Usted es un ser tripartito: Es un espíritu, tiene un alma y vive en un cuerpo físico. En 1 Tesalonicenses 5:23, se menciona cada una de estas partes de manera individual: «Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo». Observe que el primero de la lista es el espíritu, luego el alma y por último el cuerpo. Existe una explicación para esto. El poder de la nueva creación funciona de adentro hacia fuera. Éste comienza en su espíritu, luego mientras su mente está siendo renovada, conforme a lo que ha ocurrido en su interior, su alma comienza a transformarse. Y, mientras usted de manera intensa se aferra cada vez más a su verdadera identidad en Cristo; sus pensamientos, sus palabras, sus acciones y sus circunstancias externas reflejarán esa identidad. En 2 Corintios 3:18, se describe mejor el proceso. En esta cita, se nos afirma que mientras continuemos “…contemplando [en la Palabra de Dios] como en un espejo la gloria del Señor, [nosotros] estamos constantemente siendo transformados a Su misma imagen con un esplendor que siempre aumenta y que va de un grado de gloria a otro…” (AMP). Los creyentes que no ven en el espejo de la PALABRA de Dios quiénes son en Cristo, pueden vivir en derrota por años; sintiéndose más perdedores de lo que fueron antes de ser salvos. Lo sé por experiencia. No tenía idea de que me había convertido en una nueva criatura cuando nací de nuevo. Aunque amaba a Jesús con todo mi corazón, experimentaba muy pocas victorias porque andaba arrastrando mi pasado adondequiera que iba —y mi pasado era muy pesado—. Cuando era niño, la gente religiosa me decía que nunca lograría nada. Me enojaron tanto que no quería relacionarme en nada con ellos ni con sus iglesias. Pero aún así, creí lo que me dijeron. Pensaba que si era un bueno para nada, entonces podía vivir como el mismo diablo; y así viví durante años. Gracias a las oraciones de mi madre, mi esposa Gloria y la influencia de mi anciana maestra de sexto grado de la escuela dominical, la Sra. Taggart, nací de nuevo antes de llegar a los 30 años. Sin embargo, descubrí que era la justicia de Dios después de cinco frustrantes años. En aquel tiempo, estaba escuchando un mensaje de Kenneth E. Hagin en el reproductor de cintas en mi automóvil. Estaba tan emocionado que casi abrí un agujero a patadas en el piso. Para un hombre con un pasado como el mío, descubrir que las cosas viejas pasaron y que todas son hechas nuevas; en realidad ¡son buenas noticias!! Por supuesto que éstas no sólo son buenas noticias para personas como yo, sino también es una información de mucha importancia que cada creyente debería saber. Todo aquel que desee obrar en la plenitud de LA BENDICIÓN, debe entender lo que realmente sucedió cuando fuimos 6 | lVVc | octubre '11 salvos. Necesitamos comprender que el mismo Creador —el Espíritu Santo— se posó sobre nosotros, plantó la semilla de la PALABRA de Dios en nuestro interior; y espiritualmente nacimos de nuevo. Lo que pasó dentro de nosotros en lo espiritual se asemeja a lo que le sucedió a la virgen María en lo físico, cuando concibió a Jesús. Así como la PALABRA se convirtió en el esperma (semilla) sobrenatural en su cuerpo, dando a luz a Jesús; la PALABRA de Dios implantada en nuestro espíritu humano da a luz a Jesús en nuestro interior. Nacimos de nuevo a Su imagen: «no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre» (1 Pedro 1:23). Uno de los mejores ejemplos de lo que sucede con nuestro espíritu al momento del nuevo nacimiento, lo encontramos en el relato de la creación de Adán en el libro de Génesis. Cuando Dios sopló aliento de vida divina sobre él, diciendo: «… Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree… en toda la tierra». Cuando esa PALABRA entró en Adán, él se iluminó con la misma vida de Dios. Se convirtió en amor, así como Dios es amor. Se volvió luz, así como Dios es luz. Adán, al igual que Dios, era fuego de sus lomos para arriba, y de sus lomos para abajo (Ezequiel 1:26- 27). El mismo resplandor de la gloria de Dios irradiaba de él. Si hubiera visto a Dios y a Adán juntos, no habría podido distinguirlos, pues ambos estaban cubiertos por el mismo fuego. Es emocionante pensar en esto. Pero es más emocionante saber que ¡lo mismo sucedió con nosotros cuando nacimos de nuevo! El mismo Espíritu del Dios Altísimo sopló nueva vida dentro de nosotros. El SEÑOR iluminó nuestro ser interior con Su presencia, al igual que con Adán en el principio. Él activó en nuestro ser las mismas palabras que declaró en el huerto: «…¡Hagamos al hombre a nuestra imagen…, y que señoree!...». Si pudiera observar dentro de sí mismo a su espíritu en este momento, usted se quedaría absolutamente atónito, pues vería todos los atributos de Dios. Vería amor, gozo, paz, paciencia, poder de resurrección y gloria. Se daría cuenta que así como nació de forma natural con el ADN físico de sus padres, también ha nacido de nuevo con la genética espiritual de Dios. Aquellos atributos no han madurado todavía, pero todos se encuentran allí. Al igual que un bebé, al nacer cuenta con todas las partes físicas —huesos, órganos y músculos— que sus padres tienen, pero a menor escala. Usted ya posee en su interior todo lo que necesita para crecer y convertirse (en el interior y en el exterior) en la semejanza de Jesús. Su hombre interior es Amor, así como Dios es amor. Su espíritu está irradiando la radiante luz de Su gloria. Usted es luz, así como Él es luz. Usted podría argumentar: “Hermano Copeland, de seguro está exagerando”. Por supuesto que no. La PALABRA lo explica de una forma muy clara. En ésta se nos enseña que “Dios es luz”, y que también los que han sido recreados a Su imagen son luz. En las Escrituras se nos confirma esta verdad una y otra vez:
t «Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz» (Efesios 5:8). t «Porque todos vosotros sois hijos de luz…» (1 Tesalonicenses 5:5). t «Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo» (2 Corintios 4:6). t «Pero si andamos en luz, como él está en luz…» (1 Juan 1:7). t «… resplandecéis como luminares en el mundo;» (Filipenses 2:15) t «Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos con las armas de la luz» (Romanos 13:12). t «…pues como él [¡Jesús!] es, así somos nosotros en este mundo» (1 Juan 4:17). Cuando comienza a meditar en ese tipo de versículos, y permite que éstos saturen su mente con la verdad que hay en ellos; se deshará de las etiquetas de pecado que el diablo ha utilizado para atormentarlo. Llegará al punto donde se sentirá que hablará de manera profana si dice: “Sólo soy un viejo pecador salvo por gracia”. Desarrollará una conciencia de justicia en lugar de una conciencia de pecado; en ese momento es cuando comenzará a ¡disfrutar su vida con el SEÑOR! Sí, leyó bien. Dije empezará a disfrutar con Dios. Eso suena como a sacrilegio para muchos cristianos; no obstante, es bíblico. Según la Palabra, Dios desea que tengamos una comunión con Él que nos llene de gozo. Anhela que tengamos tanta confianza en Él que, aunque Él sea el Santísimo y el Altísimo, podamos entrar ante Su presencia y relajarnos sin ningún cargo de conciencia. A Él no le ofende cuando entramos ante Su trono con energías, llenos de gozo, y con una sonrisa, declarando: ¡Abba, Padre! ¡Vamos a disfrutar de un buen tiempo juntos, sólo Tú y yo! Por el contrario, Él se emociona. Sin embargo, la mayoría de cristianos ni siquiera soñaría con actuar de esa forma delante de Dios. Ellos piensan que para mostrar respeto deben acercarse a Él con la actitud de no merecer estar allí, y decirle cuán indignos son de presentarse en Su presencia. En realidad, ellos lastiman Su corazón porque Él ya pagó un asombroso precio para proveerles el camino; a fin de que puedan acercarse confiadamente al trono de Su gracia. Él derramó Su propia sangre, a fin de que cada creyente nacido de nuevo pudiera ser justificado, y entrara al Lugar Santísimo, sin conciencia de pecado alguno. Y Él ha estado esperando por más de 2,000 años para que la Iglesia lo haga. VICTORIA (Para mayor información o para solicitar una copia del libro: LA BENDICIÓN DEL SEÑOR enriquece y no añade tristeza con ella Proverbios 10:22, lea el anuncio en esta misma página). Libro de pasta dura :: #CB110718S Comience a vivir bendecido cada día... ¡de forma garantizada! Descubra cómo LA BENDICIÓN cambió la mentalidad y la vida de Kenneth Copeland de la noche a la mañana. (Y también puede cambiar la suya) Llámenos para obtener una oferta especial 800-600-7395 ¡Utilice el lector QR de su teléfono inteligente para obtener más información! libro nuevo
Page 1 and 2: Trey Bollinger Fe para permanecer f
Page 3 and 4: 4Una raza nacida de nuevo por Kenne
Page 5: t «Y estas señales seguirán a lo
Page 9 and 10: gran responsabilidad. Él expresó:
Page 11 and 12: Desde ese día, he tenido una motiv
Page 13 and 14: uina? Si Dios ha prometido hacerlos
Page 15 and 16: En Juan 15:7, Jesús expresó: «Si
Page 17 and 18: Libre de la deuda y de la enfermeda
Page 19 and 20: cansado del mundo. Estaba tan cansa
Page 21 and 22: mundo y vea a Dios. Comience a trab
Page 23 and 24: La Palabra obra para cambiar vidas
Page 25 and 26: que se traducía como cosa o asunto
Page 27 and 28: 2012 VÍVALA: Conferencia de fe de
Page 29 and 30: Cuando confiamos en Dios como nuest
Page 31 and 32: Depende de nosotros cómo vivimos.

fe para permanecer fe para permanecer fe para ... - KCM Europe

Create successful ePaper yourself

Delete template?

Save as template?