Universidad de Carabobo - Biblioteca Virtual en Salud

se necesitaba de las vivanderas, mujeres pardas que se encargaban de vender los víveres en
los mercados; pero también existía la modalidad de las medianas productoras, al igual que
las anteriores pardas, pero con mayor capacidad para establecer y administrar su propio
negocio. Al respecto de estas mujeres, trabajadoras urbanas de la época Colonial, Acevedo
(2002) señala que a pesar de su incorporación dentro de la dinámica del sistema económico
del momento, éstas no poseían la libertad para el ejercicio de dichas actividades. Todo ello,
debido al poder de la subordinación del hombre sobre la mujer.
En este sentido, Mires (1996:69), haciendo referencia a la tesis de Morgan-Engels, la cual
apuntala que la propiedad precede a la subordinación de la mujer; debido a que la primera
propiedad privada desde el inicio de los tiempos ha sido la mujer; asegurada y convertida
por el patriarcado en una cosa o naturaleza.
En lo que al periodo republicano en Venezuela se refiere, ciertamente, éste se materializa
en 1830; y para 1854, finalmente la esclavitud es abolida; y se comienza a establecer una
serie de normativas referentes al trabajo, la jornada laboral y el salario; así lo señala
Pocaterra (1986).
Ciertamente, durante este periodo, se iniciaron las pugnas armadas para conseguir la
independencia del país; razón por la cual, las mujeres nuevamente asumen el rol
protagónico en la historia del trabajo femenino en Venezuela; un poco como parafrasear lo
que Mires (1996), expresa al citar a Mies (1989), que a diferencia del hombre, la mujer
produce vida a través de su propio cuerpo, y eso la lleva a orientar la mayoría de sus
esfuerzos a la subsistencia de su especie por medio de actividades que le permitan la
obtención del sustento; mientras que el hombre debe proveerse de instrumentos y artificios
técnicos para especializarse en la caza y en la guerra.
Para ese entonces, en Venezuela existía el Latifundio y muchas mujeres eran dueñas de
grandes extensiones de tierras, bien sea por herencia, o por asumir las riendas del
patrimonio familiar en vista de la ausencia del “cabeza de familia”. Muchas mujeres
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