Universidad de Carabobo - Biblioteca Virtual en Salud

Con respecto a esta problemática, Brito & Yanes (2000), citando a Garduño y Márquez
(1993), tratan de plantear dos (02) formas o maneras para enfocar la salud ocupacional o
laboral de las mujeres; la primera de ellas es abordando el proceso de salud-enfermedad
relacionando el trabajo y el consumo, puesto que la labor femenina dentro del hogar
obedece a la producción de alimentos y enseres para el consumo. Y la segunda a través de
la consideración del papel social de los géneros, debido a que dentro de la sociedad tanto
hombre como mujer, constituyen el pilar de la misma, a través del compromiso que estos
adquieren en la reproducción, formación y producción de la fuerza de trabajo.
Tal vez, si se llegase a comprender en algún momento que los procesos que realmente
determinan la calidad de la vida de las mujeres se encuentran sumamente vinculados con a
la estructura económica, los problemas de organización política, la construcción del poder
popular, entre otras; así lo señalan los Especialistas del Centro de Estudios y Asesoría en
Salud (CEAS, 1994), debido a que son estos procesos los que contribuirán al desarrollo de
una concepción preventiva mucho más amplia, con respecto a la triple carga de las mujeres
ante la sociedad; entendiéndose por ello, el trabajo femenino, la practica de las labores
domésticas y el trabajo biológico-reproductivo.
Por otro lado, en el marco de los derechos reproductivos; señala en Centro de
Estudios y Asesoría en Salud (CEAS-1994:276), la salud reproductiva se establece como
un concepto sumamente complejo, al cual se unen dimensiones biológicas fundamentadas
en las diferencias anatómicas entre hombres y mujeres; dimensiones fisiológicas, las cuales
hacen referencia al funcionamiento físico-químico del aparato reproductor; dimensiones
sociológicas, las cuales se traducen por las manifestaciones del inconsciente, tal es el caso
de los deseos, sueños y fantasías; luego se encuentra la dimensión sociocultural;
correspondiente al desempeño de los roles sexuales socialmente definidos, la accesibilidad
a los servicios de educación, información, comunicación y salud; así como también la
situación ocupacional e ideológica; y por ultimo, la dimensión jurídico-política,
refiriéndose ésta a la protección legal de la reproductividad.
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