prácticas diversas, saberes concurrentes y problemas comunes

pero, al mismo tiempo, presencia de enfermedades infecciosas emergentes y
re emergentes que daban cuenta del deterioro de la calidad de vida y de las
profundas inequidades entre regiones manifestadas en los perfiles de
morbimortalidad, en la cantidad de muertes evitables. A su vez, el sistema
sanitario presentaba un amplio porcentaje de población sin cobertura,
indefinición en el modelo prestacional, fragmentación, ineficiencia y falta de
planificación en el uso de los recursos, con escasos recursos asignados a
prevención, entre otros obstáculos.
Entre las recomendaciones para las acciones tendientes a modificar este
diagnóstico las acciones en comunicación se tenían por prioritarias (Plan
Federal de Salud 2004-2007) Recientemente, la APS y la participación de la
población en las acciones de salud ha sido ratificada como estrategia de
acción poniendo el énfasis en atenuar la desfragmentacion del sistema.
Sin embargo, hay que pensar también que las acciones de comunicación
deben desarrollarse en un país con un sistema de medios mayormente basado
en publicidad, diseñado desde los grandes centros urbanos, sin participación
de la comunidad en el diseño de políticas de comunicación y con profundas
desigualdades en el acceso, tanto a las tecnologías de comunicación, como a
las competencias necesarias para poder producir materiales de comunicación
en distintos lenguajes, así como dificultades en el acceso a la infraestructura
necesaria para realizarlos.
Si bien la movilización social que significó la crisis del 2001 dio por
resultado la conformación de organizaciones sociales que desarrollaron
proyectos culturales y de comunicación muchas veces ligados a la salud,
rescatando algunos rasgos de la educación popular y la movilización en
salud, sería necesario repensar y revisar estas acciones para preguntarse en
qué medida se constituyeron en experiencias de comunicación en las que se
escuchó “la voz de las personas mayormente afectadas por los problemas del
desarrollo, permitiéndoles participar directamente en la identificación y en la
utilización de las soluciones” y en donde las personas dejaron de encontrarse
en el extremo receptor y convertirse en “socios activos del proceso de
comunicación” De la misma manera cabría preguntarse si constituyeron
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