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prácticas diversas, saberes concurrentes y problemas comunes

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10º CONGRESO REDCOM<br />

“Conectados, Hipersegmentados y Desinformados en la Era de la Globalización”<br />

Salta 4, 5 y 6 de setiembre de 2008<br />

UNIVERSIDAD CATOLICA DE SALTA<br />

Facultad de Artes y Ciencias<br />

La comunicación para la salud: <strong>prácticas</strong> <strong>diversas</strong>, <strong>saberes</strong><br />

<strong>concurrentes</strong> y <strong>problemas</strong> <strong>comunes</strong><br />

Eje temático: 4: La Comunicación en las Organizaciones<br />

Mesa seleccionada: 4.4 Comunicación y Salud<br />

Título de la ponencia: “La Comunicación para la salud: <strong>prácticas</strong> <strong>diversas</strong>, <strong>saberes</strong> <strong>concurrentes</strong> y<br />

<strong>problemas</strong> <strong>comunes</strong><br />

Docente Expositor: Laura Casas E-mail:lauracasas@yahoo.com.ar<br />

Cargo y Universidad de procedencia: Consultora para el Ministerio de Salud de la Nación /Docente e<br />

Investigadora UBA<br />

Resumen: En el campo de la comunicación para la salud convergen una serie de <strong>saberes</strong> y perspectivas<br />

teóricas que a lo largo de los años sustentaron numerosas <strong>prácticas</strong> y áreas de intervención profesional,<br />

así como variadas definiciones y delimitaciones del campo. Las accciones de educación sanitaria<br />

deudoras de la tradición de la educación popular y la medicina social latinoamericana, las<br />

recomencdaciones de los organismos internacionales de salud pública, las acciones tendiente a la<br />

modificación de conductas haciendo uso de los medios masivos de comunicación, la movilización<br />

comunitaria para la salud, la comunicación científica y la planificación de campañas, constituyen<br />

algunas de las áreas que hacen a este campo disciplinar. Si bien alguna de estas áreas implican<br />

estrategias de intervención que suelen considerarse contrapuesta y sustentadas en perspectivas teóricas<br />

disímiles, es posible distinguir algunos <strong>problemas</strong> <strong>comunes</strong> desde donde problematizar y potenciar las<br />

<strong>prácticas</strong> profesionales en el ámbito de la salud pública, tendiendo a la desfragmentación mediante la<br />

colaboración profesional, el trabajo intersectorial y la concurrencia de enfoques, perspectivas teóricas y<br />

disciplinas <strong>diversas</strong>.<br />

La comunicación para la salud: <strong>prácticas</strong> <strong>diversas</strong>, <strong>saberes</strong><br />

La comunicación para la salud<br />

<strong>concurrentes</strong> y <strong>problemas</strong> <strong>comunes</strong><br />

En las últimas décadas, y a partir del uso de los medios y dispositivos de<br />

comunicación en las acciones de salud colectiva, se ha conformado un campo<br />

disciplinar reconocido como “comunicación para la salud” que reúne una<br />

1


serie de experiencias y <strong>saberes</strong>, deudores de las distintas orientaciones en<br />

salud pública, los conocimientos proporcionados por la investigación en<br />

comunicación y los usos sociales de los medios masivos. En América Latina<br />

esta trayectoria estuvo movilizada por las discusiones en torno a la<br />

implementación de políticas para el desarrollo al término de la segunda<br />

guerra mundial.<br />

Es posible encontrar numerosas definiciones de comunicación para la salud ;<br />

en términos generales podría decirse que algunas definiciones acentúan el<br />

uso de los medios de comunicación para cambios conductuales individuales y<br />

sociales a favor de hábitos saludables y otras, en cambio, ponen el acento en<br />

los procesos de comunicación para la movilización social, la definición de<br />

<strong>problemas</strong> de salud y la búsqueda y ejecución de soluciones para el logro de<br />

una situación de salud deseada. Algunas definiciones marcan como<br />

preponderante el rol del Estado o de las instituciones en la definición y<br />

ejecución de las acciones sanitarias y otras, en cambio, hacen hincapié en las<br />

acciones de las comunidades.<br />

Teniendo en cuenta las diferencias, las definiciones de comunicación para la<br />

salud comparten la idea de que se trata de procesos de comunicación en pos<br />

de transformaciones, individuales y colectivas hacia una situación que se<br />

considera más favorable, más saludable<br />

La trayectoria de la comunicación para la salud<br />

Si bien reconstruir la trayectoria de la comunicación para la salud y explicitar<br />

los criterios desde donde se seleccionan hechos y sucesos, implicaría un<br />

proceso más que complejo, es posible señalar, sucintamente, algunas notas<br />

centrales<br />

Durante el siglo XX una de las corrientes de mayor influencia en las maneras<br />

de entender la salud pública, fue el sanitarismo, desarrollado en EEUU hacia<br />

los años cuarenta. Esta corriente consideró al Estado como actor privilegiado<br />

de las transformaciones en materia sanitaria, entendiendo que las mejoras de<br />

la salud se logran primordialmente a partir de la incorporación de tecnología<br />

2


y de la extensión de los servicios dirigidos principalmente a los sectores más<br />

desfavorecidos. El desarrollo del sanitarismo fue contemporáneo a la<br />

implementación de las políticas de desarrollo en América Latina, cuando, al<br />

término de la Segunda Guerra Mundial, la idea del progreso, vehiculizada<br />

por la innovación científica, cede su lugar a la noción de “desarrollo”,<br />

basada en la intervención estatal planificada para el logro del crecimiento<br />

económico. La planificación se trasladará también al ámbito de la salud<br />

A través de la Agencia de los Estados Unidos de América para el Desarrollo<br />

Internacional (USAID), se implementaron en América Latina proyectos de<br />

cooperación para la mejora de las viviendas, el acceso al agua potable y la<br />

mejora de la agricultura y la salud, incluyendo actividades de educación<br />

sanitaria para la incorporación de las innovaciones científicas y de estilos de<br />

vida saludables<br />

Paralelamente comenzaban a desarrollarse experiencias de radio para la<br />

extensión de los programas de educación en zonas rurales, como las<br />

radioescuelas de Colombia, o para la difusión de ideas de transformación y<br />

emancipación política, como las radios mineras en Bolivia, al calor de los<br />

cuestionamientos respecto de la pertinencia de los enfoques de desarrollo<br />

devenidos del reordenamiento geopolítico de posguerra en la región<br />

latinoamericana y la lucha por ordenes sociales más inclusivos<br />

Hacia la década del 60 se evidencia que el crecimiento económico no<br />

redundó en una mejora de la salud sino en la modificación de los perfiles de<br />

morbimortalidad, que mostraban la convivencia de las patologías propias de<br />

la pobreza (desnutrición, enfermedades infecciosas, etc) y de la riqueza<br />

(accidentes de trabajo, enfermedades crónico degenerativas). Tampoco el<br />

desarrollo había garantizado regímenes políticos que redundaran en el<br />

desarrollo de proyectos colectivos acordes con las aspiraciones de libertad y<br />

autodeterminación de los países dependientes y de las clases oprimidas.<br />

Las décadas del 60 y 70 , de fuerte movilización popular, particularmente en<br />

los países del llamado Tercer Mundo, imprimieron cambios fundamentales<br />

en el área de la salud pública y la comunicación social. Los movimientos<br />

3


sociales en EEUU, la capitalización de la experiencia de la reforma sanitaria<br />

implementada por la Cuba revolucionaria, la medicina social<br />

latinoamericana, las experiencias de educación popular, la comunicación<br />

alternativa y las discusiones respecto de las políticas nacionales de<br />

comunicación, produjeron aportes significativos todavía vigentes en el campo<br />

de la comunicación para la salud.<br />

En Cuba, el artículo 49 de la Constitución estableció el derecho de todos los<br />

ciudadanos a la atención de la salud y la obligación del Estado de garantizar<br />

atención médica gratuita. Esta atención se basó en la extensión de la<br />

cobertura con una activa participación de la población y en el fomento de<br />

actividades saludables como las deportivas y las recreativas En EEUU, junto<br />

con la movilización en pos de los derechos civiles, surge el movimiento de la<br />

medicina comunitaria, basado en la organización de centros comunitarios,<br />

en general llevados adelante por organizaciones sin fines de lucro y<br />

subsidiados por el gobierno federal, destinados a la prevención y los cuidados<br />

básicos que incorporaron “las ciencias de la conducta” como herramientas<br />

para la prevención y para el trabajo con comunidades “problemáticas”,<br />

abriendo paso así a las teorías implicadas en la difusión de innovaciones, la<br />

persuasión de las audiencias, los cambios conductuales, mediante recursos de<br />

comunicación social.<br />

La idea de servicios básicos de salud será tomada por los organismos<br />

definidores de políticas sanitarias y, ya en los 70, el informe Lalonde sienta<br />

las bases para la promoción de la salud, estableciendo la noción de “campo”<br />

de la salud, compuesto por la biología, los servicios (curativos y preventivos)<br />

el ambiente (social, psicológico y físico) y el estilo de vida (trabajo,<br />

estándares de consumo y riesgos asociados a las actividades de ocio). Este<br />

informe propone la promoción de la salud, la investigación, la eficiencia en la<br />

atención y el establecimiento de objetivos como estrategias de intervención.<br />

Mientras tanto, cobraba fuerza el movimiento de la medicina social<br />

latinoamericana y las experiencias de educación popular. La Medicina Social<br />

vinculó el área de la salud con las organizaciones políticas comprometidas<br />

con los procesos de transformación y enfatizó el carácter social de los<br />

4


procesos de salud enfermedad. Desde esta perspectiva, el proceso de salud<br />

enfermedad es la forma histórica específica que asume el proceso de<br />

reproducción biológica en algunos grupos sociales y en determinados<br />

contextos. A partir de la influencia de los representantes de este movimiento<br />

se hace posible, en América Latina, la incorporación de las ciencias sociales<br />

en los programas de formación de los profesionales de la salud y se<br />

desarrollan investigaciones que tienen en cuenta la relación de la salud con<br />

las condiciones de vida y el trabajo.<br />

Para esos años las acciones en los ámbitos académicos dialogaban con los<br />

movimientos sociales, como por ejemplo, los movimientos feministas que,<br />

cuestionando las políticas coercitivas de control de la natalidad y los<br />

supuestos respecto de los roles femeninos anclados en la maternidad en los<br />

que se fundamentaban los programas de salud, abrieron paso a la<br />

legitimación del enfoque de género como abordaje pertinente para la<br />

formulación de políticas sanitarias. A su vez, las experiencias de educación<br />

popular y de la llamada “comunicación alternativa” resultaron y a la vez<br />

constituyeron también estos procesos políticos transformadores.<br />

La pedagogía crítica hace de la educación una herramienta de cambio<br />

desarrollada en los contextos de la vida cotidiana y promoviendo situaciones<br />

dialógicas entre los involucrados.<br />

Haciéndose eco de la necesidad de redefinir las políticas sanitarias, a fines de<br />

los años 70 la OMS impulsa la Conferencia Internacional de Salud en Alma<br />

Ata, donde la salud es enunciada como “ derecho humano fundamental”<br />

entendiendo que “el logro del grado más alto posible de salud es un objetivo<br />

social sumamente importante en todo el mundo, cuya realización exige la<br />

intervención de muchos otros sectores sociales y económicos, además del de<br />

la salud”. La Atención Primaria de la Salud (APS) se recomienda como una<br />

estrategia adecuada para el logro de estos objetivos, y esta estrategia aún hoy<br />

es la que orienta el sistema sanitario en nuestro país. 1<br />

1 La Atención Primaria de la Salud se definió como “la asistencia sanitaria esencial<br />

basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y socialmente<br />

aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad mediante<br />

su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar, en todas<br />

5


Unos pocos años antes de la reunión de Alma Atta, representantes de países<br />

de Latinoamérica y El Caribe se habían reunido en San José de Costa Rica<br />

bajo el auspicio de la UNESCO para discutir la formulación e<br />

implementación de políticas nacionales de comunicación en la región. La<br />

comunicación como derecho, el derecho a la información y la comunicación,<br />

había sido también objeto de debate y se habían formalizado años atrás en las<br />

cartas regionales de derechos ciudadanos.<br />

Los años ochenta producirán dos importantes inflexiones en el campo de la<br />

comunicación social y la salud colectiva: el informe Mac Bride y la Carta de<br />

Ottawa. La Carta de Ottawa, resultante de la reunión celebrada en 1986 en<br />

esa ciudad a instancias de la OMS, definió la promoción de la salud como<br />

estrategia adecuada para el logro de la salud, entendida como el desarrollo<br />

pleno de las potencialidades. En materia de organización sanitaria tomó como<br />

modelo el sistema canadiense que había instalado centros de salud con<br />

equipos interdisciplinarios en coordinación con los hospitales, enfatizando las<br />

acciones de promoción.<br />

El documento titulado “Un solo mundo, voces múltiples” publicado en varios<br />

idiomas en 1980 y conocido como “Informe Mac Bride”, fue el resultado del<br />

trabajo realizado por la Comisión Internacional de Estudio de los Problemas<br />

de Comunicación conformada en 1977 a instancias de la UNESCO, integrada<br />

por representantes de quince países y presidida por Sean Mac Bride 2 para<br />

tomar conocimiento de los <strong>problemas</strong> de comunicación a nivel global luego<br />

de advertir las desigualdades en la infraestructura y en los términos de<br />

intercambio de la información. Este documento define la comunicación<br />

democrática y describe experiencias de comunicación desarrolladas en varios<br />

y cada una de las etapas de su desarrollo con un espíritu de autorresponsabilidad y<br />

autodeterminación. Ver www.paho.org/Spanish/dd/pin/alma-ata consulta en<br />

julio de 2008<br />

2 ex ministro de asuntos exteriores de Irlanda, premio Nobel y Lenin de la paz y fundador de Amnesty<br />

Internacional<br />

6


países, así como las situaciones de desequilibrio, efectuando<br />

recomendaciones. La comunicación democrática, dice este informe, es<br />

aquella en la que las personas pueden dejar de encontrarse en el extremo<br />

receptor y convertirse en “socios activos del proceso de comunicación”<br />

Pero estos documentos son contemporáneos a la instauración del<br />

neoliberalismo y la profunda crisis económico social que se ve acompañada<br />

por el protagonismo de organismos financieros, como el Banco Mundial, en<br />

la definición de políticas sanitarias, particularmente en los países<br />

dependientes. Son contemporáneos también al fracaso de la implementación<br />

de políticas nacionales de comunicación y sistemas de comunicación<br />

democrática y del fracaso de las acciones que, en el plano internacional,<br />

perseguían la eliminación de las diferencias en el intercambio y la producción<br />

de información entre países dependientes y desarrollados. En los años<br />

ochenta comenzará a discutirse en el ámbito de la comunicación los efectos<br />

de desarrollo combinado que había producido en la región la incorporación<br />

de tecnologías de comunicación y los usos sociales en contextos en donde se<br />

desmantelan gobiernos autoritarios y se discute el estatus de ciudadanía<br />

Hacia los años 90 la OPS impulsa, una serie de instancias para redefinir las<br />

tareas y conceptualizaciones de una salud pública declarada también “en<br />

crisis” ante el avance de enfermedades que se creían erradicadas y ante la<br />

predominancia de las patologías propias de países desarrollados en contextos<br />

de acentuación de la brecha entre ricos y pobres, entre regiones, entre países<br />

y al interior de los mismos.<br />

La llamada “Nueva Salud Pública” que resulta de estos debates, pasa a ser<br />

problema de sanitaristas y de funcionarios públicos, manteniendo alejados a<br />

los trabajadores del sistema sanitario y a los destinatarios de las acciones de<br />

salud, desarrollándose particularmente en ámbitos académicos y políticos.<br />

En el ámbito de la comunicación social, las reflexiones en torno a las<br />

políticas ceden lugar a las reflexiones y discusiones respecto de la<br />

incorporación de tecnología y las transformaciones devenidas de la<br />

convergencia tecnológica entre las tecnologías de la comunicación y la<br />

7


informática. En este área también habían ganado terreno los organismos<br />

técnico financieros.<br />

Puede decirse que en los últimos años conviven enfoques de salud pública<br />

que señalan la importancia del desarrollo de la investigación en salud para<br />

definir <strong>problemas</strong> prioritarios y direccionar políticas, que promueven el<br />

incremento de la calidad y la eficiencia en la atención y también corrientes<br />

de pensamiento que promueven críticas al paradigma científico dominante,<br />

entendiendo que sigue enfocado en al enfermedad sin considerar la salud<br />

enfermedad como proceso y constructo complejo.<br />

En lo que respecta al ámbito de la comunicación, como hechos significativos<br />

pueden mencionarse la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información<br />

(SI) y el Congreso Internacional de Comunicación para el desarrollo. La<br />

cumbre de la SI celebrada en Ginebra y Túnez en 2003 y 2005, efectúa una<br />

serie de recomendaciones en función de colocar a las tecnologías de<br />

información y comunicación (TICS) al servicio del desarrollo. La<br />

comunicación para el desarrollo, en el Congreso Internacional de celebrado<br />

en 2007, fue redefinida como comunicación social que concierne a las<br />

personas y a los procesos necesarios con el objetivo de producir resultados<br />

positivos en términos de desarrollo en donde los medios de comunicación y<br />

la tecnología son medios y no fines de por sí. En la declaración del congreso<br />

se señaló el carácter bidireccional de esta comunicación y la necesidad de<br />

recurrir a formas de comunicación innovadoras facilitadas por las nuevas<br />

tecnologías. Se señaló que, aún cuando se utilicen modelos unidireccionales,<br />

como en el caso de las campañas masivas, la comunicación para el<br />

desarrollo tiene que facilitar siempre la comprensión y la aceptación de las<br />

percepciones, prioridades y conocimientos de las personas. Según esta<br />

perspectiva, debe tratarse de una comunicación que de voz a las personas<br />

mayormente afectadas por los <strong>problemas</strong> del desarrollo, permitiéndoles<br />

participar directamente en la identificación y en la utilización de las<br />

soluciones, además de en la identificación de las directrices de desarrollo. Es<br />

una comunicación implicada en los contextos sociales y debe adecuarse a<br />

ellos.<br />

8


Resumidamente, de la trayectoria descripta puede inferirse que los usos<br />

sociales de la comunicación en salud implicaron en nuestra región la puesta<br />

en juego de una diversidad de <strong>saberes</strong>, relacionados con la salud colectiva y<br />

la investigación en comunicación, que se implementaron como respuestas a<br />

los <strong>problemas</strong> de salud, como propuestas de reformas sociales y como<br />

puestas en acto de proyectos y aspiraciones colectivas inseparables de los<br />

contextos histórico sociales de los que participaron.<br />

Los distintos enfoques se mestizaron en las <strong>prácticas</strong> proporcionando<br />

propuestas de intervención en comunicación para la salud difundidas y<br />

recomendadas por los organismos definidores de políticas sanitarias, que<br />

constituyen el repertorio de acciones, estrategias y recomendaciones<br />

actualmente consideradas como propias del campo.<br />

Las acciones de la comunicación para la salud o la comunicación primitiva<br />

Los textos de educación sanitaria y promoción de la salud publicados por la<br />

OPS y la OMS, mencionan y describen una serie de estrategias y acciones de<br />

comunicación para la salud y experiencias de implementación de políticas y<br />

programas de salud basadas en acciones de comunicación.<br />

Si bien en estos textos, los objetivos de las acciones son, primordialmente,<br />

más que la transformación de la situación de salud o la definición de políticas<br />

sanitarias, la modificación de hábitos y adopción de actitudes y conductas<br />

individuales y sociales para el logro de objetivos concretos de salud (por<br />

ejemplo, habituarse a una alimentación saludable o reducir el consumo de<br />

alcohol o tabaco) todas las acciones incorporan la participación de los<br />

detinatarios en las instancias de definición de <strong>problemas</strong> y diseño,<br />

implementación y evaluación de acciones así como en la elaboración de<br />

materiales. Las estrategias promueven el trabajo en las áreas locales ,<br />

regionales y masivas y la consideración de los modos de percibir y ponderar<br />

los <strong>problemas</strong> de salud de las comunidades participantes.<br />

Las acciones de comunicación para la salud promovidas incorporan la<br />

instancia dialógica y la intervención en el contexto de los grupos sociales<br />

beneficiarios de estas acciones así como las acciones de abogacía que<br />

consisten en la capacidad de presionar para lograr cambios legislativos, de<br />

9


asignación de recursos o de gestión, a favor de la viabilidad de los proyectos<br />

y las acciones de salud.<br />

Entre las estrategias más difundidas se encuentra la IEC (Information,<br />

Communication, Education) que puede definirse como un enfoque que<br />

considera el cambio o refuerzo en las conductas de audiencias fragmentadas<br />

considerando <strong>problemas</strong> específicos en períodos de tiempo predeterminados.<br />

Es un enfoque multidisciplinario y centrado en los usuarios, diseñado por los<br />

campos de la teoría difusionista, el marketing social, el análisis de la<br />

conducta y la antropología. Involucra planeamiento, implementación,<br />

monitoreo y evaluación.<br />

En 1997 se hizo un estudio retrospectivo de 25 años de implementación de<br />

IEC en políticas de salud reproductiva, publicado por la OMS, en el que se<br />

destacaron las potencialidades y obstáculos de la estrategia, señalando que lo<br />

más importante habían sido los resultados, estimando que la IEC “crea<br />

conciencia” incrementa el conocimiento, cambia las actitudes y moviliza a<br />

las poblaciones a cambiar o continuar sus conductas o adoptar innovaciones.<br />

Entre los obstáculos, se señaló la falta de recursos y las expectativas<br />

desmesuradas respecto de los resultados de la implementación de acciones de<br />

comunicación.<br />

En cuanto a las acciones que se consideran propias de la comunicación en<br />

salud y que se incluyen en los textos de educación sanitaria, pueden<br />

mencionarse tanto las individuales, como la consejería (o counselling) y las<br />

grupales como los grupos de información y charlas, las actividades de<br />

diseminación de información en salud en espacios no convencionales (como<br />

las charlas en sala de espera) las actividades de producción de materiales de<br />

comunicación (programas de radio, folletería, periódicos, materiales<br />

audiovisuales) para las que, en todos los casos, se recomienda la<br />

participación del público destinatario, los cine debate, el teatro participativo,<br />

los estudios de caso, las ferias de salud, las acciones de abogacía de la salud,<br />

entre otras.<br />

10


Pero, en la práctica, la implementación de estas actividades se contextualiza<br />

doblemente, ya que se implementan en función de políticas sanitarias y, por<br />

lo tanto, asumen el contexto del sistema sanitario en el que se desarrollan y,<br />

además, se implementan en un sistema de comunicación, con características<br />

particulares respecto de los sectores sociales con influencia para la<br />

formulación de políticas, la estructura de propiedad de los medios, la<br />

distribución de tecnología y la accesibilidad a las competencias requeridas<br />

para la elaboración y difusión de mensajes a través de dispositivos<br />

tecnológicos y lenguajes<br />

En un conocido trabajo de Mario Testa,”Atención primaria o atención<br />

primitiva” de fines de los 80, este autor alertaba acerca de la inadecuación de<br />

considerar estrategias de intervención, en particular la APS, como un<br />

contexto totalizante, con la misma validez en cualquier país y circunstancia,<br />

como lo proponen habitualmente las recomendaciones y declaraciones de los<br />

organismos internacionales de salud pública. De acuerdo con Testa, la<br />

contextualidad de la APS está dada, en primer lugar, por el sistema sanitario<br />

en el que se implementa. En el caso particular de los países subdesarrollados,<br />

el autor señaló como obstáculos para la implementación de la APS, la<br />

carencia de recursos y la copia ineficaz de modelos que funcionan en otros<br />

países determinando una incoherencia entre las formas organizativas y los<br />

objetivos perseguidos. Además, señalaba Testa, “...el sistema de salud es<br />

junto con un terreno de acciones específicas para resolver <strong>problemas</strong> muy<br />

sentidos por el conjunto de la población, una arena donde se debate el<br />

conflicto político —la lucha por el poder— y un campo de apropiación de<br />

recursos financieros por distintos grupos con intereses muy particulares” Es<br />

así que el autor refería la posibilidad de que en algunos casos, más que<br />

implementarse la atención primaria de la salud, se implementaba la atención<br />

primitiva de la salud<br />

En el caso de nuestro país, las acciones de comunicación deben<br />

implementarse en un sistema y una situación de salud que hacia 2004, y<br />

luego del punto de inflexión que significó la crisis del 2001, las autoridades<br />

sanitarias caracterizaban de este modo: mejoría en la salud de los argentinos,<br />

11


pero, al mismo tiempo, presencia de enfermedades infecciosas emergentes y<br />

re emergentes que daban cuenta del deterioro de la calidad de vida y de las<br />

profundas inequidades entre regiones manifestadas en los perfiles de<br />

morbimortalidad, en la cantidad de muertes evitables. A su vez, el sistema<br />

sanitario presentaba un amplio porcentaje de población sin cobertura,<br />

indefinición en el modelo prestacional, fragmentación, ineficiencia y falta de<br />

planificación en el uso de los recursos, con escasos recursos asignados a<br />

prevención, entre otros obstáculos.<br />

Entre las recomendaciones para las acciones tendientes a modificar este<br />

diagnóstico las acciones en comunicación se tenían por prioritarias (Plan<br />

Federal de Salud 2004-2007) Recientemente, la APS y la participación de la<br />

población en las acciones de salud ha sido ratificada como estrategia de<br />

acción poniendo el énfasis en atenuar la desfragmentacion del sistema.<br />

Sin embargo, hay que pensar también que las acciones de comunicación<br />

deben desarrollarse en un país con un sistema de medios mayormente basado<br />

en publicidad, diseñado desde los grandes centros urbanos, sin participación<br />

de la comunidad en el diseño de políticas de comunicación y con profundas<br />

desigualdades en el acceso, tanto a las tecnologías de comunicación, como a<br />

las competencias necesarias para poder producir materiales de comunicación<br />

en distintos lenguajes, así como dificultades en el acceso a la infraestructura<br />

necesaria para realizarlos.<br />

Si bien la movilización social que significó la crisis del 2001 dio por<br />

resultado la conformación de organizaciones sociales que desarrollaron<br />

proyectos culturales y de comunicación muchas veces ligados a la salud,<br />

rescatando algunos rasgos de la educación popular y la movilización en<br />

salud, sería necesario repensar y revisar estas acciones para preguntarse en<br />

qué medida se constituyeron en experiencias de comunicación en las que se<br />

escuchó “la voz de las personas mayormente afectadas por los <strong>problemas</strong> del<br />

desarrollo, permitiéndoles participar directamente en la identificación y en la<br />

utilización de las soluciones” y en donde las personas dejaron de encontrarse<br />

en el extremo receptor y convertirse en “socios activos del proceso de<br />

comunicación” De la misma manera cabría preguntarse si constituyeron<br />

12


experiencias transformadoras en las maneras de concebir la salud, si<br />

incorporaron las nociones y percepciones de los procesos de salud<br />

enfermedad de todos los involucrados y si produjeron lo que señalábamos<br />

como primordial en las acciones de comunicación para la salud: cambios,<br />

hacia mejores situaciones o hacia el desarrollo pleno de las potencialidades<br />

A su vez, también cabría hacerse algunas preguntas respecto de las acciones<br />

de alto costo de comunicación masiva realizada desde el 2001 hasta aquí,<br />

que, en general, se proponen la instalación en la agenda ciudadana de<br />

temáticas de salud y la difusión a gran escala de recomendaciones, además<br />

de, frecuentemente y como resultado agregado, dar visibilidad a las<br />

gestiones. Algunas de las preguntas a formular podrían ser las siguientes: si,<br />

respondiendo a los rasgos que caracterizan a la comunicación para el<br />

desarrollo y a las recomendaciones vertidas en estrategias como la IEC, las<br />

campañas tendieron a “facilitar siempre la comprensión y la aceptación de las<br />

percepciones, prioridades y conocimientos de las personas” y si para su<br />

realización se tuvieron en cuenta los estados de opinión las distintas maneras<br />

de entender los <strong>problemas</strong> de salud y los hábitos de información y consumo<br />

de los destinatarios.<br />

Es decir, deberíamos estar alertas ante una comunicación en salud que puede<br />

resultar también una comunicación primitiva en salud, con escasos recursos<br />

dedicados a las acciones de comunicación y el desarrollo de copias ineficaces<br />

y, podríamos agregar, parciales, de modelos que funcionaron en otros lados.<br />

Deberíamos preguntarnos también si, en ocasiones, la comunicación en<br />

salud, ya sea que se diseñe desde organismos gubernamentales como desde<br />

organizaciones sociales, no se convierte también en “arena donde se debate el<br />

conflicto político —la lucha por el poder— y un campo de apropiación de<br />

recursos financieros por distintos grupos con intereses muy particulares” en<br />

lugar de herramienta transformadora o recuro eficaz<br />

Reflexiones y propuestas finales<br />

La propuesta es, entonces, más que redefinir el campo de la comunicación<br />

para la salud, explorar los caminos que lo transitan y poner en juego la<br />

diversidad de <strong>saberes</strong> que lo constituyen, tanto desde el campo de la salud<br />

13


pública (o salud colectiva ) como desde la investigación en comunicación,<br />

para enriquecer y orientar las <strong>prácticas</strong>.<br />

Se sostiene aquí que es ineludible pensar las acciones de comunicación para<br />

la salud en el contexto del sistema sanitario proveedor de atención médica e<br />

insumos y definidor de políticas de salud, aún cuando estas acciones se<br />

realicen desde el tercer sector y con distintos grados de formalidad. A su vez,<br />

es ineludible pensarlas desde el contexto comunicacional en donde operan.<br />

Si una experiencia de comunicación para la salud se propone la realización de<br />

una campaña de movilización a favor de un tema de salud definido por una<br />

comunidad x a partir de la producción y difusión de mensajes radiales y<br />

audiovisuales pero en la comunidad x no existen medios de comunicación<br />

disponibles y no se disponen de las competencias para producirlos y,<br />

entonces, una vez desarrollados los contenidos, los realiza y difunde un<br />

profesional de la comunicación, los resultados de estas acciones de<br />

comunicación para la salud serán cualitativamente diferentes tanto en<br />

términos de democratización de la comunicación como en términos de<br />

apropiación de las recomendaciones de salud, de participación en la toma de<br />

decisiones respecto de la salud colectiva y de posibilidad de pensar e influir<br />

en los procesos de salud enfermedad. El resultado será cualitativamente<br />

diferente también, en términos de salud colectiva, si la posibilidad de definir<br />

<strong>problemas</strong> de salud y elaborar recomendaciones en un trabajo conjunto con<br />

los trabajadores del sistema y en referencia con los servicios sanitarios, queda<br />

instalado como capacidad y modo de acción habitual, que si se reduce a<br />

experiencias esporádicas y discontinuas sostenidas por las voluntades de los<br />

participantes más que por decisiones y acciones de organización y<br />

movilización de recursos.<br />

Para dar otro ejemplo, si una acción de comunicación moviliza a una<br />

comunidad o público x a favor de hábitos saludables de vida, promocionando<br />

el ejercicio físico y una alimentación variada, pero en el contexto de esta<br />

comunidad o público existen pocas opciones para el descanso y la recreación,<br />

debido a los ritmos de trabajo y la falta de disponibilidad de espacios verdes<br />

así como un acceso desigual a los alimentos, y los involucrados en estas<br />

acciones no tienen posibilidad de buscar y proponer alternativas o<br />

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modificaciones viables a esas condiciones de vida, los resultados pueden<br />

traducirse, aún cuando las acciones de comunicación hayan sido convocantes,<br />

horizontales y transformadoras, en la percepción de que los hábitos de vida<br />

saludable son más inaccesibles de lo que parecen.<br />

Podría agregarse también, la situación hipotética en la que la comunidad x<br />

desarrollara acciones de comunicación en la comunidad promoviendo pautas<br />

de prevención de las infecciones de transmisión sexual sin la colaboración ni<br />

la articulación con los servicios de salud sexual y reproductiva más cercanos,<br />

desconociendo la oferta de métodos de prevención gratuitos o brindando<br />

información que contradice la recibida por los varones y mujeres de la<br />

comunidad x durante las consultas.<br />

Y, aún más, los resultados tanto en salud como en recepción e impacto de<br />

una campaña masiva, serán muy diferentes si las campañas se diseñan a partir<br />

de las concepciones que los profesionales tienen respecto del problema de<br />

salud abordado que si se tiene conocimiento previo de los estados de opinión<br />

en cuanto a consideraciones y riesgos asociados al problema de salud en las<br />

audiencias destinatarias.<br />

Pero además de la incidencia y los obstáculos que pueden presentar los<br />

contextos, al pensar en las respuestas de salud pública mediadas por la<br />

comunicación, a veces se olvida el acervo de conocimientos de los que se<br />

dispone, entre ellos, los estudios de recepción, la investigación en opinión<br />

pública y la semiótica así como las tradiciones de aprendizaje y de<br />

investigación que promueven la reunión de los procesos de producción y<br />

aplicación de conocimientos como instancias de un mismo proceso<br />

Por último, la propuesta es entonces, además de pensar los contextos<br />

comunicacionales y sanitarios y abrir el campo a la diversidad de <strong>saberes</strong> y<br />

actores sociales que lo conforman, pensar, en cada pequeña acción de<br />

comunicación para la salud, hacia dónde se quiere llegar con estas acciones,<br />

qué cambios individuales y colectivos se pretenden y qué modo de vida<br />

mejor se desea y se imagina colectivamente.<br />

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Bibliografía<br />

Almeida Filho, N. (1999) “La crisis de la salud pública y el movimiento de la<br />

salud colectiva en Latinoamérica” en Cuadernos Médico Sociales Nº75,<br />

Beltrán, L., (2004), Salud pública y comunicación social en<br />

http://www.comminit.com/la/pensamientoestrategico/lasth/lasld-898.html<br />

Duhalde, Alén (1999) “Teoría Jurídico política de la comunicación”, Eudeba,<br />

Buenos Aires<br />

Laurell, A.C (1986) “El estudio social del proceso salud enfermedad en América<br />

Latina” en Cuadernos Médico Sociales Nº37, Rosario.<br />

Mac Bride y otros (1980) “Un solo mundo, voces múltiples” Fondo de Cultura<br />

Económica, México<br />

OPS, (1986) “Promoción de la salud: una antología” Publicación científica Nº557<br />

Pereira, J., (2003) “Comunicación, desarrollo y promoción de la salud: Enfoques,<br />

balances y desafíos” en http://www.comminit.com/en/node/149881/37.<br />

Sitios web consultados<br />

www.paho.org/Spanish/dd/pin/alma-ata consulta en julio de 2008<br />

http://www.fao.org/sd/dim_kn1/kn1_060601_es.htm consultado en<br />

julio de 2008<br />

www.itu.int/wsis/index-es.html consulta en julio de 2008<br />

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