Si con esta visión <strong>de</strong> continuidad antagónica el romanticismo <strong>de</strong> Ignacio Manuel Altamirano se esfuerza por fundar la verda<strong>de</strong>ra literatura nacional, y si Gutiérrez Nájera y Nervo y Tablada y Rafael López y Rebolledo se revelan contra 10 autóctono <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su afrancesamiento mo<strong>de</strong>rnista, entonces se comprueba la tesis tan famosa <strong>de</strong> Octavio Paz respecto <strong>de</strong> la tradición <strong>de</strong> la ruptura y las rupturas <strong>de</strong> la tradición. Sin embargo, no hay que per<strong>de</strong>r <strong>de</strong> vista que el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la poesía mexicana, como el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> toda literatura, no es líneal sino <strong>de</strong> sobresaltos, contradicciones y coinci<strong>de</strong>ncias (i<strong>de</strong>ológicas y estéticas) que complementan una imagen cuyo rostro más fiel será el <strong>de</strong> sus logros artísticos y no tanto el <strong>de</strong> sus propósitos políticos. En este sentido, Altamirano no pertenece más a la literatura nacional que Tablada. Es el tiempo que pasa sobre una obra, y nuestra visión extemporánea que sobre ella tenemos, 10 que nos hace pensar, a veces con <strong>de</strong>masiada insistencia, que 10 <strong>de</strong>cisivo <strong>de</strong> sus "revoluciones" fue el propósito y no el producto. A final <strong>de</strong> cuentas, el único valor <strong>de</strong> la literatura y, particUlarmente <strong>de</strong> la poesía, es lo que permanece por sus méritos artísticos inobjetables, y no lo que nos queda (memoria, anecdotario, chisme, documento) por sus rivalida<strong>de</strong>s, sus manifiestos y sus proclamas. La transición <strong>de</strong>l XIX al XX ha sido vista por Carlos Monsiváis encarnada en la figura <strong>de</strong> Ramón López Velar<strong>de</strong>: "con él se consuma significativamente la agonía <strong>de</strong> algo que podría <strong>de</strong>nominarse el 'siglo XIX mexicano', cuyo sentimentalismo se ve expresado en formas que al serles hostiles o ajenas lo <strong>de</strong>sconocen y niegan." Vendrían <strong>de</strong>spués Alfonso Reyes y el ateneísmo. Por lo que respecta al anecdotario <strong>de</strong> las rivalida<strong>de</strong>s, José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid han documentado la animadversión mutua entre López Velar<strong>de</strong> y Reyes: el primero prefiere al segundo "fuera <strong>de</strong> la lírica" y éste lo satiriza en una fantasía calificándolo como "poeta <strong>de</strong> campanario". Mas para los fines <strong>de</strong> la poesía, son tan válidos los enemigos como los compañeros <strong>de</strong> viaje, <strong>de</strong> grupo, <strong>de</strong> generación. Con esta imagen, don<strong>de</strong> 10 que importa es la literatura, los Contemporáneos, con Villaurrutia, Cuesta, Gorostiza, Novo y los <strong>de</strong>más, reivindi- 64 ilillomA o¡ MÉXICO carán lo mismo a López Velar<strong>de</strong> que a Reyes y a su vez serán atacados por los nacionalistas a ultranza bajo la acusación <strong>de</strong> ser unos <strong>de</strong>scastados por preferir a Stendhal y no a Fe<strong>de</strong>rico Gamboa; esos mismos nacionalistas trasnochados serán los que preten<strong>de</strong>rán <strong>de</strong>scalificar a Reyes menoscabándole su mexicanismo por el grave pecado <strong>de</strong> abrevar en 10 universal. Vendrá <strong>de</strong>spués la generación <strong>de</strong> Taller (con Octavio Paz a la cabeza) que reivindicará a los Contemporáneos <strong>de</strong>l mismo modo que las otras generaciones que estimarán unas veces y negarán otras a Octavio Paz, hasta llegar a nuestros días cuando nacionalidad y nacionalismo no significan 10 mismo que en las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo XX ni mucho menos lo que significó (y por lo que tanto se peleó al grado <strong>de</strong> enfrentar a los poetas) en el siglo XIX. Hay batallas que ya no tienen que librarse y que incluso pelearlas constituye una beligerante ridiculez. Hoy priva el escepticismo (a <strong>de</strong>specho <strong>de</strong>l "México, creo en ti") respecto <strong>de</strong> la virtud <strong>de</strong>l que se siente ufano <strong>de</strong> ser meXicano y a<strong>de</strong>más, no conforme con ello, lo publica. Todo esto es anecdótico y pue<strong>de</strong> constituir el discurso <strong>de</strong> una historia social <strong>de</strong> la literatura mexicana. Lo cierto es que, para los fines <strong>de</strong>l arte, lo que permanece y 10 que verda<strong>de</strong>ramente importa es la poesía, más allá <strong>de</strong> sus pugnas y sus contextos. Lo cierto es que finalizando el siglo xx, permanece una <strong>de</strong>sazón muy parecida a la que fue consustancial a nuestros antepasados: las novísimas generaciones <strong>de</strong>sconfian profundamente <strong>de</strong> las anteriores y prácticamente no leen a los poetas muy anteriores, ocupados como están en creer que las nuevas tecnologías y la era digital <strong>de</strong>l siglo XXI superarán toda expectativa y enterrarán, <strong>de</strong> una vez y para siempre, la anticuada visión <strong>de</strong> las letras nacionales. La ingenuidad a la que se refería Borges sigue cobrando sus víctimas propiciatorias en espera <strong>de</strong> que, ineludiblemente, vengan los otros, los que aún no han nacido, a negar a sus antecesores en un continuo ejercicio intelectual <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sprecio. Todos se imponen el estéril <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> ser mo<strong>de</strong>rnos, sin querer darse cuenta <strong>de</strong> que, irremisiblemente, son mo<strong>de</strong>rnos, como 10 fueron los <strong>de</strong>l XIX y los <strong>de</strong>l xx, y como lo serán, en su cumplido tiempo, los <strong>de</strong>l XXI.
REVISTADELA !U:ik'J=l:MI»H«m'il=MM« g o o ' 2 i Contra el olvido Sobre Julieta Campos Denise Dresser Sealtiel Alatriste Sobre Elsa Cecilia Frost Adolfo Castañón Mauricio Beuchot •' -"