12.05.2013 Views

la rabia y el orgullo - Rafael Revilla

la rabia y el orgullo - Rafael Revilla

la rabia y el orgullo - Rafael Revilla

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Porque hay ya decenas de miles de Osamas bin Laden, y no están sólo en<br />

Afganistán y en los demás países árabes. Están en todas partes, y los más<br />

aguerridos están precisamente en Occidente. En nuestras ciudades, en nuestras<br />

calles, en nuestras universidades, en los <strong>la</strong>boratorios tecnológicos. Una<br />

tecnología que cualquier idiota puede manejar. Hace tiempo que comenzó <strong>la</strong><br />

cruzada. Y funciona como un r<strong>el</strong>oj suizo, sostenida por una fe y una perfidia sólo<br />

equiparable a <strong>la</strong> fe y a <strong>la</strong> perfidia de Torquemada cuando dirigía <strong>la</strong> Inquisición.<br />

De hecho, es imposible dialogar con <strong>el</strong>los. Razonar, impensable. Tratarlos con<br />

indulgencia o tolerancia o esperanza, un suicidio. Y <strong>el</strong> que crea lo contrario es un<br />

iluso.<br />

Te lo dice una que conoció bastante bien ese tipo de fanatismo en Irán, Pakistán,<br />

Bang<strong>la</strong>desh, A<strong>rabia</strong> Saudí, Kuwait, Libia, Jordania, <strong>el</strong> Líbano y en su propia casa,<br />

es decir, en Italia. Una que lo ha experimentado incluso en muchos y muy<br />

variados episodios triviales y grotescos, con los que ha tenido confirmación<br />

absoluta de su fanatismo. Nunca olvidaré lo que me pasó en <strong>la</strong> embajada iraní de<br />

Roma, cuando fui a pedir un visado para viajar a Teherán, para entrevistar a<br />

Jomeini, y me presenté con <strong>la</strong>s uñas pintadas de rojo. Para <strong>el</strong>los, signo de<br />

inmoralidad. Me trataron como una prostituta a <strong>la</strong> que hay que quemar en <strong>la</strong><br />

hoguera. Me querían obligar a quitarme <strong>el</strong> esmalte. Y si no les hubiese dicho lo<br />

que tenían que quitarse <strong>el</strong>los, o incluso cortarse...<br />

Nunca olvidaré tampoco lo que me pasó en Qom, <strong>la</strong> ciudad santa de Jomeini,<br />

donde como mujer fui rechazada en todos los hot<strong>el</strong>es. Para entrevistar a Jomeini<br />

tenía que ponerme un chador, para ponerme <strong>el</strong> chador tenía que quitarme los<br />

vaqueros y para quitarme los vaqueros quería utilizar <strong>el</strong> coche con <strong>el</strong> que había<br />

viajado desde Teherán. Pero <strong>el</strong> intérprete me lo impidió. «Está usted loca, loca de<br />

remate, hacer una cosa así en Qom es correr <strong>el</strong> riesgo de ser fusi<strong>la</strong>da». Prefirió<br />

llevarme al antiguo Pa<strong>la</strong>cio Real, donde un guardia piadoso nos acogió y nos<br />

dejó <strong>la</strong> antigua Sa<strong>la</strong> d<strong>el</strong> Trono.<br />

De hecho, yo me sentía como <strong>la</strong> Virgen que para dar a luz al Niño Jesús se<br />

refugia junto a José en <strong>el</strong> pesebre d<strong>el</strong> asno y d<strong>el</strong> buey. Pero a un hombre y a una<br />

mujer no casados entre sí, <strong>el</strong> Corán les prohíbe estar en <strong>la</strong> misma estancia con <strong>la</strong><br />

puerta cerrada y, hete aquí, que de pronto <strong>la</strong> puerta se abrió. El mulá dedicado al<br />

control de <strong>la</strong> moralidad irrumpió gritando «vergüenza, vergüenza, pecado,<br />

pecado». Y, para él, sólo había una forma de no terminar fusi<strong>la</strong>dos: casarnos.<br />

Firmar <strong>el</strong> acta de matrimonio que <strong>el</strong> mulá nos restregaba en <strong>la</strong>s narices.<br />

El problema era que <strong>el</strong> intérprete tenía una mujer españo<strong>la</strong>, una tal Consu<strong>el</strong>o,<br />

que no estaba dispuesta en absoluto a aceptar <strong>la</strong> poligamia y, además, yo no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!