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1 - Ministerio A la Luz de la Biblia

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Página 34 La Voz <strong>de</strong>l Heraldo<br />

... Continuación<br />

Hace dos mil años, el mundo era extremadamente <strong>de</strong>pravado. Ese fue el tiempo <strong>de</strong> Jesús en esta tierra.<br />

Eso no es todo:<br />

Quinto paso (versículo 8): “hal<strong>la</strong>do en <strong>la</strong> condición como hombre, se humilló a sí mismo”. Podría, al<br />

menos, haber nacido en el pa<strong>la</strong>cio <strong>de</strong> César, o en el pa<strong>la</strong>cio <strong>de</strong>l sumo sacerdote, en Jerusalem. Suelo preguntar<br />

al auditorio: ¿Hay alguien aquí...? -por favor, que levante su mano y se sienta orgulloso- ¿... hay<br />

alguien aquí que haya nacido en un establo, entre gallinas, vacas y ovejas? No veo ninguna mano.<br />

Un hombre levantó <strong>la</strong> suya en Kenya. Dijo: sí, yo nací en un establo, entre gallinas, vacas y ovejas. Y no<br />

creáis que fue como en los bellos cuadros <strong>de</strong>l pesebre que los pintores suelen ofrecernos. No fue así.<br />

No era el 25 <strong>de</strong> diciembre. Era a finales <strong>de</strong> verano, o quizá a principio <strong>de</strong> otoño. Debía haber moscas por<br />

todos los sitios: en los ojos <strong>de</strong>l bebé Jesús, en su nariz, en su boca... Cuando creció, su madre le dijo: estuviste<br />

a punto <strong>de</strong> morir cuando eras bebé. Dios te salvó <strong>la</strong> vida. El salmo 22 nos hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> eso. “Se<br />

humilló a sí mismo”. No se acaba ahí.<br />

Sexto paso: “hecho obediente hasta <strong>la</strong> muerte”. El único ser humano que jamás haya sido obediente hasta<br />

<strong>la</strong> muerte, es Jesús. No sólo eso:<br />

séptimo paso: “y muerte <strong>de</strong> cruz”. Sólo tenemos unos minutos para esto. Creo que lo anterior constituye<br />

un bosquejo <strong>de</strong>l sermón favorito <strong>de</strong> Pablo. Se <strong>de</strong>leitaba en <strong>de</strong>tenerse en esos siete pasos. Pasaba horas en<br />

ellos, hasta que sus oyentes olvidaban quiénes eran y <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> venían, y veían <strong>la</strong> cruz <strong>de</strong> Cristo. Veían a<br />

Cristo crucificado por ellos.<br />

¿En qué consiste <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> cruz? Diréis: Sí, ya sé, llevar una corona <strong>de</strong> espinas en <strong>la</strong> cabeza, estar<br />

<strong>de</strong>snudo, con los pies y <strong>la</strong>s manos c<strong>la</strong>vadas a <strong>la</strong> cruz, sufrir <strong>la</strong> bur<strong>la</strong> <strong>de</strong> todos... eso es <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> cruz.<br />

No... eso no es lo peor. Eso no es <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> cruz. No podéis enten<strong>de</strong>r en qué consiste, a menos que<br />

comprendáis Gá<strong>la</strong>tas capítulo 3, versículo 13.<br />

En <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> cruz había algo mucho más trascen<strong>de</strong>nte. Lo vamos a leer:<br />

Cristo nos redimió <strong>de</strong> <strong>la</strong> maldición <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley, hecho por nosotros maldición; porque está escrito: [y ahora<br />

está citando <strong>de</strong> Deuteronomio 21:22 y 23] Maldito cualquiera que es colgado en ma<strong>de</strong>ro”. Lo que dijo<br />

Moisés fue: “Todo aquel al que se cuelga en un ma<strong>de</strong>ro, es maldito <strong>de</strong> Dios”.<br />

Y ¿qué significa eso? Bien, en pocas pa<strong>la</strong>bras significa esto: Si eres un criminal y el tribunal te ha <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado<br />

culpable, y el juez te dice: “te sentencio a morir apedreado”, pue<strong>de</strong>s sentirte muy feliz y agra<strong>de</strong>cido,<br />

porque pue<strong>de</strong>s volver a tu celda, arrodil<strong>la</strong>rte y orar: “¡Oh Dios <strong>de</strong>l cielo, ten misericordia <strong>de</strong> mí, perdona<br />

mi crimen y mis pecados, y acuérdate <strong>de</strong> mí en <strong>la</strong> resurrección!” Y Dios, en su gracia, oirá tu oración.<br />

No soy yo quien dice eso, fue Moisés quien lo dijo. Pero si el juez dice: “te sentencio a morir colgado <strong>de</strong><br />

un ma<strong>de</strong>ro”, estás perdido. No pue<strong>de</strong>s orar. Dios no te oirá. Dios te ha <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado maldito. Vas a morir en<br />

<strong>la</strong> <strong>de</strong>sesperación, tu muerte será sin esperanza. Eso es lo que dijo Moisés. Y por favor, nadie suponga<br />

que Jesús creía <strong>de</strong> otro modo, porque Pablo dice que fue hecho maldición por nosotros.<br />

Sintió esa maldición <strong>de</strong> Dios ardiendo en cada célu<strong>la</strong> <strong>de</strong> su ser. Nadie pue<strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r en profundidad<br />

lo que sucedió en esa cruz, excepto los adventistas <strong>de</strong>l séptimo día. No porque sean ni siquiera un uno<br />

por ciento mejores que los <strong>de</strong>más (no lo son), sino porque suce<strong>de</strong>, por <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios, que los

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