Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
52+53+54+55+56+57 10224209 21:9 Página 5<br />
N<br />
EL ENFERMO DESPÓTICO<br />
o es extraño en la convalecencia de<br />
bastantes enfermos la aparición de<br />
reacciones, dichos, o usos, que encajarían<br />
dentro de las acepciones que da el<br />
Diccionario de la Real Academia de la<br />
Lengua para el término déspota, a saber:<br />
Soberano que gobierna sin sujeción a ley<br />
alguna.<br />
Persona que trata con dureza a sus subordinados<br />
En el trato cotidiano con diversos enfermos en<br />
situaciones agudas o crónicas, nos encontramos<br />
con demasiados ejemplos que claramente<br />
se identifican con las dos acepciones anteriormente<br />
citadas, tanto por el lado del maltrato,<br />
como del desorden o descontrol: peticiones<br />
exageradas, baja tolerancia a los errores<br />
o ausencias, recriminaciones violentas en<br />
cantidad y calidad,… y así un largo etcétera<br />
de daño y descontrol dirigido a familiares,<br />
amigos, cuidadores y personal sanitario y de<br />
atención. Todos estos fenómenos alteran y<br />
crean ciertas relaciones, que en demasiadas<br />
ocasiones, implican el sometimiento servil y<br />
humillado de aquellos que están cerca del<br />
enfermo, lo que tiene efectos de rebote, pues<br />
pueden sentir mucha culpa, ira o desesperación,<br />
lo cual lleva a efectos de distanciamiento,<br />
e incluso de descuido del enfermo.<br />
Las causas de esta situación son muy variadas.<br />
Van desde la angustia en que muchos enfermos<br />
se ven abocados, por el destino mortal<br />
de su situación, o al menos de las repercusiones<br />
de su enfermedad. La angustia no suele<br />
ser un buen rector de las relaciones humanas,<br />
y por un lado las llena de tensión, y por otro<br />
lado las desordena, ya que genera pretensiones<br />
de comportamiento, y resultados, que no<br />
suelen ser los habituales en la vida normal.<br />
La sensación de incapacidad coyuntural o<br />
definitiva en la que se ven, o creen ver. Es<br />
cierto que la enfermedad puede limitar y a<br />
veces limita de forma significativa las capaci-<br />
dades corrientes de los enfermos, pero exceptuando<br />
algunas situaciones extremas, no suelen<br />
ser definitivas ni limitan todas las acciones<br />
del mismo.<br />
El abuso y la pereza. La postración producida<br />
por la enfermedad favorece en demasiadas<br />
ocasiones la pretensión de poner al entorno<br />
del enfermo al servicio del mismo, confundiendo<br />
en numerosas ocasiones, la minusvalía<br />
producida por la enfermedad, con la incapacidad<br />
absoluta. Poner a los demás al servicio<br />
de uno, y convertirlos en meros instrumentos<br />
de sus necesidades y caprichos, es una<br />
tentación en la que demasiados enfermos<br />
caen, y arrastran o pretenden arrastrar a su<br />
entorno. Un corolario terrible de esta situación<br />
es la de aquellas personas, que se acogen<br />
al estatus de enfermo, por los beneficios<br />
que obtienen, y que desgracian la vida de su<br />
entorno a veces de forma totalmente desoladora.<br />
No se puede olvidar la imagen degradada<br />
que en muchos enfermos se crea, de forma<br />
realista o imaginaria, por la que la consideración<br />
personal baja estrepitosamente, y que<br />
lleva a tales situaciones de desolación, que<br />
en algunas ocasiones tiene un efecto reactivo,<br />
situándose en posiciones de poder y mando,<br />
más como un refuerzo yoico, por el que se<br />
pretende retomar el valor propio, aunque sea<br />
por el lado del sometimiento del entorno.<br />
Esta situación queda representada por el<br />
cuento del anciano, que para vivir se colgaba<br />
a la espalda de un humano, y le obligaba a<br />
seguir sus directrices, hasta que lo mataba, y<br />
luego se buscaba otro, para llevarle y alimentarle.<br />
Sé que esta imagen resulta muy dura<br />
para representar ciertas situaciones de enfermedad,<br />
pero es demasiado habitual el uso de<br />
esta metáfora por parte del entorno del<br />
paciente, que siente que el enfermo se convierte<br />
en un rector apremiante y caprichoso<br />
de la vida de los demás, y dónde las necesidades<br />
y decisiones de su entorno pierden<br />
todo interés y valor.<br />
De ahí que la desesperación, por considerar<br />
que nada sirve para desmontar esta situación,<br />
la rabia, por sentirse manejados y maltratados,<br />
y la culpa, pues todo esto se enfrenta<br />
a sentimientos afectuosos previos y también<br />
a vínculos poderosos como son los filiales, de<br />
pareja, fraternales e incluso los paternales,<br />
pues estas situaciones pueden venir desde<br />
padres, parejas, hermanos e incluso hijos. Se<br />
debe subrayar el papel de la culpa, en cuanto<br />
uno de los sentimientos más petrificadores,<br />
y más alienantes, pues lleva al sometimiento<br />
en el momento, pero luego provoca tremendos<br />
autoreproches, por haberse dejado estafar,<br />
engañar y humillar.<br />
En numerosas ocasiones, las personas del<br />
entorno del enfermo, nos hablan de un sentimiento<br />
de incomprensión y desorientación,<br />
pues se ven haciendo cosas y sufriendo sentimientos<br />
que no tienen nada que ver con su<br />
imagen personal, ni con su historia. En esta<br />
línea, relatan cómo se ven haciendo cosas,<br />
que jamás pensaron que serían capaces de<br />
hacer, y que incluso van contra sus principios,<br />
y sintiendo desconcierto, inquietud e incluso<br />
rabia u odio, por personas con las que les<br />
unía poderosos vínculos de cariño y respeto.<br />
Estas situaciones tienen varios tipos de víctimas.<br />
Por simplificar, podríamos hablar de dos<br />
grandes grupos. Los que resultan alienados,<br />
sometidos, vaciados de sí mismos, y que pueden<br />
quedar gravemente afectados por una<br />
especie de depresión vital.<br />
El otro gran grupo es el que se consume en la<br />
rabia y la culpa, que ésta genera, para poder<br />
defenderse, y que quedan ante la vida como<br />
culpables de algo que no hicieron, y además<br />
en una perpetua lucha por justificar sus acciones<br />
y decisiones.<br />
El dolor y sufrimiento que todo esto produce<br />
merece ser señalado primero, como algo no<br />
normal, que puede hacer mucho daño tanto<br />
al enfermo, como a aquellos que le rodean, y<br />
que con buena orientación, puede ser mitigado,<br />
e incluso hacerlo desaparecer.●<br />
José María Sánchez Pardo<br />
Psicólogo<br />
RED SOCIAL<br />
Asociación para la orientación y tratamiento<br />
de conflictos personales y sociales<br />
Orientación y consulta sobre:<br />
Problemas personales:<br />
Ansiedad<br />
Depresión<br />
Relaciones Interpersonales<br />
Soledad<br />
Conflictos de pareja<br />
Dificultades sexuales<br />
Conflictos familiares<br />
CONFERENCIAS SEMANALES GRATUITAS<br />
ALQUILER DE SALAS- BARRIO SALAMANCA<br />
INFORMACIÓN 91 402 72 60<br />
espacio HUMANO<br />
55