3) La actitud del jurdano ante la vivienda; (70 Kb) - Paseo Virtual por ...

constatado la valoración de la casa solariega que se hereda y, cuando es
posible, permanece proindiviso - para probarlo no es necesario recurrir a
la tradición arisiocrática. Pero existe también otra España que no valora
en absoluto la casa de los progenitores como herencia simbólica 17 . Es la
España que parte escrupulosamente el «capital» y la «hacienda»,
llegando, caso de Las Hurdes, a partir entre los cuatro hijos un cerezo, no
porque no haya otros, sino porque ese cerezo es más temprano o más
tardio que las demás (el caso se da y se dió en el pasado, aunque haya
sido raro). El valor fundamental es el de la igualdad y, en este caso, la
propiedad inmobiliaria -la casa- no puede ser valorada ideológicamente.
Ese es el hecho signficativo : la pareja hurdana posee y ha poseido
siempre su casa más pronto o más tarde; los recien casados no
permanecen en la casa de los padres más de un año y valoran no estar
sujeios a ellos : «cada cual a lo suyo». Y este lema tiene una fuerza
dificilmente superable.
Así pues, de hecho, el hurdano no valora la casa en sí,
materialmenie, sino como elemento de su propia independencia. No es
algo trascendente, solo algo que se construye, que se habita y puede
venderse cuando sea preciso. La vivienda no tiene, por así decir, «gracia»
propia, sino el valor del propio dueño. De ahí que algunos hayan podido
deducir que el hurdano no se interesaba por su propia casa. Sí, se
interesa, pero como signo de madurez, autosuficiencia y, al fin y al cabo,
de «varonía». Uno no será auténtico vecino si no está, al mismo tiempo,
casado y es dueño de su vivienda. Y, claro es, eso vale para toda España.
Lo que el hurdano no tiene es apego a su vivienda, exactamenie,
porque la casa no se hereda sino como elemento del «capital». Un padre
ha de esforzarse por dejar a cada hijo una casa, lo cual es la prueba final
de lo que se ha dicho hasta ahora : vivienda como elemento físico o de
poder individual, que cada generación ha de configurar, no casa como
valor en sí. Desde hace unos años (que coinciden más con el desarrollo de
la emigración interior y exterior que con el Plan de Desarrollo Integral),
un cabeza de familia puede y debe más exactamente, mudar de casa
varias veces en su vida.
Claro está, para los hurdanos la vivienda del pasado tiene que
desaparecer 18 . No quieren habitar en sus viejas viviendas porque en el
17 Sistematizar las relaciones estructurales entre estas dos tradiciones no es con facil
(Pitt-Rivers, J., Antropología del honor).
18 Y, de forma complementaria, se valora mantener muestras del pasado, como la
esperan los que piensan en un museo hurdano a instalar en un conjunto de «viviendas
características» o ls que proponen la protección legal paisajística de una alquería hurdana
entera (Adelpha).
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