13.05.2013 Views

Antología de la producción literaria de 1940 a 1970 - Portal ...

Antología de la producción literaria de 1940 a 1970 - Portal ...

Antología de la producción literaria de 1940 a 1970 - Portal ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

-Patrón -dijo el viejo-, tenemos <strong>de</strong> precisión que dir a México, porque <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>ntrar tempranito, mañana lunes,<br />

al trabajo.<br />

¿Acaso me olvidé? ¿No dije al comienzo que aquel<strong>la</strong> noche <strong>de</strong> marzo, cuando regresaba a reponer <strong>la</strong>s fuerzas con<br />

mi paseo <strong>de</strong> fin <strong>de</strong> semana, era <strong>la</strong> <strong>de</strong> un domingo? Creo que sí, ¿o no?<br />

A <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l viejo, ardido yo por el miedo que me habían hecho pasar y animado <strong>de</strong> un puntilloso, muy lógico,<br />

<strong>de</strong>seo <strong>de</strong> venganza, modulé ciertos ruiditos <strong>de</strong> chistante <strong>de</strong>sdén al par que meneaba <strong>de</strong> igual manera <strong>de</strong><br />

significación negativa <strong>la</strong> cabeza.<br />

-Se nos hizo tar<strong>de</strong>, jefe -agregó uno <strong>de</strong> los otros indios-.<br />

Era bueno tomarse tiempo <strong>de</strong> pensar, a <strong>la</strong> vez que atormentarlos un poco, y así, yo ni aceptaba ni <strong>de</strong>cidían negarme<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra.<br />

-Por favor, patrón, como ya no pasan los camiones. . . y como usted lleva nuestro mismo rumbo.<br />

-Intervino el más joven:<br />

-Sólo semos albañiles...- y sonrió, inocente, o malicioso en alusión ve<strong>la</strong>da.<br />

Observé su vista socarrona en un rostro <strong>de</strong>masiado perspicaz, y tan c<strong>la</strong>ro fue para mí lo que insinuaba, que<br />

negarme sería como <strong>de</strong>mostrar señales <strong>de</strong> aquel miedo y rebajarme. ¡Y esto no!<br />

-¡Acomó<strong>de</strong>nse uste<strong>de</strong>s tres en el asiento <strong>de</strong> atrás! -dispuse-.<br />

Tú, viejo, ven a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte conmigo.<br />

Al punto apagaron <strong>la</strong>s linternas, y a <strong>la</strong> carrera cumplieron mis ór<strong>de</strong>nes.<br />

No cesaba <strong>la</strong> llovizna.<br />

Libré <strong>de</strong>l freno a mi automóvil, aceleré y seguí <strong>la</strong> marcha.<br />

Los <strong>de</strong> atrás sólo dijeron unas cuatro frases; recuerdo bien:<br />

-¿Cómo estará Usebita?<br />

-Pos ya ves.<br />

-Tan bonita.<br />

-Tan luciditos sus siete años<br />

Y en a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte se pertrecharon en un mutismo empecinado. Nada <strong>de</strong> una risa, ni <strong>la</strong> menor muestra <strong>de</strong><br />

expansión, <strong>de</strong> franqueza propia <strong>de</strong> habitantes <strong>de</strong> otras tierras, sino el mutismo ése que impone zozobras,<br />

<strong>de</strong>sconfianzas, sospechas, o doblega, <strong>de</strong>prime, ap<strong>la</strong>sta el ánimo. A<strong>de</strong>más <strong>la</strong> obscuridad al filo <strong>de</strong><br />

continuos precipicios... <strong>la</strong>s circunstancias... esa tenaz llovizna fúnebre y hasta <strong>la</strong>s linternas, cuya visión,<br />

con sus opacas luces agitándose en <strong>la</strong> bruma, estaba todavía en mi retina...<br />

De lejos, ya el aliento <strong>de</strong>l viejo <strong>de</strong>spedía tufos <strong>de</strong> un alcohol tan malo que sentí, ahora <strong>de</strong> cerca, al volver<br />

<strong>la</strong> cara y hab<strong>la</strong>rme, un asco insoportable. "¡Indio borracho!"<br />

-Esta agüita no entrará ni siquiera cuatro <strong>de</strong>dos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra, ¿verdad, patrón?<br />

-¡Ujú! respondí, conteniendo el resuello.<br />

Tras breve silencio, insistió:<br />

-Ni dos <strong>de</strong>dos, ni dos <strong>de</strong>dos, ¿no cree, patrón?<br />

-Sí, c<strong>la</strong>ro- dije. Había que armarse <strong>de</strong> paciencia.<br />

Otro intervalo, y lo mismo:<br />

-Ni tantito así, ¿eh, patroncito?<br />

Y luego, a cada rato:<br />

-Pos ni tantito, ni tantito pue<strong>de</strong> ser... ¿verdad, señor?<br />

Corría el coche a toda su marcha y volví a sentir miedo. ¡Esas cosas <strong>de</strong>l instinto! Ya se sabe lo que son los<br />

indios con su lenguaje <strong>de</strong> retruécanos, y con <strong>la</strong> misma cantine<strong>la</strong> ¿qué querría <strong>de</strong>cir éste, o dar a enten<strong>de</strong>r<br />

a los otros, que continuaban c<strong>la</strong>vados, fijos, en su mutismo empecinado? ¡Si fuesen <strong>de</strong> veras piedras,<br />

inofensivas piedras... pero eran seres humanos! Por cierto que aún lloviznaba y <strong>la</strong> carretera estaba<br />

<strong>de</strong>sierta, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un negror frío <strong>de</strong> nieb<strong>la</strong> espesa.<br />

Mis temores venían a ráfagas; mas lograba disiparlos el pensamiento en <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong> mi revólver.<br />

-Ni dos <strong>de</strong>dos, ¿eh, jefe?<br />

-¡Ajá!<br />

-Ni uno...<br />

-¡Ujú!<br />

Y persistía:<br />

-Ni siquiera uno... Ni siquiera un <strong>de</strong>do, ni tanto así...<br />

-C<strong>la</strong>ro.<br />

-Porque esta agüita sólo <strong>la</strong> manda Dios para refrescar <strong>la</strong>s siembritas...<br />

-Naturalmente.<br />

-Para refrescar <strong>la</strong>s siembritas y no para que entre mucho en <strong>la</strong> tierra... ¿verdad?<br />

Verdad.<br />

-¿Verdad? ¿Verdad que sí, patrón?<br />

De pronto el motor <strong>de</strong>l automóvil empezó a <strong>de</strong>mostrar síntomas <strong>de</strong> haberse calentado en exceso.<br />

En cuanto llegamos al primer pueblo, paré y dije a los hombres lo que pasaba.<br />

El viejo se ofreció para ir a una tienda próxima a traer una cubeta <strong>de</strong> agua.<br />

Y entonces, mientras una luz fuerte <strong>de</strong>stacaba su lejana figura frente al marco <strong>de</strong> <strong>la</strong> tienda, el más joven<br />

<strong>de</strong> los tres que se quedaron, acercó su rostro a mis espaldas y dijo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> atrás:<br />

30

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!